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> CALDERA DE LUBA, Expedición y más .. muchísimo más
Invitado_Pepin_*
mensaje Mar 4 2007, 12:21 PM
Publicado: #931





Invitado






LIBROS
Una asignatura pendiente

EL PAÍS / NEGOCIOS

NEGOCIOS - 04-03-2007

Africa, pecado de Europa
Luis de Sebastián. Prologo de Samuel Eto’o
Editorial Trotta
ISBN 978-84-8164-856-0

El profesor Luis de Sebastián deja en esta ocasión su conocida América Latina para adentrarse en el complejo mundo del continente africano. El autor define su intento como el de hacer historia de la presencia de los europeos en el continente africano desde el siglo XV hasta nuestros días, para que los lectores entiendan por qué África se encuentra tan mal que expulsa a raudales a sus hijos. Su tarea la define el autor como narrar y valorar "lo que Europa hizo en África, lo que no hizo y lo que tiene que hacer".

El libro tiene dos partes bien definidas: una histórica y otra de análisis económico estructural. La parte histórica se construye sobre los siguientes temas: el comercio de esclavos llevado a cabo por europeos cristianos (para distinguirlo del que con anterioridad practicaban los árabes), el reparto y ocupación del interior de África, la vida de los pueblos africanos bajo el régimen colonial y los procesos que llevaron a su independencia. Siguen análisis más bien estructurales de la situación en que quedaron los nuevos países independientes y la situación presenta (actualizada con los datos más recientes que el autor pudo recabar en el Banco Africano de Desarrollo en Túnez).

El libro tiene un último capítulo, que sin duda será el más discutido, sobre un plan de acción para salvar a África, o mejor, como también dice el autor, para ayudar a que África se salve a sí misma. La conclusión del libro, que cita la frase de un Galileo no convencido por los argumentos de la Inquisición: Eppure si mueve, trata de infundir esperanza a quienes contemplamos la suerte del continente vecino como la de un continente irremediablemente condenado al caos político y a la emigración masiva hacia nuestras costas. En África algo se mueve. En realidad se mueven muchas cosas, que los europeos necesitamos reconocer, analizar y apoyar.

La estrategia de ayuda al desarrollo de África ha sido un fracaso, porque ha sido fundamentalmente "de arriba abajo", dando cantidades ingentes de dinero a Gobiernos corruptos o ineficientes (o ambas cosas) y, en todo caso, rodeados por dificultades enormes.

La ayuda al desarrollo de África, afirma el profesor De Sebastián, tiene que cambiar de dirección y de orientación; tiene que ser de abajo arriba, fortaleciendo, o creando donde no existan, comunidades locales, mercados, empresas, sistemas de microcréditos, infraestructuras que conecten los pueblos a las principales arterias de comunicación, etcétera. Todo ello apoyando las iniciativas que ya existen.

El libro llena un vacío en los conocimientos que tanto el público grande como el pequeño (el de las personas leídas y viajadas) tiene sobre África, su historia y las raíces de sus problemas actuales. Si la emigración es, según las encuestas, el problema que más preocupa a los españoles, el conocimiento de las realidades africanas debiera ser una de las tareas prioritarias para todos los españoles.

El libro del profesor Luis de Sebastián, aunque denso -e impreso con letra pequeña-, repleto de citas y números, como corresponde a un trabajo científico serio, se lee bien y los lectores que tengan paciencia para navegar por sus casi 300 páginas se sentirán premiados con los conocimientos adquiridos y una mayor comprensión de África hoy en día.

Samuel Eto'o, el delantero centro del Barcelona Club de Fútbol, probablemente el africano más conocido en Cataluña y en toda España, firma un prólogo en el que muestra su alegría de que se escriba un libro tan profundo sobre África para explicar a los españoles, dice, una realidad que apenas conocen. "Sería estupendo que su lectura contribuyera a fomentar la hermandad con los vecinos del Sur que tanto admiran a los españoles", finaliza el conocido deportista.
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Invitado_Invitado_el fantasma del blog_*_*
mensaje Mar 5 2007, 09:47 PM
Publicado: #932





Invitado






ÁFRICA, PECADO DE ESPAÑA

Luis de Sebastián

Profesor honorario de ESADE

Cuando se habla de las peripecias y desaguisados de los europeos en África, los españoles no sentimos más tranquilos que cuando se habla de las peripecias de nuestros conquistadores en las Américas. Porque, aunque estuvimos presentes en la Conferencia de Berlín (1884-1885), no conseguimos en ella más que migajas del reparto colonial: la diminuta Guinea Ecuatorial que incluía las islas Fernando Po y Anobón, el Sáhara Occidental, que era un trozo de desierto habitado por nómadas (los actuales saharauis), y el Protectorado de Marruecos que nos cedieron los franceses a principios del siglo XX. Desde el Siglo XV ha poseído España las plazas fuertes de Ceuta y Melilla como resultado de su política mediterránea contra los piratas beréberes.


Mientras los ingleses, franceses, belgas (su rey Leopoldo II, dueño y señor del estado “libre” del Congo), alemanes, portugueses, holandeses (y luego los boers) sometieron a grandes imperios africanos, después de haber traficado con sus ciudadanos como mercancía, y tras guerras feroces contra sus indómitos guerreros, los españoles no fuimos grandes actores en el sangriento escenario africano durante los siglos XIX y XX. Nuestros pecados estuvieron en América, pecados de crueldad y falta de respeto a los derechos humanos de los aztecas, mayas, caribes, incas, guaraníes, araucanos, etcétera... pero nada comparable a los que los otros europeos hicieron en África. Así van más o menos los discursos exculpatorios y pensamientos escapistas de los españoles con respecto a África. Y sin embargo España estuvo profundamente implicada en las desgracias que cayeron sobre el continente.


Para comenzar, el principal destino del execrable tráfico de esclavos a través del Atlántico durante más de tres siglos fueron las colonias españolas en el Caribe, donde se cultivaba sobre todo caña de azúcar, que ha estado tan vinculada en la historia con la esclavitud. Los “asientos” eran licencias y cupos que otorgaba la corona española para trasportar esclavos a sus posesiones de ultramar con el doble objeto de suministrar a las colonias mano de obra esclava y cobrar impuestos a los traficantes. Ya en 1510 Fernando el Católico ordenaba que doscientos esclavos africanos “los mejores y más fuertes esclavos disponibles” fueran enviados al Nuevo Mundo para emprender trabajos que los indios llevaban mal. Hasta ese momento los españoles habían llevado a indígenas del Caribe (de Hispaniola, Puerto Rico, Cuba, Jamaica) como esclavos a España para venderlos en los mercados locales de esclavos y exportarlos a otras partes de Europa (o regalarlos como obsequios curiosos) A finales de 1490 Cristóbal Colón se planteó el negocio de transportar cuatro mil esclavos al año de las Indias a España, que le proporcionaría treinta millones de maravedíes contra un costo de sólo tres millones. La Reina Católica se enojó: “¿Qué poder le he dado al almirante para entregar mi vasallos a sus amigos?” La llegada regular de indígenas, siempre considerados por la reina como sus súbditos, generó muchas polémicas entre teólogos y palaciegos. Se hizo una excepción con los “caníbales”, nombre que se daba a quienes no querían convertirse al cristianismo, a los cuales según opinión común que compartía la reina se podía apresar y esclavizar. Otra fuente de esclavos fueron las Islas Canarias cuya población de guanches fue poco a poco llevada a la península como esclavos de nobles, caballeros e hidalgos, monasterios y obispos, hasta que, convertidos a la verdadera religión, fueron considerados como españoles. El giro radical del tráfico de esclavos vino cuando cambió la dirección del viaje que hacían los esclavos, es decir, si antes venían de las Américas o de África a Europa, a partir del siglo XVI comenzaron a viajar de África a las Américas.


Las películas de Hollywood y la contra-leyenda negra fabricada en España presentaban a los europeos protestantes, ingleses, franceses (hugonotes), holandeses y daneses, como los principales traficantes de esclavos desde principios del siglo XVI hasta comienzos del XIX, los cuales efectivamente lo fueron en gran medida. Esta leyenda ocultaba, sin embargo, el hecho de que los católicos españoles y portugueses no solo fueron los primeros en introducir esclavos africanos en Europa y montar un activo comercio de ellos en Lisboa, Sevilla, Valencia y Palma de Mallorca a mediados del siglo XV, sino que fueron activos traficantes en los siglos de oro (el XVI y el XVII) del “comercio triangular” trasatlántico, y continuaron el tráfico, cuando los ingleses, franceses y otros pueblos nórdicos, así como los recién independizados norteamericanos, habían prohibido el tráfico marítimo de esclavos (aunque no todavía la esclavitud en sus colonias)


La clave de ese cambio de dirección está en las colonias americanas de España. La población indígena se fue mostrando gradualmente incapaz de seguir el ritmo de trabajo que los conquistadores imponían en los campos y sobre todo en las minas. Aun antes de que la población comenzara a descender vertiginosamente a mediados del siglo XVI, cuando la incidencia de las enfermedades trasmitidas por los europeos (la viruela y la sífilis, sobre todo) tomó proporciones catastróficas, los colonos, las autoridades y aun algunos miembros de la Iglesia comenzaron a pedir a la corona que enviara esclavos negros, o permitiera que otros los trajeran, para aliviar la escasez de mano de obra que obstaculizaba la expansión de la colonia. Estas demandas se hicieron apremiantes cuando se fue extendiendo el cultivo de la caña de azúcar y se establecieron ingenios para elaborar el azúcar, y desesperadas cuando la población autóctona comenzó a desaparecer. Por ejemplo, en 1518 el juez Alonso Zuazo preocupado por la caída de la población indígena escribió al rey Carlos I pidiendo una licencia general para “importar negros, una gente ideal para trabajar aquí, a diferencia de los nativos que son tan débiles que sólo sirven para trabajos ligeros”. Estas peticiones fueron apoyadas (entre otros clérigos) por el mismísimo fray Bartolomé de las Casas, el abogado y defensor de los indígenas, quien sin embargo no parecía tener los mismos sentimientos de compasión para los africanos. Aunque posteriormente en su libro Historia de las Indias (que no fue publicado hasta el siglo XIX) reconocía que era un error tratar de eliminar una esclavitud substituyéndola por otra.


La corona organizó el envío de esclavos a través de la Casa de Contratación de Sevilla (cuya administración contaba con una “Junta de Negros”), embarcando para el Caribe a esclavos que ya estaban en España o Portugal, las Islas Canarias o las de Cabo Verde. Lo normal era que el rey diera una licencia a alguna personalidad de su confianza con capacidad financiera y organizativa para llevar un número acordado de esclavos a un determinado destino en las colonias. Hasta 1540 o así, se daban tantas licencias como le pareciera al rey y normalmente iban exentas de impuestos. Como es lógico, los negreros competían para obtener las licencias. El beneficiado tenía que conseguirse los esclavos, normalmente comprándoles en los mercados peninsulares, y, si no disponía de barcos, lo que era frecuente, tenía que contratar a algún capitán (frecuentemente portugueses que era los mejores navegantes) para trasladar los esclavos a su destino. Pronto hubo que ir a buscarlos a sus tierras natales en el continente africano, pero los bulas pontificias que aseguraban el control de África Occidental a los portugueses impidieron en alguna medida a los negreros españoles incursionar en las costas africanas. No les quedaba más remedio que acudir al mercado de Lisboa para conseguir esclavos.


Posteriormente la corona otorgaba contratos de monopolio, el “asiento”, a algún financiero el cual adquiría los compromisos típicos de los negreros. En 1552, Fernando Ochoa, por ejemplo, obtuvo un monopolio de siete años para entregar 23.000 esclavos a las colonias españolas. A cambio el negrero tenía que pagar una gabela o derecho a la corona de ocho ducados por cada esclavo trasladado. Ochoa no pudo cumplir su compromiso y eso abrió la puerta a otros traficantes más poderosos, en concreto a los británicos. Con el sistema de asiento la corona no sólo contentaba a sus súbditos en las colonias sino que aumentaba los ingresos reales. Obviamente el asentador podía subcontratar a capitanes u otros financieros parte del envío para llenar su cupo. Para controlar los ingresos reales, los barcos tenían que salir de Sevilla y desembarcar en Cartagena de Indias en Colombia, Portobello en Panamá o Veracruz en México, donde había aduanas reales para controlar si se cumplía el contrato. Para 1600 España contaba con un sector importante dedicado al tráfico atlántico de esclavos bien financiado y debidamente organizado con unas decenas de barcos especializados para realizar la travesía. Más tarde, en el siglo XVIII después de la Guerra de Sucesión y la Paz de Utrech de 1713, que consagraba la decadencia militar y económica de España, la diplomacia británica consiguió el “asiento” para los traficantes del Reino Unido, los cuales hasta finales del tráfico en 1808 se convirtieron en los reyes del trafico atlántico. El número de negreros españoles se redujo y por algunos años cedieron el negocio a los británicos.


La esclavitud de los africanos nunca fue un problema en la católica España como tampoco en el católico Portugal. La famosa disputa de Valladolid en 1550 entre fray Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda, resumida y compendiada por el teólogo dominico Domingo de Soto (una de las figuras del Concilio de Trento) se pronuncia claramente contra la esclavitud de los indígenas de las Américas, pero no dice nada de los africanos. Lo mismo que el papa Paulo III cuando afirmaba solemnemente que “los indios son verdaderos hombres”, sin atreverse a predicar la misma condición de los negros. Los renacentistas creían que el sumum de la civilización estaba en reproducir las conductas de los clásicos.

Por eso en la cuestión de la esclavitud seguían la sentencia de Aristóteles quien opinaba que “algunas personas nacen para ser esclavos”. La Iglesia renacentista, oportunista y áulica no se atrevió a opinar de otra manera. Ni los católicos reyes tampoco, para no poner en peligro la prosperidad de sus colonias. Felipe III, entonces rey de España y Portugal, se contentó con ordenar que en todos los barcos negreros fuera un sacerdote. Hubo, sin embargo, protestas sinceras de clérigos y laicos como fray Tomás de Mercado, autor de Suma de Tratos y Contratos, publicado en Salamanca en 1569 en donde declara que los negreros que llevan contra su voluntad esclavos a América comenten un pecado mortal; o el abogado Bartolomé Trías de Albornoz cuyo libro Arte de los Contratos le valió la condena de la Inquisición por condenar la esclavitud como se practicaba en las colonias americanas; o el jesuita Miguel García, quien, destinado a Brasil, se negó a oír las confesiones de quienes poseyeran esclavos. Pero naturalmente estos y otros verdaderos cristianos no tuvieron una influencia decisiva en su sociedad.


Cuando cesó el tráfico de esclavos, y pasó a estar proscrito internacionalmente en 1830 los portugueses, básicamente desde Brasil ya independiente, y los españoles desde su base en Cuba, siguieron suministrando esclavos africanos a sus plantaciones e ingenios americanos. Pero los tenían que ir a buscar fuera de las zonas de influencia de Gran Bretaña y Francia, a regiones más alejadas, como el Congo Belga, Angola y Mozambique. El tráfico se hizo más difícil por la vigilancia de los navíos británicos franceses y más caro por las multas que imponían a los que apresaban, pero portugueses y españoles mejoraran su técnicas de navegación e introdujeron los barcos a vapor para eludir a los veleros. Alguna de las modernas compañías navieras tiene su origen en estos años. La situación fue denunciada vehemente y brillantemente en la Cortes por el gran orador que fue Emilio Castelar: “Hemos tenido diecinueve siglos de Cristianismo y todavía hay esclavos. Ya sólo existen en países católicos, Brasil y España. Diecinueve siglos de Cristianismo y todavía hay esclavos en países católicos. Un siglo de revolución y ya no hay esclavos en los países revolucionarios Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. Levantaos, legisladores españoles, y haced de este siglo diecinueve el siglo de la completa y total redención de los esclavos”. La esclavitud se abolió finalmente en Cuba en 1886, apenas doce años antes de que España abandonara la isla.

La tabla Nº 1 da una idea del papel de las principales naciones en el tráfico de esclavos y la tabla nº 2 de los principales destinos.

TABLA Nº 1

Estimaciones estadísticas

…………………….........Viajes ………Esclavos trasportados

Portugal (y Brasil)…. 30.000 ……………..4.650.000
Gran Bretaña ………...12.000 ……………..2.600.000
España (con Cuba) …..4.000………….… 1.600.000
Francia…………….......…. 4.200……………. 1.250.000
Holanda…………….......… 2.000………………. 500.000
Norte América……..…... 1.500………………. 300.000
Dinamarca……………......… 250 …………….…..50.000
Otros……………………......... 250………………… 50.000
Total ………………..........54.200 ………...11.000.000

Fuente: Hugh Thomas The Slave Trade. Appendix Three. Estimated Statistics, p.mega_shok.gif4


TABLA Nº 2

Estimaciones estadísticas de entregas a países de destino

……………………………….............……Esclavos trasportados
Brasil………………………………………………......... 4.000.000
Imperio Español con Cuba ………………………2.500.000
Indias Occidentales Británicas………….……. 2.000.000
Indias Occidentales Francesas ……………….1.600.000
Norteamérica Británica ………………………..…….500.000
Indias Occidentales Holandesa ……………………500.000
Indias Occidentales Danesas ………………………..28.000
Europa (Portugal, Canarias,
Azores , Madeira)…………………………………………200.000
……………………………………………Total ...........11.328.000

Fuente: Hugh Thomas, The Slave Trade. Appendix Three. Estimated Statistics, p.mega_shok.gif4


La sangre africana que corre por las venas de decenas de millones de hispanoamericanos es un testimonio fehaciente de la implicación de España en África. Su presencia no ha sido muy visible ni decisiva en el continente africano desde el siglo XVI hasta nuestros días, pero desde el siglo XVI al XIX estaba presente en los puertos del Caribe para recibir a los esclavos, pobres gentes de los campos y las aldeas africanos que fueron apartados violentamente del curso normal de sus vidas para enriquecer a los hacendados españoles del Caribe. En mi libro África, pecado de Europa se analiza en detalle la barbarie del tráfico trasatlántico y las trágicas consecuencias para el continente de tan nefasto negocio. Ahora, en el siglo XXI, no podemos encogernos de hombros ante la actual tragedia de África. España contribuyó al “descarrilamiento” de África tanto como la que más de las grandes potencias coloniales del pasado. Ahora tiene que ser estar en la primera línea de la reparación.


Barcelona, febrero de 2007

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Invitado_Pepin_*
mensaje Mar 5 2007, 09:58 PM
Publicado: #933





Invitado






¿Usted cree Navascues que el fantasma es uno de los nuestros? Porque yo lo veo muy raro de un tiempo a esta parte. Por ejemplo lo de escribir tanto sobre la historia de Guinea Ecuatorial, es extraño. Le aseguro yo Navascues que el fantasma de historia no tiene ni idea y de África entiende menos todavía.
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Invitado_Julian Navascues_*
mensaje Mar 6 2007, 08:07 AM
Publicado: #934





Invitado






Pero hombre, Pepin, ¿Cómo no va a ser el fantasma uno de los nuestros? Lo que pasa es que esta expedición a la Caldera de Luba es muy rara y acaba desquiciando a cualquiera. Pero los temas que se ponen aquí están muy trillados. Fíjate lo que escribe Juan José Tamayo

CITA
Descubrimos, horrorizados, las situaciones de pobreza, epidemia, violencia, conflictos, explotación y otras formas de sufrimiento en medio del devastador crecimiento del consumo y del individualismo en el mundo. Relacionamos el sistema económico neoliberal dominante con el creciente sufrimiento humano.

Asumimos el compromiso de solidarizarnos con los pobres y los marginados como parte de ellos. Al constatar la creciente realidad de la desigualdad y el inmenso sufrimiento en el mundo, nos comprometimos a trabajar con los que sufren para resistir al Imperio.


Y además Francisco Alegre conoce al fantasma de toda la vida. Ahora un poco raro si es, pero claro el va a lo suyo…………que es lo del copia-pega y claro no hay una reflexión, un análisis.
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Invitado_Maripili_*
mensaje Mar 7 2007, 07:58 AM
Publicado: #935





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"África es 'sexy"
Bono dedica al continente un número de 'Vanity Fair'

BÁRBARA CELIS - Nueva York

EL PAÍS
Gente
07-03-2007

"África es sexy y la gente tiene que enterarse". Si lo dice Bono, cantante de U2, puede convencer hasta al editor de una revista tan poco panafricana como Vanity Fair. El músico irlandés y militante entregado a causas como la de concienciar al planeta de que hay que curar el sida en ese continente, llevará este verano África a la portada de un magazine célebre por su exaltación del lujo.

Vanity Fair le ha entregado la batuta de su número de julio a Bono, quien ya está trabajando con Graydon Carter, el director de una revista a la que el cantante le ha querido cambiar hasta el nombre. "Le propuse que la llamaramos Fair Vanity [justa vanidad] en lugar de su nombre actual, vanidad justa" declaró Bono. El cantante es desafiante y ambicioso: "Quiero batir cifras de ventas". Pero su idea no es reventar los quioscos con historias dramáticas, sino todo lo contrario. "Necesitamos ser mejores contadores de historias. Siempre me lo dice Bill Gates. Tenemos que narrar los triunfos de África además de sus historias de terror. Y esta revista sabe contar buenas historias", dice.

Éste no será su primer pinito en el periodismo. Hace unos meses triunfó dirigiendo el británico The Independent por un día y poco después hizo lo mismo con Libération
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Invitado_Katharina Von Strauger_*
mensaje Mar 7 2007, 06:04 PM
Publicado: #936





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Mujeres de 45 países de África discuten en Madrid las barreras sexistas


LLORENÇ MARTÍNEZ - Madrid

EL PAÍS
Sociedad
07-03-2007

Las mujeres podrán comerse el mundo en cuanto derriben las barreras que las marginan, vino a decir ayer la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, durante la presentación del encuentro que se celebra entre hoy y mañana en Madrid coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Asistirán unas 300 representantes de 45 de los 54 países africanos, entre ellas la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, la primera ministra de Mozambique, Luisa Dias, y la Premio Nobel de la Paz 2004, Wangari Maathai.

Estarán presentes más del doble de países que en la edición del año pasado celebrada en Maputo (Mozambique). Los objetivos siguen siendo los mismos. "Desgraciadamente, los cambios son muy lentos", admitió De la Vega, que abogó por reforzar la cooperación para combatir el sexismo. "Sin igualdad no habrá un mundo mejor", subrayó De la Vega.

La reunión servirá para debatir qué estrategias serán capaces de propiciar el acceso sin cortapisas de la mujer a la política, la educación, la sanidad y el mundo empresarial.

El Gobierno español aprovechará la presencia de responsables políticos africanos para hablar de inmigración. El encuentro seguirá en directo la sesión que celebra esta tarde el Senado, en la que está previsto que se apruebe la Ley de Igualdad. "No hay mejor manera de conmemorar el Día de la Mujer", enfatizó la vicepresidenta.


http://www.elmundo.es/especiales/2007/03/s...faso/index.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/05/s...mp;t=1173191345


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Invitado_Andy Maykuth_*
mensaje Mar 8 2007, 03:43 PM
Publicado: #937





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La lucha por la igualdad

La jefa de la universidad

Trinidad Morgades busca sembrar valores humanos como vicerrectora en Guinea Ecuatorial

C. M. - Madrid

EL PAÍS
Sociedad
08-03-2007

"El país ha pasado por un diluvio y ahora estamos empezando. Hacemos todo lo posible para continuar lo que se empezó hace tiempo". Trinidad Morgades nació en Malabo (Guinea Ecuatorial), cuando aún se llamaba Santa Isabel, en 1931. Estudió filosofía y Letras y Lenguas Germánicas en Canarias y en Barcelona y hoy es vicerrectora de la universidad de Guinea Ecuatorial, una de las dos que hay en el país.

Está un poco cansada de refranes españoles y proverbios africanos que definen la educación pero no la arreglan. "Educar a un niño es educar a una persona; educar a una niña es educar a una familia", dice uno de esos discursos que "tienen razón", pero de nada sirven si no se pasa a la acción.

En la universidad hay apenas 60 mujeres entre los 1.000 alumnos, pero ella dice que todo sigue su curso, que las cosas van cambiando. Reivindica residencias para que las alumnas sigan educándose al margen de la formación académica: "Que se eduquen en valores, no nos basta con que tengan una carrera". Para solucionar la educación en África, dice, no hace falta inventar la pólvora, hay que observar las experiencias que fueron bien. "No hay nada nuevo, la historia sigue procesos paralelos, seguimos creyendo en los valores que nos dio España, pero no hay que descuidarse", se ríe, acordándose de la historia terrible que ha pasado España y cómo ha tenido que renovar de nuevo todas sus políticas.

"Como siempre ocurre", tras el diluvio guineano ha habido más víctimas femeninas que masculinas. "Eso siempre pasa" y las cifras dibujan una educación que todavía no ha encontrado el equilibrio de género, pero que, según cuenta Morgades, camina poco a poco hacia él.

"No me siento discriminada, trabajo bien como vicerrectora, no hay que tener complejo, ni como mujer, ni de raza, hay que opinar y decir las cosas". Eso es lo que quiere que aprendan las mujeres que se forman en su universidad.

En todo caso, si hay cambios, esos tendrán que venir de la educación, un ámbito en que el continente africano tiene aún muchos deberes que hacer. Hay que educar a los niños, pero la asignatura pendiente son las niñas, a las que sus padres alejan de la escuela para casarlas cuando aún son unas crías.



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Invitado_Invitado_el fantasma del blog_*_*
mensaje Mar 8 2007, 08:56 PM
Publicado: #938





Invitado






CITA
Socialistas o capitalistas, en todos los países el hombre es aplastado por la técnica, arrancado a su trabajo, encadenado, embrutecido. Todo el mal deriva de que ha multiplicado sus necesidades cuando habría debido reducirlas. En vez de aspirar a una abundancia que no existe, y que tal vez no existirá jamás, hubiera debido contentarse con un mínimo vital, como lo hacen todavía algunas comunidades muy pobres- en Cerdeña o en Grecia, por ejemplo-, donde no han penetrado las técnicas y que no han sido corrompidas por el dinero. Allí, la gente disfruta una felicidad austera, porque han sido preservados ciertos valores, valores verdaderamente humanos, de dignidad, de fraternidad, de generosidad, que dan a la vida un sabor único. Mientras se sigan creando nuevas necesidades se multiplicaran las frustraciones. ¿Cuándo empezó la decadencia? El día en que se prefirió la ciencia a la sabiduría, la utilidad a la belleza. Con el Renacimiento, el racionalismo, el capitalismo, el cientifismo.

Sea; pero ahora que hemos llegado a esto, ¿Qué podemos hacer? Tratar de resucitar en uno mismo, alrededor de uno mismo, la sabiduría y la afición a la belleza. Solo una revolución moral, y no social, política o técnica, devolvería al hombre su verdad perdida.



Simone de Bauvoir: Les belles Images
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Invitado_Bruce Beelher_*
mensaje Mar 9 2007, 03:48 PM
Publicado: #939





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La ultima aventura del Capitan America

CITA(Andy Maykuth @ Jan 16 2007, 04:10 PM) [snapback]16031[/snapback]
•Capitán América: luchó contra nazis, fascistas y comunistas. En la Guerra del Golfo se editó una portada similar a la del número 1 (1941), sustituyendo a Hitler por Sadam Hussein.

Mientras escribo sobre la crisis del principio de construcción identitaria y sobre sociedades postmodernas que hace veinte años comenzaron a cuestionarse a sí mismas cuestionando la superheroicidad, renace con nuevos ímpetus la necesidad desesperada de encontrarnos en referentes comunes que nos definan como colectividad y de ubicarnos al lado del bien dejando claro dónde se encuentran el otro y el mal. Individualismo y relativismo han demostrado ser compañeros de viaje tan peligrosos como lo fueron los mitos de la modernidad, pero un movimiento pendular parece volver a encaminarnos hacia esa otra orilla olvidando en el camino una de las más valiosas herencias que la segunda mitad del siglo XX nos ha permitido recuperar: la noción de complejidad. Con el retorno de los discursos identitarios los superhéroes de siempre (Hulk, los X-Men, Spiderman, Batman o Daredevil) recuperan parte de su espacio simbólico saltando del papel a las pantallas de los cines de todo el planeta. Sin embargo, aquellos que esperan reencontrarse con viejos conocidos suelen llevarse desagradables sorpresas. Como el tupí que tañe el laúd que menciona Gruzinski, Drácula es hoy tanto Bela Lugosi como Gary Oldman y Superman ya no puede desembarazarse de la silla de ruedas de Christopher Reeve sin dejar de ser Superman. Por eso, el superhéroe que regresa, aunque se llame igual que hace cuarenta o cincuenta años, ya no es el mismo personaje. Actualizando los valores de las sociedades que lo recuperan es más oscuro, más complejo y con más fisuras. Representa a comunidades más abiertas y lábiles donde el nosotros es cambiante y más amplio. No obstante, me temo, entre los rasgos de su nuevo discurso identitario sigue asomando la imagen de un otro que, sin ser llamado explícitamente malvado en aras de la corrección política, es ahora definido como más simple, más cerrado (fundamentalista), más frío (dispuesto a todo para conseguir su fin) y –especialmente importante entre los mitos de Occidente de este nuevo milenio– menos democrático.




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El Capitán América muere asesinado tras rechazar la ley antiterrorista de Estados Unidos

El superhéroe se niega a inscribirse en una base de datos policial y es abatido por un francotirador

ELPAIS.com - Madrid

ELPAIS.com
Gente
08-03-2007

En una escalinata, al pie de una columnata clásica, como Julio César, fallece el superhéroe más patriota de la editorial de cómics Marvel: el Capitán América. Este “centinela de la lucha por la libertad y los derechos”, según lo define The New York Times, fallece asesinado por un francotirador a la entrada de un tribunal. El héroe se niega a aceptar la ley antiterrorista, promulagada tras los atentados del 11-S, que obliga a las personas con superpoderes a inscribirse en un registro policial. Por ello es llevado a juicio. El último ejemplar de la saga del Capitán América salió ayer al venta en EE UU. Muere en las escaleras del palacio de Justicia, asistido por una mujer y un policía negro y rodeado de pancartas que rezan “Capitán América, traidor”.

¿Ha muerto la esencia de EE UU?

El Capitán América, creado en 1941, luchó contra Hitler y contra la URSS. Se supone que encarna los valores fundacionales de Estados Unidos, por lo que su muerte podría interpretarse como el fin de esos valores.

Responsables de Marvel han admitido en la CNN que la trama del cómic ha sido escrita intencionadamente como una alegoría de los asuntos de la vida real, como los ataques del 11-S, la guerra contra el terrorismo o la Patriot Act (ley antiterrorista de EE UU que recorta los derechos civiles).

No obstante, el editor jefe de Marvel, Joe Quesada, ha asegurado que, si bien “se pueden realizar muchas lecturas”, él no desea “decir a la gente qué es lo que se debe interpretar”.

210 millones de ejemplares

Los cómics del Capitán América se han vendido en 75 países y en una cantidad cercana a los 210 millones de ejemplares, pero en los últimos tiempos, en EE UU, no se vendían más que mega_shok.gif.000 copias.

No es la primera vez que los editores de un personaje de cómic deciden matarlo y luego resucitarlo para atraer la atención del público. Ni siquiera es la primera vez que se da por muerto al Capitán América.

Este patriótico héroe no está tan en forma como Supermán, Batman o Spiderman, quizá porque, entre otras cosas, no ha logrado seducir a la industria cinematográfica de Hollywood, aunque eso puede cambiar muy pronto, según ha declarado a la agencia Reuters el presidente de Marvel, Dan Buckley.





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Invitado_Katharina Von Strauger_*
mensaje Mar 10 2007, 11:08 AM
Publicado: #940





Invitado






LA PESADILLA DE DARWIN

Hubert Sauper

Historias para no dormir

ÉRASE una vez un país situado en la zona de los Grandes Lagos, una de las más hermosas del planeta, si hemos de hacer caso a Kapuscinski y su Ébano. Habituado a guerras tribales, hambrunas periódicas, gobiernos corruptos y SIDA pandémico, esta tierra maldecida por los Dioses creyó por un momento que la suerte se le ponía de cara cuando un extraño y descomunal pez empezó a colonizar el limítrofe lago Victoria, para regocijo de propios y (sobretodo) extraños.

El país se llamaba Tanzania y sus jerifaltes no querían saber nada de viejas rencillas entre hutus y tutsis. Habían aprendido de sus colegas occidentales a promocionarse, a "vender" los atractivos económicos de su tierra sin preocuparse de desagradables asuntos secundarios, como la miseria que reinaba entre sus conciudadanos o la altísima tasa de mortalidad infantil.

Como una bendición, pues, fue recibida la implantación de numerosas fábricas en la orilla del lago, encargadas del procesado y manipulación de tan preciado alimento. Un pescado que, además, comenzaba a gozar de una gran demanda en los mercados europeos y japoneses. La perca del Nilo, lo llamaban. «Auténtico oro en barras», les aseguraban analistas y observadores, que auguraban un vuelco en las desalentadoras estadísticas de crecimiento que manejaban.

La noticia se extendió como la pólvora por toda la región: de Tambora a Dodoma, de Mbogo a Morogoro. ¡Había trabajo! Bastaba con abandonar unas tierras de labranza que apenas cubrían las necesidades de subsistencia de una siempre numerosa familia africana y hacerse pescador, allá en Mwanza. Por fin iban a tener la oportunidad de demostrar su valía. Podrían ganar dinero, ofrecerles un futuro mejor a sus hijos. ¡Quién sabe si incluso podrían ir a la escuela y todo!

El todopoderoso Fondo Monetario Internacional alentaba la iniciativa privada, animando a empresarios y emprendedores en general, interesados en la explotación de una especie que indudablemente redundaría en infinitos beneficios para los habitantes del lugar. Cierto es que este animal —que parecía extraído de las profundidades abisales del Pacífico— había acabado con todas las demás especies autóctonas, debido a su increíble voracidad. El depredador —implantado en la zona hacía cuatro décadas no se sabía muy bien por quién— se había encontrado en una auténtica balsa de aceite: un genuino "comedor" donde podía servirse a su antojo, devorando bancos de sorprendidos pececillos incapaces de oponer resistencia alguna.

Dinero llama a dinero. Desde Europa, decenas de aviones despegaban cada día con destino africano, para volver cargados de suculentos filetes de la dichosa perca del Nilo. No parecía haber nada malo en aquella relación claramente simbiótica: los parabienes del capitalismo se demostraban una vez más. Si ofertas un producto de calidad, la demanda va a crecer. Y si además eres capaz de minimizar tus costes fijos (con un sueldo que, con todo, a los deprimidos africanos les parecerá una millonada), el negocio se antoja redondo.

Pero hete aquí que "algunos factores externos" comienzan a desarmonizar el conjunto. Resulta que el súbito incremento de la población masculina —la única válida para echarse a la mar y capturar ese pescado que las fábricas le arrebatarán de las manos por un precio irrisorio— provoca un flujo migratorio, en paralelo, de mujeres dispuestas a cubrir los "apetitos animales" de sus nuevos convecinos. Las comunas obreras quedan así constituidas por dos clases de explotados: la mano de obra (que trabaja durante el día) y las prostitutas (con una jornada eminentemente nocturna). Existe también un tercer tipo de desarrapado: los niños. Esos niños que nadie quiere, que nacen no se sabe muy bien cómo ni porqué y que vienen a amargarle a uno la vida cuando no ha cumplido ni los quince años. Hay que deshacerse de ellos, claro está. Abandonarlos a su suerte en las calles, donde se juntarán con otros de su misma estirpe anónima y lograrán así sobrevivir entre montañas de detritus, esnifadas de cola y sodomizaciones de compañeros mayores, igualmente drogados.

Quizás la cosa mejoraría si utilizasen condones. Pero el curita local lo tiene claro: eso no es seguro, hombre… ¡y además es pecado! Un analfabeto impartiendo clases de ética a otros analfabetos… de vez en cuando aparecen evangelistas con sed de conversión y les pasan películas —¡menudo acontecimiento!— donde uno al que llaman Jesús logra capturas olímpicas en un mar calmado…

Los aviones que aterrizan en la pista de un aeropuerto bacheado, sin controlador aéreo cualificado ni medios para retirar a algunos de los aparatos que han tenido menos suerte en alguna maniobra de aproximación, yéndose a estampar contra el asfalto; esos aviones rusos tan baratos, digo, vienen tripulados por gente que moja en alcohol y sexo la culpa de servir a unos intereses despreciables, que no comprenden pero intuyen…

Porque lo terrible no es que les robemos —literalmente— la comida que podría paliar la hambruna que padecen 2 millones de personas (aunque las autoridades bananeras se nieguen a reconocerlo, no vaya a ser que se frene el ímpetu inversor). Tampoco es lo más terrible saber que cocinan las sobras, aquello que los europeos tiramos al cubo de la basura. O el ver una de las imágenes más duras del año: niños pegándose por un puñado de arroz.

No. Lo más inconcebible —aunque intuido durante todo este cuento, pues en el mundo de ahí fuera el lobo feroz se jala a Caperucita después de beneficiársela, el flautista de Hamelin acaba de proxeneta con su legión de infantes, la Blancanieves haciendo la calle en pos de un príncipe por horas y lo de los siete enanitos con la Bella Durmiente … mejor ni te lo cuento— es que esos gigantescos aviones de carga no vienen sólo por el pescado. Eso sería sólo un expolio amoral y los occidentales con pasado colonialista estamos relativamente acostumbrados a rapiñar recursos naturales ajenos. Pero lo que hemos visto hasta ahora es únicamente el viaje de vuelta. Y conozco pocos transportistas —por tierra, mar o aire— que vuelvan de algún sitio… sin haber llevado algo en la ida.

En el viaje a África esos aviones no van vacíos, no. Traen armas, esas armas que importamos desde Europa para que se perpetúen las guerras, esas guerras que paradójicamente sus futuros contendientes parecen ansiar largamente, como única posibilidad de abandonar la miseria y alistarse en el ejército, donde los salarios son más dignos. A cambio, ¿qué pueden perder? ¿La vida? ¡¿Qué vida?!

Esas guerras que después trataremos de paliar con nuestras misiones humanitarias, nuestra verborrea de funcionario de Bruselas, nuestra hipocresía antiamericana… porque en este cuento, somos nosotros los malos. No hay republicanos fascistas ni familiares de Bush ni la sombra pérfida de Washington. Hay, eso sí, residuos colonialistas —mirando un mapa de África, sigue sorprendiendo la inquietante presencia francesa, ¿les he contado alguna vez que una de las causas del genocidio ruandés fue una disputa francófona? Mejor otro día, no se me vayan a deprimir—. Residuos de una Europa sonriente, encantada, dialogante. Podrida.

La pesadilla de Darwin nos baja del limbo con un golpe de culata (culata manufacturada en algún lugar no tan lejano… quizás en nuestro propio país). Es nuestra decisión pretender seguir creyendo que nada extraordinario ocurre o informarnos sobre una tropelía que —hasta ahora sin saberlo— ayudamos a consumar. Si quieren saber algo más sobre el tema, les invito a que visiten (ya no como oidores de un cuento, sino como conocedores de una realidad cruenta) la web www.notecomaselmundo.org. En ella descubrirán, sin ir más lejos, que en Mercabarna (Barcelona) se vendieron el año pasado 2 millones de kilos de perca del Nilo, la mayoría procedente de ese mismo lugar que vemos en la película. La venden en nuestros mercados y pescaderías, convenientemente filetada y etiquetada a veces como mero... a precios sorprendentemente (¿o no tanto?) asequibles.


http://www.debtwatch.org/es/inicio/enprofu...php?identif=310


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Invitado_Julian Navascues_*
mensaje Mar 11 2007, 12:16 PM
Publicado: #941





Invitado






Desafíos y oportunidades

EL PAÍS / NEGOCIOS

NEGOCIOS
11-03-2007


La decada decisiva
KELLY, EAMONN
Ediciones Granica
ISBN 978-84-7577-924-9
BARCELONA , 2007. 315pp. 23,00 euros


No solamente estamos pasando por una época de cambio. Estamos viviendo un cambio de época, quizá el punto de inflexión más profundo en la historia de la humanidad. Ésta es, al menos, la tesis que se defiende en este libro. Desde el terrorismo y la proliferación nuclear pasando por las tecnologías emergentes, que podrían cambiar la naturaleza de la humanidad, hasta el surgimiento de nuevas e innovadoras potencias económicas, Eamonn Kelly -director ejecutivo de Global Business Network (GBN), la conocida consultora de estrategia de situaciones hipotéticas del Monitor Group- entreteje una serie de poderosas "tensiones dinámicas" que transformarán radicalmente la vida de la humanidad en las próximas décadas, y ofrece suficientes indicios al lector de cómo estas tensiones entrarán en conflicto e interactuarán para crear olas de cambio más allá de cualquier posibilidad que hayamos conocido en el pasado.

Mediante la técnica de pensar por escenarios, el autor evoca los diferentes futuros que pueden presentarse como resultado de la interacción de estas tensiones dinámicas, y las profundas implicaciones que tendrán para la sociedad y los negocios. Y para ello parte de una serie de convicciones.
La primera es que el mundo nunca ha sido seguro, pero que ahora es mucho más incierto.
La segunda es que buena parte de esa incertidumbre es claramente visible: es la materia que nutre las noticias, los asuntos y los interrogantes diarios.
La tercera es que los cambios que se están produciendo ahora no son sólo complejos y sistémicos, también son paradójicos y contradictorios, lo que hace que sean mucho más difíciles de percibir e interpretar.
La cuarta es que estamos en un umbral: a nuestra naciente civilización global le esperan cambios profundos y oportunidades, y en un futuro relativamente cercano.
La quinta es que ningún actor único puede aisladamente aspirar a controlar el futuro para resolver nuestros problemas o realizar nuestros sueños.


El libro, que según confiesa el autor aspira a contribuir a un futuro mejor, está dividido en cuatro secciones:
1. Qué está pasando, donde examina buena parte de la complejidad del mundo actual, y establece las siete "tensiones dinámicas", las fuerzas múltiples, frecuentemente contradictorias, que están alimentando muchas de las transacciones del presente al futuro.
2. Cambiar para afrontar el futuro, en la que explora las áreas más importantes en las que viviremos grandes desafíos y cambios en la próxima década, como son el gobierno y la innovación.
3. Situaciones hipotéticas para la próxima década, donde se sugiere la manera en que podemos esperar que evolucione el nuevo orden mundial.
4. Actuar en una era de transformaciones, en la que el autor considera algunas de las implicaciones esenciales de esta era transformadora y explica cómo y por qué tres importantes conjuntos de actores -las empresas, los líderes y los ciudadanos globales- serán en gran parte responsables de la formación de un futuro mejor.

El autor reflexiona que hay dos grandes cambios que se deben realizar. El primero es la voluntad de creer en la magnitud de los problemas a los cuales nos enfrentamos mientras haya evidencia pero antes de que sea demasiado tarde. El segundo es menos transparente: tenemos que hacer que a nuestra nueva realidad global corresponda una nueva empatía global, basada en el reconocimiento de que nunca hemos sido más interdependientes y de que nuestros intereses nunca han sido más inseparables.

En definitiva, como reconoce el propio Eamonn Kelly, "no puede haber un examen final del futuro; no puedo esperar cubrir todo lo que puede ser importante durante la próxima década, a medida que creamos la base de un nuevo siglo, pero creo que es una introducción muy útil al futuro, porque establece marcos eficaces para entender un mundo incierto y para inspirarnos al aplicar nuestro poder y nuestras pasiones colectivas a los desafíos y oportunidades que nos esperan."

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Invitado_Andy Maykuth_*
mensaje Mar 12 2007, 09:07 PM
Publicado: #942





Invitado






ACUERDO EN DOHA: AHORA O NUNCA

Guillermo de la Dehesa

El Pais
Economia
12-03-2007

La importante decisión, tomada a finales de enero por los ministros de Comercio de los países de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de reiniciar las negociaciones que habían quedado en suspenso en julio debe de ser recibida con gran júbilo y con renovada esperanza. En un momento en el que la globalización continua acelerándose y permitiendo que el crecimiento mundial sea mas elevado, mas estable y mas duradero que en décadas anteriores, parece descabellado que se hayan paralizado unas negociaciones que ya duran cinco años, en las que se ha avanzado mucho en todos los aspectos mas sensibles y que darán otro gran impulso tanto al comercio y a la inversión internacional como al crecimiento mundial en los próximos años.


En estos siete meses de suspensión se ha perdido mucho tiempo, aunque se haya mantenido una elevada actividad negociadora sumergida. Tiempo precioso, ya que el 30 de junio expira la Trade Promotion Authority (TPA) que el congreso de EE UU (que es constitucionalmente quien tiene la ultima palabra en asuntos de comercio internacional) concedió en 2002 a su presidente para que este pudiese someter lo acordado en la Ronda de Doha al Congreso dándole una sola opción de voto al conjunto (si o no) y sin posibilidad de introducir ninguna enmienda. Si estas nuevas negociaciones no se hiciesen con enorme celeridad (poco usual en la OMC, donde negocian 150 países) seria imposible finalizarlas antes de fecha, con lo que Bush tendría que solicitar una extensión de la TPA a un Congreso en el que su partido ya no tiene mayoría.


Sin embargo, la posibilidad de conseguir una extensión temporal de la TPA seria muy elevada si para dicha fecha el Congreso estimara que se ha avanzado ya mucho en la negociación y que existen muchas posibilidades de que concluya pronto. Además, la líder demócrata en el Congreso ha indicado que en el voto de su grupo, en un asunto tan trascendental, no cabra partidismo alguno. También se ha perdido el tiempo en la UE, ya que esta nueva apertura de negociaciones se inicia en medio de las presidenciales francesas a sabiendas de que la agricultura es el principal escollo y que la postura negociadora agrícola de este país es de las más duras dentro de la UE. En todo caso, existe una remota aunque esperanzada posibilidad de que, en la cumbre del G-8 en Alemania del 7 al 9 de junio, se llegase a una posición común de los países desarrollados que pudiera acelerar el acuerdo final.

¿Cuáles son los asuntos en los que es más complicado llegar a un acuerdo en la negociación y que provocaron la suspensión en julio?

El escollo mas importante para la mayoría de los países emergentes (el llamado G-20, cuyos lideres son India, Brasil y África del Sur) y para algunos desarrollados exportadores de productos agrícolas como Canadá y Nueva Zelanda (miembros, junto con otros emergentes como Argentina o Brasil, del llamado Grupo de Cairns) es la protección y subvención de la agricultura en los países de la OCDE. Anteriormente, en la reunión del G-8 en Glenaegles en 2005, tras la presión que habían recibido estos en la Reunión de la OMC en Ginebra en 2004, sus miembros ya se comprometieron a tres concesiones: eliminar sus subvenciones agrícolas a la exportación en una fecha “final y creíble” (mas tarde en Hong Kong ofrecieron hacerlo en 2013), otra reducción de sus aranceles agrícolas y otorgar a las importaciones agrícolas procedentes de los países menos desarrollados acceso a sus mercados sin aranceles ni contingentes o cuotas. Actualmente, el problema de la negociación se encuentra, por un lado, en el alto nivel de ayudas internas y de protección a la agricultura en la UE y, por otro, en las todavía elevadas subvenciones agrícolas en EE UU y en Japón. En ambos problemas parece que es crecientemente factible llegar a un acuerdo entre EE UU y la UE que podría llegar a satisfacer las demandas de los países emergentes.

Mediante este potencial acuerdo la UE recortaría en cerca del 60% su nivel arancelario promedio en los productos agrícolas importados (frente a su anterior oferta de reducirlo en un 39%) salvo en un 8% de sus aranceles que protegen aquellos productos que la UE considera “sensibles” y, además, haría un recorte de mas del 70% de aquellas subvenciones agrícolas internas que mas distorsionan el comercio internacional.

Por su parte, EE UU haría un recorte del 60% en aquellas ayudas a la agricultura que producen mas distorsiones al comercio internacional limitándolas a un máximo de 17.000 millones de dólares y un recorte del 90% de su nivel arancelario promedio en los productos agrícolas de importación. Ahora bien, mientras que la UE puede llevar a cabo su propuesta dentro de la reforma de su Política Agrícola Común (PAC) que aprobó en 2003, EE UU necesita reformar su Farm Bill, con lo que en su caso solo seria una promesa y no necesariamente una realidad.

Por otro lado los países desarrollados quieren que los países en desarrollo introduzcan un techo máximo arancelario a sus importaciones industriales de los países desarrollados del 15% salvo para una lista de productos considerados como “especiales” para los países en desarrollo que, además, podrían utilizar cláusulas de salvaguardia en caso de subidas excesivas de las importaciones o caídas excesivas de sus precios.

Si se alcanza este hipotético acuerdo, se podrá avanzar, a continuación, por un lado, en la agenda de desarrollo de la ronda ,así como en la liberalización de los servicios, especialmente los medioambientales, financieros, telecomunicaciones y los servicios profesionales a las empresas y, por otro, en la reducción de las barreras no arancelarias, la facilitación del comercio reduciendo la burocracia aduanera y otros, en una mayor predicción, transparencia y disciplinas en los procesos antidumping, en una mayor transparencia y supresión de los acuerdos comerciales regionales para formar uniones aduaneras y áreas de libre comercio, así como en una defensa de la propiedad intelectual de las denominaciones geográficas de origen.

Los costes de no alcanzar un acuerdo final lo antes posible o de un fracaso de la Ronda de Doha pueden ser enormes, no solo para el futuro del comercio y la inversión internacionales y para la reputación de la OMC, que es la institución internacional de mayor importancia para el futuro de la globalización y finalmente para la renta y el crecimiento mundiales, sino para el comercio multilateral, ya que daría lugar a un fortísimo desarrollo de tratados bilaterales y algunos regionales.

Las ultimas estimaciones de las ganancias que esta ronda tendría para la economía mundial oscilan entre 44.000 millones de dólares al año, calculados por la OCDE en 2006, si solo se recortan un 50% las subvenciones agrícolas y otro 50% los aranceles agrícolas e industriales, hasta 278.000 millones de dólares al año, calculados por Anderson y otros en 2005, si se eliminan todas las subvenciones agrícolas y los aranceles en todos los sectores productivos. En conclusión, vale la pena hacer un esfuerzo para desatascar esta ronda y evitar los riesgos que para el crecimiento mundial de las próximas décadas conllevaría su fracaso.

Guillermo de la Dehesa es presidente de la Cámara de Comercio Internacional en España.


Doha (árabe: دوحة, Ad-Dawhah; la trascripción Doha corresponde a la pronunciación árabe dialectal) es la capital de Qatar, país situado en una pequeña península en el golfo Pérsico.













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Invitado_Bruce Beelher_*
mensaje Mar 13 2007, 03:48 PM
Publicado: #943





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CRISIS HUMANITARIA

'Lo que vi en Darfur'

'Por aquí andan los temibles 'yanyauids', los milicianos a caballo del régimen de Jartum'

'Nos lanzamos con los faros apagados por un desierto de guijarros, baches, arena...'

'En Jour-Syal se ve claramente el cráter de la bomba lanzada por un Antonov'

Actualizado martes 13/03/2007 10:01 (CET)

BERNARD-HENRI LÉVY

DARFUR.- Una 'pick up' Toyota, sin cristales ni matrícula, vino a buscarme a la caída de la tarde a Bahai, la última ciudad de El Chad, antes de entrar en Darfur. Para no ocasionar problemas a los voluntarios de la ONG que me hospedan, se detuvo a un centenar de metros, ante la barraca que hace las veces de oficina de la policía. En el coche está Otman, el conductor, muy joven. Y, en la plataforma trasera, cuatro hombres armados, encaramados entre sacos de pan y encapuchados con turbantes descoloridos. Hay un quinto hombre, su comandante, que habla algunas palabras de inglés.

Sin preámbulo alguno, en medio de la oscuridad, el hombre me tiende su teléfono por satélite 'thuraya'. Al otro lado de la línea, Abdul Wahid Al Nour, el presidente del Ejército de Liberación de Sudán (ELS), con el que estoy en contacto desde París. Se trata de uno de los dos ejércitos rebeldes que hace un año rechazó los acuerdos de paz de Abuja.

"Perdone por el retraso", comienza con una voz casi inaudible por el eco de la tempestad de arena que descarga con fuerza desde la mañana, "pero nuestros teléfonos están intervenidos. El corredor que habíamos previsto para su paso lo cortaron ayer con una columna de 4.000 ''yanyauid''. Tuvimos que trazar otro. ¿Entiende?".

Claro que entiendo. Y entiendo también que andan cerca los temibles 'yanyauid', los milicianos a caballo del régimen islamista de Jartum, que siembran el terror también en esta zona. Una zona que en N’Djamena me habían dicho que controlaba la guerrilla. Así es de fiable por aquí la información.


Antes de salir, nos detenemos ante una choza de barro donde están almacenados galones de gasolina que unos niños cargan en la 'pick up'. Otra parada, siempre del lado chadiano, en una casa, donde cogemos mantas. Y nos lanzamos hacia Sudán, hacia la provincia de Darfur, a menudo con los faros apagados, por un desierto de guijarros, baches, arena endurecida por las heladas y árboles caídos, que Otman sortea con un volantazo.

'Le riñen porque ha gastado una bala'

Hace frío y la 'pick up' se mueve como una tartana. Me turno con el fotógrafo, Alexis Duclos, en el asiento delantero, al lado del conductor, desde donde se ve mejor lo que puede adivinarse de la pista. En la parte trasera, los hombres fuman o duermen, con los 'kalashnikov' entre las rodillas. De vez en cuando, uno de ellos, sin razón aparente, se levanta y se queda quieto y vigilante. Otro le dispara a un antílope y los demás le regañan, porque ha gastado una bala.

Una vez que se ha calmado la tempestad y que vuelve a salir la luna, se ven las primeras huellas de las aldeas quemadas, que la tierra ha comenzado ya a tragar. Círculos de hollín negro... Montones de ramas y espinos arrojados sobre los cadáveres como humildes mausoleos...

Éstas son las únicas huellas de presencia humana en esta tierra desolada. Como si en esta parte de Darfur se hubiese ya conseguido esa limpieza étnica que es el nudo de la cuestión que enfrenta a los caballeros 'árabes' con las tribus 'negras' Zagawha, Tunjour y Fur.


Hubo un tiempo en que las guerras se hacían desde un lado y otro de la línea de frente. Con un enemigo claramente identificado, escaramuzas y un territorio a conquistar o defender. Después, vinieron las guerrillas que se adueñaban del campo, mientras los gobiernos se concentraban en las ciudades y en los grandes ejes.

En este Darfur que estoy descubriendo, no hay ciudades. Ni ejes. Ni siquiera hay 'chekpoints' que indiquen en qué zona se encuentra uno. Sólo el desierto. Sólo ejércitos fantasmas que se rozan y se evitan.

Comenzando por nuestra unidad que, aproximadamente cada media hora, hace un alto. Y Otman conecta su 'thuraya', despliega su pequeña antena y busca el satélite como un brujo busca los pozos de agua. Cuando lo consigue, entabla una corta conversación con unos exploradores invisibles. Y, según lo que le digan, según la presencia o no de los 'yanyauid' o, en la zona de Jebel Moun, de los soldados del JEM (el movimiento guerrillero rival), sigue adelante o vuelve, coge una ruta oblicua a la que traíamos o se detiene del todo.

400 kilómetros en 14 horas

En este último caso, los hombres se bajan, extienden una esterilla sobre los guijarros y se duermen, a la espera de que una nueva llamada les diga que el peligro ha pasado. De esta forma rodamos durante 14 horas el equivalente a unos 400 kilómetros.

Al día siguiente, llegamos a Amarai, donde nos acoge rodeado de Sabios de batas blancas un delgado personaje vestido con un anorak y un pantalón militar. Es el jefe político de la zona, Mustafá Adam Ahmadai, también llamado Rocco, su alias en la época en que era un oficial de alto rango de los servicios de Inteligencia de Sudán. Pero eso era antes de la guerra.

Amarai es una zona liberada, en la que se reagruparon los supervivientes de las masacres de las aldeas vecinas. El escenario es siempre el mismo y calca al de los refugiados que vi, con François Zimeray y la misión francesa Urgence-Darfur, los días anteriores en los campos chadianos de Goz Beida.

Los 'yanyauid' llegan generalmente al alba. Arrojan antorchas encendidas a las tiendas y, a mazazos, rompen los grandes recipientes de tierra cocida, que esparcen por el suelo su tesoro de mijo o de sorgo, que pronto comienza a arder. Dan vueltas en torno a las hogueras, con gritos terribles. Arrancan a los niños de los brazos de sus madres, para arrojarlos vivos a las hogueras. Violan a las mujeres, las maltratan y les abren el vientre. Por último, reúnen a los hombres y los ametrallan.

Y, cuando todo se ha quemado, cuando de la aldea sólo quedan unas ruinas esparcidas y humeantes, reagrupan a los animales atemorizados y se los llevan a Sudán. Los testigos que me cuentan éstas y otras atrocidades tienen nombre y apellidos. Es Hadja Abdelaziz, de 30 años y seis hijos, tres de los cuales perecieron en el ataque a la aldea de Jortial. Es Fatmah Moussa Nour, de 28 años, que perdió a su marido, en el bombardeo de Beirmazza. Son hombres y mujeres humildes, cuyos relatos se añaden a los que recogen, desde hace cuatro años, las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos. Eso sí, con dos variantes.

En primer lugar, el hecho de que estas columnas infernales que Jartum presenta como hordas de bandidos, que escapan a cualquier control y, por lo tanto, también al suyo, están dirigidas por oficiales del Ejército regular sudanés. Rocco me cuenta que había sudaneses en Tawila, donde el mes de febrero de 2004 se produjeron 67 muertos, 93 violaciones de mujeres y más de 5.000 desplazamientos. Había sudaneses en Asaba, un poco más arriba, donde no hubo muertos, porque un batallón del ELS pudo evacuar a tiempo a los civiles.


"Y en Deissa...Venga, vayamos a Deissa y lo verá todo con sus propios ojos". Deissa está 15 kilómetros más al este. Es otra aldea recientemente quemada. Allí encontramos a un superviviente que, con la mirada perdida y el pánico dibujado en el rostro, recorre a nuestro lado las ruinas calcinadas de lo que fue su casa y cuenta que los 'yanyauid' vinieron dos veces. La primera, para reventar los graneros de mijo, incendiar las chozas y la mezquita y matar a todos los que encontraban a su paso. Y la segunda vez, para derribar la escuela, que estaba construida con cemento. "Las dos veces", murmura el superviviente, "el que dirigía la operación era un capitán procedente de Jartum. Que vengan los investigadores del Tribunal Internacional y les daremos las evidencias".

'El caballero del Apocalipsis'

¿La imagen del 'yanyauid', ese 'caballero del Apocalipsis' del que tanto se habla, será un cliché demasiado cómodo? ¿Será el Sudán integrista, islamista y racista el que se esconde tras este cliché?
La segunda variante es que estos caballeros parecen más mecanizados de lo que suele decirse. Por ejemplo, aquí, en Deissa, cuando volvieron por segunda vez, para derribar la escuela, no traían caballos ni camellos, sino un cañón montado en un vehículo de transporte de tropas, con el que bombardearon las aulas.

En Jour-Syal, a ocho kilómetros hacia el oeste, se ve todavía claramente el cráter de la bomba lanzada por un 'Antonov' el pasado día 23 de enero, a pesar de la prohibición de sobrevolar el territorio decretada por la comunidad internacional. No se trata, pues, de los 'yanyauid' que llegan a lomo de camello.


Lo atestigua también ese camión verde oliva en cuya carcasa juegan los niños y que requisó a la fuerza una compañía de elite del ELS, el pasado día 18 de enero, a medio camino de Djebel Marra. "Mire este camión", me dice Rocco. "Fotografíe bien la marca Giad. Y la matrícula sudanesa. Es un camión recién salido de una fábrica de montaje que el presidente Al Bechir inauguró hace siete años cerca de Jartum, en la que se fabrica con dinero de inversores entre los que se encuentran ustedes, los franceses".

¿Otro mito? ¿Es otro cliché el de la guerra larga, pero rudimentaria y de baja intensidad, entre oscuras tribus que sustancian viejas querellas? Aquí, al menos, puedo atestiguar que se palpa el Ejército, los grandes medios, la guerra caliente y el crimen contra la Humanidad.

Rocco reúne a sus comandantes y me los presenta, bajo un toldo de chapa, en Beirmazza, a 60 kilómetros al norte de Amarai. Estrecho la mano de Mohamed Abdorahman, llamado 'el Tigre', a causa de su valentía y, según me cuentan, por la felina rapidez con la que asegura la conexión entre los frentes.

Nimeiry, el intelectual, que lleva un turbante beige, al estilo de los afganos. El jovial Mohamed Adman Abdulsalam, al que llaman General Tarada, literalmente 'General de los cien céntimos', porque, en la vida civil, pasaba por ser poco eficaz en los negocios, mientras en la guerra se muestra como un extraordinario estratega. Fue él el que, en la zona de Korma, tras las matanzas del verano pasado en las que fueron asesinados cerca de un centenar de aldeanos, consiguió reconquistar, con tan sólo 30 hombres, Hillar Hashab y Dalil.

Fue también él el que, en la misma zona, hace sólo unas semanas, le quitó cuatro vehículos a una columna de soldados [de la facción rival de Mini Minawi, dentro del ELS], firmante de los acuerdos de paz de Abuja y, por lo tanto, sometida a Jartum. Fue asimismo él el que, ya en febrero de 2003, concibió el ataque contra Al Fasher, capital de Darfur, pretexto del Gobierno para desencadenar la guerra total. "No se fíe de su aspecto de hombre que no ha roto un plato", me dice Rocco. "Todo lo que le cuentan de él está documentado. Es nuestro mejor comandante. Al Bechir daría todo su oro por conseguir su cabeza o por comprarlo".


Seguimos en la zona de Beirmazza, en medio de un círculo de piedras donde se entrenan bajo un sol de justicia los hombres de Rocco y de Tarada. Los ejercicios del día son de disciplina. Hay un centenar de hombres, pequeños paisanos hirsutos y lampiños, que se bajaron de las aldeas y a los que enseñan a saludar, a presentar armas y a desfilar. Lo que más me llama la atención es su extrema juventud (aunque, gracias a Dios, no veo niños-soldados).

Y su torpeza, ese ligero tiempo de retraso, como en una opereta mal dirigida, cuando el sargento grita "alto" o "descanso". Hay en todos ellos una mezcla de extrema seriedad (todos aquellos con los que hablo me dicen que están aquí porque perdieron a algún ser querido) y, al mismo tiempo, de buen humor y de infantilismo, que se destapa sobre todo a la hora de posar para las fotos.

Y también me llama la atención el aspecto desprovisto de marcialidad de esta tropa de descamisados, en los que, al acercarse a ellos, descubro los labios inflados por la sed y la mirada perdida. Para el centenar de combatientes presentes cuento sólo dos morteros, tres lanzadores RPG y 'kalashnikov'. Pero ni siquiera hay fusiles para todos. Y en guisa de uniformes, una mezcla de anoraks y de albornoces, de vaqueros y de pantalones de chándal y, en el mejor de los casos, los harapos que quedan de algún uniforme de camuflaje que me recuerdan a los del Ejército chadiano.

Como si estuviese leyendo mis pensamientos, el general Tarada me dice: "No tenemos nada. Nadie nos ayuda y, por eso, no tenemos nada. ¿El Chad? Tampoco nos ayuda. El presidente del Chad, Deby, tiene demasiado miedo de la venganza que los sudaneses ejercerían a través de los grupos rebeldes infiltrados y, por eso, se muestra muy cauto. Y por lo que a nuestros vehículos se refiere...". Y me muestra con un gesto elegante y extrañamente señorial dos Toyota, que acaban de llegar, para que los comandantes puedan recargar sus 'thuraya' en los encendedores de cigarrillos y otro tercer vehículo, también Toyota, del que chupan la gasolina con un tubo, para llenar el depósito del otro vehículo que tiene que volver al Chad.

Sin carburante

"Ya ha visto nuestros vehículos. Y todos son botín de guerra", dice Tarada. Y más bajo, en tono de confidencia, añade: "Tenemos tan poco carburante que nos vemos obligados, cuando vamos a luchar, a que nuestros hombres empujen las ametralladoras hasta el punto de contacto con el enemigo". Y, después, más bajo todavía, como si dudase realmente de hacerme esta confidencia, dice: "Mire esto...". Y hace una señal para que se acerquen dos de sus combatientes, especialmente impresionantes, con sus cartucheras colgando alrededor del cuello y de la cintura. Cuando se acercan, me doy cuenta de que uno de cada dos recipientes no tiene cartucho y, en su lugar, hay un amuleto o versículo del Corán.

Pienso en los bosnios, en aquel embargo militar que, en la época del sitio de Sarajevo, afectaba por igual, en una aparente pero inicua simetría, a los agresores superequipados y a los agredidos desarmados. Y eso que sé muy bien que las situaciones no son equiparables. Estoy convencido de que estos campesinos en armas, estos hombres exaltados por una indignación sorda y que vociferan de una sola voz "larga vida a Tarada", tampoco son modelos de virtud.

Pero una parte de mí no puede menos de hacer la comparación. Una parte de mí se siente presa de una sorda rebeldía ante el desequilibrio, tan flagrante también aquí, entre estas armas irrisorias y el cráter de una bomba en Jour-Syal, los bidones de gasolina y de clavos que lanzan a baja altura los 'Antonov', las aldeas reducidas a cenizas y los cadáveres amontonados.

Y esa parte de mí no puede evitar plantear la cuestión: si somos incapaces de detener la masacre, si no tenemos ni el poder ni la voluntad de sancionar al régimen terrorista de Sudán, si no nos atrevemos a presionar a China, su aliado en el Consejo de Seguridad, para que acepte el envío de cascos azules, ¿no deberíamos al menos ayudar a los que defienden a esta gente y lo hacen con las armas en la mano?

Estas aldeas de Deissa y de Beirmazza, que viven bajo la protección del ELS... Este mercado de Bredik, donde nos aprovisionamos para la vuelta ...

La zona libre de Amarai sigue siendo zona de guerra. Y no encontré a nadie que no luzca en su mirada esa especie de miedo prodigioso que provoca, en todas las guerras, la inminencia de la muerte. Aunque también hay que constatar que la presencia del ELS surte un efecto tranquilizador. Y para alguien que llega procedente del Chad, para alguien que lleva en la mente la imagen terrible de los campos de refugiados y desplazados de Goz Beida o de Djabal, para alguien como yo, que ha visto a tantos voluntarios desplegar tanta y tan admirable energía para alimentar y cuidar a poblaciones a las que, a la menor ocasión, los 'yanyauid' volverán a saquear y a matar, alguien así lo menos que puede hacer es plantear la siguiente cuestión: ¿No sería mejor, como mal menor, asentar a las poblaciones allí donde están, aunque, para ello, haya que armar a los que resisten con ellas? En el camino de vuelta, mantengo una última conversación, esta vez política, con el Comandante Nimeiry. Una conversación que confirma este sentimiento mío.

Son las cinco de la mañana. Hemos circulado la mayoría del tiempo de noche. A unos 50 kilómetros de la frontera, cuando percibe a lo lejos un resplandor sospechoso, Otman pivota 360 grados y sale a toda velocidad en sentido contrario, para detenerse un poco más lejos, en el lecho seco de un 'oued'.

"¿Cuál es, a fin de cuentas, vuestra solución para Darfur?", le pregunto. "Al final de todo, la secesión. No abogamos por la independencia, pero sí por una fórmula de igualdad en el seno de un Sudán federal", me responde. Y a la pregunta sobre el tipo de régimen que desea: "Nuestro programa es muy claro, democrático, laico, basado en el principio de la ciudadanía y opuesto, por consiguiente, a ese fundamentalismo sudanés, que es contrario al espíritu de África".

Un programa no es más que un programa, sin duda. Pero, al escucharlo, me digo que es verdad que no vi muchas mezquitas en este Darfur devastado. Sueño que no me crucé con mujeres violadas. Vuelvo a pensar en la escuela bombardeada en Deissa, donde la clase de las chicas estaba al lado de la de los chicos. Y pienso que, quizá un rasgo característico de esta guerra –y otra razón para movilizarse– es la lucha del islam radical contra el islam moderado.

Es la lucha del régimen que a finales de los 90 daba cobijo a Bin Laden, contra poblaciones musulmanes rebeldes al islamismo. En el corazón de África, en las tinieblas de lo que puede convertirse, si no hacemos nada, en el primer genocidio del siglo XXI, se está escenificando otro teatro para el único choque de civilizaciones que existe y que es, como sabemos, el de los dos islam.


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Invitado_Maripili_*
mensaje Mar 14 2007, 08:42 PM
Publicado: #944





Invitado






LA VUELTA AL DIA EN OCHENTA MUNDOS

JUAN GOITISOLO

El País
Cultura
14-03-2007

Desde la expulsión de los moriscos y la marginación institucional de la comunidad gitana- iniciada por Isabel la Católica y reforzada por las sucesivas Pragmáticas de Felipe IV y el primer Borbón-, la sociedad española se caracterizaba por su aspecto homogéneo y monocolor. Así lo era aun durante mi infancia: había visto afroamericanos, chinos, árabes e hindúes en el cine y las revistas ilustradas, pero no en la ciudad en donde nací y me crié. Recuerdo mi asombro del día en que, en plena Rambla de Cataluña, frente al desaparecido cine Kursal, divise a un negro de verdad, con la misma fascinación e incredulidad con la que hubiera topado con Chaplin o Laurel y Ardí. Hasta mi primer viaje a Paris en 1953 no di con magrebies, vietnamitas o senegaleses de carne y hueso. Los conocía por los libros de geografía humana y el noticiario de actualidades de la época. Cuando encarnaron al fin, mí mundo se amplio y enriqueció.

Habituado a Paris, en cuyo barrio multiétnico del Santier viví desde 1956 hasta el final de la dictadura, el regreso a nuestras grandes ciudades me hizo retroceder al pasado. Salvo raras excepciones, el paisaje humano era similar al de antes. No había restaurantes chinos ni árabes. Solo veía a compatriotas mejor vestidos y calzados que décadas atrás, pero ajenos al flujo de la historia: encerrados en un compartimiento estanco en el que la presencia de alógenos de otros continentes resultaba difícil de percibir.

Todo empezó a cambiar a comienzo de los ochenta. Nuestros visitantes, hasta entonces, eran exclusivamente turistas europeos o norteamericanos, ávidos de flamenco, sangría y del sol generoso de nuestras playas. Se oía hablar ingles, francés, alemán y otros idiomas comunitarios que nos esforzábamos por descifrar, pero no el habla y el acento del Caribe, Ecuador o Argentina. Tampoco el árabe, chino ni urdu. Lavapies era aun el Lavapies castizo, enteramente distinto del que conocemos hoy.

Paradójicamente cuando el sueño de los ilustrados, liberales y republicanos de los tres últimos siglos culmino con la entrada de España en la Unión Europea, el hecho nos enfrento a una situación inédita. Una España uniformemente blanca accedía a una Europa más moderna. Para ser europeos, debíamos africanizarnos, asiatizarnos, latinoamericanizarnos. Pasar, como dije en Bruselas en 1985, de europeos en menos a europeos en más.

Al hilo de mis sucesivas visitas a la Península advertí la creciente aceleración del cambio. Había un restaurante marroquí en tal sitio, un chino en tal otro, abacerías y tiendas de ropa hindú en un tercero…..avezado como estaba a la diversidad, aquella transformación me reconforto. España se aproximaba gradualmente al modelo de Francia, Bélgica o Alemania: se abría a su aguijadora variedad de lenguas, costumbres, ritos, gastronomía y se europeizaba en la medida en que su piel se teñía de colores distintos.

Madrid y Barcelona se homologan hoy con las demás capitales del Viejo Continente en virtud de su creciente mestizaje. Al recorrer algunos de sus barrios tengo la sensación de pasear por Paris, Londres o Bruselas. Pues en los inicios de este tercer milenio gozamos del privilegio de viajar sin movernos. Si antes debíamos embarcarnos, tomar el tren o ir al aeropuerto, ahora el país exótico que buscamos viene hasta nosotros y llama a nuestra puerta. Podemos pasar del Magreb a Paquistan, de China a Senegal, de Bolivia a India en el ámbito en el que se desenvuelven nuestras jornadas de ocio o de trabajo.

País tradicional de emigrantes hasta hace cuarenta años, somos actualmente el punto de destino soñado por quienes quieren escapar de la opresión y la miseria. Los flujos migratorios son imparables: pueden y deben regularse, pero seria tan inútil como injusto tratar de atajarlos con muros, alambradas y perímetros fortificados. Nuestro planeta es un espacio en perpetuo movimiento, y sus ciudades son un reflejo de ello. La mundializacion incide en la vida diaria de millones de ciudadanos: asistentas y enfermeras cuidan a nuestros discapacitados y ancianos; albañiles del Magreb y Europa del Este son los instrumentos indispensables de la imparable expansión urbana; los camareros de los dos sexos que sirven en los restaurantes y cafeterías provienen de toda la rosa de los vientos. La variedad de las voces y registros de su habla inyectan savia nueva al lenguaje, desesperadamente empobrecido por la estulticia de nuestros medios audiovisuales de comunicación.

Obviamente, no es posible hablar de esta dinámica integradora sin apuntar a los problemas que plantea, aquí como en el resto de Europa, la discriminación social y laboral de algunas comunidades, especialmente la magrebí y subsahariana. Primer colectivo por el numero de sus miembros- Ecuador, Rumania y Colombia vienen después-, el marroquí se ha visto asociado injustamente a los extravíos delirantes del discurso fundamentalista e incluso yihaidista de un puñado de individuos en razón de unas diferencias culturales y religiosas que algunos juzgan insalvables.


Nada peor para la convivencia en la diversidad que las generalizaciones mortíferas que, deliberadamente o no, se infiltran en el inconsciente colectivo. El extremismo debe ser combatido con las armas del Estado de Derecho, y quienes no acepten las normas de nuestra sociedad no caben en ella. Pero la comunidad magrebí es tan heterogénea como la sociedad de la que proviene: la de un país que me recuerda cada vez mas a la España de 1960, con sus turistas y emigrantes, y en el que la situación económica parece, como dijo Brenan de la nuestra, un juego de sociedad en el que solo un 30% de los jugadores tienen asiento.

El drama de las pateras, y mas trágico aun, el de los cayucos con destino a Canarias, no podrán evitarse sin una implicación mas efectiva de España y de sus socios europeos en el socorro, por el peligro de muerte, de las poblaciones de Malí, Níger, Senegal, Mauritania…. Quienes han arriesgado sus vidas y alcanzado la Península tienen suerte y lo saben. Una vasta familia, quizás una aldea entera, ahorraron para costearles el viaje y aguardan con paciencia, a la intemperie, sus trasferencias telegráficas. El cruel dios Mercado les ha tratado con excepcional indulgencia.

Pasear por el Raval y otros destinos y barriadas de las grandes ciudades españolas es, como dijo Julio Cortazar, dar la vuelta al día en ochenta mundos sin movernos de donde estamos. No olvidemos, no obstante, el sueño roto de los que no se hallan con nosotros: de las victimas del hambre, las pandemias y la desesperanza que atenazan aun, para vergüenza de los mandamases y elites del Primer Mundo, el 40% de la humanidad.


Este texto fue leído ayer por su autor en La Casa Encendida de Madrid con motivo de las Jornadas de Solidaridad Internacional.
















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Invitado_Pepin_*
mensaje Mar 16 2007, 03:30 PM
Publicado: #945





Invitado






Fantasma; ¿y esa idea?
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