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Cumbre UE-ÁfricaZapatero propone un pacto entre Europa y África para regular los flujos migratorios El jefe del Gobierno español aboga por mejorar las oportunidades en los países de origen y luchar contra la inmigración ilegal.- El presidente de turno de la UE, José Sócrates, hace un llamamiento a los países de ambos continentes para regular el flujo migratorio
AGENCIAS
Lisboa / Madrid
ELPAIS.com
Internacional
08-12-2007
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero ha propuesto este sábado, en el marco de la Cumbre UE-Africa que se celebra en Lisboa,
un pacto euro-africano que garantice la
escolarización infantil, genere
empleo para los jóvenes y
mejore las infraestructuras en Africa, con el fin de
regular los flujos migratorios. Zapatero, que ha resaltado que la inmigración ilegal es "el dramático resultado de un fracaso colectivo", ha reclamado una lucha "implacable" contra las mafias, recalcando que la única política "honesta" es facilitar los flujos de inmigración legales.
El pacto sugerido por Zapatero estaría sustentado en tres ejes: la escolarización, la generación de empleo para los jóvenes y la construcción de infraestructuras que dinamicen el tejido social y económico de los países de origen. Según el jefe del Gobierno español,
la actuación en estos ámbitos debe evitar la fuga de cerebros de Africa e incentivar los retornos.
Además, el jefe del Gobierno español ha insistido que hay que ser implacables en la lucha contra la inmigración ilegal y que Europa debe liderar el combate contra la xenofobia y el racismo. Tras informar de que
en España residen legalmente 812.000 africanos, se mostró convencido de que "la inmigración ilegal es el dramático resultado de un fracaso colectivo" y provoca ciudadanos vulnerables a las mafias y sin derechos en los países de acogida.
"La Unión Europea no ha estado a la altura de las circunstancias", ha comentado Zapatero durante su intervención. En este sentido, ha subrayado que Europa tiene un compromiso ético con Africa y que la Cumbre de Lisboa debe inaugurar una nueva etapa en las relaciones entre ambas partes marcando "un antes y un después" de su celebración.
La inmigración centra el debate La necesidad buscar una solución a la inmigración desde Africa a Europa y de hacer respetar los derechos humanos han sido los dos temas más recurrentes entre los oradores que han intervenido esta mañana en la ceremonia de apertura de la II Cumbre UE-Africa en Lisboa. El presidente de turno de la UE y primer ministro de Portugal, José Sócrates, ha afirmado en presencia de las 80 delegaciones que
"no podemos quedarnos indiferentes ante el drama de la inmigración desesperada, que destruye vidas y familias". Sócrates ha hecho un llamamiento a los líderes europeos y africanos a "regular conjuntamente estos flujos migratorios, favorecer la inmigración legal, luchar contra la inmigración clandestina, promover una integración digna de los inmigrantes en la sociedad de acogida y promover el desarrollo de los países de origen". Para el primer ministro éste es un desafío ineludible donde también están en juego los derechos humanos.
De forma global, Europa y África abordarán la situación de paz y seguridad en el continente, con especial atención a los conflictos de Sudán y Somalia, y tratarán de definir una nueva relación comercial a través de los llamados Acuerdos de Partenariado Económico (EPA), que sean compatibles con las reglas de la Organización Mundial del Comercio y que faciliten a los países africanos el posicionamiento de sus productos en el mercado europeo.
Cumbre de encuentros seleccionados Zapatero se ha reunido esta mañana con el presidente de Francia,
Nicolas Sarkozy, y tiene previsto encuentros bilaterales con los líderes de Mauritania,
Sidi Uld Cheij Abdallahi; Senegal,
Abdolulaye Wade, y Angola,
José Eduardo dos Santos.
Las reuniones entre Zapatero y los cuatro dirigentes se producirán en los márgenes del encuentro y previsiblemente hoy, sábado, las cuatro. No se excluye que el presidente español pueda celebrar alguna otra bilateral más, puesto que su intención es reunirse con el mayor número de dirigentes africanos que el formato de la cumbre le permita.
Reunión con Teodoro Obiang Sin estar confirmadas, tampoco se descarta que Zapatero se encuentre con los presidentes Nigeria,
Umaru Yar'Adua, y
Guinea Ecuatorial,
Teodoro Obiang. Fuentes gubernamentales han indicado que "no se ha planteado", sin embargo, un encuentro con el primer ministro marroquí,
Abbas el Fassi, quien previsiblemente encabezará la delegación del reino alauí.
Tampoco se realizará en esta cumbre, como inicialmente estaba previsto, una presentación conjunta por parte de los ministros español y marroquí de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y Taieb Fassi Fihri, del proyecto de conexión ferroviaria entre España y Marruecos por el Estrecho de Gibraltar, como habían acordado en la entrevista bilateral que mantuvieron en Marruecos horas antes de que España anunciara la primera visita de los Reyes a Ceuta y Melilla.
Fuentes diplomáticas han indicado que la presentación no se llevará a cabo porque no está suficientemente preparada. No obstante han señalado que la iniciativa sigue en pie para llevarla a cabo en un futuro.
De otro lado, Moncloa prepara un encuentro entre Zapatero y el presidente libio,
Muamar el Gadafi, quien iniciará una gira europea al término de la Cumbre UE-Africa. Fuentes gubernamentales han señalado que aún no se ha cerrado dicha entrevista y que todavía se estudia si se hará en una visita de Gadafi a España, o si aprovecharán su estancia en Lisboa para verse.
Por otra parte, el Gobierno español, a través del ministro Moratinos, ha manifestado públicamente que desearía que el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, no asistiera a la cumbre ya que probablemente copará los titulares de la prensa y desviará la atención del contenido de la reunión.
Precisamente la oposición de los países europeos a la asistencia de Mugabe a la cumbre y la postura de los africanos, que no veían aconsejable impedir la presencia del dirigente zimbabuense, fue el obstáculo principal para la celebración de la segunda Cumbre UE-Africa, aplazada hasta la actualidad en sucesivas ocasiones.
http://www.elpais.com/articulo/internacion...elpepuint_5/Teshttp://www.elmundo.es/elmundo/2007/12/08/e...mp;t=1197135337http://www.lavanguardia.es/lv24h/20071208/53416438584.htmlhttp://www.timesonline.co.uk/tol/news/worl...icle3019173.ece CITA
Cumbre UE-África
Zapatero propone para África más educación, empleo e infraestructuras
El presidente español califica la inmigración ilegal de "fracaso colectivo"
PERU EGURBIDE (ENVIADO ESPECIAL)
Lisboa
EL PAÍS
Internacional
09-12-2007
"Tenemos que ser implacables en la lucha contra la inmigración ilegal. Europa debe dirigir también, en su propia casa, la lucha contra la xenofobia y el racismo". José Luis Rodríguez Zapatero insistió ayer en estas ideas, cuando expuso a la cumbre euroafricana reunida en Lisboa su propuesta de un pacto entre los dos continentes para superar una crisis que ilustró con datos dramáticos: la esperanza media de vida en el continente africano es de 46,3 años, la mitad que en el europeo; 2.800 africanos mueren cada día de malaria; dos de cada tres enfermos de sida son africanos; 100 millones de niños africanos no están escolarizados. Su intervención debía de circunscribirse, sin embargo, al tema de los movimientos migratorios, para el que había sido designado ponente europeo, con el líder libio, Muammar el Gaddafi, como contraparte por el lado africano. Gaddafi, que ha instalado su jaima en terrenos del Ministerio portugués de Defensa, había calentado el ambiente la víspera con la exigencia de que "los colonizadores" paguen una indemnización a "los colonizados" y la advertencia de que "los débiles también consiguen vengarse".
A diferencia del comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, que respondió a través de la prensa al libio recordando que los líderes africanos han derrochado con frecuencia la ayuda que Europa les ha prestado, Zapatero se mostró conciliador. "La UE no ha estado a la altura de las circunstancias", afirmó. Recordó que África es la región más pobre del mundo y Europa la más rica, para concluir que "no se puede dejar pasar ni un día más mirando para otro lado". Entre otras cosas porque "si África no mejora sustancialmente, el resto de las sociedades no podrán alcanzar la debida dignidad".
La inmigración ilegal es "el dramático resultado de un fracaso colectivo que produce ciudadanos vulnerables a las mafias en los países de origen y sujetos sin derechos en los países de acogida". La inmigración legal es, en cambio, "un camino de esperanza y de oportunidades de doble dirección". "La única política honesta de inmigración será la que establezca cauces legales para flujos migratorios", señaló.
La propuesta del presidente fue el pacto intercontinental basado en tres ejes: un esfuerzo prioritario en la escolarización, ya que la educación es el mejor capital que pueden heredar las nuevas generaciones; creación de empleos para jóvenes, para que no tengan que seguir la estela de los 10 millones de africanos de su generación que ya viven en Europa y construcción de infraestructuras, que tienen un enorme efecto multiplicador sobre el desarrollo de regiones en las que pequeños desplazamientos comportan grandes dificultades y el riesgo de quedarse aislado en la estación de las lluvias, algo que resulta pavoroso.
Este discurso recoge la sustancia de la política africana que el Gobierno ha desplegado durante los últimos años, en respuesta al problema de la inmigración, después de que en los ochenta se desmontaran las políticas, más modestas, dirigidas a los sufridos vecinos del Sur. Si entonces se cerraron media docena de embajadas, ahora se han abierto otras seis, sobre el total de 28 existentes, un consulado general en Dakar y tres oficinas técnicas de cooperación.
Pero la nueva política se ha reflejado, sobre todo, en el aumento de la ayuda al desarrollo, que se ha triplicado, desde 41 millones a 130 millones de euros, por lo que se refiere a la parte oficial, y ha superado los 700 millones de euros globalmente. La esencia de esta política es dirigir las ayudas hacia la promoción de una responsabilidad compartida, en la que los países de emigrantes cooperan en la lucha contra los flujos ilegales y la promoción de los legales. Gracias a esta política, España ha logrado en la primera mitad de este año repatriar a 8.500 inmigrantes ilegales, en su gran mayoría africanos. Claro que es un aspecto conflictivo, y de él no habló ayer Zapatero.
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Cumbre UE-África
El comercio y Zimbabue enfrentan a Europa y África
La UE critica el régimen de Mugabe y gran parte de los líderes africanos rechazan la injerencia exterior
ANA CARBAJOSA / MIGUEL MORA
Lisboa
EL PAÍS
Internacional
09-12-2007
El comercio y Zimbabue enfrentaron ayer a europeos y africanos en su primera cumbre desde hace siete años. Mientras la UE, de la mano de la canciller alemana, Angela Merkel, lanzaba una encendida crítica contra el régimen dictatorial del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, de 83 años, los africanos, a excepción de un par de ellos, y de pasada, evitaron siquiera mencionarlo. Fuera, algunos manifestaron su solidaridad y otros su rechazo al padre de la independencia de su país, cuya presencia en la cumbre provocó la ausencia del primer ministro británico, Gordon Brown. Dentro, el presidente senegalés, Abdulaye Wade, encabezó las críticas a la actitud europea: "La información que maneja Merkel es falsa. ¿Quién se atreve a decir que en Zimbabue se violan más los derechos humanos que en otros países africanos?". Wade fue el único líder africano que convocó una conferencia de prensa. Fue masiva y larga, porque Senegal encabeza la oposición de los países africanos a los acuerdos de apertura comercial (EPA, por sus siglas en inglés) que pretende acordar la Unión Europea.
La jornada fue un éxito para la diplomacia británica, representada por la baronesa Valerie Amos, al lograr que toda la atención se centrase en el conflicto con su ex colonia. Otras cuestiones, como la crisis humanitaria en Darfur o Somalia, pasaron a un segundo plano en el complejo de la Feria de Lisboa, donde también se habló de inmigración, cambio climático y paz y seguridad, con la arrolladora presencia de China en el continente como telón de fondo.
Merkel fue la elegida por los europeos para expresar su preocupación por la situación de Zimbabue, donde el Gobierno lleva años expropiando tierras y reprime violentamente a la oposición. Hay cuatro millones de personas dependientes de la ayuda alimentaria, y cuatro millones más se han exiliado.
En la sesión dedicada a los derechos humanos, y ante unos 80 jefes de Estado y de Gobiernos euro-africanos, incluido Mugabe, Merkel dijo: "La situación en Zimbabue está dañando la imagen de la nueva África"
Sarkozy, irritado
Por la tarde, Holanda y Suecia intervinieron en el mismo sentido y hablaron de la voluntad europea de ayudar a África en el respeto a los derechos humanos. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se mostró irritado en su conferencia de prensa por el protagonismo del dictador de Zimbabue: "Mugabe no es el mayor problema que tiene África", dijo. "Y ha secuestrado la sociedad que está naciendo entre Europa-África".
"Es intolerable que Reino Unido haya convertido la cumbre en un enfrentamiento con Zimbabue, porque eso ha generado un choque Europa-África", resumió el presidente senegalés. Y después, matizó: "Mugabe no es ideal, pero muchos otros tampoco son ideales". Wade pidió que la UE y la Unión Africana medien en el conflicto entre Londres y Harare y advirtió que mientras China e India se han convertido en socios fundamentales para África, Europa pierde el tiempo con discursos.
El presidente surafricano, Thabo Mbeki, fue el designado por los africanos para hablar en el plenario de derechos humanos. Mencionó la necesidad de que los países africanos se responsabilicen de esta cuestión y coincidió con Merkel en que ésa es la vía para escapar de la pobreza. Mbeki evitó nombrar a Mugabe en su discurso y pidió a los europeos que dejen a los africanos solucionar sus problemas. Malaui y Zambia aludieron a la situación "como un problema", y también dejaron claro que no se pueden imponer soluciones desde fuera.
La troika de la UE -el alto representante, Javier Solana, el presidente de la Comisión, Durão Barroso, y el de turno, José Sócrates- pidió al presidente sudanés, Omar al Bashir que detenga "las masacres contra su propio pueblo" -en palabras de Sarkozy-, y permita el despliegue de la llamada fuerza híbrida, compuesta por 26.000 soldados de la ONU y la Unión Africana. Al Bashir, contó Sarkozy, puso una condición: que todos los soldados sean africanos. España contribuirá con dos aviones del Ejército para transporte civil, anunció el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Los acuerdos comerciales fueron el otro gran polo de enfrentamiento de una cumbre que acaba hoy con la firma de un acuerdo estratégico y un plan de acción para tres años. A pesar de que las llamadas EPA no estaban en la agenda, fue uno de los asuntos que más tensión produjo. Los llamados acuerdos de Cotonou, por los que los africanos gozan de un acceso preferencial a mercados europeos, expiran a finales de año. Bruselas quiere que los países africanos firmen las EPA y liberalicen sus mercados eliminando paulatinamente cuotas y aranceles para los productos europeos. Los africanos y las ONG temen una invasión de productos subvencionados y denuncian presiones. Fuentes próximas a la negociación explicaron que la Unión defiende ahora unos acuerdos transitorios para los países que no quieran firmar. Está previsto que los Veintisiete analicen esta opción mañana en Bruselas.
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Cumbre UE-África
Los nuevos líderes africanos son más libres, más exigentes, más despiertos
RODRIGO CARRIZO
Ginebra
EL PAÍS
Internacional
09-12-2007
La idea de jubilación apacible no se adapta a Kofi Atta Annan, séptimo secretario general de Naciones Unidas y ganador del Premio Nobel de la Paz en 2001. El célebre diplomático, nacido en Ghana en 1938, vive al ritmo de una agenda dictada por sus nuevas responsabilidades al frente del Global Humanitarian Forum y del Africa Progress Panel, con sede en Ginebra, ciudad donde vive. Igualmente participa en la fundación Global Elders, donde colabora con Nelson Mandela y Desmond Tutu, dos de los africanos más respetados del mundo. Annan recibió a EL PAÍS en vísperas de acudir a la cumbre entre África y la Unión Europea, que se celebra en Lisboa.
Pregunta. La Cumbre UE-África recibe a dos personas muy controvertidas: los presidentes Robert Mugabe, de Zimbabue, y Omar al Bachir, de Sudán. ¿Qué le parece su presencia en Lisboa?
Respuesta. Creo que la presidencia portuguesa de la UE ha hecho bien al invitar a Mugabe, porque su participación en esta conferencia abre las puertas del diálogo. En cuanto a Sudán, la situación sigue siendo peligrosa y precaria en Darfur. Pero es necesario que encontremos una forma de ayudarles. Pienso que hay que mantener la presión sobre el Gobierno de Sudán hasta obtener resultados y que acepte el despliegue de una fuerza híbrida ONU-Unión Africana.
P. ¿África tiene posibilidades de desarrollo?
R. Creo que están ocurriendo cosas muy positivas en África, aunque los problemas sigan existiendo y sean muy graves. En los últimos cinco años, las economías africanas lo están haciendo mucho mejor y están mejor dirigidas por una nueva generación de líderes. También creo que la presencia china está siendo positiva para África. Aunque conozco bien a los críticos que dicen que lo único que interesa a los chinos es explotar los recursos naturales africanos y que harán lo que sea para asegurarse los suministros vitales para su economía. Pero los países africanos ya no están desvalidos y están igualmente interesados en desarrollar sus economías y ocuparse de sus intereses.
P. Usted pertenece a la última generación de líderes africanos nacidos y criados bajo los imperios coloniales. ¿Nota diferencias respecto a los políticos formados tras la descolonización?
R. Los nuevos líderes africanos, que no vivieron bajo administración colonial y no sufrieron su impacto, tienen una actitud completamente diferente. Son más libres. Cuando veo la diferencia entre mi generación y los jóvenes, me sorprendo de la seguridad en sí mismos que tienen y de su actitud. Son más exigentes, más despiertos. Son los líderes que harán posible que los futuros contratos sirvan también para beneficiar a sus propios pueblos.
P. La crisis nuclear de Irán no parece cercana a una solución y Javier Solana se
declara "decepcionado" tras sus conversaciones con el Gobierno iraní.
R. El lunes hablé con el ex-presidente Jatamí, de Irán. Ambos estuvimos de acuerdo en que hay que encontrar una solución sin recurrir a la violencia. Yo no entiendo cómo a alguien se le puede ocurrir siquiera la eventualidad del uso de la fuerza, vista la situación de Oriente Próximo. Lo que hace falta es trabajar junto a Mohamed el Baradei, de la OIEA. Es un hombre competente, sabio y que, sobre todo, ya demostró tener razón en Irak. Deberíamos escucharle con atención.
P. ¿Cuáles son las perspectivas que usted ve ahora?
R. Ha habido un desarrollo importante esta semana. Los servicios de inteligencia americanos anuncian que no creen posible que Irán esté trabajando en el arma nuclear y abandonaron ese plan hace ya cuatro años. A partir de esta novedad, deberíamos respirar hondo, volver a analizar la situación y luego juzgar la mejor manera de proceder. Estamos lejos de haber agotado los cauces diplomáticos.
P. ¿Cree que se ha aprendido la lección de Irak? ¿Hay algo que aprender?
R. ¡Hay muchísimas lecciones que aprender de la guerra de Irak! Pero no estoy seguro de que todo el mundo haya tomado buena nota. El hecho de que algunos hablen a menudo de "tercera guerra mundial" me lleva a tener serias dudas.
P. Una herencia dejada por usted a la ONU es el nuevo Consejo de Derechos Humanos. ¿Cómo vivió que Estados Unidos no quiso formar parte de él?
R. Fue algo peor que la frustración, porque Estados Unidos ha desempeñado un papel central en la promoción de los derechos humanos a lo largo de la historia. Por tanto, ver a este país del lado equivocado en la cuestión de los derechos humanos no sólo fue una triste sorpresa, sino una gran decepción.
P. ¿Cuáles fueron su mayor logro y su mayor fracaso como secretario general?
R. Creo que mi mayor decepción y lo que más lamento es el hecho de que las Naciones Unidas no pudieran impedir la guerra de Irak. Sobre todo, porque siempre he creído que se hubiera podido evitar. Del otro lado, mis mejores momentos fueron situar la lucha contra la pobreza y las desigualdades en el centro del debate gracias a los Objetivos del Milenio, y cuando la ONU y yo ganamos el Premio Nobel de la Paz.
P. ¿Se le pasó por la cabeza dimitir cuando Estados Unidos decidió de forma unilateral el ataque contra Irak?
R. Es una posibilidad que, de hecho, estuvo sobre la mesa.
P. ¿Y por qué no lo hizo?
R. Porque renunciar hubiera sido lo más simple, pero, ¿qué hubiera resuelto en el fondo? Recordemos que el Consejo de Seguridad nunca apoyó esa guerra. La decisión unilateral de Estados Unidos y sus aliados de atacar dividió profundamente a la comunidad internacional. Como secretario general, cuando algo así ocurre, a pesar de lo que pienses y cuáles sean tus sentimientos personales, tienes la obligación de intentar acercar a las partes. Si mi renuncia hubiera servido para detener la guerra, lo hubiera hecho sin dudarlo. Yo estaba furioso porque hice todo lo posible para evitar la guerra, pero renunciar hubiera sido la respuesta equivocada.
P. ¿Cómo ve una ampliación del Consejo de Seguridad?
R. Creo firmemente que una reforma del Consejo de Seguridad es absolutamente necesaria porque el mundo ha cambiado mucho desde 1945. La mayoría de los actuales Estados miembros ni siquiera existía entonces. Pero en el mundo de hoy es extremadamente difícil justificar que países como India, Brasil o Japón no formen parte del Consejo. O que África, el continente entero, no tenga un solo puesto, al igual que América Latina, mientras que Europa tiene tres. Esta situación no puede sostenerse por más tiempo. Los países que hoy son poderosos deben darse cuenta de que tienen que hacer sitio a las naciones nuevas y emergentes. Si no lo hacen, habrá una gran tensión.
P. ¿Qué África desearía que heredasen sus nietos?
R. Quisiera ver un África vibrante que pueda vivir un renacimiento en términos económicos y sociales. Un África que sea democrática y respete el imperio de la ley y los derechos humanos como algo natural. Un África que tenga una población sana y educada que pueda comenzar finalmente a desarrollar ese hermoso continente. Un África estable y pacífica. Creo que es posible, y que mis nietos van a llegar a verla.