LA PERLA DEL ATLANTICO

De allí………….. de esa tierra donde
el cenit se tiñe de anaranjado intenso
y un fresco atardecer
releva al calor húmedo de la mañana ,
de esa isla , denominada por su descubridor ,
“ perla del Atlántico “ , en la que
la pureza, virginidad y exuberancia
de su naturaleza
se ven enmarcadas por el plateado mar .
De allí , …… donde una misteriosa grandeza
está presente , en la feroz y salvaje lucha
que libra la selva , por adueñarse
de los tímidos sembrados de café y cacao .
donde cada día se libra una batalla del hombre
por dominar ese suelo fértil ,
en donde una pisada apenas deja huella ,
y una maraña de vegetación salvaje
impide el acceso a tus misterios….
y a la vez estimula llegar a ellos,

De allí ……. de esa isla , hoy Malabo
la llamada Fernando Póo ,
de la añorada época colonial ,
de allí soy……. allí he nacido
y dejé mi infancia , mis juegos ,
el mascar la caña de azúcar ,
trepar a los árboles del patio ,
o de la plaza de Shelly
en busca del mango tierno o la guayaba madura ,
el perseguir a los lagartos
para cortarles la cola
y aplastar a los ciempiés
con mi bicicleta Orbea.

Allí deje mi inocencia ,
junto a mi gorra de paja ,
las sandalias, y los pantalones cortos,
mi colección de tapones de corcho
que mi padre me subía del Repuesto Sanitario,
la propaganda de los cines Jardín y Marfil
que guardábamos en una cartera verde ,
la piscina del casino, y el teatro de guiñol ,
y la odiada escuela de las teresianas.




De aquella tierra , negra , volcánica
patria de bubis……… jalonada
de cocoteros, egombe-gombes , ceibas,
de yuca, contrití y papaya anaranjada ,
de esa tierra de baleles, y de negras
(o morenas) que bailan con ritmo innato
exponiendo sus pechos
y destilando el olor
acre de su sudor,
donde el hausa nigeriano
vende sus marfiles y ébanos
casa por casa.

De esa tierra de misioneros blancos
que predican desde púlpitos de roble ,
entre el olor de incienso ,
allá en la catedral
en la misa de las doce,
donde la banda de música
de la Guardia Colonial
toca el himno nacional…………
esa misma guardia que desfilará
hacia su cuartel a la salida
y que hará un bis
a las siete de la tarde de los domingos
en la Plaza de España ,
bajo el revolotear de los murciélagos
entre los altos cocoteros.

Allí quedó el recuerdo de los boys,
Juanito, que me crió de pequeño,
y murió de tétanos,
al no dar importancia a una herida,
al ibo (nigeriano) Demian ,
alto, fuerte, noble,
al que apadriné un hijo ,
y que era boxeador ,
de la chacha Mª Dolores ,
que nos acompañaba al cine
de sesión doble,
del viejo carpintero Bilibi,
que me hizo con sus manos encallecidas
una vespa de madera
de Sixto, que me arreglaba la rueda de la bici
cuando se pinchaba.
Allí el recuerdo, de la fruta
que mi padre recogía en el patio,
y repartía los domingos, a los Lucas, los Angoso,
los Matarredona , los Esteve y tantos otros.

Allí quedaron los olores,
del pescado desecado expuesto al sol
en el mercado, el de las especias,
allí, los colores intensos
de los clotes, de las telas
con la que me hicieron un
traje de hausa, azul y plata
que aún conservo.


Allí quedó enterrada mi infancia,
entre mariposas grandes y multicolores ,
arañas peludas, escorpiones ,
el jén jén , los baños en la playa
y en la piscina de agua salada del Casino
de Punta Cristina
allí quedaron los paseos vespertinos
a Punta Fernanda ., en busca del atardecer rojizo
y tocar las hojas que se dormían al acariciarlas
las excursiones a Sampaka , Moka, San Carlos
con el wolsvagen de mi padre.


Recuerdo ….. esa vida, alegre,
los olores, colores, sabores,
tan intensos…. diferentes,
y el triste y amargo traslado
a la península…….,
a un clima frío, desapacible,
a unos colores grises, sombríos,
a unos sabores extraños,
con la desalentadora certeza
que jamás volvería
a verla…….
a Fernando Poo,
a la isla donde nací
donde crecí…..