CITA
"Ha llegado el momento de buscar un acuerdo realista para el Sáhara"
Atribuye su nuevo cargo a la confianza que tiene en ella Rodríguez Zapatero.
Espera que Marruecos y el Polisario busquen una solución para el Sáhara y es optimista sobre la cumbre de la Unión por el Mediterráneo en Barcelona.
MIGUEL GONZÁLEZ
Madrid
EL PAÍS
España
30-10-2010 Trinidad Jiménez (Málaga, 1962) se ha subido al despacho de ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, en la planta 13 del complejo madrileño Torres Ágora, como a un tren en marcha. El lunes se estrenó en Luxemburgo, discutiendo con sus colegas de la UE la política hacia Cuba, y ayer, pocas horas después de recibir a EL PAÍS, voló a Argentina para asistir al funeral de Néstor Kirchner. Contesta segura y sin papeles, como si nunca se hubiera ido de una casa donde fue secretaria de Estado para Iberoamérica de 2006 a 2009; como si no hubiera pasado el último año y medio bregando con la gripe A o la ley antitabaco y los tres últimos meses disputando la batalla por la candidatura socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, de la que salió derrotada, aunque sin rasguños aparentes.
Pregunta. Si hubiese ganado a Tomás Gómez, hoy no estaría aquí. ¿No hay mal que por bien no venga?
Respuesta. Es verdad que en política no siempre he elegido lo que más me apetece, sino lo que creía que podía ser más útil. Cuando me presenté a las primarias lo hice para ganar. No me hice ningún otro planteamiento, porque tenía que concentrar todo mi esfuerzo en ese objetivo. Lo que no puedo negar es que ser ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación es un gran privilegio, y además una gran responsabilidad.
P. Su nombramiento se ha interpretado como una forma de recompensar su lealtad.
R. Cuando el presidente me llamó, me dijo: "Si no estuviera completamente seguro de que vas a hacer un gran trabajo, nunca te nombraría". Supongo que el principal factor es la confianza en la tarea que pueda desarrollar, pero tampoco entiendo que pueda considerarse un demérito en política ser leal. En un Gobierno y en un partido la lealtad es un factor fundamental.
P. ¿Está superada la Posición Común de la UE sobre Cuba o sigue plenamente vigente?
R. El hecho de que los 27 países hayamos decidido otorgar un mandato a la Alta Representante [Catherine Ashton] para que inicie conversaciones con el Gobierno cubano tiene enorme trascendencia. Es un dato que va más allá de la formalidad de si se mantiene o no la posición.
P. El canciller cubano ha replicado con desdén: "Que no sueñe Europa en normalizar relaciones mientras haya Posición Común".
R. Su pretensión era la derogación de la Posición Común. Como no se logró esa formalidad, mantienen cierto escepticismo. En diplomacia es muy difícil lograr las cosas en un solo paso.
P. ¿Se atreve a poner fecha de caducidad a la Posición Común?
R. Para mí ya ni siquiera cuenta. Desde el momento en que Ashton empiece a negociar, la Posición Común queda en suspenso, congelada. Vamos a ver hasta donde se llega...
P. Cuba ha liberado a 42 presos, pero siguen entre rejas quienes se niegan a venir a España.
R. Hemos defendido que los excarcelados puedan quedarse en Cuba. Y también que quienes han venido a España tengan posibilidad de volver. Por eso es muy importante que conserven sus casas y propiedades.
P. Demostrar que no se cambia cárcel por exilio convencería a los países más escépticos...
R. Todos los países reconocen que algo se está moviendo en La Habana. Todos. Con independencia de que unos crean que el movimiento es más intenso y otros lo consideren un gesto menor. La UE está a la expectativa para ver cuál será el siguiente paso. Igual que La Habana.
P. ¿Extraditará Venezuela al etarra Arturo Cubillas?
R. El Consejo de Ministros ha decidido tramitar su extradición, a petición de la Audiencia Nacional. Veremos cómo reacciona el Gobierno de Caracas. Cubillas tiene la nacionalidad venezolana, por lo que se podría denegar su extradición pero, en virtud del acuerdo bilateral, debería responder de las acusaciones en Venezuela. A partir de ahora, el tema ya no está en manos de la política, sino de la Justicia.
P. Lo que sí está en manos de la política es mantenerlo o no en un cargo de confianza en el Gobierno de Chávez.
R. Estamos trabajando con todos los Gobiernos para que colaboren activamente en la lucha contra ETA. Con Venezuela también. Ya ha habido resultados y vamos a seguir trabajando. Creo que lo más eficaz es mantener una actitud de diálogo permanente, desde el respeto.
P. Moratinos citó el conflicto del Sáhara como un asunto que dejaba pendiente. ¿Vale la pena enfrascarse en él?
R. Hay que intentarlo. Es verdad que hemos suscrito todas las resoluciones de la ONU que hablan del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui pero, para que se haga realidad, tiene que haber un acuerdo entre las partes. Nosotros podemos ayudar, pero ya ha llegado el momento de que las partes se sienten y busquen una solución realista. ¿Cómo se satisface ese derecho? Eso deben decidirlo Marruecos y el Frente Polisario. Me alegro de que hayan decidido mantener conversaciones en Nueva York la próxima semana.
P. ¿España ve bien el plan marroquí de autonomía?
R. España verá bien lo que sea fruto del acuerdo entre las dos partes.
P. La muerte de un adolescente por disparos de la Gendarmería marroquí ha elevado la tensión en la acampada de protesta saharaui cerca de El Aaiún.
R. Hablé con mi homólogo marroquí [Taieb Fassi-Fihri] porque me llamó para felicitarme. Me explicó en qué circunstancias se produjo la muerte de este joven y me dijo que el máximo interés de Marruecos era mantener un diálogo con quienes están en el campamento para evitar un estallido de violencia. Creo que ese diálogo ha dado sus frutos y espero que se pueda hallar una solución.
P. ¿Condena usted lo sucedido?
R. Claro que lamentamos, y así se lo dije al ministro, la muerte de este joven, pero el propio Fassi-Fihri me dijo que iba a ser objeto de una investigación y, hasta que concluya, una mínima prudencia debe imperar a la hora de manifestarme, sobre todo cuando me dio todo tipo de explicaciones sin que yo se las pidiera.
P. ¿Le contó Moratinos cuál fue la causa de la crisis de Melilla durante el pasado verano?
R. Para mí está claro que fue un incidente fronterizo. España y Marruecos mantenemos posiciones muy diferentes sobre Ceuta y Melilla. Para nosotros no hay ninguna duda sobre la soberanía. No es un asunto que forme parte siquiera de nuestras conversaciones bilaterales. Cada uno conoce la posición del otro.
P. ¿Se celebrará finalmente la cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UPM), prevista en Barcelona el 21 de noviembre?
R. Espero que sí. Una vez que hemos logrado elegir secretario, encontrar sede... posponer de nuevo la reunión podría interpretarse como que la Unión por el Mediterráneo no consigue arrancar. Es muy importante el conflicto entre israelíes y palestinos y es verdad que la UPM se creó en parte para que los países de la región arropen el proceso de diálogo, pero deberíamos evitar que la política euromediterránea esté condicionada exclusivamente por este asunto. Creo que todos los países, incluidos israelíes y palestinos, estamos buscando una excusa para poder reunirnos. Espero que de aquí al día 21 podamos tener alguna señal positiva.
P. ¿Vendrá Obama?
R. Indudablemente sería un elemento muy positivo, pero aún no podemos aventurar la presencia del presidente Obama.
P. Usted ha llegado a un ministerio cuya cúpula renovó su predecesor en los últimos tres meses. ¿Planea hacer cambios?
R. En función del análisis que haga sobre cuáles son los elementos en los que me gustaría poner mayor énfasis, con el objetivo de reforzar determinadas lineas de trabajo, tomaré las decisiones que tenga que tomar. Pero no voy a tomar una decisión sin un análisis previo.http://www.elpais.com/articulo/espana/Ha/l...elpepinac_6/TesCITA(Julian Navascues @ Dec 7 2008, 11:58 AM)

Política exterior de España 1987-1990
Francisco Fernández Ordóñez
Política Exterior
POLITICA EXTERIOR, núm. 1
Invierno 1987
El jefe de la diplomacia española abre este primer número de POLÍTICA EXTERIOR con unas declaraciones en las que resume las líneas generales de la actividad de su Ministerio en el curso de la presente legislatura. El señor Fernández Ordóñez analiza la participación de España en la Comunidad Europea y en la Alianza Atlántica, el papel español en Iberoamérica y sus responsabilidades en el área del Mediterráneo. El ministro aborda también otros problemas, entre ellos la reforma del Servicio Exterior y el papel de los profesionales en la carrera diplomática.
–Señor ministro: ¿Cuales son, a su juicio, en el caso de España, las claves de continuidad en que generalmente las naciones occidentales basan su política exterior por encima de las opciones de partido? ¿Dónde y en qué materias sitúa usted esas claves en este final de 1986?
–A mi juicio, las claves de continuidad a que la pregunta se refiere, y que yo llamaré “referencias estables de la política exterior española”, están muy claras. Espero que no sea sólo a mi juicio, pues si éste no es ampliamente compartido desde otros puntos de vista políticos, estas referencias no serían tan estables. Pero no creo equivocarme citando las siguientes:
Primero: La presencia y participación de España en la vida política europea, y especialmente en la Europa de los Doce. El acceso a las Comunidades ha sido durante muchos años un objetivo compartido por todas las fuerzas políticas y por el pueblo español. La adhesión a las Comunidades fue unánimemente ratificada por ambas Cámaras. Igualmente pienso que, por encima de opciones de partido, todos los españoles coincidimos ahora en reconocer, como una de las grandes tareas de nuestra política exterior, que nuestro país esté presente y participe intensamente en la tarea de la construcción europea.
Segundo: Iberoamérica es sin duda otro de los puntos cardinales de nuestra acción exterior. A salvo los acentos políticos y las siempre discutibles iniciativas de cada día, creo que ir dando entidad a la idea de una comunidad iberoamericana de naciones, basada en la lengua, la cultura y otros valores comunes, es un gran objetivo de España en el mundo.
Tercero: Como país mediterráneo que somos, no podemos sustraernos a la evolución de esta conflictiva área que puede afectar a la integridad territorial, la seguridad, la proyección económica y cultural de España y las tradicionales relaciones de amistad que nos unen a las naciones árabes. Así pues, una acción española orientada a que el Mediterráneo deje de ser un centro de conflictos y se convierta en un marco de cooperación entre los países ribereños me parece que es otra de las claves de continuidad de la política exterior de España.
En cuarto lugar, es evidente que España, como cualquier otro país, debe tratar con su política exterior de garantizar su seguridad y contribuir a la paz mundial. Una política de paz y seguridad basada en un amplio respaldo y desarrollada con continuidad es el norte de toda política exterior. Si se considera la cuestión con serenidad y visión de Estado, creo que, tras el referéndum, España ha establecido una base muy sólida en este sentido y que, por encima de las opciones de partidos, todos podemos y debemos coincidir en desarrollarla sistemática y rigurosamente.
- Dentro del, cuadro de general solidaridad que comporta nuestra doble pertenencia a la OTAN y a la Comunidad Europea ¿cuáles son hoy los aspectos diferenciales de la política exterior española? ¿Qué bazas concretas jugará España en el proceso de la construcción europea trazado por el Acta Única de diciembre del año pasado?
La verdad es que en foros como la OTAN y las Comunidades Europeas las diferencias y las coincidencias se plasman a diario. Son foros de discusión y negociación permanente en los que hay que armonizar intereses nacionales de los aliados y de los socios y los objetivos generales de estas organizaciones.
Ahora bien, es cierto que algunos rasgos propios de España caracterizan nuestra posición. Por ejemplo, el perfil de actuación de España en la OTAN no puede dejar de reflejar cosas como las siguientes: la geografía nos sitúa en una posición alejada de lo que suele llamarse el “arco de vanguardia”; la Historia nos ha hecho ingresar en la OTAN muchos años después de que su estructura de mandos estuviese establecida; el tema de la soberanía de Gibraltar nos diferencia netamente de algún aliado, como el Reino Unido. Todo esto tiene su reflejo en nuestro modelo de participación en la Alianza Atlántica. Por otra parte, España es un país no nuclear y que no admite armas nucleares en su territorio, así como un país que promueve la distensión, fomenta la confianza e impulsa el desarme. Estas características nos dan un aspecto diferencial, aunque compartido con otros aliados europeos.
Por lo que se refiere a las Comunidades Europeas, y en concreto al Acta Única, la “baza” de España consiste en vincular el desarrollo del mercado interior con el fortalecimiento de la cooperación social y económica de Europa. Esto significa que trabajamos por una Europa que además de un mercado común sea también –como ha venido siendo– un ámbito de justicia y progreso social. En particular somos una nación muy afectada y preocupada por el paro, y esto nos lleva a respaldar las iniciativas tendentes al establecimiento de una política europea para fomentar el empleo.
- Con la vista puesta en Iberoamérica ¿tiene España dentro de la CEE algún proyecto similar al que, también en el marco de la Comunidad Europea, ha realizado Francia con los países francófonos?
Efectivamente. Ya en el momento de nuestra adhesión a las Comunidades defendimos y conseguimos que se realizara una declaración común de intenciones relativa al desarrollo y la intensificación de las relaciones con América Latina.
Esta declaración no fue tan lejos como nos hubiese gustado, y por eso hemos insistido en la cuestión hasta conseguir que el Consejo Europeo de La Haya de junio de este año acordara emprender unos trabajos de índole política y económica para poner en aplicación las previsiones de la declaración común.
En la actualidad estos trabajos están en curso y, aunque quizá no con mucha rapidez, estamos seguros de que terminarán produciendo resultados prácticos en beneficio de Iberoamérica y también de Europa.
La fórmula no será probablemente la misma que rige los Acuerdos de Lomé con los países ACP (África, Caribe, Pacífico), pero es perfectamente posible encontrar fórmulas de cooperación mutuamente provechosas en el terreno comercial, respecto a inversiones y en el problema de la deuda.
La voluntad española en este sentido es clara y, lo que es más importante, reconocida y apreciada por los países iberoamericanos. Fruto de ello ha sido el establecimiento de un esquema de consultas informales entre los embajadores acreditados en Bruselas, así como la decisión de convocar para el próximo año en Buenos Aires una reunión de ministros iberoamericanos, España y Portugal incluidos, con el fin de examinar en profundidad el futuro de las relaciones entre Europa y América Latina.
Por otro lado, y en el terreno directamente político, es notorio el esfuerzo que viene realizando España en el seno de las Comunidades a través de la Cooperación Política Europea para lograr el respaldo de los Doce a los procesos de pacificación y democratización en América Latina.
- ¿Y cuál será el papel de España en la adaptación de la OTAN a los cambios surgidos tras el encuentro de Islandia en la relación Este-Oeste?
Quizás es un poco pronto para hablar de cambios en las relaciones Este-Oeste y de las adaptaciones de la OTAN a estos cambios. Pero creo que las declaraciones que realicé al día siguiente de la cumbre de Reikiavik señalan las direcciones en que actuará España.
Dije entonces que Reikiavik había puesto de manifiesto la posibilidad –y subrayo “posibilidad”, pues es algo más que deseabilidad– de lograr drásticas reducciones en los arsenales nucleares, tesis que el Gobierno español viene manteniendo reiteradamente.
En segundo lugar señalé que España lamentaba que no se hubieran concretado en Reikiavik unos acuerdos en este sentido, que sin duda hubieran sido históricos. Añadiendo a renglón seguido que esperábamos que los “acuerdos potenciales” que allí se contemplaron permitirían importantes avances en las conversaciones de Ginebra, Viena y todos los foros relacionados con ellos.
Finalmente, a medida que pasa el tiempo me confirmo en la idea, también expresada entonces, de que la opinión pública hará notar su peso a favor de estos acuerdos.
Con más fuerza, el presidente González ha suscrito la idea de que “una mayor seguridad, especialmente en Europa, no puede frustrarse por un programa de investigación que posiblemente nunca llegue a ser realidad”.
- ¿Cree, señor ministro, que las relaciones Este-Oeste han experimentado una evolución positiva hacia un mejor entendimiento entre las dos superpotencias? ¿Podría hablarse de una vuelta a la distensión que vivió el mundo hacia los años setenta?
Yo diría que las relaciones entre las superpotencias atraviesan un momento decisivo. Está claro que hay un diálogo intenso y de fondo. Diálogo que de llegar a traducirse en acuerdos haría realidad cosas que hace sólo un par de años parecerían utópicas. Que exista este diálogo es muy positivo, y al mismo tiempo es evidente que no puede prolongarse sin límite y sin resultados. Por eso digo que vivimos un momento decisivo.
Si las superpotencias llegan a acuerdos de desarme como los que están barajando, no se trataría dé .una vuelta a la distensión de los setenta, sino de algo más sólido y profundo. En los setenta hubo distensión en los planos político y económico, pero no la hubo en el terreno militar, pues durante estos años prosiguió una acelerada carrera de armamentos. Si ahora se, corta esta carrera, se reducen los armamentos nucleares, se progresa por el camino de la adopción de medidas de confianza que ha abierto la Conferencia de Estocolmo y se activan las negociaciones de desarme convencional, así como los acuerdos en materia de derechos humanos, podemos llegar a una situación internacional más distendida y más cooperativa que en los años setenta.
–Según su percepción ¿podría considerarse razonable la sospecha de que la Unión Soviética trata de romper el entendimiento entre los aliados atlánticos separando a Europa de los Estados Unidos, haciendo concesiones importantes en el Viejo Continente?
–El tema es complejo y yo apuntaría tres consideraciones: Primera: La Unión Soviética aprovechará cualquier eventualidad para abrirse un campo de maniobra entre Estados Unidos y sus aliados de Europa occidental.
Segunda: No creo, sin embargo, que este sea el centro de gravedad de la política exterior soviética, pues los soviéticos saben que una Europa occidental más independiente de los Estados Unidos conllevaría también una Europa oriental menos dependiente de la propia Unión Soviética.
Tercera: Creo que los actuales dirigentes soviéticos tienen una visión del mundo algo menos marcada por la experiencia de la segunda guerra mundial que sus antecesores. Esto significa que no cabe descartar –yo no diría concesiones importantes– pero sí actitudes nuevas tanto hacia Alemania y el Viejo Continente como hacia Japón y los países del Pacífico. Ya veremos.
-¿Cómo cree que han quedado las relaciones entre los aliados europeos y Estados Unidos después de las conversaciones entre las dos superpotencias en Reikiavik del once y doce de octubre?
– Las relaciones interaliadas siguen como estaban. Lo que ha cambiado no es esto, sino el importante hecho de que las relaciones bilaterales entre las dos superpotencias atraviesan un momento que vuelvo a calificar de decisivo. Esto significa que dentro de la Alianza Atlántica los aliados europeos se encuentran también en un momento en el que manifestar con claridad y con firmeza su punto de vista sobre la mejor manera de resolver los intereses globales de la Alianza resulta también decisivo.
La reducción de fuerzas americanas en España es objetivo proclamado del Gobierno y decisión popular del electorado español. Pero, por otro lado, el actual convenio alcanza su plazo de expiración en mayo de 1988, es decir, dentro de año y medio.
- ¿Considera usted en esta circunstancia que la negociación para la reducción de las fuerzas americanas que operan en las actuales instalaciones de apoyo (IDAS) en virtud del convenio de 1983 podrá, separarse materialmente de las negociaciones para la renovación del, convenio en su totalidad y el establecimiento de otro nuevo convenio? En una palabra: ¿Estamos ante dos negociaciones separadas –reducción, renovación– por causas materiales o asistimos a un solo proceso diplomático sobre reducción en el marco del próximo convenio?
Es de agradecer la precisión terminológica de su pregunta. Trataré de contestarle en la misma forma. En estos momentos estamos ante uña única negociación referida a la reducción de la presencia militar norteamericana en España. No hay de momento ninguna negociación de renovación del convenio.
He aclarado en una comparecencia ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados que si en esta negociación de reducción se alcanzan los acuerdos básicos que supongan, como España plantea, una “reducción sustantiva” de personal e instalaciones, se podrán abrir a continuación las negociaciones de renovación del convenio y dar expresión jurídica concreta a la citada reducción en este marco.
Paralelamente, si las negociaciones dé reducción no dan los frutos apetecidos por España, las negociaciones de renovación del convenio podrían llegar a no tener lugar.
- ¿Es que dentro de la pretensión española de reducir de manera significativa el número, de militares norteamericanos en España y de IDAS afectará de alguna manera a Rota, o es que al contrario aceptamos Rota como intangible?
Lamento no poder exponer aquí con todo detalle la posición negociadora que ha planteado España. Usted comprenderá que la dinámica de la propia negociación lo hace imposible. Y además usted estará de acuerdo en que una negociación de esta naturaleza debe sustraerse a cualquier utilización demagógica. Negociamos con el más poderoso de nuestros aliados en tema sensible para los Estados Unidos, para la seguridad de Occidente, y un tema que es un imperativo político para España. Queremos que este tema encuentre una solución armoniosa y; desde luego, estamos dispuestos a impedir que sea utilizado con fines electorales o de simple agitación.
Dicho esto, le añadiré que no hay materias tangibles e intangibles. Hay intereses españoles y exigencias de la seguridad occidental, y armonizar ambos afecta de manera diferente a distintas IDAS (instalaciones de apoyo), ADUS (autorizaciones de uso) y parámetros de personal militar y civil.
- ¿Acaso el aumento de nuestros militares que representará la desaparición de militares americanos en diversos IDAS está previsto y estudiado en la planificación de los próximos presupuestos?
Las propuestas de reducción realizadas por España están concienzudamente estudiadas no sólo en su dimensión presupuestaria, sino en la de seguridad, que es mucho más compleja.
- Siendo España un país con escasa defensa aérea, si tomamos como comparación la mayoría de los países europeos, ¿se considera la reducción compatible con la garantía de nuestro nivel actual de seguridad?
Por supuesto que sí, no podría ser de otra forma: Debe tener usted en cuenta que la reducción no es la única iniciativa relacionada con nuestra seguridad. La entrada de España en la Alianza Atlántica ha situado ya la seguridad española a niveles superiores de los que tenía antes, y la política de cooperación militar que desarrollamos con Francia e Italia también actúa en esta dirección.
- ¿Podría realizar un balance global sobre los resultados actuales de los contactos hispano-británicos sobre la descolonización de Gibraltar? ¿Realmente ha progresado o decimos que estamos progresando?
La Declaración de Bruselas del 27 de noviembre de 1984 ha puesto en manos de España el instrumento más eficaz que haya tenido a su disposición hasta la fecha, ya que por primera vez desde Utrecht (1713), la parte británica se ha obligado a buscar una solución negociada a todas nuestras diferencias sobre Gibraltar, incluidas las cuestiones de soberanía.
El saldo neto de la política desarrollada en base a la Declaración de Bruselas arroja, en primer lugar, una clara mejoría de nuestras relaciones con el Reino Unido. Incluye también la consecución de logros como el pago de las pensiones actualizadas a los ex trabajadores españoles en Gibraltar, la derogación de normas gibraltareñas discriminatorias contra los intereses españoles, el incremento de las inversiones en un área deprimida como es el Campo de Gibraltar y la zona circunvecina, etcétera. Y, sobre todo, la apertura del proceso negociador sobre la soberanía, si bien en este campo los avances logrados no han alcanzado todavía la amplitud que España desea.
No podemos ignorar que la población gibraltareña sigue manifestando una seria reticencia hacia España. El Gobierno español se ha comprometido reiteradamente a respetar los legítimos intereses de la población gibraltareña y a garantizar, conforme a criterios plenamente democráticos, un amplio régimen de autogobierno que supere el limitado nivel de competencias de que gozan en la actualidad, dado el Estatuto Colonial del territorio.
El Gobierno británico ha reiterado su compromiso voluntario con la población de Gibraltar, pero se ve en la obligación de respetar el Acuerdo de Bruselas y negociar, por tanto, las cuestiones de soberanía. Corresponde, pues, al Reino Unido encontrar la solución para conciliar aquel compromiso y el cumplimiento de sus obligaciones internacionales con España.
Así están las cosas. Realmente hemos progresado si comparamos la situación con la existente hasta noviembre de 1984. Y no decimos que “estamos progresando”, porque, de todas formas, lo que se ha avanzado dista todavía mucho de lo que España trata de conseguir.
- ¿Qué ventajas y qué inconvenientes podrá obtener España en el asunto del aeropuerto de Gibraltar, instalado físicamente sobre territorio español?
Cómo muy bien dice, este aeropuerto se encuentra instalado en el istmo, es decir, en un territorio no incluido en el Tratado de Utrecht y que, por lo tanto, no fue nunca objeto de cesión. Sin embargo, a lo largo de los siglos XIX y XX fue progresivamente ocupado por el Reino Unido.
La utilización de este aeropuerto en las condiciones que España lo plantea, es decir, teniendo los vuelos Madrid la Línea carácter nacional, no afectaría negativamente la cuestión de fondo. Y, por otra parte, daría acceso a las compañías aéreas españolas a un aeropuerto en el que podrían operar canalizando una parte del tráfico de la zona. Cabe añadir que de esta posibilidad se beneficiaría también el área circunvecina.
- España ha afirmado en votación popular su deseo de permanecer como país desnuclearizado. Pero esta decisión queda oscurecida ante los observadores por culpa del ordenamiento vigente sobre la cuestión, que se cumple de dos maneras: Por un lado el convenio con los Estados Unidos de 1983, y, por otro, una resolución del Congreso al aprobar el Tratado de Adhesión a la OTAN. ¿Es que no sería necesario, en nombre de la general tranquilidad, promulgar un solo texto de rango legal que aclare las contradicciones que existen entre los dos actualmente vigentes?
–Comenzaré por decir que no creo en la existencia de estas contradicciones. Posiblemente, usted se refiere al hecho– de que la resolución aprobada por el Congreso sobre la no nuclearización de España remitía cualquier ulterior cambio en esta materia a la decisión del Congreso, mientras que en el canje de cartas anejo al Convenio con los Estados Unidos, el Ejecutivo americano somete cualquier medida en materia nuclear que afecte a España al acuerdo del Gobierno español.
Esto es así por la simple razón de que el convenio con los Estados Unidos es un acuerdo entre Gobiernos, y el Ejecutivo americano adquiere sus compromisos ante el Ejecutivo español. Ahora bien, el Gobierno español tiene a su vez un compromiso con el Parlamento. En resumen, cualquier hipotética alteración del actual “status” desnuclearizado de España, si procediese de una iniciativa norteamericana, necesitaría para consumarse, en primer lugar, el acuerdo del Gobierno español, y posteriormente el Gobierno español necesitaría el acuerdo del Parlamento para que se llevase a cabo. Por lo tanto, no hay contradicción.
Lo que sí es cierto es que estos vericuetos, producto del complejo proceso de establecimiento de la política de seguridad española, podrían simplificarse en un futuro.
- ¿Qué estimación podría hacer usted como ministro de Asuntos Exteriores sobre el resultado de la Conferencia de Desarme en Estocolmo?
Una estimación muy positiva. Los Acuerdos de Estocolmo suponen un importante paso en el camino de la seguridad y distensión en el continente europeo: Estimulan el clima de confianza entre las naciones y reducen las posibilidades de conflictos.
En particular, y en relación con acuerdos anteriores, cabe destacar el carácter políticamente vinculante de las medidas adoptadas, la obligatoriedad de las notificaciones, la posibilidad de observación sobre el terreno, la prohibición de grandes maniobras si no han sido anunciadas con la requerida antelación, así como la reiteración del compromiso del no uso de la fuerza.
- ¿Cuáles son las líneas generales de actuación que ha trazado el Ministerio de Asuntos Exteriores a los delegados españoles en las próximas reuniones de la Conferencia de continuación de la CSCE de Viena?
En la última reunión de seguimiento de la CSCE España ha actuado de modo que el proceso iniciado en Helsinki, y que tuvo un importante hito en Madrid, continúe desarrollando un trata miento equilibrado entre los temas de seguridad, los relativos a derechos humanos y los de contenido económico, con el fin de que vayan adquiriendo solidez todos los principios del acta final de Helsinki. También es preocupación de España la componente mediterránea del proceso de cooperación y seguridad europea.
- Permítame que pasemos a analizar algunos problemas de orden Interno que afectan a su propio Ministerio e interesan a muchos lectores. Hay una vieja tradición en España de ministros que llegan a la plaza de la Provincia sin conocer la carrera diplomática española y hasta con reservas respecto a los diplomáticos. Luego esos ministros descubren un Cuerpo de funcionarios altamente capacitados, laboriosos y leales. ¿Está usted en ese caso?
Este no es mi caso; desde hace muchos años, como inspector financiero .del Estado, me he ocupado de los temas internacionales relacionados con el Ministerio de Hacienda y he tenido ocasión de conocer a muchos diplomáticos. Sencillamente, he confirmado una impresión que ya era muy positiva.
- En España llevamos años hablando de la necesidad de establecer una ley del Servicio Exterior que todos los ministros anuncian como inminente al ocupar el sillón que usted actualmente ocupa, pero ninguno ha abordado ese proyecto hasta ahora. ¿Podrá algún día ser este el caso del ministro Fernández Ordóñez como fue el de sus predecesores?
Cuando yo ocupé mi puesto no anuncié la inminencia de ninguna ley del Servicio Exterior, si bien es cierto qué señalé como una de las líneas de trabajo que me proponía emprender la reforma del Servicio Exterior, lo que no es lo mismo Año y medio después de mi toma de posesión, creo haber avanzado en este camino. Prueba de ello es la reforma de la estructura orgánica básica del Ministerio de Asuntos Exteriores, con la creación de la Secretaría General de Política Exterior, de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, y la adaptación de la Secretaría de Estado para las Comunidades Europeas de una función negociadora a otra de carácter gestor (real decreto 1485/85, de 28 de agosto). En el desarrollo de estas medidas se han creado con posterioridad la Comisión Interministerial de Cooperación Internacional (real decreto 451/86, de 21 de febrero) y la Comisión Interministerial para Asuntos Económicos relacionados con la Comunidad (real decreto 260/86, de 17 de enero).
En fase de proyecto avanzado se encuentra un real decreto de la Administración, Exterior del Estado, orientado a concretar el principio de la unidad de acción del Estado en el exterior entorno al embajador; un real decreto de reforma de la Escuela Diplomática, que pretende hacer de ella un centro de preparación para todo el personal adscrito al servicio exterior, y la regulación de un adecuado sistema de provisión de puestos de trabajo en el extranjero de acuerdo con la ley de Medidas para la Reforma de la Función Pública.
La reforma del Servicio Exterior no sólo exige medidas legislativas. También se ha acometido durante mi mandato la modernización de las comunicaciones y la informatización del Ministerio de Asuntos Exteriores. Tanto en el Ministerio como en los servicios de nuestras representaciones diplomáticas y consulares en el extranjero, se están estudiando medidas de política inmobiliaria que mejoren su funcionalidad; e igualmente estamos considerando la redefinición del actual mapa del despliegue diplomático y consular de España, con objeto de adaptarlo a las necesidades de nuestra política exterior y a la defensa de los intereses españoles en el extranjero.
- La República nombró embajadores “de dedo” a personalidades de la talla de Madariaga, Pérez de Ayala, Américo Castro o Sánchez Albornoz. Alfonso XIII nombró a Maeztu; Franco a Areilza, Ruiz-Giménez o al duque de Alba. ¿No existe un excesivo contraste con los actuales embajadores no diplomáticos, como los de Roma, Amman o Estrasburgo?
– Cuando un Gobierno nombra embajadores, el criterio que debe tener presente es que las personas designadas resulten adecuadas a las funciones que deben desarrollar en un determinado país y en un momento dado. Muy bien puede ocurrir que las personas ajustadas a este criterio estén revestidas además de una importante significación literaria, cultural o política. Pero no necesariamente tiene que ocurrir siempre así. Sobre los nombramientos a que usted hace referencia en su pregunta, dado que todas las comparaciones son odiosas, me limitaré a decirle que los actuales embajadores en Roma, Amman y Estrasburgo han desarrollado sus misiones a plena satisfacción del Gobierno.
– Volvamos, si me lo permite, al problema americano: ¿Existe un proyecto de institucionalizar algún planteamiento global de las relaciones Interamericanas, con nuestra participación, esto es, considerando a España como nación clave del conjunto iberoamericano.
Mire usted, como “nación clave”, no. Como una más de las naciones del conjunto iberoamericano, sí. Ya he hecho referencia anteriormente a la existencia de un sistema de consultas entre el embajador de España y los embajadores de los países latinoamericanos acreditados en Bruselas; también a la convocatoria para el próximo año en Buenos Aires de una reunión de ministros iberoamericanos, España y Portugal incluidas.
Añadiré ahora que el Gobierno español anima a los movimientos de integración regional y subregional de Latinoamérica, y que está dispuesta a participar en sus instituciones como el Estatuto que resulte más adecuado.
Al principio de esta entrevista señalaba que la lengua, la cultura y otros valores comunes entre España y los países iberoamericanos son campos propicios para que poco a poco vaya tomando cuerpo la idea de una Comunidad Iberoamericana de Naciones. Comunidad, ni que decir tiene, de naciones igualmente soberanas hermanas, por tanto sin naciones madres, ni naciones clave. Esta perspectiva alcanza una especial importancia a medida que se aproxima el V Centenario del Descubrimiento de América.
- España ha sostenido siempre los esfuerzos de Contadora para resolver la crisis centroamericana. Pero el tiempo pasa y el proceso de Contadora no acaba de alcanzar sus objetivos. ¿Cree usted que para enfrentarse a este problema de aquí en adelante el mejor camino consiste en insistir en la empresa de Contadora?
Sí. Es el mejor camino, porque es el único que cuenta con el respaldo de toda la América Latina democrática, y en una medida apreciable con el aliento de la Europa democrática. Esto lo convierte en el camino por el que se pueden lograr resultados más positivos.
De hecho se puede decir que hasta el momento Contadora ha cumplido una función menos ambiciosa, pero no menos importante: evitar que la crisis centroamericana degenere hacia situaciones más violentas.
Si desafortunadamente, la iniciativa de Contadora se agota sin éxito, el Gobierno español continuará apoyando las iniciativas diplomáticas y pacificadoras que sin duda surgirán en la región.
En todo caso, y para mejor actuar en favor de la paz en Centroamérica, el Gobierno continuará manteniendo activos contactos con todas las fuerzas del espectro político centroamericano y preservará la valiosa credibilidad de que España goza entre todas ellas. España no es un aliado incondicional de nadie en Centroamérica, pero todo el mundo en Centroamérica acepta a España como un amigo.
- Las buenas relaciones que hasta ahora han existido entre España y Cuba se han visto empañadas por las recientes declaraciones de Fidel Castro contra la celebración del V Centenario del Descubrimiento. ¿Es que esta actitud cubana puede tener alguna incidencia sobre las relaciones bilaterales hispano-cubanas?
– Usted sabe muy bien que las relaciones hispano-cubanas se sustentan en unas bases de tal profundidad, que ni siquiera una revolución o un bloqueo militar llegaron a alterarlas en la época de Franco.
Partiendo de esto, están hoy sobre la mesa algunas cuestiones que pueden tener mayor incidencia que la que usted cita en las relaciones hispano-cubanas.
La opinión del Gobierno cubano sobre el V Centenario del Descubrimiento no plantea ninguna controversia política, y buena muestra de ello es que la Comisión cubana para la celebración de este evento continúa trabajando en estrecha colaboración con la, Comisión española.
Las declaraciones de Fidel Castro a que hace referencia plantean en todo caso un debate sobre la valoración histórica del encuentro entre dos culturas, como los países latinoamericanos prefieren llamar, a lo que tradicionalmente nosotros llamamos descubrimiento.
La celebración de este acontecimiento histórico debe ser, a juicio del Gobierno español, ocasión de que las naciones iberoamericanas trabajen en conjunto ofreciendo un modelo de cooperación y de esperanza para el futuro. Y en esto, afortunadamente, españoles, cubanos y todos los pueblos de la América Latina estamos de acuerdo.
- En España se ha hablado siempre de la necesidad de armonizar y unificar los esfuerzos de cooperación que realizamos en beneficio de los países más necesitados; pero carecemos de un cuadro legislativo coherente para realizarlo. ¿Podría explicarnos sus proyectos sobre la necesidad de establecer este marco de cooperación de España con los países más pobres?
Es cierto que la actividad de cooperación para el desarrollo de España viene adoleciendo, y todavía adolece, de una dispersión de iniciativas, que dificultan la elaboración de una política sistemática y coordinada.
Para empezar a resolver esta dificultad se creó la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, así como la Comisión Interministerial de Cooperación Internacional, a las que ya he hecho referencia.
Fruto de estas decisiones ha sido la definición de una serie de sectores de cooperación preferentes y de instrumentos de ayuda más adecuados para canalizar nuestra cooperación al desarrollo, en primer lugar hacia América Latina, seguida de África, y en menor medida hacia otras áreas.
En el marco de la cooperación que realizan las Comunidades Europeas, el Gobierno tratará de promover esta misma pauta, que resulta diferente de la que mantienen la mayoría de los países comunitarios y los integrantes de la CAD, de la OCDE.
Todo esto es un proceso todavía en curso, quizá no avanza con la rapidez que a nosotros nos gustaría, pero por primera vez en la historia de la acción exterior española, dentro de unas semanas, el Gobierno dispondrá del primer plan anual de cooperación al desarrollo para 1987
Francisco Fernández Ordóñez es ministro de Asuntos Exteriores en el actual Gobierno español. Ha hecho estas declaraciones en diciembre a Darío Valcárcel, director de POLÍTICA EXTERIOR.
CITA(Francisco Alegre @ Dec 8 2008, 02:33 PM)

España: una nueva política exterior hacia África
Miguel Ángel Moratinos
POLÍTICA EXTERIOR, 111
Mayo / Junio 2006
En el marco de la UE, España ha elaborado un Plan de acción para África subsahariana, como estrategia nacional propia hacia una región prioritaria para la política exterior. La inmigración y el desarrollo serán los pilares en las relaciones con el continente africano
Cuando visité diversos países de África subsahariana en diciembre de 2005, comprobé de nuevo los importantes retos que ofrece el continente africano y, al mismo tiempo, las grandes oportunidades de actuación, que reclaman tanto una respuesta activa y eficaz por parte de España como también de la Unión Europea en su conjunto. La gira que me llevó a Ghana, Angola, Mozambique, Nigeria, Níger y Malí, así como una visita anterior a Guinea Ecuatorial, fue el punto de arranque de una nueva política exterior española para África basada en el sincero respeto de la soberanía e idiosincrasia de los países que la conforman y en el fortalecimiento de las relaciones hispano-africanas, con el fin último de satisfacer anhelos e intereses mutuos.
En contraste con anteriores etapas, el actual gobierno de España ha incorporado al continente africano, y en particular a África subsahariana, entre sus prioridades de política exterior. Razones económicas, políticas, de cooperación al desarrollo, migratorias y de corresponsabilidad en el tratamiento multilateral de problemas globales, avalan esta nueva mirada que España tiende hacia un continente que, no debemos olvidar, constituye nuestra frontera Sur. De igual manera, la UE, con el activo respaldo de España, viene impulsando un amplio proceso de renovación de planteamientos y de profundización de sus políticas hacia África.
Aunque no es posible obviar ni subestimar la magnitud de los problemas a los que se enfrenta el continente africano –donde más de la mitad de su población sobrevive en condiciones de extrema pobreza o está expuesta a situaciones de conflicto, donde perviven regímenes políticos autoritarios y donde arrasan las enfermedades endémicas–, en los últimos años se ha podido constatar un avance neto de la paz y de la democracia, con la celebración de elecciones pluralistas en países como Liberia, Mozambique, Namibia, Ghana o Uganda. En este sentido, las elecciones en Liberia han revestido además un carácter histórico y han supuesto todo un símbolo de esperanza en el futuro para el continente, tras la asunción de una mujer, Ellen Johnson Sirleaf, por primera vez, a la más alta magistratura de un país de África.
Por otra parte, si bien el proceso de paz en Darfur (Sudán) registra una intolerable falta de avances y lamentablemente la situación sobre el terreno no ha mejorado desde mi viaje a la zona, en septiembre de 2004, en calidad de presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el acuerdo global de paz por el que se puso fin al largo conflicto entre el norte y el sur de Sudán continúa en pie y ha permitido la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional en Jartum.
Otro país, la República Democrática del Congo, que constituye el epicentro de lo que algunos han denominado la “guerra mundial africana”, aprobaba el 18 de diciembre de 2005 una nueva Constitución. Con ello, se ha despejado el camino para que la transición pueda concluir felizmente en 2006 con la celebración de elecciones presidenciales y legislativas antes del 30 de junio, de conformidad con las estipulaciones de los acuerdos de Pretoria. Quedan lejos, pues, los tiempos en que el general Mobutu afirmaba que la democracia no era para África.
Datos de la situación económica y social
El innegable avance político experimentado por el continente se ve, no obstante, limitado por una abrumadora constatación: África es la zona más pobre y subdesarrollada del planeta. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 33 de los 47 países subsaharianos forman parte del denominado grupo de países menos adelantados (PMA). En ellos, el valor del índice de desarrollo humano (IDH) es de 0,465; la mitad de su población sobrevive con menos de un dólar al día, la esperanza de vida al nacer es de 46,3 años, y el índice bruto de escolaridad apenas alcanza el 45 por cien. En suma, África subsahariana es la región del mundo peor situada para alcanzar en 2015 alguno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por la ONU.
Estas penosas condiciones de vida, como pusieron de relieve las dramáticas escenas vividas a finales de 2005 en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla, se encuentran en el origen de los crecientes flujos de inmigración subsahariana hacia un Norte mucho más rico y próspero.
En términos macroeconómicos, el inicial despegue registrado en los años inmediatamente posteriores a la independencia sufrió un brusco parón a partir de la década de los ochenta. Así, el incremento real del PIB en África subsahariana ha pasado del 4,6 por cien en los años sesenta, al tres por cien en los setenta, y al 2,5 por cien en la década de los noventa. Desde 1995 a 2000, la participación del continente africano en el PIB mundial ha disminuido en un tercio, y su contribución al comercio internacional se ha reducido a la tercera parte (el 1,5 por cien de los intercambios internacionales en 2003). En los últimos años, y fundamentalmente de la mano del incremento de los precios internacionales de los hidrocarburos y de ciertas materias primas, el PIB subsahariano ha recuperado la senda del crecimiento con tasas anuales en torno al cinco por cien.
África subsahariana es también muy vulnerable a las condiciones cambiantes de la climatología y a los desastres naturales. Mozambique, por ejemplo, tras padecer una prolongada sequía entre 2002 y 2004, sufrió unas intensas lluvias a finales de 2005 que han supuesto no solo graves daños personales y materiales, sino también la paralización de proyectos de cooperación y el agravamiento de la inseguridad alimentaria. Otros países africanos de la región del Sahel y de África central y oriental, como Níger y Kenia, se enfrentan en estos momentos a situaciones de emergencia causadas por la sequía y la destrucción de cultivos por plagas de langostas.
En lo referente a la situación sanitaria, África es el continente más afectado por la pandemia del sida, tanto en términos de prevalencia del virus como del número de personas que no reciben un tratamiento adecuado y se ven, por tanto, abocadas a una muerte lenta, que podría ser evitada. Según datos del Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH/sida (Onusida), la tasa de infección en el continente africano es del 7,5 por cien, aunque supera el 30 por cien en países como Lesotho, Suazilandia y Botsuana. El sida no es sin embargo la única enfermedad que azota África y que conlleva un pesado lastre para su desarrollo económico y social. Así, la malaria, con un millón de muertes al año, y la tuberculosis causan también estragos en la región.
El fenómeno de la inmigración
En los últimos tiempos, España viene propiciando y desarrollando un diálogo franco en torno al fenómeno de la inmigración, que encuentra una respuesta política en los distintos acuerdos que el gobierno ha negociado y concluido con los países de África subsahariana.
Frente a los factores que dificultan el proceso de readmisión con estos países, entre ellos la importancia de la emigración como fuente de ingresos económicos para el país de origen, varios ministerios españoles (Asuntos Exteriores y Cooperación, Interior y Trabajo y Asuntos Sociales) coinciden en la necesidad de reforzar los mecanismos de readmisión y trabajan denodadamente para conseguir la firma de acuerdos bilaterales. En este sentido, se han firmado con las contrapartes africanas varios memorandos y declaraciones que consolidan la voluntad mutua de concluir o mejorar los instrumentos y mecanismos de cooperación migratoria y readmisión. Actualmente, hay firmados acuerdos con 16 países.
Al respecto, debo subrayar que España es el país de la UE que ha conseguido llegar más lejos en la política de creación de un marco jurídico bilateral con países de África subsahariana para facilitar la repatriación de los inmigrantes irregulares y el que más ha insistido en este aspecto durante las negociaciones UE-Asia-Caribe-Pacífico (ACP) para los acuerdos de Cotonú. Nuestro país es, por ahora, el único Estado miembro de la Unión que tiene un acuerdo con Nigeria que funciona satisfactoriamente, y también el único que ha conseguido rubricar un acuerdo con Ghana. En contra de una percepción muy extendida, los inmigrantes ilegales procedentes de países subsaharianos representan una proporción modesta de la población extranjera que ha entrado irregularmente en España.
En mis recientes viajes a la zona, he podido constatar el reconocimiento de los gobierno africanos por las políticas de legalización e integración de inmigrantes llevadas a cabo por España, y la buena acogida de nuestro mensaje en torno a la necesidad de adoptar un enfoque global y concertado sobre el fenómeno migratorio, instaurando una verdadera asociación entre los países de origen, tránsito y destino para la gestión de los flujos.
El objetivo de esta política no debe ser otro que optimizar la inmigración legal y con garantías, que redunda en beneficio de todos. Al mismo tiempo, combatir la inmigración ilegal mediante el incremento de la cooperación y de la acción concertada.
A este planteamiento responde la iniciativa lanzada conjuntamente, en noviembre de 2005, entre los gobiernos de España y Marruecos para celebrar una Conferencia Regional Euro-Africana sobre Migración y Desarrollo. Este foro, que tendrá lugar en Rabat en la primera quincena de julio de 2006, ha recibido el apoyo activo de nuestros socios comunitarios, y muy particularmente de Francia y de la propia Comisión Europea, que se han implicado con entusiasmo en las labores preparatorias. El encuentro de la capital marroquí, dirigido a los países del norte, del oeste y del centro de África, además de los de la UE, y del que han de surgir propuestas concretas de actuación sobre la base del concepto de rutas migratorias, es plenamente compatible y complementario con el reforzamiento del diálogo sobre cuestiones migratorias entre Europa y África y, más concretamente, entre la Unión y las principales organizaciones regionales de África, como la Unión Africana o la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao).
Apuesta por el desarrollo
En el marco de esta mayor proyección de España en África subsahariana, se debe situar el reciente viaje realizado a Kenia y Mozambique por la vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, con ocasión de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Acompañada por la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, y por un representativo grupo de mujeres españolas, Fernández de la Vega acudió en la capital de Mozambique al encuentro “España y África. Mujeres por un mundo mejor”, que reunió los días 7 y 8 de marzo a mujeres africanas y españolas comprometidas en la lucha por la igualdad de género.
La declaración de Maputo, adoptada al final del encuentro, incluye un decálogo de conclusiones que parte de la constatación de que el desarrollo de África ha de basarse necesariamente en la plena incorporación de la mujer al mundo laboral y político, así como en la equiparación de los derechos económicos y sociales.
El viaje sirvió también para mostrar, una vez más, el compromiso de España con el desarrollo en África. Al respecto, la vicepresidenta anunció en Kenia una contribución en 2006 de 60 millones de dólares al fondo global contra el sida, la malaria y la tuberculosis, lo que convierte a España en el sexto contribuyente de ese fondo a nivel mundial. Asimismo, se anunció un sustancial incremento de la participación española en los programas para África subsahariana del Banco Mundial y del Banco Europeo de Inversiones, así como una donación de un millón y medio de euros para paliar los efectos de la sequía en Kenia y Etiopía. También, el canje adicional de 200 millones de dólares de deuda por proyectos educativos, del que se beneficiarán varios países africanos, entre ellos República Democrática del Congo, Chad, Camerún, Guinea Bissau, Costa de Marfil y Somalia.
Estas medidas se suman a las ya contempladas de forma general en el vigente Plan Director de la Cooperación Española para el periodo 2005-08, que prevé un sustancial incremento del volumen de ayuda destinado a África subsahariana. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) total de España para esta región ha pasado de 123 millones de euros en 2003 a 450 millones en 2005, incluido un considerable esfuerzo de condonación de deuda. Por su parte, la ayuda que gestiona directamente la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) se ha incrementado de 33 millones en 2003 a 70 millones en 2005, y está previsto que supere los 120 millones al final de la actual legislatura.
La AECI está elaborando asimismo un plan de actuación específico para África occidental, la zona más cercana a España y de la que procede la mayor parte de los flujos migratorios irregulares subsaharianos, que padece las graves consecuencias de la sequía, el avance de la desertificación y recurrentes desastres naturales, como la plaga de langosta del año pasado.
Plan África: tiempo para la esperanza
Todos estos elementos justifican la adopción por parte de España de una estrategia nacional propia. Así nace un Plan de acción para África subsahariana, el denominado “Plan África”, que se traducirá en un ambicioso paquete plurianual de medidas a desarrollar en los planos político, comercial, cultural y de cooperación. La puesta en práctica de este plan implicará necesariamente un replanteamiento y un reforzamiento de nuestra presencia diplomática y consular en el continente africano, así como la apertura de nuevas oficinas sectoriales y de enlace para poder tener la necesaria capacidad de interlocución y maximizar el alcance de nuestra acción en el continente.
El Plan África abordará, además, la cuestión de la inmigración como uno de los retos principales de la política exterior española en el continente africano, desde una perspectiva global, y desde la consideración del fenómeno migratorio como una oportunidad de desarrollo tanto para los países receptores como para los emisores.
Actualmente en proceso de elaboración en el ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, el Plan África será aprobado en principio por el consejo de ministros a mediados de este año. El objetivo es que el plan sea resultado de un amplio proceso participativo y de consultas. Por ello, considero fundamental que cuente con las aportaciones y el respaldo del Parlamento. Así, en los próximos meses someteremos un primer borrador a la consideración de las comisiones de Relaciones Exteriores y de Cooperación del Congreso y del Senado.
Por otra parte, el Plan África será complementario y vendrá a reforzar, desde una óptica nacional, la estrategia global y a largo plazo de la UE hacia África que ha sido adoptada por el Consejo Europeo de diciembre de 2005 con el apoyo activo de España y que se estructura en torno a cinco apartados: paz y seguridad, derechos humanos y buen gobierno, ayuda al desarrollo, crecimiento económico sostenible, integración regional y comercio e inversión en el ser humano. Gracias en buena medida a la insistencia española, se incluyó en esta estrategia de la UE la cuestión migratoria como una de las líneas prioritarias de actuación.
No cabe duda de que un factor esencial para situar las relaciones de la UE con África en el plano de excelencia que España desea es la reanudación del diálogo político al más alto nivel, mediante la celebración en Lisboa de una segunda Cumbre UE-África que dé continuidad y desarrollo a la Conferencia de El Cairo de 2000.
En definitiva, frente a una cierta idea estereotipada de un continente africano abrumado por problemas de casi irresoluble solución, lo cierto es que está emergiendo una nueva África de esperanza y oportunidades. En los últimos años, el continente africano ha experimentado grandes transformaciones. Quizá la más importante haya sido la toma de conciencia de los propios africanos de que son ellos los primeros responsables de su futuro.
Este cambio de actitud se traduce en iniciativas de gran calado como la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (Nepad) y el Mecanismo Africano de Revisión Paritaria; en el avance de los procesos de integración, como el de la Cedeao; y en la transformación de la vieja Organización de la Unidad Africana (OUA) en la nueva Unión Africana, organismo que sigue en gran medida el patrón adoptado por la UE.
De la mano de estos cambios, también la comunidad internacional ha impulsado nuevas iniciativas de actuación y cooperación con África. Así, han surgido la Comisión para África, el Plan de Acción del G-8 o la Estrategia de la EU, aprobada por el Consejo Europeo en diciembre de 2005.
España puede y debe reforzar sus lazos con África subsahariana. Para ello, hemos de fomentar nuestro conocimiento recíproco, a menudo nublado por prejuicios y lugares comunes. Ésta es la razón principal que nos ha decidido a crear la Casa África, que verá la luz en Las Palmas de Gran Canaria en 2006 y que está llamada a convertirse en un centro de referencia que contribuya a mejorar el conocimiento y el aprecio mutuos, la cooperación y la concordia entre los pueblos y las sociedades africanas y europeas, aprovechando la plataforma privilegiada de las Islas Canarias y su vocación de punto de encuentro entre tres continentes.
Hay, pues, un consenso bastante generalizado en la sociedad española y en la europea sobre la conveniencia de implicarse más decididamente en el desarrollo de África subsahariana. No podemos ser ajenos a la suerte de nuestros vecinos del Sur. Su futuro nos importa, y además está ligado inexorablemente al nuestro.
Miguel Ángel Moratinos es ministro español de Asuntos Exteriores y Cooperación
CITA(Katharina Von Strauger @ Dec 10 2008, 03:11 PM)

¿El Haití africano?
Aprender de los errores del pasado
Juan Velarde Fuertes
POLÍTICA EXTERIOR
99. Mayo / Junio 2004
Cuando tomé contacto físico con Guinea Ecuatorial en 1962, en los preludios de la independencia, resplandecía su alto nivel de consumo, público y privado. Me correspondió la responsabilidad, como presidente de la Comisión del Plan de Desarrollo Económico y Social de Guinea Ecuatorial, de calcular, por primera vez, sus macromagnitudes esenciales, con la ayuda del estadístico facultativo Darío Martínez Esteras y del economista del Estado Rafael de Cossío. Ratificaban lo que se contemplaba en las entonces “dos provincias”, y especialmente en la de Fernando Poo.
Todo esto se encuentra en el volumen Plan de desarrollo económico de la Guinea Ecuatorial (comisaría del Plan Económico y Social. Presidencia del gobierno, 1963), con dos largos artículos míos de complemento. Uno titulado “Problemas de empleo en Guinea Ecuatorial”, que apareció en el número 2 (1964), de la Revista de Trabajo, y otro, “El Plan de Desarrollo económico y social de Fernando Poo y Río Muni”, que se publicó en un número especial (julio 1964), de Archivos del Instituto de Estudios Africanos.
La descolonización se hizo mal. Alguna vez habrá que contar por qué el tirano, Francisco Macías Nguema, se hizo con el poder. Cuando fue depuesto, tras el llamado “golpe de libertad”, por el actual presidente, Teodoro Obiang Nguema, dejaba como fruto de su política un país hundido en la miseria. Con la información que existía me fue posible redactar dos ensayos. Uno, largo, que se publicó en el Boletín de la Real Sociedad Geográfica, enero-diciembre 1979, pensando en el futuro, que titulé “Problemas económicos de Guinea Ecuatorial”. Después hubo otro, más breve, basado en un libro qué entonces parecía de cierto interés, que apareció en Ya (23 de agosto de 1980) y que también pensaba en el futuro. Cuando pasó este país del área de la peseta a la del franco CFA, en la reunión franco-española –asombrosamente, para los que saben un poco de historia– de La Granja de San Ildefonso, a causa, daba la impresión, de una exigencia francesa que se relacionaba con nuestro ingreso comunitario, o quizá con la lucha contra el terrorismo de ETA, llamé la atención sobre lo que podía suceder después, casi con un grito de angustia, en el editorial en Ya“¿Adiós a Guinea Ecuatorial?”. Finalmente, preocupado por ciertas tendencias que podrían asentarse en Guinea Ecuatorial, recopilé, como una especie de escalofriante enseñanza del pasado para el futuro, todas las numerosas informaciones que había recogido como representante del gobierno español en las dos visitas que hice a este país nada más caer Macías, y las publiqué, bajo el título de “La economía del terror ”en el tomo Homenaje al profesor Sampedro (Fundación Banco Exterior,1987), ensayo que de algún modo se relaciona con mi editorial en ABC (4 de marzo de 1987).
Después vino lo que algunos habíamos profetizado muchos años antes: la conversión de Guinea Ecuatorial en uno de los países más ricos en hidrocarburos, con lo que experimentó un choque que todos esperábamos que hubiera servido para convertir a esta nación en una maravilla de la costa occidental africana. Sin embargo, como se comprueba, la evolución del PIB –una de las más altas del mundo– provocada por el alza por la extracción de las empresas petrolíferas que allí tienen concesiones no parece marchar paralela con el bienestar material de sus habitantes.
En la etapa de la administración española hubo un buen desarrollo del PIB por habitante. En 1950, el PIB por habitante ecuatoguineano, con 540 dólares internacionales Geary-Khamis de 1990, era el 25,6 por cien del español. En 1968, al otorgar España su independencia, este PIB por habitante fue de 1.424 dólares. Su porcentaje respecto al español era un 25,5 por cien. Como España, tuvo en esta etapa (1950-68), un ritmo vivísimo de progreso económico, al mantenerse su diferencial con Guinea Ecuatorial, se prueba que en este país también existía un fuerte desarrollo. A continuación, el mencionado régimen de terror de Macías, originó un derrumbamiento colosal entre 1969 y 1978. Incluso la caída de la población –que amortigua el descenso del PIB por habitante– se debió a una huida masiva provocada por la brutalidad de aquel régimen. La recuperación apareció en la etapa de la presidencia de Obiang, que en lo económico tuvo tres partes: la presidida por la reorganización del nkuele en el área de la peseta (1979-84); después, el ingreso de Guinea Ecuatorial en el área del franco CFA, que dio paso, en 1995, a la etapa de la explosión petrolífera hasta la actualidad.
Para poder explicar esta última, se deben sintetizar una serie de informaciones que dan sentido a las cifras. De ellas se desprende que, efectivamente, existe en estos momentos por parte del actual gobierno ecuatoguineano, el deseo de que, a través de diversos proyectos, el sector público sea un motor decisivo del desarrollo económico y social del país. Sin embargo, se observa que este deseo está empañado porque los proyectos efectivamente acometidos son escasos por un lado y, por otro, no han fructificado del modo que se esperaba, porque nunca se ha hecho ni seguimiento serio de los mismos, ni en aquéllos que suponían obras de infraestructura se ha financiado de modo correcto su mantenimiento.
La contestación a todo esto es bastante clara. Por un lado, existen serios problemas de ineficacia administrativa, no porque los funcionarios de la administración ecuatoguineana estén poco preparados, sino porque sobre ellos, rompiendo cualquier sentido de jerarquía y de orden, existe el poder de esa especie de PRI ecuatorial que es el Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), que en realidad actúa como un partido único. Por otro, no es posible olvidar el alto grado de corrupción que existe. Los proyectos que deben desarrollarse por particulares se adjudican a dedo, en relación con amistades y, obviamente, en participaciones de lo conseguido por el empresario que logra la adjudicación de un proyecto. Lo que sí parece bastante claro es que las grandes multinacionales del petróleo, norteamericanas y francesas, no se encuentran sometidas a esa especie de protectorado del PDGE. Ha surgido así, con éstas y otras empresas– por ejemplo, las de la construcción– un dualismo: el mundo laboral y empresarial que no se encuentra sometido a las decisiones del PDGE y el que sí lo está.
Es necesario también tener en cuenta la tensión originada en una población muy compleja étnicamente, que intenta unificar una administración esencialmente controlada por una de esas etnias. Conviene recordar que no es posible entender los problemas ecuatoguineanos sin considerar esto. La presencia española, en el reinado de Isabel II, se vinculó, esencialmente, en colaboración en la isla de Fernando Poo –hoy Bioko– con la etnia bubi. Además de ésta, como consecuencia dé las relaciones con el Caribe español, en esta isla, y muy relacionada con la cultura europea, surgió un grupo negro, pero de arraigo americano y español. Pero igualmente, derivada de la llegada de inmigrantes del África británica –primero, sobre todo, de Sierra Leona y, al final, de Nigeria–, se creó otro grupo, que incluso ocupó puestos económicos y políticos muy importantes, denominado el “fernandino”.
Aparte de ello existe el grupo annobonés en esta isla –que por cierto habla un español perfecto– y con características culturales singulares, al que Macías intentó liquidar físicamente, con un claro designio genocida.
En el continente, en la zona de la costa, con contactos fuertes y tradicionales con Europa, se encontraba una serie de tribus que en su conjunto eran conocidas como los “pueblos playeros”. Precisamente en torno a algunos islotes de ese ámbito, es donde han surgido serios conflictos político-económicos, sobre todo con Gabón, para explotar sus recursos petrolíferos. En el resto del territorio, una etnia guerrera, que parece que comenzó a moverse hacia el Oeste a partir de la región de los Grandes Lagos en el siglo XVIII, el pueblo fang, es la que predomina. Tiene enlaces tribales con Gabón y Camerún y, siendo la misma etnia, se divide en dos fracciones: los okak y los ntumu. En algunos aspectos, es el grupo cultural y políticamente más africano, y también de él surgieron los núcleos políticos que capitanearon tanto la autonomía –recordemos al presidente Bonifacio Ondó–, como la independencia– en la figura de Macías– y el golpe de libertad, del que fue protagonista el actual presidente Obiang.
En estos dos últimos años, el núcleo del poder político más fuerte de esta etnia fang se agrupa en torno al denominado “clan de Mongomo”, por vincularse, en una red de parentescos y amistades muy tupida, con esta localidad, situada en la raya oriental limítrofe con Gabón, donde había sido alcalde, en la época de la provincia española de Río Muni, Macías.
Es preciso tener en cuenta todo esto, así como la existencia de algunas otras influencias, para comprender que un reto fundamental es conseguir que todos esos grupos, algunos de los cuales manifiestan claras tendencias separatistas, actúen conjuntamente, dado, además, lo reducido de su población, únicamente medio millón de habitantes.
Finalmente, en la realidad política construida tras la independencia, no existe seguridad jurídica en el sentido que se entiende en España. Todos los puestos políticos han de pasar por un finísimo tamiz creado por el aparato de información y vigilancia del sistema, control que es bastante eficaz. Aumentan estas coacciones cuando se aproximan las elecciones legislativas y presidenciales.
Esta inseguridad jurídica se acentúa por un alud de órdenes, normas, protocolos que sirven para aumentar el intervencionismo por parte de los mecanismos de control más absurdos, para que quienes los manejen los empleen para obtener ventajas. Así, se crea una cleptocracia basada en que el intervencionismo no tiene otro sentido que hacer posible que quienes ostentan él poder consigan rentas a través de sobornos.
El presidente Obiang se encuentra, pues, en una encrucijada. Si mediante una opción hacia una seria democracia destruye todas estas malas prácticas, quedará en la memoria de los ecuatoguineanos como alguien que impulsó la economía de este pequeño país, como hizo Lee Kuan Yew y el Partido de Acción Popular (PAP) desde1959, que han basado la enorme riqueza de ese opulento dragón oriental llamado Singapur en la limpieza y la eficacia administrativa, para aprovechar así su favorable situación geopolítica en el sureste asiático, exactamente como sucede en esa encrucijada de naciones y de riqueza petrolífera que centran las dos porciones mayores de Guinea Ecuatorial. Seguir como hasta ahora supone convertirse, a corto plazo, en otro Haití. Recordemos que desde hace 200 años, una mezcla de ineficacia, corrupción y terror, con periódicos “emperadores Jones” al frente, ha engendrado en el Caribe una de las zonas de mayor pobreza de todo el mundo.
Los errores del pasado aconsejan a Obiang seguir la senda de Lee Kuan Yew y apartarse de todo lo que significaron el presidente Jean Claude Doc Duvalier, sus tonton macutes y sus herederos, hasta la actualidad. Afortunadamente para Guinea Ecuatorial aún puede estarse a tiempo.
Juan Velarde Fuertes es consejero del Tribunal de Cuentas
CITA(Katharina Von Strauger @ Aug 30 2008, 03:55 PM)

"Guinea ha sido, para unos cuantos, una finca particular"A. S. H.
EL PAÍS
Sociedad
25-11-1976 Hoy se presenta en Madrid Guinea: materia reservada, voluminoso libro del periodista Rafael Fernández en el que se analizan los pormenores y entresijos de aquella República africana, cuyas vinculaciones con España explican, incluso, el carácter de «materia reservada» que el título señala. Su autor ha hecho a EL PAIS las siguientes declaraciones. -El libro es un extraño combinado netre una parte novelada -entre agosto y octubre de 1979- reportaje desde la prehistoria colonial de aquel país hasta las fastuosas denuncias por injurias y calumnias de Antonio García Trevijano contra conocidos periodistas y medios informativos. En él se refleja todo un estado de cosas entre la República de Guinea Ecuatorial y nuestro país. Guinea es todo un récord de represión y dentro de sus fronteras se desconocen las mínimas nociones de libertad, de seguridad personal, de formación cultural y educativa y cualquiera de los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre. Todo ello, con documentación del Comité de los Derechos Humanos, de Amnistía Internacional y de Minority Rights Group, es lo que cuenta a lo largo de seiscientas páginas mi libro.
-¿Se puede hablar de una labor positiva de España en aquel territorio?
-La posición de la metrópoli, en cualquier lugar del mundo, desde la óptica de un hombre de hoy desde luego no es nada laudatoría. España tuvo una colonia -que pasó a ser más tarde dos de sus más australes y desatendidas provincias. Guinea para unos cuantos no ha sido más que su finca particular y se han cuidado muy mucho de mantener a lo largo del tiempo -sobre todo desde el treinta y seis- esta situación. La labor no se puede decir, por tanto, que sea muy positiva. Incluso en la actualidad -con los últimos acontecimientos es inviable- se programaba un «golpe de Estado» de una facción de la oposición de Macías. El lugar geográfico desde donde se perpetraba era España con apoyo económico y moral de algunas familias españolas con intereses perdidos en aquellas tierras. Quiero dejar bien claro que el referido golpe de Estado estaba programado por unos particulares y para nada hay que pedir cuentas a la Administración ni a los políticos españoles. En una cuenta corriente de un conocido Banco de la calle de Serrano hay -o había hasta hace pocos días- una cantidad de 150 millones de pesetas para sufragar tal levantamiento. El pueblo de Guinea por otro lado está repartido por Camerún, Gabón, Francia, Alemania, EEUU, Unión Soviética y España. Hay una mínima parte en Malabo y Río Muni que muy bien se les podía preguntaren un referéndum si desean que su primer magistrado vitalicio, general mayor de las Fuerzas Armadas Populares Nacionales, gran maestro de enseñanza popular, arte y cultura, debe de seguir representando aquel país del Golfo de Biafra.
-¿Cuál es la situación política interna?
-Con todo lo expuesto anteriormente parece claro que no es nada grato pasar una temporada por allí. Yo estuve en el año setenta, cuando la situación dentro de su falta de lógica parecía soportable, pero en estos días todo es delirante. Por los datos que me ha aportado Amnistía Internacional y el profesor Denis Payort, de las Naciones Unidas, Guinea es un claro caso de genocidio, a pesar de lo que haya declarado Trevijano. Además existe en mi libro un documento de la revista, Rewiew, de Ginebra, que incluso antiguos exiliados evadidos del país cuentan sórdidas y espeluznantes historias acerca del asunto. Detrás de todo está claro que no es sólo el cacao, el café, la madera lo que se trata de repartir entre algunos particulares interese%sino también importantes temas de -estrategia militar y sustanciosas inversiones de uranio y prospecciones de petróleo. Unas cuantas islas de Guinea Ecuatorial ya han sido atrapadas por Gabón.
-¿Cuales son los problemas actuales y de un futuro inmediato en la situación guineana?
-Aparte de que de inmediato esa zona se convertirá en un «Kuwait africano» donde mucha gente perderá los estribos merced a la codicia desenfrenada de los de siempre, el futuro de la República de Guinea Ecuatorial es enigmático, aunque desaparezca su actual presidente, ya que lo que los guineanos deben evitar es el sistema que hace posible que existan Macías Nguemas y desinteresados «demócratas» que le asesoren. Esto ha hecho posible que el Gobierno actual haya logrado crear una situación de desprestigio contra la oposición.
La prueba palpable es que todo el mundo comenta cosas sobre Trevijano y sus «negocios ejemplares» y su relevo en el puesto que ejercía Carrero Blanco, y para nada se comenta de otros pro hombres de la Administración y la política que naturalmente tienen mucho que ocultar. En lo único que estoy del lado de Trevijano es en apoyar la afirmación que difundió la Embajada de Guinea en España (única en Europa) sobre que «la verdad de Guinea Ecuatorial se daría a conocer el siglo que viene».http://www.elpais.com/articulo/sociedad/MA...pepisoc_17/Tes/ Pues seguimos esperando porque Guinea para Trinidad Jimenez na de na.....