MEMORIAS DE ÁFRICA- GUINEA |
BIENVENIDO, Invitado ( Identifícate | Registrase )
NOTA: Únicamente los miembros registrados y validados podrán editar post's o contestarlos.
MEMORIAS DE ÁFRICA- GUINEA |
Mar 22 2014, 06:25 PM
Publicado:
#1
|
|
Usuario registrado Grupo: Miembros Mensajes: 1101 Desde: 28-August 03 De: Barcelona/Madrid Usuario No.: 12 |
MEMORIAS DE AFRICA GUINEA El otro día llegó a mí poder un artículo muy profundo escrito por Carlos Fleitas Alonso, con este título y publicado en Tribuna Abierta de ABC, en 31 de julio de 1986. Para aclarar diré que Carlos era el gerente de una potente empresa finquera allí en Fernando Poo, Caifer y que llegó a presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel (alcalde), canario de buena planta física, estaba fuera del círculo de mis amistades, dado que yo era un simple empleado de una pequeña empresa. Leyendo su artículo en mi memoria vienen un montó de personas que esa independencia fue su sentencia de muerte sicológica. Aunque ponga mi mejor deseo en transmitir la fuerza de su escrito, no será capaz, pero si me agradaría que por lo menos hiciera reflexionar a aquellos estúpidos políticos que condenaron al olvido a miles de coloniales. Empieza el artículo con la célebre frase de la baronesa : Yo tenía una granja en África., con cálida voz cargada de nostalgia cuenta esa sufridora, los tiempos vividos en la Kenya británica, donde se arruinó por proteger a los kikuyus. Nosotros teníamos una granja en África, podía ser una finca de cacao, una gestoría, un cafetal, un comercio o una "factoría" , o como yo un trabajo y sobre todo mi hogar, donde me había criado y donde había estudiado primero en la Misión Católica y luego en el Instituto siete años, siempre compartiendo enseñanza con mis compañeros de color, mezclados sin ningún problema. Cierto es que eran fernandinos o hijos de nativos con cierto poder adquisitivo o funcionarios. Hay que pensar que en aquella España, en muchos pueblos no iban al colegio y tenían que trabajar siendo niños en sus pedanías. Cuenta el artículo como España de trescientos mil kilómetros cuadrados, como mínimo, que se suponía podía reclamar, le dieron 28.000 km. Cuadrados. El 20 de julio de 1901 sobre las blancas arenas de las playas de Bata, las delegaciones francesas y españolas forman con la prestancia que requiere el acto, delante del mástil de la bandera tricolor francesa, frente a los delegados, una escuadra de marineros franceses y a la izquierda otra escuadra de marineros españoles. A los compases de la Marsellesa es arriada la bandera francesa y con respeto se traslada a bordo del cañonero "Aleyon" de la escuadra gala. Mientras tanto, la delegación española se hace cargo del edificio de madera, de estilo colonial, que ha sido, hasta ese momento, sede de la representación francesa y que pasará a ser a partir de ese momento, base de la delegación española. A la sombra de los cocoteros y de los egombe-gombes, unos grupos de pescadores de la etnia ndowe; combes y bengas, contemplan la ceremonia con curiosidad. Unos guerreros pamues, descendientes de Ntumu Afiri, con sus atuendos de guerra observan sin comprender el significado del acto. A la mañana siguiente, forman de nuevo frente al mástil vacío, las delegaciones de España y Francia, y con las tropas formadas, a los acordes de la Marcha Real española, es izada con toda solemnidad la bandera roja y gualda. El territorio africano queda bajo la tutela de España. Se intercambian documentos se saludan los delegados y la Comisión Francesa se dirige a su lancha para emprender a bordo del cañonero su viaje de regreso a Francia. La Delegación Española embarca más tarde en el cañonero Magallanes, de la armada española, que les llevará a la isla de Fernando Poo. La delegación n continuará después su regreso a la península en el <<V. Rabat>>. Lo que ocurrió después es poco conocido, hombres que podían compararse al legendario conde Savorgnan de Brazza se aprestan para la colonización de los restos del Tratado de El Pardo. Iradier, Bengoa, Ayala y otros anónimos, y sobre todo los misioneros claretianos penetran en territorio fang, pero de eso ya ha pasado mucho tiempo. Para dar iea de la dureza de aqueloo0s tiempos en 1859, llegó una expedición de colonos, al cabo de un año quedaban solo tres vivos. La malaria, la moscas del sueño, la falta de agua potable y otras enfermedades como la filaria etc. Terminaban en pocos meses con los europeos. Hasta que no se empezó a secar pantanos e higienizar los alimentos, era la muerte segura,. Las arenas de la playa de Bata han sido el mejor testigo, por allí llegaron y salieron los colonos españoles. Un día de marzo de 1969, sobre las arenas blancas de la playa de Bata , los colonos se arremolinan, cargando con lo poco que pueden llevarse de su ajuar, y hombres y mujeres, mezclados con las Fuerzas Españolas que han recibido la orden de regresar, esperan la llegada de las barcazas para dirigirse a los buques de la Armada Española, para un viaje sin retorno. En Santa Isabel lo hacen con un avión sobrecargado con el doble de pasajeros con el consabido riesgo de su vida. y la Guardia Civil les obligan a embarcar ocultándose en el bosque sin poder desfilar o embarcar con dignidad por el muelle de la ciudad, no vaya a ser que Macias o la ciega ONU, les llame al orden. Hombres y mujeres expulsados de Guinea volvían derrotados buscando refugio en sus familias y tratando de adaptarse a una vida poco favorable, con problemas sanitarios buscando la beneficencia hasta el final de su existencia. Gente como mis primos que habían nacido en Guinea hacia 50 años, desconocían lo que era España y tuvieron que mendigar favores, perdieron casa, enseres, empleo, amigos, salud, en parte por la incompetencia de un Gobierno que miaba para otro lado, dada su estupidez manifiesta. Fidel Azaceta, tenía una granja en África, una hermosa finca, desde la baranda de su casa colonial, contempló a lo largo de su vida las maravillosas puestas de sol que solo pueden admirarse en África, pero Fidel Azaxceta murió con sus dos piernas amputadas en una sala de Beneficencia, sin tener una sola moneda de su propiedad sobre su mesilla de noche, Fidel Azaceta solo tenía una granja en África. Para otros su máxima aspiración podría ser una licencia de taxi para atender a sus necesidades. Señor Presidente, señores del Gobierno, yo tenía una granja en África. Nosotros Teníamos una granja en África. Fernando García Gimeno - resumido y adaptado refleja pese al tiempo transcurrido El pensamiento de miles de españoles abandonados, a los que hay que sumar los nativos que teniendo nacionalidad española, se les negó sus derechos al llegar a esa Tierra. 21.03.2014. |
|
|
Feb 13 2020, 08:49 PM
Publicado:
#2
|
|
Usuario registrado Grupo: Miembros Mensajes: 597 Desde: 7-June 04 Usuario No.: 201 |
Hoy nos están bombardeando con aquello de que es el Día de la Radio, lo que me ha hecho recordar con verdadero cariño y nostalgia a Radio Santa Isabel. Mi primera participación fue leyendo un pequeño poema cuando tenía 6 años y la emisora estaba instalada en el edificio conocido como de Maximiliano Jones. A partir de entonces me integré en el cuadro artístico llevado de la mano por mi hermano Gabriel. Seguí colaborando cuando Radio Santa Isabel pasó al nuevo edificio en la carretera de Basilé, antes del Río Cónsul. Allí participé en la obra "El Milagro de Fátima". Recuerdo las largas tardes de ensayos dirigidos por Purita Sánchez. Según la reseña que apareció en el Ébano participamos Carmina Marhuenda en el papel de Virgen, Monchi Peipoch como Lucía, Trinita Peipoch como como Jacinta y Moncho Núñez como Francisco. Mas tarde desfilamos disfrazados de portugueses por toda la ciudad subidos en una carroza muy adornada. Recuerdo también algunas intervenciones en un programa familiar que tenía Purita en el que ella hacía de madre y yo de su hijo. Mas adelante y ya con 18 años heredé del amigo Toledo, que se iba a la península, el programa "Club de los domingos". Toledo era un marino del "barco de guerra" anclado en el puerto y que participaba con mucha asiduidad en las actividades culturales de la ciudad. El programa Club de los domingos iba de 1 a 2 de la tarde, abriendo la programación del domingo. Durante la semana había que escribir el guión, buscar y cobrar la publicidad, hacer la grabación magnetofónica con la colaboración en la locución de alguna amiga (recuerdo la participación alguna vez de Carmina Izquierdo) y dejar la cinta preparada para que el locutor de la emisora le diera al botón del magnetófono y emitiera la hora de duración. Cuando me vine para la península en 1960 dejé el programa me parece que en manos de José Luis Pérez del Campo. Fueron años maravillosos en que todos hicimos unas cosas que entonces nos parecían naturales y que hoy, vistas desde aquí y ahora, resultan increíbles.
-------------------- |
|
|
Feb 19 2020, 07:59 PM
Publicado:
#3
|
|
Usuario registrado Grupo: Miembros Mensajes: 1101 Desde: 28-August 03 De: Barcelona/Madrid Usuario No.: 12 |
Hoy nos están bombardeando con aquello de que es el Día de la Radio, lo que me ha hecho recordar con verdadero cariño y nostalgia a Radio Santa Isabel. Mi primera participación fue leyendo un pequeño poema cuando tenía 6 años y la emisora estaba instalada en el edificio conocido como de Maximiliano Jones. A partir de entonces me integré en el cuadro artístico llevado de la mano por mi hermano Gabriel. Seguí colaborando cuando Radio Santa Isabel pasó al nuevo edificio en la carretera de Basilé, antes del Río Cónsul. Allí participé en la obra "El Milagro de Fátima". Recuerdo las largas tardes de ensayos dirigidos por Purita Sánchez. Según la reseña que apareció en el Ébano participamos Carmina Marhuenda en el papel de Virgen, Monchi Peipoch como Lucía, Trinita Peipoch como como Jacinta y Moncho Núñez como Francisco. Mas tarde desfilamos disfrazados de portugueses por toda la ciudad subidos en una carroza muy adornada. Recuerdo también algunas intervenciones en un programa familiar que tenía Purita en el que ella hacía de madre y yo de su hijo. Mas adelante y ya con 18 años heredé del amigo Toledo, que se iba a la península, el programa "Club de los domingos". Toledo era un marino del "barco de guerra" anclado en el puerto y que participaba con mucha asiduidad en las actividades culturales de la ciudad. El programa Club de los domingos iba de 1 a 2 de la tarde, abriendo la programación del domingo. Durante la semana había que escribir el guión, buscar y cobrar la publicidad, hacer la grabación magnetofónica con la colaboración en la locución de alguna amiga (recuerdo la participación alguna vez de Carmina Izquierdo) y dejar la cinta preparada para que el locutor de la emisora le diera al botón del magnetófono y emitiera la hora de duración. Cuando me vine para la península en 1960 dejé el programa me parece que en manos de José Luis Pérez del Campo. Fueron años maravillosos en que todos hicimos unas cosas que entonces nos parecían naturales y que hoy, vistas desde aquí y ahora, resultan increíbles. Querido Moncho : La amena lectura de tus relatos, nos hace pensar que había mucha libertad de expresión dentro de unos límites, dado que no teníamos nadie que nos inspeccionara nuestros textos. Utilizo el plural, ya que en mis tiempos tenía un programa a la semana sobre teatro, recuerdo que la entrada al micro era la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvorák , así mismo cuando tenía tiempo escribía en el Ébano la reseña de los partidos de baloncesto. Creamos una relación que todos estábamos siempre dispuestos a colaborar en : deporte, arte y excursiones. UN abrazo amigos : Fernando y Ángela |
|
|
Versión Lo-Fi | Fecha y Hora Actual: 10th May 2024 - 02:00 AM |