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La tecnología como herramienta para borrar diferencias sociales
La brecha digital ha hecho surgir diferentes iniciativas para acercar el mundo conectado y el desconectado LUZ FERNÁNDEZ - Madrid - 05/12/2006 Internet se ha colado en el mundo de las ONG para ayudar en causas muy variadas, pero la tecnología también se ha impuesto como una nueva barrera que viene a marcar aún más las diferencias entre los países ricos y pobres, entre sexos y entre generaciones. La lucha contra las diferencias tecnológicas es uno de los principales temas que se están tratando en el día internacional del voluntariado, 5 de diciembre, fecha con la que se quiere conmemorar la labor de millones de personas que colaboran en proyectos y organizaciones con el único ánimo de tratar de mejorar la humanidad. La famosa brecha digital, la que divide a quienes tienen o no acceso a las tecnologías de la información, sigue avanzando. Sólo un 16,6% de la población mundial tiene acceso a Internet, según datos de noviembre de Internet World Stats. En América del Norte, el 69,7% de la población está conectada, en Australia es el 54,1% de la población, y en Europa es el 38,6%, ![]() ![]() En España también se notan esas diferencias. Los últimos datos de EGM dicen que el 37,2% de la población utiliza Internet, unos 13,9 millones de internautas. La mayoría son hombres, un 57%, lo marca una pequeña diferencia entre sexos que se ha difuminado bastante en los últimos año, pero existe un gran salto generacional. Sólo el 6,3% de los internautas en España es mayor de 55 años. Los de 45 y 54 años tampoco son característicos, ya que sólo representan un 12,5% de los internautas. Las edades más activas en Internet están entre los 25 y 35 años, que representan al 30% de los usuarios. Iniciativas que buscan voluntarios Cibervoluntarios es una organización sin ánimo de lucro, que lucha precisamente para borrar las diferencias entre la población informatizada y la analógica. Esta fundación ha organizado una serie seminarios y eventos por toda España para concienciar de la importancia de la tecnología como un elemento de inclusión social. Actualmente, siguen buscando voluntarios que quieran compartir su conocimiento “como una forma de romper barreras”, dice en su página web. La Fundación Bip Bip, presidida por Luis Cifuentes, uno de los fundadores de Teknoland, es una de la ONG más activas en el uso de la tecnología para la integración social. Esta organización trata de acercar y formar a drogodependientes, inmigrantes, personas sin hogar, menores y otros grupos en las tecnologías. La Fundación Bip Bip, que suele pedir la colaboración de empresas para donar equipos, ha instalado 1.465 aulas por las que han pasado más de 500.000 personas en los últimos tres años. El voluntariado tecnológico ha llegado incluso a Naciones Unidas donde se ha creado una división especial llamada voluntarios en línea, con los que se coordinan esfuerzos de personas en distintas partes del mundo en distintos proyectos, que está teniendo grandes resultados. Para colaborar sólo hay que registrarse y tener un ordenador. |
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Apéndice 1: Extracto de la Descripción de la Isla de Fernando Poo hecha por el Capitán de Fragata y de la Marina Real Española Dn. José Varela, Año de 1780. A.G.S., Estado
7411-26. Esta Isla, que es la mas grande de quantas descubrieron los Portugueses en el Golfo de Guinea, se compone de una cordillera de montes, cuya proyección es del NE al SSO. Hay dos entre ellos que se pueden ver a larga distancia, y a muy diferentes rumbos. El mas septentrional es parecido al Pico de Teide en Tenerife, y en memoria de nuestro viaje le hemos llamado Pico de Sta. Catalina; el otro es algo mas bajo, y le pusimos el nombre de Pico de la Soledad. Sin embargo de su altura, es la isla de agradable aspecto, porque los montes van descendiendo con uniformidad y por grados hasta que se terminan en puntas salientes a la mar. Todo el espacio comprendido en la mediania de los valles y las cumbres esta desmontado; pero el terreno restante se halla cubierto de un bosque impenetrable: barrera que han savido dexar los Negros para su defensa y seguridad. Fernando Pó me ha parecido de cielo mas alegre que el Principe y Sn. Tomé; y tal vez será mas saludable porque quando de noche soplaba el terral, sentiamos un olor fragante que exalaban las yerbas y plantas aromaticas de que hay allí abundancia. [Siguen folio y medio de observaciones geográficas y meteorológicas e instrucciones de navegación] En la Ensenada de Sn. Carlos no hay Población alguna de Negros, ni estos bajaron a la Playa interin que estubimos alli, excepto el ultimo dia que se presentó en la aguada un muchacho de 15 á 16 años, el qual vino a mi bordo con un Oficial de la Soledad. Se le pusieron delante quantas especies de animales, y de frutos se crian en el Principe y Sn. Thomé, y nos dio á entender por sus señas que havia en Fernando Pó, gallinas, puercos cabras, y mucha abundancia de Ñames, platanos, Cocos, y bananas. No conoció el ganado bacuno, ni varias semillas de Europa como garbanzos, lentejas, arroz etc. Este muchacho ablaba un lenguaje tan extraño, y de tan dificil pronunciacion, que no le entendieron los Negros del Principe que trahiamos en la Sta. Catalina, sin embargo de que algunos de ellos, se explicaban muy bien en el idioma de la Costa. Por esta razon, nos quedamos sin saber que numero de poblaciones hay en la Isla, que forma de gobierno tiene los havitantes, quales son sus usos y costumbres, y todo lo demas que podria interesarnos para la formación de un establecimiento. Las riberas de esta gran ensenada se hallan cubiertas de un bosque que se extiende mas de una legua en lo interior de la Isla. El terreno que baña el Mar, es humedo y pantanoso, porque tiene varias cortaduras en que se encharcan las aguas que bajan de los montes inmediatos. A una cierta distancia de la orilla, es algo mejor el suelo, y esta poblado de arboles tan altos y robustos que de qualquiera de ellos se puede hacer una canoa de 10 ó 12 bancos. En el espacio de Costa comprehendido entre la punta de Argelexo y la del NE. hemos visto algunos riachuelos cuyas aguas son de excelente calidad. Hay tambien dos o tres sendas que han avierto los havitantes para bajar a la playa; tan estrechas, y desiguales que con mucha dificultad pudimos penetrar por una de ellas hasta la distancia de un quarto de legua. Toda esta maleza se acaba en la mediania del valle, desde cuyo parage se empiezan a descubrir las tierras desmontadas por la industria de los Isleños, que parecen fertiles y a proposito para el trabajo. De trecho en trecho, se ven altas diferentes Chozas, pero sin apariencia de poblacion formal según el juicio que hicimos mirandolas con los anteojos. Los extrageros que traté en el Principe me han asegurado, que la Aldea principal de Fernando Pó esta a la vanda del N. Que alli es adonde suelen ir los Ingleses a surtirse de viveres para los esclavos que compran en el Nuevo y antiguo Calabar. Ese comercio se hace á cambio de barritas de fierro, Cascaveles, cuchillos, anzuelos, y otras bugerias [sic]; con la circunstancia de que los havitantes no gusten de ver a los Europeos en sus playas, y mucho menos en disposición de penetrar tierra adentro. Se sabe tambien, que la parte Meridional de Fernando Po esta havitada por un gran numero de esclavos profugos del Principe y Sn. Tomé. Estos infelices a quienes trataban con un rigor excesibo los Portugueses, gozan oy de una entera libertad, y viven en una especie de Republica que se govierna por leyes particulares, y sin dependencia alguna de las gentes del pais. La ensenada de Sn. Carlos, unico surgidero que hay en la isla, parece a proporcion para un establecimiento, porque pueden fondear alli con alguna seguridad las embarcaciones del Rey y del Trafico. Las ventajas que de esto resultarian a nuestro comercio son las siguientes. 1ª Hallandose esta Isla cerca de Calabar, Rio del Rey, Rio de Camarones, Rio de Campo, Rio de Sn. Benito, y aun del Rio Gabon, se pueden aprovechar todos los instantes para la compra de esclavos, cera, marfil, y palo de tinte que venden los Negros del pais. 2ª Desde la ensenada de Sn. Carlos se va a la Costa con seguridad y en muy poco tiempo; mediante lo qual no seria dificil entablar en ella un comercio seguido, y obligar a los habitantes á que vinieren á Fernando Pó a vender sus esclavos en las grandes Canoas ó Piraguas de que usan. 3ª Siendo esta isla de una extension considerable, y de tierras fertiles y a proposito para el cultibo, es factible, que si algun dia llega á reynar en ella la abundancia, vayan los Franceses de la Costa de Oro y de Tudá a la ensenada de Sn. Carlos a surtirse de viveres, agua, y leña para continuar el viage lo qual cederia en beneficio y utilidad de los Colonos que podrian enriquecerse por ese medio como lo han hecho hasta aora los Portugueses en el Principe y Sn. Tomé. Estas son las ventajas que presenta la isla de Fernando Po relativamente al Comercio; pero no puedo disimular que para establecerse en ella ocurren algunas dificultades que merecen llegar a noticia del Soberano. 1ª Es imposible defender la ensenada de Sn. Carlos, porque tiene tres leguas de largo desde la punta de Argelexo, hasta la del NE. con la circunstancia de que en todo este espacio hay fondo suficiente para qualquier embarcacion. 2ª Para formar el establecimiento, es necesario abatir una gran parte del bosque, cuya obra pide mucho tiempo y un gran numero de trabajadores, y un dispendio considerable. 3ª Es muy dificil reducir y civilizar aquellos isleños acostumbrados a vivir en los montes; y que tal vez no gustaran de sugetarse a las leyes que quieran imponerles unos Europeos, cuya vandera nunca han visto en sus orillas. 4ª Para la subsistencia del establecimiento son indispensables los auxilios y socorros de los havitantes, con los quales no se puede contar á lo menos en los principios. Fuera de esto, si el comercio que se haya de hacer en Fernando Pó, ha de ser con arreglo a lo que se expresa en el tratado de Paz, de ningun modo combiene el establecimiento en aquella isla. En efecto, por el articulo 2º de los tres reservados que se me incluyeron con las instrucciones, cede S M F. al Rey Catolico la Isla de Fernando Pó en el Golfo de Guinea, con los derechos de establecerse en ella y de comerciar en los Puntos de la Costa inmediata, como son Cabo Fermoso, Rio de Camarones, Rio de Sto. Domingo, y Rio Gabon. Voy a manifestar a que se reducen estos pretendidos derechos, y haré ver palpablemente el fraude con que ha procedido en el asunto la Corte de Lisboa. En el Cabo Fermoso no hay establecimiento de Europeos, ni dependen de la Costa. Nunca van alli las embarcaciones del Trafico, ni se ha hecho comercio de esclavos en aquel pasage desde que se descubrio el Golfo de Benin. El Comercio del Rio Camarones es tan despreciable que apenas van alli los Ingleses (aun siendo dueños del Nuevo y Antiguo Calabar) porque se necesitan 4 ó 5 meses para comprar 40 Esclavos. Ademas de esto, la Barra es peligrosa y no se puede pasar sino con embarcaciones pequeñas, las quales estan expuestas a mil accidentes de parte de los Negros, como lo acredita la experiencia. El Rio de Sto. Domingo no existe en la Costa, a menos que en el dia tenga otro nombre, lo qual dudo mucho porque ni en las Cartas ni en los Derroteros se hace mencion de el. El Comercio de Gabon es libre, y van á hacerle los Franceses, Ingleses y Holandeses. Estos ultimos son los mas fuertes y por consiguiente dan la Ley en todos los asuntos relativos al trafico. Siendo eso asi, todo el Comercio de Fernando Pó, queda reducido al Rio Gabon, en el qual hemos de sufrir indispensablemente la concurrencia de los extrangeros. En tal caso, es imposible que las utilidades del trafico puedan sufragar para los gastos precisos del Establecimiento; pues suponiendo que por la extraccion de cada esclavo se paguen 8 pesos fuertes, como se acostumbra entre los Portugueses, Dinamarqueses, y Holandeses, se necesita una extracción anual de 562 Negros para rembolsar los sobresueldos que se han señalado al Governador, y a su Segundo; y los sueldos que gozan el Factor, y el sugeto encargado del manejo y distribucion de Caudales. Agregando a este Calculo los salarios de Carpinteros, Albañiles etc. y el exceso del previsto en la Tropa y sus Oficiales, debe ser aquel numero mucho mayor, y como esto nunca llegará a suceder, resulta que en las circunstancias actuales ha de ver perjudicado el Erario del Rey. Estas son las unicas noticias que puedo dar de Fernando Pó con alguna seguridad, a las quales solo tengo que añadir, que los Portugueses nunca se han establecido en aquella Isla, ni han hecho el mas leve comercio con los havitantes. En el mismo caso se hallan por lo que respecta a los puertos de la Costa Fronteriza, con la notable particularidad de que en el Rio Camarones, Rio Gabon, y ensenada de Lope Gonzalvo, se mira desde tiempo antiguo con bastante desprecio la vandera de Portugal. A vista de esto S M resolverá lo que tubiere por combeniente. |
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Apéndice 2: Traducción del Informe del Comandante Denman al Gobernador de Sierra Leona, 12 de diciembre de 1840, en “Testimonio de las diligencias formadas por Dn. Pablo Antonio Foñasely para acreditar el atentado cometido en 19 de Noviembre último por los Capitanes y tripulación de algunos buques de S. M. B. en el pueblo de Gallinas contra los intereses de Dn. Tomás y Dn. Vicente Rodríguez Burón”. La Habana, 20 de agosto de 1841, folios 51-54, en A.G.A., África-Guinea, Caja 782.
Paquebote de S.M. Wander sobre Monrobia doce de Diciembre de mil ochocientos cuarenta=Sr.= Me tomo la libertad de remitir a V.E. las noticias que he podido reunir relativas a Gallinas, las cuales aunque poco importantes y necesariamente muy imperfectas me veo inducido á molestar á V.E. con ellas con la persuasion de que aquel Pais es enteramente desconocido del pueblo de Sierra Leona por causa del largo y esclusivo tráfico de esclavos= La barra del Rio és solo practicable por botes grandes y pequeños, buques costeros durante la lluvia és muy peligroso y no se puede pasar á menudo. Durante la estacion seca puede pasarse generalmente con seguridad, excepto algunas veces en tiempo de luna llena ó cambio de ella, que tiene un efecto muy marcado sobre la resaca en esta Costa. Despues de pasar la barra se abre el rio á modo de una espaciosa planicie de Agua como de tres millas en todas direcciones, la que esta poblada de Islas que han sido ultimamente ocupadas por los traficantes de esclavos y ofrecen situaciones muy favorables para factorias de Comercio= De alli corre el Rio en tres brazos hasta Noroeste, Norte y Nordeste= El primero durante la estacion lluviosa se junta con el Rio Bronkit.tan, estableciendo asi una comunicación directa interior por agua con Sierra Leona; pero en la seca, como por ocho millas es demasiado bajo para que puedan pasar Canoas= El segundo brazo pasa por el pueblo de Guindamar residencia del Rey, distante nueve millas del mar, es navegable para Canoas grandes como cinco leguas= El tercer brazo pasa muy cerca á la playa hacia el Sudeste, como cuatro millas, luego vuelve de repente así al Nordeste en un lugar llamado Soliman. De allí es navegable por Canoas grandes como de siete millas. Este brazo forma la frontera del surdeste del territorio de Gallinas= Al Noroeste termina en un lugar llamado Casí, en las orillas del primer brazo, y que se conoce por dos arboles redondos, muy visibles que forman el lindero principal de esta parte. Estos limites comprenden como doce millas de costa maritima= Los Gefes describen su territorio como estendiendose por uno y otro lado asi al interior donde dice que és mucho mas fertil y poblado que el distrito cerca del mar, que me pareció tener sin embargo una poblacion muy densa= Cuando se abolio el tráfico Inglés de esclavos se entabló un comercio considerable, y se aumentó con rapidez al tiempo de empezar los Españoles el tráfico de negros por el año mil ochocientos diez y siete= Desde aquel tiempo fue debilitandose el comercio legitimo, y al fin se aniquiló totalmente por el establecimiento de una factoria permanente de esclavos, tierra dentro, hace como quince años por Pedro Blanco entonces piloto de un buque negrero= Desde aquel tiempo el trafico de esclavos ha sido el único Comercio, y durante el largo periodo transcurrido no se han aportado suficientes productos para formar el Cargamento del mas pequeño buque costero= El ganado que era antes abundante escasea ahora en estremo. La Carne de baca no puede comprarse a menos de un chelin seis peniques por libra, y en cuanto al arroz renglón principal de alimento, y en otro tiempo de esportacion considerable; dependen ahora de las Islas Sherbro, Plantain= Ya tienen el algodon en estado silvestre, aunque de la mejor calidad, añil, pimienta, palmiche, caña de azucar, y tabaco que pueden beneficiar. La sal se logra en cantidad considerable y no hay duda que se daria el Café tambien como en Sierra Leona y en Morabia= Los Gefes convienen unanimemente en que podrian obtener palo de tinte y marfil en gran cantidad. Polvos de oro tambien del interior, y que se podria criar ganado hasta tal extension que se esportarian cueros en numero considerable= Me aseguraron que la siguiente lista de articulos se encontraria una pronta venta, lo que me prueba que las necesidades de la vida civilizada se hallan en demanda suficiente para que puedan cultivar los recursos necesarios yá que no pueden obtenerse mas que por conducto de las factorias de esclavos: aquellos son, harina, vino, té, café, ron, mantequilla, queso, tabacos, sombreros, vestidos, zapatos, corales, fusiles, cuchillos, y tenedores, abalorios, juguetes, vidreria, polvora, pailas para hacer sal, ferreteria, generos de algodón, lenceria de todas clases= Se puede formar una idea del consumo por una lista de buques que han desembarcado sus cargamentos en la factoria de esclavos durante los ultimos nueve meses: Lisa Dalvison.......... doscientas toneladas........ 200............ Todo su cargamento es americano Theopleidas Chan....ciento sesenta ..................160............ Idem. Alejander.............. doscientas........................ 200............ Idem. Seminole............... ciento ..............................100 ............Idem. Argus ....................ciento ..............................100 .............Hamburgués. Crannfort ..............trescientas .......................300 ............Medio cargamento es americano. Antonie Feriol ........ciento nueve.................... 109............. Francés. Jeanne Frederike ...doscientas....................... 200 .............Parte idem= idem. Warbely ...............doscientas........................ 200 .............idem Americano. Mientras estabamos empleados en destruir las factorias llegaron dos buques más con cargamento cuya mitad esperaban vender= Parece que la Religión aometana fué introducida por Misioneros desde Coroango, Sangaráh, Nalon,Massado, y Sularti, hace como cuarenta años= El Rey y todos los principalesGefes, han abrazado esta fé, que está haciendo un progreso rápido en todo el pais: los paganos sin embargo preponderan grandemente en numero á los Procelites= Los Gefes tienen una autoridad suprema en sus propios distritos, que gobiernan por las Leyes generales dadas de tiempo en tiempo por el Rey y los Gefes en Guindamar= Los mas poderosos de estos son la familia de los Rogers descendiente de un mulato Inglés. Poseen en todo el Pais en la cercania del mar que contiene muchas poblaciones populosas, y se dicen que son tan poderosas como el Rey= Estoy persuadido que mientras los naturales consideren posible llevar adelante el tráfico de esclavos, jamás lo abandonarán. En mi conversación con los Gefes trate de convencerles de lo impracticable que seria en lo adelante, no vacilaron en creerlo por el exito que ha tenido el sistema del bloqueo adoptado y seguido despues por las últimas medidas decisivas. Le recomendé que si aun se mantenian en la debil esperanza de que reviviese decaeria inevitablemente su Pais y les insté de una vez á que se dedicasen rigurosamente al cultivo de la tierra, llamando particularmente su atencion al algodón y al aceite de Palma= Dijeron que se alegraban en estremo de haberse librado de los Españoles que los habian tratado con mucha insolencia. Estaban pronto dijeron á admitir un misionero, pero no querian que viniese gente de Sierra Leona para establecer factorias= Me hicieron algunas preguntas en cuanto al aspecto en que mirabamos su esclavitud domestica, les dije que nunca nos mezclabamos en ella escepto tratando de ilustrarlos suficientemente para que adoptasen otro mejor sistema el cual seria ayudado anualmente por el comercio= Me aproveché de esta ocasión para mostrarle la gran diferencia entre los criados residentes y permanentes del suelo bajo el cuidado constante de sus amos de generacion en generacion hasta que el progreso de la civilizacion redujera su esclavitud á un mero nombre, comparada aquella á la enorme práctica de robar sus semejantes y entregarlos á los horrores de una esclavitud estrangera= Me manifestaron que renunciaban á toda esperanza de continuar el tráfico de esclavos y deseaban con ánsia entablar un comercio con Sierra Leona= Muchos se dirigieron a mi para que llevase sus hijos á Sierra Leona para su enseñanza y recibi los hijos de un Gefe muy inteligente llamado Gomes (que ha sido educado en Inglaterra) á bordo de mi buque; pero me escusé de admitir más hasta que tenga conocimiento de las miras de V.E. sobre el particular= He molestado á V.E. por que estoy persuadido que las consecuencias para las Gallinas por causa á la supresion de su tráfico de esclavos, debe tener un efecto importante sobre los estados adyacentes= Con este fundamento considero de la primera necesidad, aprovecharse de la ocasión de animar aquel pueblo, á cultivar sus recursos naturales. Si faltasen, ó aun demorasen, á dedicarse á esta unica y segura vase de mejora y civilizacion, las ideas de propiedad y tráfico de esclavos se combinarán indisolublemente en una vasta estension del Pais con gran perjuicio de nuestros esfuerzos= Pero me parece que si se aprovechan las actuales circunstancias, Gallinas por tanto tiempo= el valuarte más fuerte para el tráfico de esclavos, podrá ser de grande utilidad en destruir este fatal comercio, en un gran distrito del Pais que hasta ahora á abastecido á los traficantes de esclavos con victimas, y podra ser el medio de esparcir por todos lados los bienes de una industria pacifica y seguridad de vida y prosperidad en Paises donde su influencia destructora ha existido tanto tiempo= La tentativa de esportar desde Seabar un gran numero de esclavos, lo que fué resuelto de resultas de las dificultades que encontraron en Gallinas, ha sido ya fustrada por el apresamiento de tres buques dentro de una sola semana, uno por este Paquebot, con trescientos cincuenta esclavos, y dos por el Sarraceno, armados para el objeto de este tráfico= En Young Cestos, unico punto además donde hay factorias de esclavos, entre Sierra leona y Cabo Palma ha sido tan grande el efecto de la destruccion de las factorias de Gallinas que Mr. Iba ha abnadonado voluntariamente el trafico y entregado los esclavos que poseia al Teniente Seagran= Firmado= José Denman Comandante= A su Excelencia el Gobernador de Sierra Leona. [Luis Payne certifica la conformidad de la traducción con el original inglés, en La Habana a 4 de septiembre de 1841]. |
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Apéndice 3: Memoria de Guillemard de Aragón, Letra A “De los habitantes de Fernando Po; Sus usos y costumbres”,Madrid, 1 de Junio de 1846, A.G.A., África-Guinea, Caja683.
El 15 de Noviembre levantamos ancora y salimos de Sierra Leona, con direccion al Golfo de Guinea. A su tiempo tuve el honor de manifestar al Gobierno de S.M. la honrosa acojida que merecí de las autoridades de aquella posesion Inglesa, y participarle el cuadro de los trabajos que me disponia á publicar para que en España se juzgase con acierto de lo que pasa sobre la Costa de Africa. Esta obra, en el momento que escribo (10 de Marzo de 1846) esta casi terminada. Diseña el estado politico y comercial de la costa de Africa desde Sierra Leona hasta el Ecuador. Para que fuese exacto era necesario visitar en una estacion poco sana todavia, como la presente, los puntos mas importantes; no he tituveado sin embargo en visitarlos, penetrado de la idea de que, la existencia de cada individuo debe consagrarse al bien estar del mayor número, con tal que de este beneficio resulte su bien positivo. Bajamos la costa occidental en medio de tempestades espantosas; enteramente parecidas á las que duarante 45 dias pasados en Sierra Leona, nos vertieron columnas de agua 15 ó 20 horas seguidas; alumbrados por relámpagos que no dejaban un segundo de intérvalo entre ellos y haciendo centellear el rayo á nuestra izquierda y derecha en numero de ![]() He visitado todas las posesiones estrangeras establecidas en las costas de Oro de Granos y Marfil, todas las plantaciones de los Comerciantes y he entablado con ellos relaciones de la mas alta trascendencia para el porvenir de la Colonia de Fernando Poo. En todos los puntos he recibido los obsequios mas espléndidos, y el Comercio en general me dio convites en los cuales el nombre de S.M.C. recibio aclamaciones, y mi llegada fue saludada por brindis del mayor entusiasmo. En fin del 16 de Diciembre dejamos la costa y el 24 descubrimos la Isla de Fernando Póo, hacia la punta llamada Aquillejos [sic]. Para llegar a Clarens necesitábamos andar 18 leguas la costeabamos á tiro de pistola con una brisa ligera, cuando a las 2 de la tarde, un rayo se desprendio de una nube á 20 pasos de nuestra popa, un instante despues otro rayo se precipita sobre nuestro palo de trinquete, rompe el martolezo, abre el palo, penetra en el sollado y sale de la Corbeta sin matar á ninguno de sesenta marineros entre quienes pasó; la conmocion sin embargo fue terrible para todos. Al encaminarnos lentamente hacía la bahia de Clarens examiné todos los terrenos y hablaré de ellos mas adelante. Cuando distinguimos algunas casas, una canoa vinó hacia nosotros, era el Gobernador Beecroft, quien nos sirvio de práctico hasta el desembarcadero. La bahia llamada de Clarens, por los Ingleses, tiene forma de herradura, esta cerrada a la izquierda por la punta William y á la derecha por la punta Adelaida. La ciudad queda establecida á 200 pies en el alto y algunas casas de los habitantes estan edificadas en el mismo seno de esta herradura, para respirar la brisa que viene del mar refrescando la temperatura abrasadora que ahoga á los que estan anclados 200 pies abajo. A la punta Adelaida hay una rambla baluarte, bien formada y sin fortificacion alguna, el desembarcadero esta formado de tierra y de arena que separan el mar del pie de la rambla; sobre este terreno se han elevado ocho ó diez barracones que sirven de almacenes á algunos Comerciantes y depósitos de carbón para los buques de Vapor de la estacion Inglesa. Se sube á la ciudad de Clarens por un caminito vertical de izquierda á derecha, cortado en la rambla y se llega á una plaza redonda y bastante grande: dos calles anchas y rectas se estienden desde la Plaza hasta 1000 pies en la selva, que circunda a Clarens, y de cada lado en una direccion vertical salen otras dos calles muy anchas que conducen, la de la izquierda, larga de 400 pies, a una ensenada; y la de la derecha, larga de 600 pasos, hacia la Selva. Clarens esta formado de unas 300 casas aproximadamente todas de madera, entre las cuales se distinguen por su lujo las de los misioneros ingleses protestantes y las de algunos comerciantes; estando elevadas en la curba que se estiende desde la punta William á la punta Adelaida. Los habitantes son en la mayor parte colonos Ingleses negros libertos que la Inglaterra mandó á Fernando Póo cuando en 1827, quiso principiar su colonizacion; no se hallan mas que cinco blancos, tres mulatos de la Jamaica y ricos negociantes. El pueblo inteligente es de los Camerones del Príncipe, del Viejo Calabar, Sierra Leona en fin compuesto de toda la Costa de Africa. La lengua inglesa es la sola hablada y comprendida en aquellos paises. Las costumbres son enteramente las mismas de Inglaterra, todos profesan á excepción de 20 ó 30 el protestantismo; son religiosos fanatizados, no faltan a la oracion todas las noches ni al sermon de los misioneros que eran sus dueños y amos. Observan el Domingo como en Londres, es decir que todo queda en silencio este dia en Clarens, y se lee la Biblia en las casas particulares. Desde el sabado á las diez de la noche hasta el lunes a las 5 de la mañana los almacenes, en los cuales se vende aguardiente, tabaco y géneros, estan cerrados por orden de Beecroft (iba á decir de los misioneros). El orden público rara vez se altera, hay una carcel en la cual se encierran los que la turvan por dos, cuatro ó seis meses; la policia se compone de 12 negros y cada blanco está armado con 5 ó 6 fusiles para su defensa personal. Es una pequeña república con su dictador en nombre de S.M.C. Enteramente separados de los verdaderos habitantes de la isla y que desprecian estos colonos, viven reunidos en un pais que no es suyo, que quieren mucho y que será de buena política y de mucho interes de hacerselo querer mas, bajo nuestro mando. Al dejar la ultima casa de cada calle (el numero de estas el de 12) se entra en las selvas por unos senderos que en la distancia de dos leguas, se hallan cortados por dos fuentes arroyos de agua dulce preciosa y que me traen á la memoria la esistencia de un pozo en la arena á la izquierda del desembarcadero, cuya entrada se halla resguardada de la marea por un tonel de hierro, lo que no deja de ser digno de observacion para un geologista; pues el terreno en el cual esta el pozo es arena pura á dos pies del mar; que en el flujo sube hasta 10 pies y lo encierra sin hacerlo perder nada de su dulzura y suavidad de sus aguas. El terreno sobre que esta edificada la Ciudad es de arcilla pura hay puntos inhabitados tras la casa del Sr. Linslager y otros comerciantes; he dado orden para que no se edifique sobre él debiendo reservarse para las miras de un Gobernador previsor. Beecroft como todo el pueblo ansiaba el saber lo que haria, y mis contestaciones á sus preguntas, fue que tenia carta blanca. A la mañana siguiente fui á visitar las cercanias de Clarens para juzgar de su importancia bajo el punto de vista de los establecimientos á edificar y del sitio que cada uno de ellos debia ocupar para su mayor ventaja ó servicio, y observe, con mucha satisfaccion, que todo lo que se podia pedir con respecto á esto y á su defensa se hallaba en la mano. Me apliqué al mismo tiempo á captar la confianza del pueblo y en mi dictamen sobre los metodistas podrá el Gobierno juzgar los medios de que me he valido. Por un sol ardiente, con un sombrero de paja por todo preservativo, contra sus rayos, se me veia a todas horas, visitando las factorias de los Comerciantes negros establecidos en Clarens, persiguiéndoles de cuestiones, sobre los diferentes puntos de la costa que habian recorrido con el fin de corroborar mi opinion sobre el Comercio que se podria establecer en la Costa é indagar los medios para la espedicion del Niger que debe hacer el Gobernador de las posesiones Españolas en el Golfo de Guinea, si es hombre de alta instrucción en la economia Comercial y de resolucion: de su esploracion pues, nuestro comercio sacará una riqueza incalculable. Al mismo tiempo que arreglaba el asunto de los metodistas quise conocer a los naturales de la Isla, llamados Bubis. Cuando el Sr. Lerena vino á Clarens, vio á un solo Gefe Glorio, hombre enérgico que tiene del negro solo la mitad de la facies. Se llamó Glorio por sus victorias sobre otras Tribus que lo inquietaban: es de edad de 55 años y sus facciones pintan perfectamente su audacia y su talento. Al presentármelo lo traté con mucha distincion y franqueza, le dí muchos regalos á los cuales le han acostumbrado los Ingleses, y como habla bastante bien la lengua de esta nacion, conferenciamos largo tiempo. Me entretuvo con mucho calor de su adhesion á España y hablandome de los Gefes de las otras tribus me dijo que á escepcion de Banapa, todos eran unos imbeciles, que me tenian mucho miedo y a quienes los habitantes de Clarens habian hecho creer que me llevaria sus mugeres y comeria sus niños y al decirme esto se reia a carcajadas; cuando nos separamos eramos buenos amigos y me aseguro que haria saber a los otros Gefes lo que habia hecho con el. Cuando estos supieron que habia sido muy bueno con Glorio al segundo parte que Beecroft embió un Gefe llamado Basily llego una mañana con sus Gentiles hombres y sus mugeres: espresar el miedo que le sobrecogió cuando le di un apreton de manos, seria demasiado risible pero no puedo menos de dar a conocer su vestir y el de su sequito. Estaba enteramente desnudo untado de arcilla roja por todo el cuerpo y encima de esta primera capa de pintura el aceite de palma, se veian unas manchas de tierra verde y amarilla, grandes círculos del mismo color estaban dibujadas alrededor de sus ojos y de su boca; su sombrero de paja era cubierto de plumas de gallo y fijado en su cabeza por dos huesos de pescado; al redodor de su cuello y de su brazo eran pieles de víbora é instestinos de mono, llenos de tierra; sus pies y sus manos estaban encerrados en unos brazaletes de conchitas de marisco, en tal número que lo impedian materialmente de andar. Los Gentiles hombres estaban lo mismo, su cuerpo no tenia otra cosa que su cutis untado de tierra roja y de aceite de palma, así como sus cabellos que llenan de tierra remojada en este; las mugeres para hacerse coronas que pesan lo menos 10 libras y los hombres pelucas rizadas de 15 con la cola; las mugeres, así como los hombres, cubren sus partes sensuales con algunas hojas ó alguna cola de mono. Es el pueblo mas niño y mas primitivo que sea posible ver y el mas perezoso de la tierra por todo lo que no es sus yames: no cultiva nada, no quiere nada sino aguardiente y ron, sus dos pasiones favoritas. Es imposible dar una idea de lo que mi barba roja y larga de 10 pulgadas me ha traido de afecciones bubianas. En la del Comandante Manterola y en la mia pasaban sus dedos y se friccionaban despues la cara para que se pegase, se la mostraban unos a otros con gestos de admiracion apasionada, algunos mas tímidos aprovechaban el momento que estaba de perfil, alargaban la mano para tocarla y la retiraban vívamente como si fuera fuego. Las mugeres son finas y delicadas; esas horribles preparaciones de aceite y de barro no pueden alterar sus graciosas formas: son dulces hasta lo infinito y reducidas á ser el esclavo, y por mejor decir, el perro y la mula de carga del hombre; cuando alguna de ellas hace algun desliz conyugal se la corta el puño derecho por la primera vez cuya curacion se obtiene dejando la herida por dos minutos en aceite hirviendo; á la segunda vez se la corta el brazo izaquierdo, y muy amenudo la cabeza. Se han pintado los Bubis como feroces y guerreros ¡pobres Bubis que calumnia! Los creo valientes entre si, pero con los Europeos son grandes niños. He pasado cuatro dias solo en dos pueblos sin armas y sin palo y dormiria en los caminos como debajo de sus techos seis meses sin una sombra de temor. Me ofrecieron vino de palma, fruta y huevos, absolutamente lo mismo que los pastores de Virgilio: “Castaneae molles et pressi copia lactis”, siendo la costumbre en toda la costa que el que ofrece beba el primero del licor para evitar los envenenamientos tan frecuentes, al momento que Basilí tomo la calabaza la agarre diciendo al interprete “dile que no tengo miedo” y bebí. Este acto insignificante en apariencia hizo una impresión tan grande que gritaron á la vez, ah! ah! con unos gestos indecibles y agrupandose alrededor mio, me dieron el saludo de estrecha amistad, que se hace pasando los dedos entre los suyos, repitiendo con ellos Sesse âlli! sesse alli (es bueno). Aproveché esta ocasión para decirles por el Intérprete ingles, que mi Soberana me mandaba á Fernando Póo para traerles palabras de bondad y de mansedumbre: que pronto vendran aquí los españoles; que serian muy buenos para el y su pueblo; que tenia encargo de hacerles regalos y le ofrecí pañuelos de seda y algodón, aguardiente y tabaco; se negaron a recibir este último por malo; y asi se verifico lo que desde Cadiz habia tenido el honor de representar a S.M. Mandó manifestase el intérprete cuan contento estaba de haber venido; pues le habian dicho en la ciudad que queria cortarles el pescuezo, pero que viendo que era tan bueno, estaba muy dispuesto para los Españoles: que me rogaba le dejase marchar para que su Tribu, oyese de su propia boca como lo habia tratado. Al despedirse les tomé la mano á todos con la mas fina amabilidad, traté sus mugeres y sobre todo á una hija suya pequeñita con mucho cariño, les puse al cuello unos collares de vidrio á los cuales estaban agregados duros y pesetas al efigie de S.M. con el milesimo de 1845. Habia ganado dos ya; este era el mas potente y me prometió ganar los otros Gefes con mucha dulzura y una franqueza cariñosa. No temía ensuciarme las manos ni las mangas con el aceite de palma y el barro rojo, y me dejaba tirar de la barba sin hacer gestos. Dos dias despues á la mañana, muchos Bubis de esta tribu vinieron a visitarme; bajé á tierra al momento que se me hubo anunciado como Gefe de ellos, un hombre de 30 años bien hecho que no estaba untado de aceite y que llegó hacia mi con mas resolucion que Basili; mandó decir por el interprete que era hermano del valiente Banapá, que queria saber quien era, á lo que venia, cuales eran mis proyectos y si era verdad que queria robar á sus mugeres y comerme sus niños. A medida que hablaba, su cara se animaba como sus gestos; escuchó con mucha impaciencia lo que decia el Interprete; hice cuanto pude para serenarlo, le mandé decir las mismas palabras que habia pronunciado á Basili y le ofrecí presentes; los rechazó bruscamente y al cabo de 10 minurtos se marchó haciendome decir que referiria todo á su hermano quien solo podia recibir lo que le ofrecia; que veria á este dentro de dos dias, si le daba la gana de venir. Al oir los Bubis espresar temores que los cuentos de los habitantes de Clarens les inspiraban, comprendia perfectamente quienes podian ser los interesados á alejar de mi á los naturales y me era facil avisarlos si no los castigaba; pero comprendia tambien toda la importancia de la cuestion que iba á tratar con los S.S. metodistas, y cuanto los que trabajaban contra mi estaban interesados en ella, para desentenderme de la prudencia que me aconsejaba. Me permitia, lo repito, emplear toda la paciencia, toda la dulzura posible, con el fin de ganar una gente tan candida; no me costaba ser manejable, atractivo cariñoso, como lo és uno con animalitos tímidos que se quiere domesticar, y no desesperaba conducirlos á la confianza que queria inspirarlos, por que generalmente el primer momento de terror superado, sobre todo cuando lo que parecia un monstruo, á primera vista, era al contrario agradable ó dulce al tocar, es dificil recaer en el primer error. Pasaron muchos dias antes que se presentasen Banapa. Le despache un Interprete mandandole decir que si no queria venir a Clarens me lo manifestase: que teniendo orden de mi Soberana de ver a todos los Gefes de la Isla y de hacerles regalos, iria a su casa sin temor, persuadido de que me rebiria bien. Me contesto que dentro de dos dias vendria el mismo para conocerme. Efectivamente dos dias despues á las 9 de la mañana se presentó en Clarens, apenas avisado de su llegada me embarqué y me subí á casa de Beecroft, en donde estaba con un gran número de su pueblo armado de grandes picas en forma de flecha. En el acto de verme, lebantó vino sobre mi y me consideró de pies á cabeza con un mirar agitado pero firme. Lo saludé sonriendome, alargardánde la mano que apreto fuertemente, lo que imitaron unos 20 de sus Gentiles hombres. Banapá es un elegante mozo de 38 años, cinco pies y diez pulgadas, sus cabellos estaban pintados con barro blanco y aceite, con un círculo amarillo alrededor de sus ojos, llebaba una ancha cintura de conchas blancas y brazaletes á los pies y á las manos de lo mismo, un sombrero de paja con plumas y un bastón muy largo á la mano como los majos andaluces, su cara es enérgica, sus ojos brillantes pero su mirar es duro. Me ofrecio al momento vino de palma, tomé la calabaza en mi mano y bebi á la catalana, diciendole que bebia el primero para que viese que á ninguno tenia miedo; quedo de pie, la cabeza inclinada sobre el pecho, dos minutos á lo menos, y cogiendome bruscamente las dos manos en una de las suyas y apoyandome la otra sobre la espalda me dijo: sessi alli con un indecible sonreir, me habló cinco minutos con volubilidad sin pensar que no le comprendia, reparándolo, se pega una plamada en la frente y habló con mucha imperiosidad al intérprete para que me repitiera en sustancia, que gente de la ciudad habia venido á decirle que mi llegada tenia por objeto el robarle sus yames y cargar mi barco de niños y mugeres para venderlos; que habia tenido varias conferencias con otros Gefes para tomar medidas cuando Basili dijo en la conferencia que yo era bueno; que se disponia a venir para asegurarse por si mismo de lo que era, cuando un Europeo le mandó avisar que mis palabras y mis maneras eran muy dulces pero para engañarlos y que no se fiase de mi; que al recibir mi otro mensage, por el cual le participaba mi determinacion de irlo á ver, habia comprendido que no podia ser malo, por que los malos temian ir solos y de ser matados por los justos. Le contesté que le daba las gracias por haber venido, que solo era malo con los malos; que mi Sobeerana era buena para todos, y que me habia recomendado espresamente ser bueno para él, cuyo nombre conocia; que por consiguiente queria ser su amigo, y comer sus yames y beber su vino de palma en su casa. El interprete estaba religiosamente escuchado por el pueblo, quien espresó sus sentimientos de alegria con unos gestos y unos ruidos de nariz, particular al negro cuando quiere manifestar una cosa que le agrada, y que no se puede imitar. Le hice regalos de pañuelos de algodón y de seda: de aguardiente, ron y tabaco; su Gentiles hombres no quisieron admitir este por que no era bastante largo, se lo compre en una tienda y añadi los cigarros que traia en mi bolsillo, se despidieron muy contentos y enteramente persuadidos de que no eramos malos. Banapa me gustó sobre manera por la nobleza de su andar, la autoridad de sus palabras, que hicieron nacer en mi sentimientos de amistad. En las dos veces que he ido á su casa hemos hablado como dos amigos. Estoy seguro de que tiene los mismos sentimientos para mi, pues á la última vez con M. Lanslager, conversando sobre la venida de los Españoles y la Colonizacion de la Isla, le dijo este “ahora cuando vengan no tendra Vd. Miedo” volviendose con mucha rapidez hacia mi, Banapá gritó con mucha resolucion “Oh! Con este no tendria miedo en ninguna parte”. Cuando el Almirante frances y Almirante ingles vieron á Fernando Póo me manifestaron el deseo de oir los cantos de guerra y los egercicios de los naturales; me apresuré á mandar un parte á Basilí y á Banapa; siendo ellos los mas vecinos de Clarens, Basili no se atrevio pero Banapá me contesto al momento que se presentaria con 1000 hombres si le daba mi palabra de no dejarle un momento; se la di, y á los dos dias se presentó en la plaza de Clarens en la cual cantaron sus cantos á hicieron sus evoluciones, las cuales bien que risibles para los Europeos, eran imponentes; la musica del Almirante frances habiendo principiado a tocar, renuncio al describir el terror que se apodero de todos y Banapá pegado á mi me agarraba las dos manos á rompermelas; le quise traer hacia los instrumentos, lo cual se rehusó enérgicamente: viendo que se me escapaba la recordé sus palabras á Mr. Lanslager, su amistad y la confianza que yo habia tenido en el: me miró atentamente y diciendome algunas palabras en su lengua que no comprendí y cogiendome del brazo marchamos juntos a palpar un Oficlüde; al retirarse su rostro y su cuerpo, estaban empañado en sudor. Narro todos estos hechos particulares para dar un a idea del caracter de ese pueblo; con quien deberán vivir los primeros colonos aislados; para hacer entender con que pulso y maña debera gobernar el que se encargue del inmenso peso de la colonizacion. Dos semanas despues, Bassapáu, Otily y otros tres Gefes se presentaron; los recibí con las misma consideracion y la misma dulzura, serené sus espíritus, pero ninguno me inspiró la amistad que tengo con Banapa. Quise ir á sus pueblos: Beecroft conociendo muy bien los peligros que se debian pasar en unos senderitos inestricables é impracticables, se negaba con rodeos; pero yo que no conozco obstáculos á una cosa que creo conveniente, aproveche una semana que estaba en la costa de en frente para coger á sus dos caballitos del Niger, altos como dos cabras y acompañado de un negociante holandes de mucho valor me puse un dia en camino, á las cinco y media, al momento de aparecer el alba. Debo a la suerte solo el haber vuelto por que mi caballo y yo hemos caido de 15 á 20 pies de alto, una vez en un arroyo, dos veces en un barranco y otra vez con Mr. Lanslager en unas malezas de las cuales no me relevé sino magullado, contusionado, esputando la sangre por la boca y las narices. El Comandante de la corbeta puede decir el estado lastimoso en el cual entré á bordo el primer dia, despues de esta caida ande encima de los hombros de 4 negros durante ocho horas. Habia visitado á Basili y Banapa con un sol de 92 grados: este último, viendome al punto de perecer, me hizo una cama de hojas de palmera y sosteniendo mi cabeza encima de un brazo alargaba á mis labios el vino de palma fresco que mandó sacar en el acto del arbol enfrente de su casa, y echado sobre mi me llamaba y preguntaba á Mr. Lanslager si iba á morir con unos gestos de desesperacion que no sé como recompensarlos. No puedo alabar demasiado el valor de ese caballero que me siguió a todas partes; bien que llevase una pierna de madera y quien estuvo á punto de romperse la otra en la caida. No me desanimé, se puede creer por esas cosas y la antevispera de mi salida de Clarens fui á visitar a Bassapú, no me sucedió nada por que el pais es mas llano: el sol y los vapores de la tierra no me dejaban respirar. Las habitaciones de los Bubis son chozitas de perros en las cuales un niño de seis años puede apenas entrar de pie: de 10 á 12 pies cuadrados, se acuestan en tierra, no poseen utensilios de cocina, nada de lo que constituye una morada: calabazas para vino y aceite de palma son los solos basos de que se sirven: tiene todo el año, noche y dia fuego encendido; comen bíboras, lagartos, monos y yames, raiz nutritiva de toda la costa de Africa estimada sobre todo en Fernando Póo. Tienen en las piernas muchas úlceras y muchas llagas en el cuerpo: son propensos á elefantiasis; estas enfermedades provienen de la humedad y de sus comidas que destruyen su constitucion y contribuyen á esas flecmasis pútridas. Las opiniones reunidas hacen subir de 16 á 20.000 el número de los habitantes de Fernando Póo. Cuando huve ganado su confianza, cuando llegó a tal estremo que esperaban mi bajada a tierra 2 ó 3 horas para conversar conmigo; y que algunos de ellos vinieron a bordo y que Basili y Glorio me hicieron juez de una disputa entre ellos; me vino á la idea de inculcarles el respeto que se debe á una bandera. Les mandé venir á todos y despues de haberles hecho una alocucion, tomé en mis manos las banderas que tenia preparadas y en presencia de Beecroft y del consejo de la Isla, reunido al efecto con miras que se comprenden, se las remiti, diciendoles que en cualquiera parte que estuvieran y los llamase, cualquiera que fuese la autoridad Española que viniese como yo habia venido, debian presentarla intacta; conservarla en el mejor lugar, enarbolarla en medio de sus fiestas, asegurándoles que era un talisman contra cualquiera que se atreviese á causarles algun daño. Las aceptaron y me prometieron guardarlas cuidadosamente: cada vez que volvieron á verme, las llevaba el Gefe y cuando fui á su casa me mostraron en donde la colocaban y era en un hoyo entapizado de maderas. La religion de los Bubis es tan sencilla como absoluta su obediencia, creen en un Dios del bien y otro del mal que no adoran bajo ninguna forma material. No hay Gefe superior en toda la Isla, no hay tampoco representacion de república federativa; cada Gefe manda una Tribu mas ó menos numerosa. La eleccion de este la llamare eleccion patricia, por cuanto se hace entre los miembros de la familia del Gefe que acaba de morir: no es su hijo el que sube al Trono, sino su sobrino ú otro de la familia, lo que sucede tambien en muchas tribus de la Costa de Africa, particularmente desde el Reino de Warsans hasta el fondo del golfo de Biafra. He visto Tribus en una circunferencia de 12 leguas. Las del interior y del sur son mas salvajes todavia. Ahora que he dado al Gobierno la idea verdadera de lo que es Clarens y un retrato fiel de lo que es el pueblo Isleño, tendré el honor de darle á conocer mi opinion sobre los terrenos y sobre sus relaciones comerciales en la costa adyacente. Madrid 1º de Junio de 1846 Adolfo Guillemard de Aragon. |
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Apéndice 4: Memoria de Guillemard de Aragón, Letra C “Memorando para el Colonizador de Fernando Poo”, Madrid, 2 de Junio de 1846, A.G.A., África-Guinea, Caja 683.
El Gobernador de las Colonias Españolas del Golfo de Guinea debe ser dotado de una energia poco comun y no temer el esponerse a los peligros que le rodeen a cada hora porque sino da por si mismo el egemplo del desprecio de la muerte, y no regulariza el trabajo de los negros por divisiones, y de un modo particular que solo pueden adoptar, los que concen el genio y las costumbres de los habitantes de la Costa del Africa, que de toda necesidad se deberán emplear en los dos primeros años, sin lo cual se gastará mucho dinero sin provecho alguno. Sus pensamientos deberán ser dirigidos, sobre dos puntos vitales: de una Colonia, la explotacion de su suelo, por los medios avanzados que la ciencia agrícola enseña hoy y la importancia de sus relaciones con las Costas adyacentes y toda Europa. Deberá conocer y estudiar las ventajas que podrá sacar de la industria adecuada a los paises que deberá gobernar, penetrarse de la agricultura y de los sanos y utiles conocimientos de la economia comercial y politica. Visitar los Gefes Negros que viven en los Rios, sin pensar en las miasmas deletereas que en ellos se respiran y considerar que sino se presenta él mismo para hacer tratados importantes, y sostener los intereses de los Españoles no tendrá lo que se propone. Como en una Colonia naciente la economia y la prevision deben ir de acuerdo, no admitirá sino los empleados necesarios al desempeño de las cargas que juzgue conveniente establecer. La admision de muchos empleados es de temer y de rechazar porque pesan sobre el Tesoro de la Madre patria, porque si la Colonia prospera, y al cabo de algunos años, se abasta asimisma sus propias Cajas, tienen que satisfacer, una porcion de sueldos que son un grande obgeto de descontento por los contribuyentes. Por haber descuidado este principio, la tibieza en unos, y la fermentacion de las pasiones en otros, han conducido a los Colonos hasta la emancipacion, y porque en fin es llenar una Colonia de hombres inactivos é improductivos, ineptos generalmente a comprender las miras que guian al Gobernador y dispuestos a criticar todo lo que dimana de éste, dotados a menudo de vicios que dan presa a la muerte, y destinados por consiguiente a aumentar los terrores que abriga todo Europeo, al momento de salir para la Costa de Africa. La permanencia de estos empleados deberá ser de tres años; este tiempo basta para aclimatarse y resistir á los ataques de calenturas: se les deberá sobre todo proporcionar un bienestar, que es de absoluta necesidad á los que viven en el mortifero clima de Africa. El Gobernador deberá ser justo en las penas que imponga, y guardarse bajo pena de ver arruinadas todas sus esperanzas, de plantear las leyes Europeas. Con mucho pulso y mucha prudencia deberá prescribir sus Edictos. En un libro que me propongo publicar si el Gobierno de S. M. me lo permite, haré palpar las funestas consecuencias, que resultaron en las Colonias Inglesas, de los ensayos que quiso hacer el Doctor Madden en Cabo Costa y Acra en el año de 1840, y entretanto verbalmente tendré el honor de participar á la Comision que se ocupa de Fernando Póo, los estravios que produgeron las órdenes del Ministro de Colonias inglesas sobre el particular, sin ningun efecto hoy en 1846. Deberá al momento de establecer sus Colonos negros ó blancos, acordarse de las sabias medidas que tomó el Duque de Richelieu, al colonizar la provincia Rusa en Odesa, y á las cuales el Imperio Ruso debe hoy una pingüe riqueza. El Gobernador deberá estar rebestido de poderes ilimitados para poder amonestar, ó hacer salir de la Colonia á todo individuo ofreciendo mal ejemplo y que su poder se estendiese hasta dominar el Clero, quien desgraciadamente en España, no comprende lo que unas costumbres severas dan de prestigio á todo Gefe politico ó Eclesiastico. El Clero en general es demasiado libre en sus costumbres como en sus maneras de celebrar los oficios divinos. Recomiendo sobre el particular su mas escrupulosa atencion y las pruebas de su utilidad, no las escribo, pero si las daré de viva voz. Se deberá exigir de ellos que las pompas del culto catolico estén observadas en Fernando Póo, con todo el esplendor posible. Los ojos son para las masas el camino del corazon, y cuando se trata de luchar contra el protestantismo de formas tan asceticas y desnudas, se comprende desde luego la potencia civilizadora de las fiestas de nuestro culto. Olvidará que en la primera expedición que se malogró, se hayan comprado vestidos sacerdotales porque los que he dejado en Fernando Póo son indignos de servir aun en un hospital de pobres. Conocerá bastante el Gobernador las influencias sociales para comprender que el primer deber de un Gefe, es demostrar en publico un grande respeto, para el culto y sus miembros, y le aconsejo de tener secretamente el ojo abierto sobre los Reverendos que le acompañarán. El mas saludable de los principios tratandose del órden y de la disciplina, es de tener bajo de un guante de terciopelo, una mano de acero para todos, y sobre todo para éstos cuyos sermones deberá dirigir, para hacer de ellos instrumentos completamente subordinados á su politica, y á sus intenciones. “Todas las voluntades decia el sabio Rey Luis 18, deben refundirse en una sola para que los esfuerzos de las masas sean provechosos”. El estrangero que llega a un pais y lleva consigo una industria cualquiera, vale terrenos y Capitales y es digno de toda consideracion porque generalmente por calculo y necesidad, es amigo del órden y de la paz. No se debe dejar pasar en silencio que el Rey de Prusia Federico 2º decia “que la venida de los estrangeros en el Brandeburgo habia sido el mas grande hecho politico del reynado de su padre”. Deberá resistirse ante todo á la admision de presidiarios, ó de hombres viciados: esta admision que consintieron los Gobernadores Ingleses en los primeros tiempos de las Colonias, causó su ruina, y motivó desde las primeras ordenanzas de Carlos 1º en 1836 varios edictos, haciendo sentir lo perjudicial que habia sido, y prohibiendolas absolutamente. Esta clase de Colonos, llevará á los naturales de Fernando Póo, ejemplos ó vicios que turbarian y corromperian las costumbres tan saludables al bienestar general, y hacen el mando mas dificil. Toda la rigidez de la Iglesia Anglicana omnipotente en Sierra Leona, no puede contrarestar, los efectos que nacen de los vicios, de los cuales adolecian los primeros Colonos. La influencia de la civilizacion precipitada en las Sociedades primitivas mas bien todavia que en las que desde mucho tiempo disfrutan sus primeros rayos es el hacerse preceder de la corrupcion. Que eche pues de menos presidiarios y mugeres publicas, que admita gente buena, buenos trabajadores, gente de paz, y si por circunstancias que deberá pesar, cuando los Colonos irán aumentando en número, se verá obligado á admitir las últimas, que establezca leyes tan severas para la moral publica, como saludables para los que las visitaren, y cuya benefica influencia no han sentido todavia, los Gobernadores civiles en España, puesto que no han establecido una policia que vigile cuidadosamente sobre el particular. Que observe el Gobierno de S. M. que lo que digo de los presidiarios, de hombres cargados de vicios es digno de toda consideracion. No se trata de formar un Botany bey, no necesitamos terreno para deportar nuestros condenados: Fernando Póo debe ser un punto enteramente comercial, su reputacion de probidad é integridad deben llegar a tal punto, que el Comerciante Europeo esté enteramente persuadido de que los generos que envie en deposito á mil ó dos mil leguas queden en perfecta seguridad. El obgeto de sus esfuerzos debiendo ser el crear y estender relaciones de confianza en toda Europa, si admitia personas de la clase que acabo de designar ¿quién querria establecerse en Santa Isabel? ¿Quién confiaria sus mercancias sin recelo de verlas perder ó robadas? Fernando Póo debe ser lo que el Austria hace hoy de Trieste, lo que Suez será en breve para la India, lo que Marsella es hoy para el Levante, lo que Liorna es para Italia, es decir en entreposito general del Comercio Africano. He visitado al intento todas las posesiones Europeas, establecidas desde Sierra Leona al Gabon, ninguna es comparada á Fernando Póo para éste obgeto. Deberá al momento establecer tres almacenes cerca del mar, y de facil acceso para servir de deposito: uno estará perfectamente situado atrás de la sencilla fortificación que deberá estar hecha sobre la punta Cristina, otro especialmente para los depositos temporarios de un dia a tres meses, en el lugar de los malos almacenes establecidos hoy, al lado del deposito de Carbon Ingles y un tercero entre las Blanetlans [¿?] que erigirán á mitad del camino que conduce a la punta Fernanda, éste puede facilmente tener dos entradas por el mar; por medio de una cabria, descargarán los barcos en la bahia de Santa Isabel, y por unos escaloncitos, al pie mismo, en la bahia del Nervion; los tres estarán perfectamente guardados por los centinelas de las baterias arriba, y estarán a dos pasos se la Aduana debajo de la Rambla, en el sitio que ocupan hoy los almacenes de los metodistas. La disposicion de la magnifica bahia de Santa Isabel es tal que barcos de seiscientas toneladas amarran sus anclotes en el dia de hoy, pormedio de un cable de diez varas solamente, al pie de la referida rambla. Haciendo un muelle de madera, largo de cien pies, que se apoyará sobre el seno de dicha bahia, los barcos podrán por medio de una simple plancha conducir sus fardos al almacen; éste muelle-tablado, adelantandose un poco en el agua, estará sostenido sobre pilotines ó estacas que no tendrán mas que doce pies de agua en marea alta. Son inmediatos los efectos de este pensamiento por cuanto he visto en la Costa y el resultado de mi viage ha sido el hacerme juzgar los defectos que desde su principio origina un sistema vicioso. Llega un barco á Sierra Leona ú otro punto y suele emplear tres o cuatro meses para su desembarque verificar; porque llegaron antes multitud de otros barcos cargados de generos de la misma especie ¿Qué partido queda a su dueño? ó vender las mercancias á mitad del precio de su valor ó transportarlas á otro punto donde éstas mismas se hallen tal vez: ¿mas cuales no serán las ventajas del Comercio en general, particularmente para la Inglaterra y la Francia cuyos depositos se hallan demasiado distantes, para enagenar sus generos en ciertas estaciones del año, hallar en Fernando Póo almacenes en donde depositarlos y poder mas adelante proporcionarse pequeños paquetes de hierro, destinados al Cabotage en los rios, por todo el tiempo que lo juzgue oportuno y aprovechando, en tiempo dado, de la baratura de los generos Europeos sacar de ellos un lucro considerable? Mas para obtener estos resultados es preciso separarse enteramente de la marcha que siguieron los Ingleses en las Indias y en el Canadá donde perdieron mil seiscientos millones de reales: no se debe como en Sierra Leona cargar el Ron de un dercho de ciento cincuenta por ciento, el tabaco de cuatro cuartos en libra y cuatro por ciento de su valor total, seria desconocer enteramente la economia comercial y asemejarse á ciertos Gefes de partido Inglese en materia de colonizacion y á ciertos diputados franceses en el asunto de los azucares coloniales. Establezcamos pues en Fernando Póo derechos muy modicos, imitando en esta parte lo que hizo el Señor de Lerena: podran aumentarse mas adelante con tino y pulso cuando tengamos relaciones en Europa, centralizado el comercio del Niger, de los mares de Bonny, del viejo y nuevo Calabar; se podrá entonces aumentar los derechos de algunos maravedis, siempre con arreglo á las utilidades y al balance comercial y participando los Comerciantes de las ventajas que les proporcionaremos, considerarán éstos derechos como un desembolso insignificante en razon de las utilidades de su Comercio. Que tenga á bien el Gobierno mirar la cuestion bajo otro punto de vista que el que generalmente se presta a las cuestiones comerciales. Las tarifas escritas siempre han causado al comercio grandes perjuicios: En la obra sobre la decadencia del inmenso Comercio de los Holandeses se lee en una luminosa memoria de los mercaderes en 1750 que el Comercio de Java y de las Molucas debió su paralizacion á las tarifas; en una obra Inglesa se lee que las Colonias debieron su prosperidad á Combell [sic], los portugueses pierden San Tomé y el Principe por las tarifas enormes impuestas al comercio ultimamente, tenemos un ejemplo de esta maxima en lo que hizo Roberto Peel disminuyendo las tarifas onerosas de las Colonias de la India. Los mercaderes en Cabo Costa se vieron obligados á declinar el puerto franco pero fué tarde. Deberá el Gobernador establecer escuelas no solo para Niños, sino tambien de Artes y manufacturas, y mandar los mas inteligentes á España para adquirir conocimientos en las fabricas; deberá sobre todo cuidar de crear establecimientos para la agricultura; sino posee conocimientos teoricos bastante bastos, perderá indudablemente el cincuenta por ciento de lo que podria hacer ganar á los Colonos. Se necesitan decretos para arreglar el trabajo de todos, obligarlos á escudarse de la ciencia para dar impulso a la Agricultura, y hacer que salgan de las vias rutinarias, persuadiendoles con suavidad, pero con firmeza que deben tomar el camino que conduce al bienestar de todos y de los suyos en particular. Estas medidas que parecen de una egecucion dificil, no lo son en realidad, en un estado naciente; porque una vez establecido el principio basta la energia del Gobernador para que cada uno se amolde á él. Deberá exigirse mas adelante que siempre haya un mercado y un huerto al estilo Europeo donde los frutos de los tropicos sean cultivados, con los de Europa, y en el principio estimular los habitantes ó Colonos con algunos premios insignificantes, distribuidos á los que presenten los frutos en mayor cantidad y de mejor calidad, pues todos los Establecimientos en Fernando Póo, como los de los Ingleses y de los Suecos en Cape Coot y Acra se resienten de la imprevision de su Gobernador. Deberá emplear toda la astucia posible para que los Gefes de los Rios manden á sus hijos y á sus parientes á estas escuelas de aplicación, para darles una alta idea de nuestro saber, enseñarles nuestra lengua, y amoldarlos a nuestras costumbres, unico medio de adquirir una influencia provechosa, que todos debemos desear. Los Almirantes Frances é Ingles habiendose comprometido á pasar tres meses seguidos en Fernando Póo cada año, y siendo la costumbre entre los Gobernadores y los oficiales en la Costa el dar convites á menudo, deberá el Gobernador arreglar su Casa y sus gastos para no desdorar el pabellon que representa y juzgar que de su sueldo al cabo del año poco le quedará. Deberá irremediablemente saber el Ingles y el frances; el primero está hablado por todos los Gfes negros de la Costa y el solo lenguage conocido en Fernando Póo: nadie puede gobernar por medio de interpretes. Ceso mis observaciones para no ofender su amor propio, y por si acaso el Gobierno de S. M. no las juzgase dignas de su atencion. Muchas otras pudiera hacer, pues no he estado nueve meses en la Costa de Africa sin calcular todo lo que pudiera sernos util: en éste concepto y en cuanto á todo lo que tenga relacion con la colonizacion, quedo á las órdenes de S. M. Solo presentaré una última é importante consideración, quiero hablar de los medicamentos de que deben proveerse. Me contengo para no hablar con indignacion sobre los medicamentos que han sido elegidos para la primera expedicion de Fernando Póo, y que he llevado conmigo los Medicos de la Armada que creo hombres ilustrados, han sido engañados en su confianza, porque á menos de haber estudiado en el tiempo de Fray Come, es imposible que un medico se sirva de los que fueron empaquetados: una vigesima parte pudo servir, el resto era de ningun servicio en la Costa. Lo habia previsto en Cadiz, asi como el Sr. Infante, medico muy distinguido de la Armada que añadí una lista de los que eran de primera necesidad en unos climas como los de Africa, y bajo las influencia mortiferas que lo distinguen. Esa lista aprovada por el Exmo. Sr. General Chacon no fue atendida. Se aprovecharon de mi enfermedad y del desembarco del Sr. Infante, para embarcar toda la Caja de Fernando Póo, sin añadir nada de lo que habia pedido de acuerdo con dicho Sr. No quiero achacar á esta culpa la muerte de dos de los seis que hemos perdido, pero suplico al Gobierno de S. M. en nombre de la humanidad, en nombre del honor del Cuerpo Medical, tome medidas de las mas fuertes para que esa importante parte del servicio publico, esté provisto como lo exigen las necesidades de ese mortifero clima. Madrid 2 de junio de 1846 Adolfo Guillemard de Aragon |
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Apéndice6:Extracto del Informe del Gobernador de Fernando Poo, D. Ignacio Ga. Tudela, demostrando y encareciendo la necesidad y la conveniencia de abandonar dicha colonia y sus dependencias, Santa Isabel de Fernando Poo, 14 de Diciembre de 1873, A.G.A., África-Guinea, Caja 670.
[Se inicia el Informe con un relato histórico de la Colonia hasta el Gobernador La Gándara] Vinieron despues otros Gobernadores, todos animados del mejor deseo, todos afanosos por sacar utilidad para la Nacion de esta preciosa Isla. Se pusieron en cultivo por cuenta del Estado algunos terrenos para conocer que ventajas podian obtenerse para la agricultura y para estimilar á los particulares, se protegió á estos con cuanto puede facilitar un Gobierno, dandoseles las tierras gratuitamente, trayendoles los trabajadores, declarando libres de derechos los productos de la Isla, dando transporte de valde en los buques del Estado á todo el material y á todos los articulos que tenian que conducir y en fin haciendo cuanto es imaginable para llegar al logro de tan patrioticas aspiraciones. Doloroso es confesar que tan sabias disposiciones se estrellaron contra las condiciones peculiares de esta Isla, condiciones que en rigor difieren poco de la de todo el litoral del Golfo de Guinea. Recojimos algun algodón, pero de inferior calidad, recojimos tambien algun café y algun cacao cuyo cultivo salia muy caro y cuyas calidades dejaban mucho que desear, pues ni siquiera se igualaban á las que se cogen en las Islas del Principe y de Santo Tomé y el resultado fué que estos ensayos vinieron á demostrar que sin el trabajo forzoso no se llegaria á obtener ninguna utilidad. Como consecuencia de esto, de los pocos agricultores que emprendieron el cultivo de un millar de hectareas aproximadamente de terreno, los unos se arruinaron y se vieron obligados á renunciar á su empresa abandonandolo todo y los otros haciendo desesperados esfuerzos por sacar algun fruto de tantos años de indecibles fatigas, van enterrando en sus fincas lo poco que les resta de su capital y con él su salud y sus esperanzas. En el dia solo quedan dos cultivadores, de los cuales uno es el único colono que ha quedado de cuantos hán venido en las diversas expediciones salidas de España desde el año 1858. Este colono que lleva aqui cerca de catorce años, logró hacer su regular capital en el Comercio, trayendo articulos de España cuando habia en la Colonia muchos Españoles, y en la esperanza de acrecentar su fortuna se dedicó a cultivar algodón, café y cacao invirtiendo en esto el producto de sus negocios con tan fatal exito que me ha declarado que de nó concedersele que traiga negros contratados para los trabajos del campo, tendrá que abandonarlo todo en muy corto plazo y retirarse á España completamente arruinado. El otro colono es de color, natural de la Isla Portuguesa del Principe y casado con una muger rica de esta Colonia y sus asuntos no ván tan mal, pero es por que utiliza una infinidad de recursos como no puede hacerlo ningun Europeo. Que el Gobierno Español há puesto de su parte cuanto cabe en la imaginacion para colonizar racionalmente esta Isla se concluirá de provar recordando que hasta hizo venir de Cuba un buque transportando gran cantidad de negros emancipados de ambos sexos para neutralizar siquiera en parte la influencia Inglesa. A estos nuevos colonos se les proporcionó casa propia para cada familia y se construyó una Capilla en su barrio para afirmarlos en sus rudimentarios conocimientos de nuestra religion. Se les dió á todos ocupacion por el Gobierno que cuidó de su manutencion y una parte de ellos entraron á formar parte de la Compañía que guarneció la Isla. Pero tampoco esto condujo a ningun resultado por que estos negros en su totalidad originarios del Congo son en extremo indolentes y viciosos y mientras el Gobierno los alimentó y los misioneros Jesuitas los cuidaron y hasta los mimaron, no hicieron nada absolutamente por adquirir por si mismos un medio de vivir. Asi es que desde que se les dejó reducidos á sus propias fuerzas por que la cifra del Presupuesto no alcanzó yá para mantenerlos, se abandonaron en terminos que causa compasión ver la miseria en que viven, y los muchos que sucumben por que solo se alimentan de yerbas, platanos y raices. En la actualidad apenas viven la tercera parte de los que vinieron y su numero disminuye con asombrosa rapidez: El barrio que se construyó para ellos está casi desierto y sus barracas arruinadas y de los que restan se ván asimilando á la poblacion de origen Inglés, aquellos que están dotados de alguna energia y aficion al trabajo. De manera que este nucleo de habitantes que se trajo aquí para Españolizar la Isla no nos há conducido de ningun modo al objeto propuesto y que el resto que queda de él solo sirve para desprestigiarnos por que se les considera como Españoles y se distinguen de los demas pobladores de esta Capital por su incuria, por su suciedad, por ser endebles y por los harapos asquerosos con que apenas cubren sus cuerpos. El Gobierno provisional de la Nacion introdujo importantes economias en la Administracion de la Colonia y confirió su mando al Comandante de la Estacion Naval, pero intentó un nuevo esfuerzo enviando crecido numero de Colonos en 1869, los cuales fueron devueltos inmediatamente á España en el mas deplorable estado y sin haberse conseguido con su venida aquí otra cosa que adquirir el profundo convencimiento de que la Colonizacion de esta forma era imposible y ruinosa y que solo conducia á sacrificar inutilmente hombres y dinero. La reforma decretada en 26 de Octubre de 1872 redujo el personal administrativo de la Colonis á lo absolutamente indispensable y la cifra del presupuesto á unos limites tan reducidos que está muy distante de cubrir todas las atenciones que pesan sobre él. Para convencerse de esto bastará indicar que solo hay presupuestadas 335.450 Pesetas, cuando para satisfacer todos los servicios, no obstante haberse reducidos estos á la menor expresion, son necesarias proximamente 500.000. Es decir que lo menos que podemos gastar en Fernando Póo anualmente sin sostener mas fuerza armada que una Goleta pequeña y un Ponton pobremente dotado y no dedicar para Fomento mas que la exigua cantidad de cinco mil pesetas, que apenas alcanzan para sostener los edificios del Estado en pié, son necesarios dos millones de reales, lo cual se explica perfectamente si se considera que todo lo que se consume aquí viene de Europa, que los viveres de la marinería cuestan un 60 por % mas que en España, que gran parte de ellos hay que desecharlos por la excesiva humedad y el excesivo calor del clima los descompone rapidamente, que hay que pagar numerosos y costosisimos pasajes en los correos Ingleses, de los individuos que hay que enviar á España para que nó sucumban aquí y de los que vienen en su reemplazo, y por ultimo que los sueldos que aquí se abonan, son como no puede menos de ser, iguales á los de America. Tan crecida suma la gastamos pura y exclusivamente para izar nuestra bandera en esta Isla sin ventaja ninguna para la Nacion y para tener que pasar por el sonrojo de arriarla al primer embate que pudiera surgir de complicaciones internacionales. Nosotros nó contamos con la mas insignificante fortificacion, vivimos en una localidad que es accesible por todas partes, no disponemos ni de un solo cañon montado, no debemos contar con el apoyo de la poblacion por que no es Española, vivimos sin otra comunicación con el resto del mundo que la que nos facilitan los Ingleses con sus vapores correos: nuestra correspondencia tanto oficial como privada la recivimos por el intermedio de un Comerciante Inglés: los citados correos tocan ó nó en Tenerife, segun les conviene, dependiendo de su voluntad que recivamos ó nó noticias de España y en fin, estamos completamente aislados y sin disponer de mas fuerza que un pequeño buque de guerra cuya dotacion disminuida en no pequeña parte por la influencia de las enfermedades y en general con la robustez perdida, dificilmente podria en un caso extremo desembarcar veinte y cinco hombres armados, que caerian atacados por las fiebres en cuanto tubieran que operar sufriendo el sol ó la lluvia ó respirando el aire viciado (...). En religion estamos como en 1858. Entonces salieron de la Isla los Misioneros Protestante y quedó dueña absoluta del campo la Mision de la Compañía de Jesus, que emprendió sus trabajos de propaganda con un celo y una voluntad superiores a todo encomio. Pero fuerza es reconocer que sus esfuerzos y sus sacrificios se estrellaron ante el espíritu anti-católico de la poblacion y que con excepcion de muy contados casos, todos los habitantes siguieron aferrados á sus creencias protestantes y celebrando su culto privadamente. Los Reberendos Padres Jesuitas establecieron una escuela de párbulos y solo á fuerza de paciencia, de alhagos y de dadivas lograron reunir un numero insignifcante que instruyeron en nuestro idioma y nuestra religion. La base de esta escuela se planteó con niños de Corisco y con otros que eran hijos de padres idólatras, pues las familias protestantes se negaron á enviar los suyos. Nada es comparable á la abnegacion y á los sacrificios que hicieron nuestros Misioneros, pero vinieron á trabajar en un campo que otros habian explotado yá, y apenas cojieron mas que rastrojos. Con el fin de llevar las luces de la religion á los Boobies, y para ver de encaminarles por la senda de la civilizacion, se establecieron dos misioneros en el pueblo indígena de Banapá y empezaron á trabajar al parecer con fruto en sus santas tareas, pero ¡cual no seria el asombro de dichos misioneros, cuando una mañana se encontraron con que los boobies habian abandonado sus chozas y sus sembrados y se habian marchado, dejandolos solos, para establecerse en otro lugar! Despues se estableció otra casa Mision en Basupú pero el Misionero á quien se confió la benéfica obra de cristianizar aquellos salvajes, sufrió tantas enfermadades, que apenas pudo intentarlo. Donde los Misioneros Católicos encontraron facilidades para enseñar el cristianismo, fue en los Congos que vinieron de Cuba, los cuales adquirieron nuestras creencias y aprendieron nuestras practicas religiosas, pero quizás no sería aventurado afirmar que su fé no tubo gran arraigo y que solo por su carácter sumiso é indolente y tambien por propia conveniencia, se conformaron con todo lo que se exigió de ellos. Ello es, que se bautizaron, que se casaron, que asistian á la Iglesia y que se les hizo vivir cristianamente. La poblacion católica de Fernando Poó estaba pues reducida en 1871 á los pocos Peninsulares aquí existentes, á los Congos venidos de Cuba, á algunos negros portugueses de la Isla del Principe, á media docena ó poco mas de individuos catequizados por los Jesuitas y al reducido numero de jovenes ó niños educados en su escuela. En cambio continua siendo ardientemente protestante la inmensa mayoria de estos moradores. Aprovechando los misioneros Metodistas la livertad religiosa introducida en nuestras leyes, a consecuencia de la revolucion de Setiembre de 1868, volvieron á establecerse en esta poblacion en 1871, y en el mismo año se retiraron para España los Misioneros Españoles, siendo sustiutidos por un Cura Párroco. Imposible seria describir el gozo de los protestantes al contar entre ellos á sus antiguos pastores: el culto de su secta se hizo publica y ostentosamente y conquistaron adeptos hasta entre los que habian abrazado el catolicismo. Contribuyó cada uno con cuanto pudo para enaltecer dicho culto y las mugeres llegaron hasta á vender lo que mas estiman las negras, que son sus alajas de oro, para reconstruir una casa que compraron y disponerla de modo que les sirviese de Iglesia. Los citados Misioneros metodistas compraron tambien una casa para habitarla y quedó establecida la Mision protestante mas esplendidamente que lo habia estado jamas. Es decir, que los doce años que estubieron ausentes de aquí solo sirvieron para acrecentar la fé y la decision de sus correligionarios y que los mismos doce años tan laboriosamente empleados por los Padres Jesuitas solo produjeron los resultados mas desconsoladores, y no debe pasar desapercibido que nosotros hemos levantado á expensas del Tesoro Nacional una pequeña Iglesia construida con costosos materiales venidos de España, y una Capilla de madera para uso de los Católicos, y que éstos lejos de haber tenido que desembolsar ni la mas insignificante cantidad para el servicio Divino, ni para recibir los Santos Sacramentos, ni para ningun acto religioso hán recivido por el contrario continuos donativos y beneficios de los Sacerdotes de la Compañía de Jesus. Mientras que el protestantismo se muestra cada dia mas pujante, el elemento católico decrece visiblemente y debe suceder asi, por que si cuando habia aquí una Mision Católica que llegó á contar hasta trece misioneros entre sacerdotes y hermanos coadjutores, todos llenos del mas ferviente celo, y todos dispuestos á sacrificar hasta la vida por la propagacion de la fé, solo se recojia tan escaso fruto ¿qué há de suceder desde que no hay mas que un solo Cura parroco que frecuentemente enfermo, apenas puede hacer otra cosa que celebrar el Santo Sacrificio de la Misa y administrar los Sacramentos, y que por lo tanto está imposibilitado de atender á otras tareas religiosas? La consecuencia de esto es que nuestra Iglesia está cada vez menos frecuentada y que hay dias de precepto que está desierta, mientras que á la Iglesia protestante acude en masa toda la poblacion. Y no se crea que esto carece de importancia por que en esta localidad la Inglaterra está representada por los protestantes y la España por los católicos, y juzguese del papel que haremos cuando ademas de su reducido numero pertenecen, con raras excepciones, á la parte mas miserable é indolente de estos habitantes. Preciso será tambien decir que para que los Congos no dejen de ir á la Iglesia, tiene el Parroco que estimular su celo religioso con algun donativo ó limosna, al paso que los protestantes que acuden con asombrosa exactitud á todos los actos de su culto, sufragan espontaneamente todos los gastos que ocasiona. Los misioneros protestantes, favorecidos por nuestras leyes, extienden más cada dia su esferade accion y mientras que nosotros sumidos en la pobreza y en la impotencia perdemos terreno por momentos, ellos ha establecido este año una casa mision en la Bahia de San Carlos de la que se prometen el mejor éxito y otra en Basupú del Sur, que parece van siendo frecuentadas por algunos niños indigenas. Para instrucción pública no existen en esta poblacion mas que la Escuela gratuita Española sostenida por el Gobierno y la Escuela Inglesa que dirijen los Misioneros Metodistas. En la primera estan matriculados cuarenta y cuatro niños y veinte y seis niñas. A la segunda acuden todos los niños y niñas de la Colonia. Para que los Padres enviasen sus hijos á nuestra Escuela, fue preciso obligarlos á ello y hacerles saber que en la instrucción que se les diera no se les enseñaria absolutamnete nada de religion y solo de este modo y empleando gran firmeza es como se há conseguido que los envien, pero siempre que pueden se eximen de hacerlo inventando mil escusas, por cuya razon apenas asisten la mitad de los matriculados. En cambio todos los niños van puntualmente a la Escuela Inglesa, no obstante que por asistir a ella tienen que satisfacer diez reales mensuales cada uno. En nuestra escuela adelantan muy poco en el conocimiento de nuestro idioma, que es lo que mas se procura enseñarles, por que los maestros que empleamos no conocen el Inglés, que es la lengua que todos los niños hablan y por que los niños entre si solo se entienden en dicho idioma, por mas que se pone empeño en que durante las horas de clase no hablen mas que en Español, y el resultado es, que por mas que nos afanamos para que la generacion que crece conozca el castellano; esta generacion no hablará mas idioma que el que está hablando desde que nace y el que emplea en todos los casos, que es el Inglés. Mientras que nosotros empleamos todo el tiempo en enseñarles á balbucear el Español, ellos llevan ya aprendido el Inglés en la Escuela Inglesa donde pueden dedicarlos á adquirir por completo la instrucción primaria y donde se educan en la religion protestante. Nosotros no tenemos mas escuela que la de la Capital y los Misioneros Metodistas ademas de la que tienen aquí, hán planteado otra en San Carlos en Basupú del Sur. Ellos procuran llevar su lengua y su religion á lo mas oculto de los bosques de esta Isla, y con su espiritu propagandista y con el auxilio que encuentran para todo en estos habitantes, lo conseguirán con el tiempo, de manera que la influencia Inglesa se extenderá mas y mas, mientras que nosotros lejos de adelantar ni un paso, estaremos cada dia mas anulados. No teniendo yá nada que hacer los Misioneros Metodistas en esta capital, por que en ningun lugar del globo hay un pueblo mas ardientemente protestante, todas sus miras están fijas en hacer propaganda entre los Boobies y aunque encuentran resistencia en estos para conseguirlo, esperan fundadamente que con la influencia que la Inglaterra ejerce en todo el Africa, con el trato mas ó menos intimo que el cambio de objetos establece entre indigenas é Ingleses y con algunos regalos, llegarán mas ó menos tarde á su objeto. No les importa que como sucedió hace pocos dias no quisiese ser recivido de ningun modo uno de dichos Misioneros por el Cocoroco de Biapa, á cuyo pueblo fue para ver de establecer una escuela-mision, teniendo que regresar con esta contrariedad, por que ellos insistirán valiendose de cuantos medios estén á su alcance y al fin tendrán su nuevo punto para sus operaciones en Biapa, como lo tienen yá en los lugares indicados. Ellos se estenderán astutamente por los parajes mas reconditos de esta Isla, valiendose de los negros yá catequizados y utilizando las relaciones comerciales que en mayor ó menor escala sostienen todos los Pueblos Boobies, y no es aventurado asegurar que andando el tiempo todos los indigenas hablarán el Inglés (...). El Comercio de esta colonia está exclusivamente en manos de los Ingleses, con los que no puede rivalizar ninguna nacion en el litoral del Africa. Aquí no se comen otros alimentos, ni se visten otras ropas, que las que vienen de Inglaterra. Todos los objetos precisos para todos los usos y necesidades de la vida son Ingleses: todas las manufacturas y todos los efectos que se emplean para el cambio con los productos del pais, son Ingleses tambien; y en fin todos los buques que arriban á este puerto asi de guerra como mercantes, no arbolan mas pabellon que el de la Gran Bretaña, con la sola excepcion de alguno que otro buque de guerra de diferente potencia, que hace aquí escala para proveerse de carbon, y de algunos muy contados buques mercantes, tambien de otras Naciones, que siempre vienen fletados por cuenta de los comerciantes Ingleses. En cuanto á buques Españoles, solo llega de año en año una Goleta de Guerra destinada á la Estacion Naval, en relevo de la que se retira por haber cumplido su tiempo aquí, y respecto á los buques mercantes nacionales, solo hán aparecido en estas costas desde que vinimos en 1858, dos o tres de escaso porte, que enviaron por via de ensayo una casa de Valencia y otra de Barcelona, al principio de nuestra Colonizacion, ensayo que no debió serles favorable cuando no lo repitieron. Despues vino una Fragata de la Habana á traer deportados por delitos comunes y no verificó ninguna operación comercial, pero es fama que á su regreso á Cuba llegó con un cargamento de bozales que se habia hecho preparar creo que en el Congo. Con lo que, queda probado, que para la navegación Española carecen totalmente de utilidad estas posesiones. Demasiado sabemos todos que del Africa no hemos buscado jamas otra cosa que hombres para trabajar en nuestras colonias, por que nada de lo que produce tiene aplicación á nuestras atrasadas industrias y por que nada de lo que producimos tiene salida aquí, de lo que se deduce lógicamente que nuestra bandera mercante, que jamas habia venido antes á Fernando Poó, há desaparecido del golfo de Guinea desde que la trata de negros está tan perseguida y desde que la esclavitud está en vias de desaparecer por completo en nuestras Antillas. Los Ingleses dominan sin rival en el Africa, en primer lugar por su prodigioso genio comercial y por el portentoso adelanto de sus industrias y en segundo lugar, por que la presencia continua de una poderosa Escuadra Britanica en estos mares y los castigos que hán impuesto á los que no hán respetado humildemente á los subditos y á los intereses Britanicos, hán producido el resultado mas favorable para adquirir tal prestigio en las naciones Africanas, que no hay la menor exageracion al decir que son los dueños absolutos del litoral y que no hay potencia alguna civilizada que pueda, ni remotamente competir con ellos. Para los Africanos no tienen aceptacion mas que las manufacturas Inglesas y debe suceder asi por que ninguna otra nacion del mundo se las presentan ni tan baratas, ni tan de su gusto. No hay industria ninguna que como la Inglesa pueda vender aquí por cuatro duros un fusil, por cuatro pesetas un barril que contiene cinco libras de polvora de caza, por otras cuatro pesetas una pieza de tela de algodon de doce varas y por cinco pesetas un sombrero de corcho fabricado con todo esmero y forrado de tela de seda, y tengase en cuenta que el Comerciante en Africa, no gana nunca menos del doble del valor de los objetos que vende. Asi se vé que los pocos comerciantes Franceses y Alemanes que trafican en las costas del vecino continente, tienen que hacerlo con mercancias Inglesas, pues las que producen sus respectivas naciones, no obstante su poderoso desarrollo, no pueden competir con ellas. Pero hasta en esto se nota una particularidad y és que los comerciantes que no son Ingleses, no pueden vender los articulos, tambien Ingleses, que reciven directamente de Londres ó Liverpool, á tan reducidos precios como los hijos de la Gran Bretaña. Sucede aquí que hay un comerciante natural de la Isla Portuguesa del Principe, que es hombre especulador y en gran manera laborioso y que hace algunos pedidos de articulos de comercio á Inglaterra; pues este negociante pasa por el disgusto de ver sus generos por largotiempo en su almacen por que no puede darlos al mismo precio que los que se venden en las tiendas Inglesas, que son de la misma fabrica y en un todo iguales a los suyos. El Portugues no puede por ejemplo vender una lata de conservas alimenticias por menos de ocho reales y los Inleses la dán por siete: el primero apenas gana en ella un cincuenta por ciento y el segundo gana el doble de lo que le cuesta. Esto parecerá absurdo; pero tiene su explicacion y no es otra sinó que los establecimientos mercantiles Ingleses de Africa no son mas que unas sucursales de grandes Compañias y de grandes casas de comercio establecidas en las principales Ciudades de Inglaterra que hacen sus negocios en bastisima escala, al paso que el modesto mercader que no es Inglés y viene á buscar su fortuna en Africa, tiene que pagarlo todo mucho mas caro y satisfacer ademas exorbitantes comisiones. Si ni los Alemanes ni los Franceses, ni los Norte-Americanos pueden competir en los mercados del Africa con los Ingleses, excusado es ni siquiera indicar lo que nos sucederá á nosotros cuyo atraso mercantil é industrial es tan evidente por mas que nos cueste rubor el confesarlo. Por otra parte los productos del Africa se exportan en su totalidad para Inglaterra que emplea en este tráfico sobre treinta vapores grandes y una porcion de vapores pequeños y ademas considerable numero de buques de vela para las mercancias brutas, como palo de tinte, sal, carbon etc. El aceite de palma y la goma que son los principales articulos de exportacion y el marfil se transportan general mente en vapores, causando asombro al considerar el gran movimiento Comercial que la Inglaterra há sabido crear en estas incultas regiones, la gran riqueza que estrae de ellas y el alimento que proporciona á sus imponderables industrias. Todo lo que produce el Africa desde Sierra Leona hasta la Hotentocia vá á reunirse en Inglaterra que es el mercado universal: de alli se esparce una pequeña parte por las diferentes comarcas de Europa pero casi la totalidad se emplea en las innumerables fabricas Inglesas, donde se transforma de mil maneras para darle aplicación á multiples y variados usos. El aceite de palma se convierte en jabon, en materia lubrificante y en bugías y muchas cosas mas: la goma se convierte en infinidad de objetos para usos domesticos, en calzado para evitar que nos mojemos los pies y envolver los cables submarinos: el marfil se transforma en objetos de lujo y todo vá á robustecer la prodijiosa fabricacion Inglesa y á aumentar su enorme navegacion y su portentoso comercio. Nosotros no comerciamos absolutamente en nada, ni en el litoral Africano, ni en esta Isla en particular y forzosamente debe suceder asi por que no tenemos nada que traer ni nada que llevarnos ¿Que hariamos en España con un cargamento de aceite de palma que es la unica materia prima que se exporta de Fernando Poó, sino tenemos fabricas para manipularlo? ¿Que hariamos con un cargamento de goma sinó tenemos a que aplicarlo? Tendriamos que llevarlos á Inglaterra á que nos pagasen el precio que quisieran por ello. Evidenciado como queda que ni para la navegacion ni para el comercio nos sirve para nada esta Isla, trataré de hacer ver palpablemente que tampoco podemos esperar absolutamente nada de la Agricultura y á este fin empezaré recordando el negativo resultado obtenido de los ensayos hechos por el Gobierno para obtener frutos intertropicales de exportacion y lo ruinoso que há sido para algunos agricultores el invertir sus capitales en el mismo objeto. Sabido es que en este clima los trabajos rudos no pueden ejecutarlos mas que los negros por que los blancos apenas si sostienen artificialmente la vida á fuerza de tomar quinina, a fuerza de evitar el tomar el sol ó recibir la lluvia; a fuerza de rodearse de las posibles comodidades; y a fuerza de alejarse de las miasmas pestilente que se desprenden de la exhuverante vejetacion tropical, descompuesta por una humedad y un calor excesivos: pues bien, la principal dificultad para cultivar aquí las tierras consiste en proporcionarse negros que las trabajen. En toda la Costa Africana solo se encuentra una localidad conocida por la Costa del Krou, y que no es otra que la Republica de Liberia, cuyos naturales, dotados de amor al trabajo salen contratados de su pais para servir generalmente por un año á aquellos que les pagaran sus servicios. Estos hombres, que son robustos y honrados, son los que emplean todos los negociantes Europeos y todos los Capitanes de buques en toda Guinea para sus faenas, y puede considerarse el gran numero que ordinariamente están ausentes de sus aduares, para adquirir con el producto de su trabajo alguna pieza de tela, alguna baratija, alguna polvora y un fusil para retirarse suficientemente enriquecidos á su patria, con solo reflexionar que en una extension de mil leguas de costa, apenas se mueve ningun objeto de peso ni se maneja un remo ó un canalete como no lo muevan ó lo manejen los Kroumanes. El Krouman es la fuerza viva del comercio y del trabajo y sin él no se sacarian del Africa las riquezas que se sacan; por eso es tan estimado por todos los Europeos y por eso se les solicita y estimula: El Krouman trabaja contento en las factorias y en los buques, pero se niega completamente á trabajar en el campo y por haberlos empleado aquí en la Agricultura há adquirido esta Isla tan mala reputacion entre ellos, que ya no vienen sinó con la condicion expresa que no se les há de dedicar á dichas labores. Pero aunque los naturales del Krou se prestasen á las tareas campestres, ni podrian obtenerse en numero suficiente, ni serian soportables para el agricultor los gastos que le ocasionarian. Cada Krouman le cuesta á su patrono por termino medio contando con su pasaje de ida y vuelta cien duros al año que es mucho mas de lo que podrian sufragar sus ganancias, por que aquí hay que estar renovando continuamente las plantaciones y limpiando el terreno en razon á que los arboles del café que en las Isla de Santo Thomé y el Principe duran de 20 á 25 años, son atacados en Fernando Poó á los tres por un insecto que los destruye y por que los arboles del cacao aunque resisten mas tiempo envejecen tambien muy pronto, y por que es tal la fuerza de esta vejetacion que para que medren las plantas hay que estar incesantemente cortando las yerbas y las cañas que brotan con imponderable abundancia y robustez. Ademas de que los Kroumanes se resisten tenazmente á las faenas del cultivo de las tierras, de lo costosos que son y de que nunca se encontrarian ni remotamente el numero necesario, resulta diariamente que obligados por la necesidad de brazos los agricultores á ir á contratarlos á los paquetes Ingleses que suelen traerlos, cuando dichos negros ven que en lugar de dedicarlos á los trabajos de los almacenes ó del puerto los envian á las plantaciones, se fugan en gran parte, haciendo perder á sus patronos lo que hán satisfecho por su pasaje y lo que les han dado por su contratacion, lo que viene á ser un nuevo motivo de ruina para los cultivadores que frecuentemente ven perdidos los frutos por no tener quien los recoja. Queda sentado que con los Kroumanes no puede contarse para la agricultura, no solo por que ellos no quieren y cada dia querrán menos, por que el comercio necesita mas de los que pueden salir de la costa del Krou, si nó tambien por que su trabajo sale muy costoso para el agricultor y voy á probar que si nó debe cifrarse ninguna esperanza en estos trabajadores para el cultivo de la Isla, mucho menos debe contarse para ello con ningunos otros hombres del Africa. Lo primero que se ocurre es preguntar ¿ por que no se emplean a los Boobies? Y á esto hay que responder que con los Boobies no hay que contar absolutamente para nada, que pertenecen a una raza que se defiende de un modo asombroso contra la civilizacion, que viven en completa independencia, que no hán cambiado ni en lo mas minimo ni en sus usos ni en sus costumbres, que andan desnudos y cargados los cuellos, brazos y piernas y cinturas de las cosas mas asquerosas; que se engrasan la piel y se dan de barro colorado el lanudo cabello, que viven en tribus bajo la autoridad de sus Gefes que disponen absolutamente de ellos: que no tienen necesidades de ninguna clase; y que les sobra con lo que recojen del suelo ó de los arboles casi sin trabajo; que los fusiles, la polvora, el aguardiente y el tabaco que es lo que generalmente desean de los factores Europeos los obtienen con esceso con solo cambiar su aceite de palma: que en la actualidad casi no se molestan en benir a buscar dichos articulos á los almacenes por que las rivalidades entre los comerciantes y el deseo de mayor lucro há establecido la costumbre de que sean los agentes subalternos de los factores los que vayan a las rancherias indigenas con Kroumanes materialmente a solicitar el aceite de palma, ofreciendoles cada vez mayores valores en los cambios, que por esta causa disminuyen de dia en dia los Boobies que bajan a la poblacion y se hacen por lo tanto mas independientes y hasta mas soberbios: Que no habria medio de persuasion suficiente para modificar la manera de ser de los Boobies y mucho menos para impulsarlos á que trabajasen para ningun agricultor ni para que ellos cultivasen otra cosa que ñames: Que solo por medios violentos se podria llegar a un resultado en este sentido y que para ello se tropezaria con tales dificultades que nos harian ciertamente renunciar a una empresa que saldria ruinosa por lo cara y muy sangrienta y abocada á muy trascendentales complicaciones. Para intentarlo tendriamos forzosamente que someter a los Boobies por la fuerza de las armas y por mas que sean de natural pacifico é indolente no debemos olvidar que pueden reunirse hasta un numero de diez mil cada uno con su fusil, que ellos en sus montañas podrian desafiar un ejercito numeroso, que seria menester abrir caminos para llegar hasta el sitio en que se estableciesen; que sin ser vistos pueden desde sus impenetrables bosques impedir que nadie avanze hacia el interior, dando muerte segura al que lo intentase: que por lo mortifero del clima para el Europeo se inutilizarian completamente para entrar en operaciones todos los hombres que hiciesemos venir de España, y que qunque viniese aquí todo el ejercito de la peninsula no dispondriamos al cabo de pocos dias, ni de una compañía para hacer la guerra; que en caso de lucha con los Boobies estos encontrarian poderosa ayuda en el elemento poco avenido con nuestra presencia aquí: Que la Inglaterra empezaría enseguida con reclamaciones á pretesto de los perjuicios que sufririan sus mercaderes y quizás tambien á pretesto de que pretendiamos esclavizar a los indigenas; y ultimamente que suponiendo lo que no es de manera alguna posible, es decir, que consiguiesemos buenamente que los Boobies quisieran trabajar en nuestras plantaciones, nos encontrariamos con unos hombres de tal indole que solo a fuerza de dolorosos latigazos, doblarian su cuerpo para labrar la tierra con la actividad y la constancia que es indispensable para recoger abundante fruto, lo cual está en abierta oposicion con los principios civilizadores que hemos aunque inutilmente tratado de inculcarles, y con las Leyes humanitarias que sirven de regla en los tiempos presentes y que son el mas honroso galardon del siglo en que vivimos. Por lo tanto contar con los Boobies para ningun genero de trabajo seria quimerico y asi han debido reconocerlo todas las Autoridades que han gobernado esta Isla y todas las que se han dedicado á la agricultura y al comercio, cuando á precio de tenerlos tan cerca, ni siquiera se les há ocurrido que pudieran aplicar ni á la mass insignificante tarea. Antes que los Boobies sean utiles para algo tienen que pasar muchas generaciones y si hay quien esté llamado á conseguirlo no seremos ciertamente nosotros, sinó los Ingleses que cuentan en esta rejion con elementos de propaganda de que nosotros no dispondremos en el transcurso de muchos años y quizás algunos siglos. En defecto de los Boobies podriamos acudir a traer negros contratados de los pueblos proximos á las costas del continente inmediato. En esto hán pensado los dos Agricultores de esta Isla, como en su ultimo refugio para evitar su ruina, y para obtenerlo hán recurrido en diferentes ocasiones con solicitudes al Gobierno de la Nacion que hasta ahora no hán sido aun resueltas. Para ellos, como parte interesada, la cuestion se presenta facil y al ver que no se les atiende llegan hasta figuarse que España los abandona y no les presta ninguna ayuda para salvarlos. Los cultivadores se fundan en que así como los Franceses llevan á sus Antillas negros contratados del territorio del Gaboon para trabajar en sus ingenios y cafetales podriamos traerlos nosotros tambien aquí, y preciso es confesar que mirado superficialmente el asunto parece que tienen razón, pero deteniendose un poco se encuentra que no estamos en iguales circunstancias que los Franceses y que de plantear un sistema semejante para traer brazos a esta Isla, tropezaríamos con obstaculos de tal trascendencia, que habría que rebocar inmediatamente la autorizacion que se diese sobre el particular. La Francia es una nacion que gracias a su poder há podido negarse abiertamente a que sus buques mercantes sean visitados por los de guerra Ingleses, así es que el pabellon Francés puede transitar por los mares del Africa sin tener que sufrir la humillacion de que nadie le detenga. La bandera Francesa proteje todo lo que conducen los buques que cubre. Cierto es que la Francia se obligó con la Inglaterra á no consentir el trafico de esclavos y á cuidar con su marina de guerra del cumplimiento de esta obligación, pero la misma Francia salió del conflicto en que la falta de trabajadores iva á colocar sus colonias ideando la introduccion de negros contratados por diez años que son declarados libres al cumplir este plazo de tiempo al servicio de su patrono. Esto no es precisamente la esclavitud, ni esto es hacer la trata bajo la proteccion de una Nacion poderosa, pero en el fondo no se ocultará a nadie que hay algo de las dos cosas. Comisionados Franceses contratan los negros en Gaboon, haciendoles venir del interior ó de donde pueden, los rescatan de la esclavitud en que vivian, ó mejor dicho, compran el derecho de disponer de ellos y asi que tienen reunidos los necesarios los embarcan en un buque Francés y los envian á su destino donde se apoderan de ellos sus nuevos Señores despues de abonar el importe de su adquisicion y los demas gastos que ocasionan y la ganancia natural de los que se hán cuidado de buscarlos y remitirlos. A los negros asi estraidos del Africa se les hace un gran beneficio, por que se les arranca a la barbarie y á los sufrimientos horribles de la esclavitud en este continente, que son tales que no hay palabras con que describirlos, por que estos negros son así sin escepcion esclavos en su patria. Es decir que en un territorio Francés se embarcan negros que deben ser considerados Franceses, en un buque de su nacion no sujeto a ser visitado en la mar por nadie, para ir a trabajar en colonias Francesas, de modo que la operación es inatacable, las apariencias estan tan bien cubiertas que los falsos apostoles de las ideas filantropicas, los que atropellan a los debiles sin consideracion y sin mas miras que las de medrar arruinando á las demas naciones, aunque cubriendose hipocritamente con la capa de la humanidad, no tienen nada que decir y se da por satisfechos. Pero nosotros ¿podemos hacer lo que hacen los Franceses? Para mi es evidente que nó y que si lo intentasemos tendriamos sin demora, irritantes exigencias y aun atropellos de los que humildes ante los que tienen la fortuna de poder obligarles hasta á satisfacer indemnizaciones exageradas de muchos millones de duros, han abusado tanto de las desgracias de nuestra España y tanto han contribuido á nuestra decadencia y empobrecimiento.En primer lugar nosotrros tenemos vigente con Inglaterrra el tratado de 28 de Junio de 1835 hecho en dias aciagos para la patria y que tantas humillaciones y tan inauditas tropelías há acarreado á nuestra bandera. Cierto es que nuestros buques mercantes no vienen yá por estos mares ni podrán venir mientras dicho tratado subsita y mientras nó progresemos tanto en las industrias fabriles que produzcamos mucho y barato, lo cual está tan distante que apenas lo alcanza la imaginacion; de lo que se desprende que los negros que se desean no pueden venir con bandera Española, y que si algun buque nacional se aventurase á intentar de traerlos, seria sin remision alguna detenido por los cruceros Ingleses y llevado á Sierra Leona donde radica el llamado Tribunal Mixto, y que generalmente no lo es, ni nunca lo há sido, por que casi siempre ha faltado el Juez español. El Tribunal lo declararia ciertamente buena presa y aquí tendriamos la primera complicacion. Por otra parte no debemos olvidar que mientras la esclavitud subsista en Cuba podria ser esto un aliciente para los negreros que á pretesto de buscar braceros para Fernando Poó llevarian bozales allí produciendo una gran dificultad al Gobierno de la Nacion que sería indudablemente tachado de usar mala fe por los que monopolizando sin fundamento alguno el título de propiedad de la humanidad, son los primeros es esclavizarla, oprimirla y aniquilarla, abusando a veces de una manera incalificable de su poder. Debemos suponer que si nuestros buques mercantes estan incapacitados para traer negros contratados, tampoco será factible que los recivamos por los buques estranjeros por que estos se opondrán á conducirlos temiendo las consecuencias, y por que si alguno alucinado por una ganancia que en ningun caso sería considerable, se decidiese á ensayarlo, no se espararia de ningun modo de ser secuestrado por los buques de guerra britanicos y á que su propio Gobierno no se lo prohibiese por sujestiones de la Inglaterra. La idea de enviar un buque del Estado á buscar dichos negros, debe completamente desecharse, por que seria ocasionada á un conflicto del cual nuestra debilidad no nos dejaría salir airosos y por que el pabellon de guerra se rebaja cuando se le emplea en comisiones que le son totalmente agenas. La simple contratacion de los Kroumanes verificada antes por nuestros vapores transportes y posteriormente por la Goleta de la Estacion todos los años, era depresiva para nuestros oficiales, que han visto con la mayor satisfaccion que el Gobierno de la Republica haya determinado que deje de efectuarse en lo sucesivo, y que contratemos los que sean necesarios para la Colonia, del mismo modo que los contrara el comercio, es decir en los correos ingleses que los trae de pasaje. La adquisición de negros en el continente solo puede efectuarse comprandolos á sus dueños, esto és, ejerciendo lo que siempre se há llamado la “trata” y aunque el negro se adquiera para declararlo libre, es innegable que para el vendedor siempre será un aliciente la ganancia que encuentre en la venta y que procurará buscar los que se le demanden, por los medios empleados por la barbarie Africana. Si á un Rey se le ofrecen por ejemplo tres mil duros en mercancias por cien negros y no los tiene, los adquirirá haciendo la guerra a su vecino, y el comprador será justamente acusado de sostener y estimular estas costumbres inícuas. Yá hemos dicho que en toda la Costa de Africa, solo los Kroumanes se brindan para el trabajo, pero nó para el del campo, y como los negros de los demas puntos solo son capaces de trabajar bajo el yugo mas ó menos encubierto de la esclavitud, no hay mas medio que resignarnos á renunciar al cultivo de Fernando Poó y por lo tanto á que esta Isla continúe siendo una carga tan pesada como improductiva para España. Y mas valdria no acordarse jamas de tratar de imitar el metodo empleado por los Franceses para llegar trabajadores de Guinea á sus colonias por que podría costar á la patria un sacrificio infinitamente mayor que el que lleva yá hecho en esta frustrada Colonizacion. Podrá argüirse que los Portugueses recojen cosechas de café, cacao y algodón en Angola y en las Islas de Santo Thomé y del Principe y que las exportan para Europa, pero esta observacion queda destruida con colo manifestar que si los Portugueses obtienen dicho resultado es por que cuentan con numerosos esclavos y por que al poner en productos sus citadas posesiones, disponian de mas brazos de los que podían utilizar. Por lo demás nadie ignora que las Colonias Portuguesas están en plena decadencia y que se arruinarán completamente asi que termine la esclavitud en ellas, lo cual no sucederá tan pronto como debiera suceder, según lo estipulado sobre el particular entre Portugal é Inglaterra, por que los Colonos Portugueses podrán eludir en cierto modo el compromiso contraido por su gobierno, con la facilidad que encuentran para adquirir los negros que necesitan por la situacion continental de su estenso reyno de Angola. Con escepcion de los Portugueses que se valen de esclavos para sostener languidamente la agricultura en estas regiones, ninguna otra Nacion Europea ni Americana há podido realizar empresas agricolas en el Africa ecuatorial y hasta creo que nadie lo há intentado. Los Franceses en Gaboon no cultivan absolutamente nada, como no sea alguna huerta o jardin: los Ingleses en sus territorios no se ocupan de semejante cosa y los Anglo-Americanos se limitaron á formar la Republica de Liberia con los hombres libres de color de los Estados Unidos los que á su vez se dedicaron exclusivamente al tráfico. Los Holandeses y los Dinamarqueses, tampoco utilizaron la fecundidad del suelo africano de ningun modo y se limitaron á comerciar con el oro en sus hoy dia casi abandonadas fortalezas, situadas en la costa que lleva el nombre de este precioso metal. Por regla general los hombres de raza blanca nó hán venido a la costa de Africa comprendida entre el rio Gambie y la Bahia de Algoa, mas que há buscar trabajadores para la explotacion de la America y ciertamente no hemos sido los Españoles los que mas nos hemos dedicado á este negocio por que precisamente los Ingleses, que tanto se encandalizan en esta epoca de la esclavitud de los negros, son los que hán monopolizado por mucho tiempo este tráfico y los que hán llenado de ellos el mundo descubierto por Colon. Donde que la razón y la justicia se ha hecho luz en este asunto; los Europeos nó buscan en dicha costa mas que alimento para su comercio y para sus industrias, por que los Africanos no trabajan jamas espontaneamente, y para coger frutos de los campos es menester trabajar mucho, lo cual solo se obtendria de ellos obligandoles á la fuerza, ó lo que es lo mismo sometiendolos a la esclavitud. El Africa es rica en productos que ofrece abundantemente su suelo, sin que cueste casi mas trabajo que el recojerlos, y estos productos son los que se llevan en su totalidad los Ingleses, en cambio de sus objetos manufacturados, sin ocuparse de introducir en esta region cultivos de ninguna clase, por que demasiado conocen que en esto fracasarian. Los Franceses puede decirse que á parte de la Goma Arabiga que estraen por el Senegal, no se llevan del Africa mas que el pistacho que se coje en abundancia desde el Gambia hasta la Costa de Oro y con el cual fabrican un aceite que compite con el de oliva. Todo lo demás como aceite de Palma, goma elástica, marfil, oro, etc. vá para Inglaterra. En la inmensa extension de la Costa de Africa que queda indicada casi todas las factorias son Inglesas y las pocas que pertenecen á otras naciones de Europa hacen sus negocios exactamente del mismo modo que los Ingleses valiendose de las manufacturas, de los mercados y de los buques de éstos, es decir que con corta diferencia son tambien factorias Inglesas. Sobre esto no hay mas escepcion que con el pistacho, que como se deja expresado se conduce a Francia. La indole y las costumbres de los Pueblos Africanos y lo insalubre de su clima, son una dificultad insuperable para que la iniciativa del hombre blanco produzca aquí los portentosos resultados que hán producido en territorios aun mas estensos y cuyo descubrimiento há sido posterior. Así se vé que mientras en America, en la Oceanía y en la Australia la civilizacion Europea há formado en poco tiempo grandes y opulentas naciones que compiten y aun superan á las de Europa, el Africa que está mas proxima y que es conocida desde los tiempos de Hannon, no há dado un paso por dicho camino y se mantiene tan salvaje como cuando la recorrió el celebre navegante. Esta es una enseñanza que debe tenerse muy presente cuando se trate de colonizar en este pais. Vease si nó que es lo que hán conseguido los Portugueses en esta parte del mundo, no obstante que ningun otro pueblo les há superado y ni siquiera igualado como colonizadores. Los Portugueses crearon el Imperio del Brasil y conquistaron el gran Imperio de la India Inglesa donde plantaron su gloriosa bandera, allí se arraigó la civilizacion, allí produjo la tierra riquezas y allí se fundaron hermosas ciudades. Solo en esta rejion se estrelló su noble genio y aunque contó siempre y cuenta ahora con hombres de sobra para el trabajo no há obtenido otra cosa despues de cuatro siglos, que unas pobres Colonias que apenas producen lo indispensable para sostener una administracion exiguamente retribuida. El Africa no sirve mas que para traficar en ella, y si sirviese para otra cosa pertenecería casi en su conjunto á Inglaterra, pues para ello no tendria mas que quererlo. Nadie desconoce la facilidad con que los Gefes indigenas ceden sus territorios á los Europeos á trueque de una pension, de un regalo ó simplemente para que estableciendose entre ellos les lleven los articulos de comercio que codician y les compren los frutos que prodigamente les dá la naturaleza. Pero la adquisicion de estos terrenos trae consigo la tutela de unos pueblos que refractarios á la civilizacion, solo ocasionan gastos, dificultades y guerras. Por eso los Ingleses con su buen sentido practico se niegan tenazmente á hacer adquisiciones y solo tienden á desprenderse de las que poseen con escepcion de Sierra Leona. Por circunstancias especiales se posesionaron de Lagos y arrepentidos de ello, están esperando coyuntura oportuna para devolverlo á su Rey indigena. La guerra costosa y dificil que en estos momentos sostiene la Inglaterra con los Achantis, es una comprobacion de lo que cuesta poseer territorio en esta parte del mundo. Si los Ingleses lo deseasen serian los dueños de los principales centros de produccion Africana, como son Bonny, Calabar, Opobo, Benin, Camarones, etc., pero esto les conduciría á cuantiosos gastos de ocupacion y á tener que tomar parte en las luchas con los pueblos del interior y les és mucho mas conveniente dejarlos que vivan á su manera y obligarles á que respeten los subditos Britanicos que se dedican á tratar con ellos, desde sus factorias establecidas yá en Pontones yá en tierra, según la localidad, con lo que consiguen ser completamente los dueños del litoral, ser temidos y estimados, ser considerados unos protectores de la raza negra y en en fin enriquecerse y sostener un bastisimo mercado para sus manufacturas. La Inglaterra tiene formal empeño en que sus posesiones de la costa occidental de Africa se sostengan sin auxilios de la Metropoli, y hasta ahora está muy lejos de conseguirlo, por mas que há establecido gravosisimos impuestos y eso que en su pretension no entra que sostengan la escuadra que proteje sus cuantiosos inteseses en estos mares. Conviene dejar consignado que si los Ingleses aceptaron pequeños territorios en Africa, fue para poder perseguir mas eficazmente la trata de negros y que yá que nó los necesitan para este exclusivo objeto, la conveniencia les aconseja á deshacerse de ellos como de una carga enojosa y pesada. A los Ingleses que tanto decantan sus sentimientos humanitarios, les importa poco que en su provincia se cometan horribles sacrificios humanos, como sucede en Bonny, pues lo que les interesa es adelantar en sus negocios y lo demás hacen como que no lo ven. Pero fuerza será declarar que si la Inglaterra tiene tanta prisa en abandonar á Lagos, es por que allí se sostiene la esclavitud á lamentable altura lo cual está en abierta oposicion con sus principios filantropicos y con las leyes de los pueblos cultos. Queda pues sentado que el tener territorios en el Africa occidental no significa absolutamente nada y que si hay alguna nacion que tenga este deseo puede satisfacerlo facilmente y sin tener apenas mas gasto que hacer de entrada, que lo que importa una pipa de aguardiente, algunos barriles de polvora y algunas baratijas. Los Franceses que tomaron con gran calor la colonizacion del Gaboon se hán desengañado que no les sirve mas que para proporcionarles gastos y luchas, pues por mas que se hán esforzado no hán logrado hacer una colonia Francesa. En Gaboon sucede poco mas ó menos lo que en Fernando Poó y es que el comercio es Inglés en tal manera, que la Francia es una espectadora de los negocios que hacen sus vecinos del otro lado del canal de la Mancha, y que si tiene que usar medidas de represion enerjicas contra los turbulentos habitantes de las orillas del rio, como se vé obligada á tomar con frecuencia, es pura y exclusivamente para proteger los intereses Britanicos. Seguramente que la Inglaterra vería con singular placer que toda la costa de Africa se la repartiesen entre sí todas las naciones civilizadas, por que así tendrian mas garantido su comercio, sin tener que entenderse con razas irresponsables, sin tener que temer á competencias mercantiles, por que en estos mercados está por encima de todas, y sin tener que sostener una fuerte escuadra en este Golfo. La especulativa Inglaterra se dará ciertamente la enhorabuena, y se sonreirá ironicamente, cuando vea que otra nacion iza en estas regiones la bandera haciendose la ilusion de que vá á Gobernar y colonizar un territorio. Hace poco tiempo que hé oido decir que los Franceses, en vista de que del Gaboon no podian esperar ningun provecho, tenian el proyecto de abandonarlo, pero que con intento de no perder todo lo gastado allí trataban antes de ver si los Ingleses lo cambiaban por las posesiones que tienen en el rio Gambia al lado de las suyas. En mi concepto si esta proposicion la hiciesen sería desechada sin vacilacion, por que los Ingleses no podrán nunca obtener de Gaboon mas que lo que obtienen en el dia y por que les interesa que los Franceses no sean los unicos dueños de Gambia, en donde sostienen un grán comercio. Se comprende que los Franceses fijen sus ojos en el citado rio Gambia por que cruza estensos terrenos en que se recoje el pistacho en grandes cantidades, al paso que de Gaboon no exportan casi nada. Nosotros tenemos en la Bahia de Corisco unas posesiones que solo sirven para crearnos conflictos y para tener comprometido el corto destacamento establecido en el Islote de Elobey pequeño. De dichas posesiones no sacamos mas que gastos y disgustos. Nuestro pabellon no se arbola allí mas que para proteger á los especuladores Ingleses, ni mas ni menos que en Fernando Poó. Los Ingleses que tanto abusan de su preponderancia, no se acuerdan de que somos los duelños del territorio, mas que cuando los indigenas no son tan puntuales en sus pactos como ellos les exigen. Garantizados con nuestro pabellon, los Ingleses se aventuran á internarse en el Rio Monney y á separarse de las costumbres establecidas para los negocios en Africa, y en cuanto encuentran resistencia en los naturales, vienen enseguida á reclamar nuestra proteccion. Si como sucedió hace dos años en la bahia de Corisco, se pierde en ella un buque Inglés, y los naturales cometen algun atentado, de los que en tales casos tienen lugar en todas partes, las quejas y las reclamaciones de la Inglaterra no se hacen esperar y en fin podemos decir que en Africa, que nó hacemos otra cosa que proteger y fomentar el comercio Inglés en la parte que nos toca, estamos abocados á cada paso á tener que responder á la misma Inglaterra de los desmanes que cometan nuestros imaginarios subditos, que no entienden mas lengua Europea que la Inglesa y que no sostienen relaciones mas que con los Ingleses. En la Isla de Corisco hay establecida una Mision Protestante que tiene su correspondiente escuela donde los niños solo aprenden Inglés. Nosotros no tenemos ni Misionero ni Maestro de Escuela Español, de modo que nuestra situacion allí no puede ser mas anómala. Entre nosotros, que no conociamos la indole de estos pueblos ni su organización, causo hasta entusiasmo cuando los habitantes de Corisco en 1843 y los de Cabo de San Juan en 1858, se unieron espontaneamente a nuestra nacionalidad, pero este acto que és tan importante para todos los pueblos, solo significó para los Africanos que hay un Gobierno que adquiere la obligacion de protejerlos, de establecer factorias para que hagan sus negocios, de regalar á los Caciques y de enviar sus buques á traficar. Así es que Boncoro, el Rey del Cabo de San Juan, siempre se lamenta de que no hán ido factores á su pais, de que nuestros buques de guerra no lo visitan y de que nó há obtenido ninguna ventaja con declararse Español. De Annobon, roca solitaria en medio del mar, alejada del transito de los buques, no hay en rigor para que ocuparse, y eso que és la única de estas posesiones que podriamos Españolizar, en razon á que los Ingleses no hán pasado por ella y á que sus habitantes conservan un resto de la civilizacion que les llevaron los Portugueses; pero és tan pobre y de tan reducida superficie, que su escasa poblacion apenas puede sacar de ella su miserable alimento y pasan epocas de hambre, lo que demuestra su despreciable valor, por que sabido es que en estos paises la tierra provée con excesiva abundancia á los naturales de todo lo necesario para la vida. Hace cuatro años que la Goleta de la Estacion nó vá á dicha Isla por evitar un consumo de carbon inutil y por que á nada conduce ir allí, permanecer dos ó tres dias asesidiados por las peticiones de vivieres y de ropas de aquellos famelicos insulares y tener que volverse sin haber hecho mas que gasdtar para no obtener otra cosa que una nueva decepcion respecto á las ventajas de su posesion para España. En Annobón conseguiría buenos resultados un Misionero por que se conservan allí principios religiosos que inculcaron los Portugueses, pero el sostener á éste Misionero, saldria enormemente caro por que todo tendria que recivirlo periodicamente de Fernando Poó, por medio de un buque y puede calcularse el sacrificio que esto impondria a la Nacion (...). Esta demostracion conduce naturalmente á preguntar ¿Por qué no abandonamos éstas posesiones? y fuerza es reconocer que por mas que se medita no se comprende la razon de continuar en estos conatos de colonizacion ni por qué la España sacrifica en tan esteril proposito sus hijos y su fortuna. Comprendo que mis argumentos hán de encontrar terribles adversarios en las pintorescas descripciones que se hán hecho de éstas Islas y en los varios proyectos que con un fondo mas ideal que positivo, se hán escrito con la mejor intencion, para llevar á buen termino la obra comenzada, y para rebatirlos me limitaré á decir que se há tratado de construir sin cimientos, que aquí están representados por los agentes del trabajo, que son los brazos, á que hemos intentado tomar por asalto, sin disponer, ni con mucho, de los medios necesarios, una fortificacion inexpugnable ó lo que es lo mismo, que nos propusimos combatir con nuestra civilizacion la civilizacion Inglesa y hemos sido completamente derrotados, como no podia menos de suceder. En efecto: ¿Cómo habiamos de poder competir con la influencia Inglesa si lejos de resistirnos á ella en nuestra España nos está dominando mas y mas cada dia? ¿Cómo habiamos de obtener aquí tamaño resultado cuando en todo lo que vá de siglo no hacemos mas que seguir las huellas de la Inglaterra que cada vez nos lleva mas ventajas? ¿Qué hemos hecho sinó asimilarnos á la Inglaterra cuando los Torenos, los Calatravas, y los Martinez de la Rosa copiaban su Codigo politico, para implantarlo en nuestra nacion? ¿Qué hacemos ahora cuando copiamos de ella sin llegar nunca á igualarla, sus metodos de fabricacion, sus telares, sus maquinas, sus buques, sus cañones, su polvora, sus trajes, sus costumbres y hasta sus estravagancias? ¿Qué hacemos ahora cuando rompiendo la unidad religiosa, abrimos Templos protestantes y derribamos nuestros templos catolicos? Claro es que no hacemos mas que caminar por la senda que la Inglaterra nos traza con su poderosa iniciativa y con el ejemplo de sus riquezas, de su bien estár y de su inconcebible progreso. Pues si somos nosotros los que vamos en pos de Inglaterra ¿Como se pretende que aquí en este rincon del mundo, sea Inglaterra la que se suprima, la que destruya una obra levantada con su potencia propagadora para que la sustituyamos nosotros con nuestro atraso y nuestras desventuras? Luchar con la Inglaterra sobre cualquier asunto en España, seria grande y patriotico, pero querer luchar aquí es lastimosamente ridiculo. Como complemento de las apreciaciones que llevo relatadas, no puedo dejar de señalar el espectaculo que ofrecemos a los ojos de estos habitantes el puñado de Españoles que poco menos que hambrientos y careciendo de lo mas indispensable, por que nó recibimos los auxilios, con tanta ansiedad pedidos á la Metropoli, representamos á nuestra empobrecida patria, siendo nueva causa para que se aumente nuestro desprestigio. Nunca me hé lamentado como me lamento en esta ocasión de mi escasez de luces, por que nunca las hé necesitado tanto como ahora, para llevar á ilustrados animos la intima conviccion que siento en el mio de que es de todo punto conveniente é indispensable abandonar estas Colonias y que en hacerlo á la brevedad posible está interesada hasta la dignidad de la Nacion. Por mi parte desconozco la alta razon de Estado que pudo influir en que nos acordasemos de venir á estas olvidadas Islas, y respeto á la patriotica resolucion de las Cortes que en 1841 desecharon la proposicion de la Inglaterra de que se les cedieren por sesenta mil Libras Esterlinas, pero reconociendo como reconozco los levantados y nobles propositos del Gobierno y de los representantes de la Nacion en ambos casos, permitaseme manifestar, con el mayor acatamiento, que la triste experiencia há venido á demostrar que se cometió un error. Para mi, es tan evidente que hay que abandonar estas colonias que por mas que se trate de prolongar nuestra imaginaria dominacion aquí, tendrá que efectuarse irremisiblemente en un plazo mas ó menos cercano, y quizás en circunstancias en que nos sea mas costoso que nos seria ahora, pasar por la amargura de arriar nuestra bandera. En semejante acto no puede caber desdoro ninguno para la Nacion, toda vez que se realice, como se podría realizar hoy dia al solo impulso de la conveniencia nacional y sin que remotamente medie presion extraña. Comprendo demasiado que la altivez Nacional se resienta y nuestra indignacion, cuando se trate de la desmembracion de alguna parte del territorio, y no desconozco que ésta será la mayor dificultad que habrá que vencer para llegar á de la ruinosa y depresiva carga que soportamos con estas posesiones, pero el clamor, que el amor patrio y el espiritu de partido puedan levantar en contra de tan conveniente medida, no podrá resistirse á la consideracion de que no se trata del abandono de tierras Españolas por que estas no lo son de ningun modo en su esencia, sino pura y sencillamente de retirarnos de alfgunos lugares que imponen a la nacion grandes sacrificios, y en que nuestro pabellon está completamente desairado. Estoy en la creencia de que nó hay Nacion ninguna que esté dispuesta á desprenderse de la menor suma por la adquisicion de Fernando Poó y sus dependencias y que ni la misma Inglaterra, que es la usufructuaria absoluta de estas posesiones, nos dará por ellas no yá los veinte millones de pesetas que cuando menos llevamos aquí dolorosamente perdidos, pero ni siquiera las sesenta mil libras que rechazamos en 1841. Lo mas que podriamos esperar sería que diese el valor en tasacion de los edificios que en estado de mayor ó menor deterioro poseemos y que hán sido construidos á expensas de considerables gastos. Preciso será manifestar en este lugar que si la propiedad rustica carece aquí completamente de valor: la propiedad urbana vale tan poco en la actualidad, que algunas de las mejores casas de los particulares hán sido desbaratadas para aprovechar los materiales y que otras están habitadas sin ganar el menor alquiler y sin mas utilidad para los propietarios, que el que las cuiden. No hay razon ninguna para prometerse que la Inglaterra haga un desembolso mas ó menos importante por esta Isla, por que toda la utilidad que podria sacar siendo suya, la saca siendo nuestra y por que nadie hace gastos por adquirir aquello de que en realidad disfruta sin ninguna clase de obstaculos. Há habido quien ha llegado hasta á imajinarse que los Ingleses nos darian á Gibraltar en cambio de lo que aquí tenemos, pero esto es un delirio que ojala fuera realizable y que de ningun modo lo será. Pensar en esto, es simplemente una locura. Si como tanto aconsejase la conveniencia y el interés de la Nacion, llegasemos á abandonar estas posesiones, parece que los principios de recta justicia deberian ejercerse con el único Colono que há tenido la virtud y la abnegacion de cooperar con todas sus fuerzas y con inmerables sacrificios á la realizacion de los frustrados proyectos de colonizar a Fernando Poó, concediendole una razonable indemnizacion y tambien con los infelices negros emancipados que se trajeron de Cuba, á los que habria que devolver allí si lo solicitasen. Para realizar el abandono de esta Colonia sería indispensable que viniese una vapor transporte en vez de la Goleta que estaciona aquí, para embarcar en él todo el material civil, naval y de guerra que hay en los almacenes y para conducir al reducido personal de su administracion. Al elevar a V.E. este informe, no me mueve mas interés que el sagrado interés de la Nacion, ni pueden caber otras miras en quien, como el que tiene la honra de dirijirse á V.E., há consagrado su vida á servirlas lealmente sin escasear jamás ni los desvelos ni los sacrificios para cumplir sus deberes. Duro és el que las circunstancias m |
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Continuacion
Al elevar a V.E. este informe, no me mueve mas interés que el sagrado interés de la Nacion, ni pueden caber otras miras en quien, como el que tiene la honra de dirijirse á V.E., há consagrado su vida á servirlas lealmente sin escasear jamás ni los desvelos ni los sacrificios para cumplir sus deberes. Duro és el que las circunstancias me imponen en esta ocasión, por que es doloroso el tener que consignar verdades tan tristes como las que dejo expuestas, y dúro doblemente para mí, que amo a mi patria con idolatra culto: pero mi conciencia de Español honrado me remorderia eternamente si me callase y por eso arrostro con animo tranquilo toda la responsabilidad que pudiese caberme por este largo escrito que remito respetuosamente a su elevada consideracion. Para concluir, solo me resta suplicar a V.E. que se digne perdonarme la defectuosa redaccion de este informe y la rudeza del estilo, que es hijo de mis habitos de hombre de mar, y que me permita manifestarle que tengo la honda persuasion de que habrá hecho un señalado servicio a la Republica, si de alguna manera he podido contribuir aunque solo sea en la mas insignificante parte, á que se abandonen estos ilusorios y costosos dominios. Dios guarde a V.E. m. a. Ignacio Gª Tudela. Al Excmo. Sr. Ministro de Ultramar. |
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Apéndice 7: D. José Montes de Oca presenta una Memoria sobre la Colonizacion y desarrollo de la riqueza de las posesiones españolas en el Golfo de Guinea, Madrid 28 de Abril de 1883, A.G.A., África-Guinea, Caja 700.
Excmo. Señor Ministro de Ultramar. Excmo. Señor. Habiendose dignado S. M. el Rey (q. D. g.) nombrarme Gobernador de nuestras posesiones del Golfo de Guinea, en diez y nueve de Junio de 1880, se dispuso en la misma fecha por el Gobierno de S. M. que viniese á esta Corte para recibir instrucciones de los distintos Ministerios que intervienen, en la administracion de estas Colonias. Llegado que fuí á esta Corte, conferencié con los Ministros de Marina, Ultramar y Presidente del Consejo: por todos fuí recibido con las mayores atenciones. El Excmo. Señor Presidente del Consejo de Ministros, me manifestó que mi principal mision, habia de ser estudiar el pais con el mayor detenimiento, para que á mi regreso, pudiera proponer lo mas conveniente para el desarrollo de nuestros intereses en aquellas apartadas regiones. Asi hé tratado de hacerlo y despues de dos años y medio de permanencia en aquellos paise, hé de cumplir con el mandato á que aludo, si bien sea incompletamente, ni mis estudios anteriores en una vida dedicada al servicio de la Marina, me dan los conocimientos necesarios para formar un verdadero plan de Colonizacion, ni los escasos medios con que he contado me há permitido practicar los ensayos que eran oportunos para que sirvieran de base al desarrollo de la riqueza agrícola en aquellas islas. Pero en cumplimiento de lo dispuesto por esa órden superior, debo dar cuenta á V. E. De lo que en mi sentir creo más conveniente para el porvenir de esas posesiones, como en esas instrucciones se me recomendaba. Llegué á Santa Isabel (isla de Fernando Poó) el dos de Setiembre de 1880, y en el mismo dia me hice cargo del mando de nuestras posesiones del Golfo de Guinea. Con el conocimiento que en anteriores campañas por esta zona tenia del carácter apático de los habitantes de Fernando Poó comprendí que el mejor modo de empezar á combatirle, sería el acostumbrarlos á ciertas necesidades, pues está en la naturaleza humana, que una vez contraidas, se aficione el hombre á ellas y se generalicen entre sus semejantes, obligandoles asi de un modo indirecto á trabajar para cubrirlas. Con este objeto publiqué desde luego un bando, prohibiendo la entrada en la Capital á los indigenas que no vinieran vestidos. Al principio, esto es los quince primeros dias dejaron de entrar en la poblacion; pero despues fueron volviendo para hacer sus ventas que consisten principalmente en gallinas, huevos y caza, y comprar sus articulos de consumo como son lienzos, pólvora, espingardas, abalorios, etc, etc, y ya con sus carnes cubiertas. La constancia en no permitirles la entrada en la poblacion sino vestidos ha procurado el que se vayan acostumbrando á cubrirse con ropas y hoy se nota que en los pueblos cercanos á la Capital, que son los que hacen el tráfico con ella, no solo usan vestidos sino que sienten la necesidad de abrigarse durante la noche, para lo cual compran sacos de lona en los que se meten poara dormir. A la larga esta necesidad irá en aumento, y se traducirá en la práctica por afianzar en el trabajo para poder satisfacerla. Si se continua formandoles por distintos medios otras necesidades se conseguirá ir poco a poco venciendo por el amor al relativo bienestar, su apatia y falta de aficion al trabajo pero esto há de ser naturalmente obra de mucho tiempo. Asi pues, considero, que con el elemento indígena por sí solo no se puede contar por ahora, para el rápido desarrollo de la riqueza agricola en el pais. Pero entiendo que mas adelante, cuando por medios que estan bien indicados, se logre aficionar al trabajo á los negros párvulos podria lograrse mucho partido de los indigenas; en los adultos, es dificil, pues su inactiva existencia anterior los hace refractarios á todo progreso. Estos medios á mi modo de ver serían las misiones católicas, escojiendo entre ellas las que por sus estatutos fueran mas á propósito para dedicarse á la enseñanza práctica de la agricultura, y estudiando detenidamente el gobierno de S.M. las bases que esas instituciones propusieran. Examinada ya la poblacion indígena y su poca aptitud para el rápido desarrollo de la producción agricola, pasaremos á exponer los otros dos medios que se ocurren para conseguir ese ideal. El primero, que puede decirse que está hoy en ensayo, por la llegada á Fernando Poó durante mi mando, de doscientos desterrados cubanos. Como estos deportados no eran criminales, sino sentenciados por delitos políticos, ha sido una inmigracion en buenas condiciones. Su custodia no procura los gastos que serian precisos si se tratara de verdaderos criminales que hubiera que vigilar con mas cuidado. Por otra parte, estos deportados, que son cubanos y en su mayoría de color, tienen condiciones para soportar relativamente bien los rigores de este clima cálido: y como gran numero de ellos eran en su pais agricultores, esta circunstancia hace muy oportuna su instalacion en estas islas. En general se ha notado, que se dedican con afan á cultivar los terrenos que se les há concedido: han levantado rapidamente sus viviendas que les presta suficiente abrigo, y empezado en buenas condiciones sus sementeras de tabaco, que espero que en poco tiempo podrán alcanzar cieta importancia, asi como la siembra de maiz y crianza de gran numero de gallinas. Estimo, que si hubiera un modo práctico y económico de traer á Fernando Poó algunas de las familias de estos deportados desde Cuba, lo que tal vez no fuera difícil que ellos mismos lo solicitaran, se habría dado un gran paso en el desarrollo de la colonia. Como indico mas arriba el buen resultado relativo que estos deportados han producido no puede servir de norma para que se deduzca que tendría buen éxito la colonizacion de Fernando Poó por medio de desterrados criminales. Concurren en los actuales deportados varias condiciones que sería muy difícil reunir en estos criminales á que nos referimos. Además, de que asi como estos deportados políticos no exigen gran cuidado en su custodia, tampoco es incompatible el que vivan libremente en la isla y puedan estar en contacto con la otra inmigracion que á mi modo de ver conviene atraer hácia estas posesiones y de que pasaré á ocuparme enseguida. Consistiria esta en los Canarios, que como es sabido emigran en gran número de su pais, con frecuencia á territorios de América que no están cobijados por nuestra bandera y algunos de los cuales, no son mejores bajo el punto de vista sanitario que Fernando Poó. Estos canarios laboriosos, honrados y nacidos en un clima que en cierto modo los habitua y prepara para la vida en bajas latitudes, serían á mi modo de ver preciosos para desarrollar una gran riqueza agricola en estas islas, formando al mismo tiempo la suya propia. La proximidad relativa de las Canarias a Fernando Poó, y la facilidad en las comunicaciones, facilidad que puede y debe ser mayor en lo sucesivo, contribuiría muy poderosamente á dar aliciente a los Canarios para emigrar en esa direccion. Desmontando previamente algunos terrenos; haciendo algunas edificaciones ligeras en la montaña para abrigarlos á su llegada, concediendoles en propiedad esos terrenos desmontados con algunas semillas y herramientas, la suerte de estos emigrantes en Fernando Poó sería bastante mas favorable que la que van á buscar á veces al Brasil, á Venezuela y aun á ciertas regiones de Cuba, en que la mortalidad relativa no es menor que en Fernando Poó. Entiendo, pues, Excmo. Señor que la futura colonizacion y progreso de esta isla debe fundamentarse: Primero: En las misiones católicas, que levantando el espiritu y el amor al trabajo y a la patria de los indígenas niños, puedan lograr que estos indígenas se decidan a salir paulatinamente de su inactiva y ociosa existencia. Segundo: En la deportacion á estas colonias de cubanos de color, no criminales, sino que se hayan hecho reos de ciertos delitos, y que encuentren dentro de esta isla su libertad y los elementos tal vez de mejorar su porvenir material bien ampliamente: estos deportados podrían solicitar el trasporte de sus familias en los casos que el Gobierno de S.M. lo juzgara oportuno. Entra en lo posible que la deportacion á las mismas colonias de reos peninsulares de delitos de esa índole fuera aceptable, aunque nunca daría los buenos resultados que los cubanos procuran por las razones indicadas al hablar de estos y de sus condiciones. En cuanto á destinar á estas islas sobre todo á Fernando Poó y Corisco los criminales con gravisimas condenas, como algunas veces se ha indicado, lo encuentro perjudicial por varias razones que sería largo detalllar. Solo señalaré una muy importante y es, que tanto en Fernando Poó como en Corisco la evasión de estos grandes criminales sería facilisima, á no ser que se estableciesen prisiones ad-hoc, con su correspondiente custodia, empleados especiales, etc, cosa de la cual debe por ahora huirse, pues traería grandes gastos. No es tampoco oportuno, que donde existe una numerosa raza inferior como los negros, que hay que elevar y civilizar, se desprestigien los europeos con el espectaculo de hombres de su raza presos, tal vez con cadenas, etc. Hay que conservar á toda costa en estas regiones el prestigio del europeo. Si hubiera una necesidad absoluta de mandar á estas colonias esos criminales á que me refiero lo mas indicado sería enviarlos a Annobon, que mas distante de la derrota de los buques de Europa, sin puertos, ni abrigos, ofrecería al menos cierta garantía de que no pudieran fugarse. Establecidas las misiones en Fernando Poó y Corisco, si estas misiones pudieran tener una residencia con uno ó dos misioneros en Annobon, tal vez pudiera intentarse el mandar á esa isla algunos de esos reos en corto número: hoy sería muy inconveniente aun en el mismo Annobon cuyos habitantes tienen en tanta estimacion a los Españoles y á los Católicos. Tercero: En la inmigracion de colonos y familias Canarias, concediendoles en propiedad los terrenos oportunos ya desmontados, habitacion en la montaña donde refugiarse mientras que pudieran levantar la suya propia y cierta cantidad de semillas y herramientas; la emigracion de los habitantes de Fuerteventura y Lanzarote és considerable; gran parte de ellos recelan en estrañas tierras y sería muy de desear que se intentase el atraerlos hácia esta posesion española. Indicadas someramente las bases que convendrian para inciar la colonizacion de un modo práctico, debo decir algunas palabras sobre las condiciones climatologicas actuales de esta isla, que tanto con la colonizacion se relacionan. Y digo actuales, porque entiendo que las condiciones sanitarias de esta isla, no deben considerarse de un modo absoluto. Algunas de estas condiciones, las que dependen de su latitud y de su situacion con respecto al continente Africano, indudablemente no pueden sufrir alteracion, y siempre habrá en estas islas las enfermedades propias de las cortas latitudes. Pero con respecto á otras acepciones, generalmente de índole palúdica, y que son las que mas bajas ocasionan en la isla sobre todo entre los europeos, no solo pueden mejorarse sinó que llegarán á desaparecer, cuando el desmonte de parte de los bosques existentes y su sustitucion por plantaciones oportunas, sanearan convenientemente los terrenos. Asi se nota, que en lo poco que se ha hecho en este sentido se ha adelantado notablemente en el resultado sanitario. Por datos estadisticos se apreciaba antes la mortandad en los europeos en mas de un 7 %, hoy no pasa del 3 y diez céntimos %. En el tiempo que he desempeñado el mando de estas posesiones me he esforzado todo cuanto ha sido posible en este desmonte y su susticion por siembras utiles. Con este objeto no solo me apresuré en repartir terrenos á los deportados cubanos en cuanto llegaron á la isla, sinó que les facilité algunas herramientas y semillas costeadas en parte de mi bolsillo particular. Mas adelante expresaré á V.E. el resultado de estos ensayos y gestiones. Procurando el saneamiento rápido de los terrenos desmontados intenté las plantaciones de eucaliptus, que por su pronto crecimiento y sus cualidades esenciales podrian haberme ayudado muy eficazmente en este ideal; desgraciadamente la mayor parte de las semillas no brotaron, ignorando yo si debo atribuir esate mal resultado á la mala calidad de esas semillas ó á otras causas que no estén a mi alcance. Pero ya digo, con solo lo que há aumentado ese desmonte en pequeña escala y su sustitucion por sembrados útiles, las condiciones sanitarias han mejorado sensiblemente. El dia que pueda hacerse ese desmonte ampliamente y que puedan levantarse viviendas en la montaña, que teniendo una altura de 11.000 pies disfruta de zonas muy diversas de temperatura y de especies agricolas, esta isla será una de las mas sanas de la costa de Africa, como ya lo habian predicho hace muchos años varios médicos ingleses que la conocieron en tiempos en que no existia nada desmontado, y que aun entonces la suponian eminentemente sana, en su comparacion con los demas territorios del Africa central. Creemos que idéntica opinion tienen hoy muchos facultativos de nuestra Armada de tanta competencia en el conocimiento de estos paises cálidos. La mortandad relativa de Fernando Poó, hoy no puede ser un contra estímulo para aquellos españoles que emigran al Brasil y otros puntos de la América Central, y aun há ciertas zonas de Cuba. Examinadas ya la colonizacion y las condiciones sanitarias, pasaré á presentar á V.E. las plantaciones de productos valiosos que hoy existen, á parte de la palma que como V.E. sabe crece espontaneamente en la isla, de cuyo aceite se aportan unas 300 toneladas al año y podría aportarse mucho más, sin tener tampoco en cuenta, las siembras de ñames, maiz, yucas, plátanos, etc. que son importantes y pueden ser extensísimas. Estas plantaciones de productos valiosos á que me refiero consisten en: Un millon y medio de arbolitos de cacao Setenta mil pies de café Sesenta arboles de quina Cincuenta idem de canelos Ochenta plantones de vainilla Gran número de plantaciones de tabaco Algunas plantaciones de caña de azucar El estado de desarrollo y crecimiento de la mayor parte de estos arboles y plantas, dá la nocion segura de que está asegurada su aclimatacion en la Isla, y que con medios adecuados podrá lograrse una gran cantidad de estos productos que en su mayoría, son como V.E. vé valiosisimos. La mayor parte de los cacaos han sido plantados en mi tiempo; asi como gran parte del café y toda la caña de azucar. Del primero, del café, se trasplantaron á esos sembrados gran cantidad de pies que exitian silvestres en el monte á una elevacion de 600 metros. Todavía existen en esa montaña silvestres en gran número pudiendo por tanto ampliarse en gran escala las actuales plantaciones. En la misma montaña á una altura de 550 metros, se encuentra una variedad del café que se diferencia algo en la forma del casquete del café comun; es tambien muchomas amargo que este. Estimo que será muy rico en cafeina. Los canelos y el árbol de la quina los importé de Santo Tomé: no tengo que encarecer a V.E. la importancia de esta última especie, si llega á comprobarse como espero, en fácil aclimatacion en la Isla. Los árboles por mi órden sembarados, presentan mucha robustez y buen desarrollo. Si en la práctica resultan confirmadas mis esperanzas, será de consecuencias decisivas para el porvenir de la Colonia, no solo por el valor comercial de esta corteza, sino por lo que intervendrá en las condiciones sanitarias de la isla. Las plantas de vainilla en su mayor parte las importe de Gabon. El tabaco fue sembrado con semillas de Cuba, traidos de Canarias. Las plantaciones actuales de cacao dado su estado de desarrollo, podrán dentro de dos años empezar á producir utilidades de importancia: lo mismo digo de las del café, hoy la produccion de estos frutos, procedente de las plantaciones que ya existian al tomar yo el mando, se puede estimar en 1400 quintales del primero y unos 400 de café. En cuanto al tabaco, como planta anúa [sic] produce ya hoja de buena calidad, y solo falta aumentar debidamente los semilleros y plantaciones. Está pues, Excmo. Señor, comprobada de un modo que pudieramos llamar práctico, la fácil produccion en Fernando Poó de cuatro cultivos valiosísimos como son el cacao, al café, la quina y el canelo, y que ademas no exigen gran número de brazos para su explotacion y beneficio. La vainilla y el tabaco que tambien se logran con facilidad y que tampoco exigen gran número de brazos para su cultura y recoleccion, se producen tambien de un modo práctico. La caña de azucar, se dá tambien fácilmente asi como el algodón, pero exigiendo el cultivo del primero de estos productos gran número de brazos, asi como costosas instalaciones en beneficio industrial, y el segundo muchos brazos para la recoleccion no siendo por otra parte el precio de estos articulos de tan alto valor como los anteriores, no creo que esté indicado por ahora su cultivo en grande escala. Fundamentada la produccion en los articulos valiosísimos que indicamos y que solo exigen un número relativamente reducido de brazos, creemos, que el porvenir de la colonia quedaría asegurado, pudiendose preveer que en un corto número de años, costearía todos sus gastos. Todo lo que hemos indicado nos parece práctico y hacedero. En los detalles, estos es, en el modo de llevarlo á la práctica con el menor gasto posible, no debo entrar por que sale yá y se separa del motivo de esta memoria. Sin embargo no sería indiferente el modo que se adoptase, para la inmigracion y socorro de los Canarios en estas colonias, y deberá ser objeto á su tiempo de detenido estudio. Quedame por último, Excmo. Señor, examinar en esta parte de la memoria, la necesidad bien conocida para el progreso de estas Colonias, de la comunicación directa con la Madre Patria. Esta fase del asunto tiene extraordinaria importancia y a mi modo de ver interesa estudiarla con atencion. El conocimiento que tengo de esta zona y de la costa Occidental de África, me anima á decir, que cualquiera empresa española que contando con una muy limitada subvencion del Gobierno de S.M., estableciese una línea de dos ó tres vapores á Fernando Poó, no tendría motivos para arrepentirse, antes al contrario, es muy fácil que tuviera que aumentar en breve plazo el número de sus buques. Las condiciones para que este proyecto pudiera ser viable, tendrían que ser al principio bastante ámplias. Sería preciso á mi modo de ver que los vapores de esta linea salieran de España tocando en los puertos de Marruecos que há la empresa conviniera; despues se dirigieran á Arrecife: de Arrecife á las Palmas de Gran Canaria (que yá está en contacto con Tenerife por medio de los vapores correos de Canarias) y retornando á Arrecife saliera para Fernando Poó y puertos españoles del Africa Central que le conviniera. Al regreso recalaría igualmente en Arrecife; de este puerto á las Palmas, y regresaría á España, tocando antes en los puntos de Marruecos que pudieran convenir. Tanto á la salida como al retorno, podrían despues de haber recalado al puerto de la península designado, dirigirse á cualquier puerto del Extranjero como lo hacen los vapores de Filipinas. Tenemos fé en el resultado mercantil de una empresa española que en esta forma se estableciese por muy modesta que fuera la subvencion. Pero no debo ocultar a V.E. que hay un inconveniente de índole internacional, que pudiera ser un obstáculo á esta empresa; obtáculo que interesa remover.Yá habrá comprendido V.E. que me refiero al tristísimo tratado de 1835, que puede ligar las manos del comercio y de la navegacion española en esta parte del Africa Central. No es de la incumbencia del modesto Jefe que suscribe presentar los inumerables motivos que hoy podrían alegarse para denunciar este tratado y V.E. mejor que nadie, puede juzgar si estos motivos son solidos, y si és ó nó de necesidad absoluta el que este tratado injusto desaparezca. Antes de terminar este informe, debo hacer presente a V.E. que la lancha de vapor que hoy existe, es deficiente para recorrer nuestras posesiones en esta zona. A mi modo de ver el tipo de buque más a propósito para prestar servicio en ella, sería un Cañonero de la clase del Salamandra ó Cocodrilo. Si esto no fuera posible, se podría mandar una Goleta de las de ochenta Caballos, que solo tuviera completa la dotacion de maquinistas pero cuya tripulacion para economizar en los gastos estuviera disminuida en un tercio. Asi podrian recorrerse todas las islas y la parte de Costa firme que nos pertenece: como tambien comunicar con frecuencia con las posesiones Portuguesas y Gabon. A parte de los ensayos y trabajos agrícolas que dejo anotados se han hecho en la Colonia durante el tiempo que hé desempeñado el mando las siguientes obras: Un varadero para la lancha de vapor, que al entregar yó el mando, quedaba bastante adelantado. La recorrida del Ponton, dejándolo á propósito para poder vivir en él y para que puedan almacenarse en el mismo víveres debidamente resguardados. Rehabilitacion del hospital que casi estaba inhabitable y ha quedado como nuevo. Reparacion de la casa del Gobierno y algunas obras en los demas edificios: los materiales para la primera fueron costeados con los fondos municipales. Estos fondos municipales los establecen con un derecho fiscal a la importacion y otro a la exportacion. Con estas pequeñas entradas se atiende a la policia, al alumbrado y demás servicios de esta índole. Nuestras posesiones actuales en el próximo continente Africano del Cabo San Juan, de las que hasta ahora he hablado incidentalmente, tienen una extensión de treinta millas; comprendiendose entre esas posesiones la embocadura del importante rio Muni. En la visita que giré á esta costa en Mayo de 1882, el Jefe de una factoría inglesa establecida en la embocadura de ese rio, solicitó mi protección haciendome presente que los indígenas no solo se negaban á cumplir sus compromisos sino que lo amenazaban. Comprendiendo que conviene en estas regiones apoyar prudentemente al elemente europeo, remonté el rio hasta unas 45 millas y cité á los Jefes indígenas del brazo derecho de dicho rio que no pertenece á nuestra nacion. A pesar de esto acudieron y tuve la suerte de lograr el convencerles de que debían pagar, quedando terminantemente arregladas estas diferencias. En aquel momento, me pidió el Jefe de aquellas tribus su anexion á España, á lo que accedí en nombre de S.M. el Rey Don Alfonso XII (q.D.g.) estendiendole documento en que acreditase suficientemente que era súbdito español, y Jefe de aquel territorio en representacion de nuestro Soberano. En el tiempo que hé desempeñado el mando de estas posesiones, me hé conservado en mi perfecta y cariñosa armonía con las autoridades francesas del Gabon y con las portuguesas de San Tomé. Es cuanto puedo informar á V.E. en cumplimiento de mi deber. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid 28 de Abril de 1883. |
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Apéndice 8: Espedicion al interior de la Isla de Fernando Poó, Luis Sorela, Madrid 2 de Junio 1894, A.G.A., África-Guinea, Caja 799.
Dia 24 Noviembre 1885 No entraré aquí en detalles del personal que formaba la espedicion y del material que llevabamos puesto que la solicitud de V.S. llega al estremo de velar hasta de los mas pequeño detalles del viaje, pudiendo decir que su interes suplia á las faltas de recursos en que se halla hoy como nunca la colonia para facilitar lo mas indispensable. Me limitaré pues á dar á V.S. cuenta á grandes rasgos del itinerario de nuestro viaje y de algunas de las obserbaciones que se deducen del estudio de este interesante pais y de sus curiosos habitantes. Despues de nuestra salida de Santa Isabel á las dos de la tarde emprendimos la marcha hacia Basileh donde llegamos cerca de las seis penetrando en la finca de D. Geronimo Lopez para aguardar conforme me habia V.S. mandado la llegada del Sr. Rognizinski [sic] que según dijo habia solicitado permiso a V. para agregarse á la espedicion: al recibir carta de dicho señor aquella misma noche en la que me manifestaba la imposibilidad en que se hallaba de acompañarnos por su mal estado de salud dí orden para emprender la marcha el dia siguiente. Dia 25 Noviembre A las siete de la mañana y despues de oir la misa de campaña que dijo el R.P. Misionero nos dirijimos hacia Regala donde llegamos a las cinco de la tarde de aquel mismo dia conducidos por un guia Bubi del pueblo de Basiléh. No hicimos mas alto en aquella jornada que la indispensable para almorzar y dar algun descanso á nuestras gentes para quienes fue pesadisima la marcha por los mil accidentes de un camino de cabras, á traves del bosque teniendo que irnos abriendo camino machete en mano. Pero antes de llegar á Regala encontramos un grupo de mas de cien hombres del mismo pueblo, armados todos de carabinas de chispa y cargadisimos de antilopes y puercos espinos; venian de dar una batida por el monte para llevar carne de regalo con que celebrar las bodas de uno de sus nobles al que vimos luego. En las inmediaciones de Regala se puso enfermo uno de los hombres que no pudo resistir mas tiempo á la fatiga del dia, teniendo ademas que renovar algunos de los Krumanes encargandose Bubis. Al entrar en Regala, salió á recibirnos el Batuko con salvas de fuseleria en obsequio nuestro muy agradecido á nuestra visita; despues de decirle que me indicara el sitio para acampar y descansar un rato tuvimos una larga conferencia en la que me produjo las quejas que he transferido ya Vd. reservadamente y concluyó prometiendome el que iria á verle pasado mañana para tratar de algunos asuntos. Antes de nuestra salida habia tenido el honor de proponer á V. el itinerario que me parecia mas acertado con la índole esencialmente politica de la mision que era subir hasta Regala tomar luego la linea N.S. desgraciadamente tuve que desistir de ello en vista de la resistencia invencible del Botuko de no proporcionarnos guias para Bony pretextando que era una empresa irrealizable la que yo intentaba por el mal estado de los caminos teniendo las peregrinas ocurrencias de decirnos que si fuesemos ingleses nos dejaria pasar que pereciesemos pero que de ningun modo y en ninguna forma podia él consentir que siguiesemos ese camino pues no queria tener que responder de la muerte de los Españoles á su amigo el Botuko de Santa Isabel. Al estudiar el caracter de este Gefe indigena he conocido con las propias observaciones que ha hecho V. en las relaciones que con él ha tenido. Me parece hombre astuto por excelencia habiendo tenido por la situacion mas proxima de sus estados relaciones mas frecuentes con Vd. ha comprendido las ventajas que podia sacar de nuestro trato no limitandose sin embargo su ambicion a esto solo sino á demas el ser intermediario entre la autoridad española y los demas pueblos bubi. La autoridad del de Regala parece tal, tanto por la extension del territorio de su mando como por el numero de los habitantes que pueblan esa zona que muy bien puede considerarse este Botuko como el primer Lugar Teniente de Moka. Las diferencias entre los Bubis de aquella rejion y la que conocemos en el litoral, no pueden ser mas marcadas, he visto en esa parte de la isla hombres cuyos caracteres fisicos pueden hacerles ocupar ventajosimas [sic] entre las distintas y numerosas tribus que pueblan el continente africano y que he tenido lugar de ver en mis largos viajes, la sola vista de un Bubi del interior desvanece la burda creencia en que estamos por lo general de que el Fernandiano es un ser refractario á nuestra accion civilizadora no ya solo por su escasa aptitud intelectual sino tambien por su condicion material, he visto numerosas casos de longevidad en los dos sexos, constituyendo casos excepcionales las enfermedades de la piel que en cambio marcan casi el estado general en los pueblos del litoral. La riqueza forestal del distrito de Regala me ha parecido tal por la densidad del bosque y las dimensiones extraordinarias de algunos arboles que era de verdadera utilidad el estudio tecnico de ingenieros de montes, cuyos resultados podrian animar a nuestros grandes industriales para intentar una explotacion que podria ser una fuente de riquezas atendido a que como sabe V.S. las colonias situadas al Norte de esta posesion se vén obligadas a importar sus maderas de construccion del Norte de España y de los estados Unidos. He visto bastantes cabezas de ganado cabrio y lanar; si esto se agrega la abundancia de caza puede que el mercado de Regala se halle quizas mejor abastecido que el de Santa Isabel. 26 de Noviembre Por la mañana traté de nuevo de pedir al Botuko el que me diese guias para ver si podiamos seguir el primitivo itinerario, pero en vistas del firme proposito que ví en el de no acceder á mi peticion fundandose en las razones del dia anterior y ateniendome á sus instrucciones simulé rendirme á sus razonamientos y agradeciendo sus buenos oficios acepté guias que me ofreció para volver á la playa para donde emprendimos la marcha despues de almorzar llegando á la finca de San Salvador donde dí la orden de acampar á las cuatro de la tarde. El paisaje de la parte de roca por donde verificamos el descenso varia mucho del que vimos el dia anterior. Las palmeras dan abundantes cosechas de vino y las plantaciones de coco y ñames bastante bien entretenidas son extensas y llegan hasta cerca de la costa. Alas dos horas de hallarnos en Esibusilu vimos pasar á lo largo la lancha del ponton Ferrolana que arribó despues de ver las señales que mandé hacer desde tierra. Aquella misma noche remití V.S. el diario de la espedicion desde nuestra salida de Basiléh pidiendo autorizacion que se sirvio aprobar ilusionado por la conducta del Botuko de Regala pues de lo contrario hubieramos quizas gastado nuestras fuerzas sin haber intentado el principal objeto de la mision que me habia hecho el honor de confiar de ver al misterioso soberano indigena. 27 Noviembre Despues de recibir su autorizacion a las dos de la madrugada dí la orden de marcha inmediatamente viendome obligado de dejar al cuidado de los Sres. Gilbruy y Roca el kruman enfermo en cambio del cual tuvieron la bondad de darme uno de los suyos, y aquella madrugada salimos de la ensenada de Esibusilu con rumbo a la Concepcion. Inutil considero referir á V.S. de nuevo el viaje por mar de la expedición que duró dos dias y dos noches por reinar siempre calma completa viendonos obligados á servirnos de remo durante todo el tiempo haciendo solo una escala de dos en dos horas para hacer agua. V.S. podrá considerar lo pesimo de un viaje realizado en las condiciones que lo hicimos cuya consecuencia fue el que se me enfermaran otros dos hombres que tuve que enviar de nuevo con la lancha al volver esta á Santa Isabel. Dia 29 de Noviembre A las cinco de la madrugada desembarcamos en la Concepcion, en donde despues de procurarnos un guia y cuatro cargadores, tomar el descanso mas preciso emprendimos la marcha hacia Kutan. Esta jornada fue de las mas pesimas de la espedicion; lo abrupto del camino notoriamente despues de rebasar la altura del pueblecito Elobé y los ataques de las hormigas bravas, contra las cuales era imposible la defensa por habernos sorprendido la noche durante algunas horas de marcha por el bosque, que los cargadores se detenian á cada paso, dejando caer sus cargas, á pesar del ejemplo que daban los blancos; con esta marcha enfermaron cuatro hombres de los cuales tuve que dejar en Kutan hasta mi regreso. Llegamos al pueblo cerca de la diez de la noche dirijiendome ensequida el guia á casa del Botuko al que no vimos hsta el dia siguiente viniendo á saludarnos entre los muchos hombres y mujeres que se acercaban á nosotros movidos de gran curiosidad, uno de sus hijos hombre de veinte y tantos años que habla muy completamente el español y el inglés y que nos dijo (según me confirmaron luego) haber sido dependienta de Vivour en Santa Isabel cerca de unos diez años. Las mujeres del Botuko nos trajeron agua y leña, pero por mas que hice no puede lograr que nos señalará sitio para acampar, pasando la noche con nuestra jente en una choza que se nos indicó. Kutan 30 Noviembre Al amanecer y con objeto de evitar cualquiera diferencia que pudiese ocurrir entre los indijenas y nuestra gente dí la orden de acampar en las inmediaciones del pueblo. Al poco rato vino el Botuko con su hijo y varios hombres armados con carabinas principiando nuestra conferencia, se mostró muy agradecido por nuestra visita y mucho mas aun por nuestros regalos le hice entrega de una de las banderas procurando explicarle su significado; despues de emplear yo gran suma de argumentos que obtenia por resultado otras tantas negativas parecio por fin acceder á que su hijo, al que yo habia convencido con anterioridad, nos acompañara hasta la misma residencia de Moka. El resto del dia lo pasé en conferencia con los principales del pueblo entre los cuales hay un fetichista que debe tener mucha influencia siendo el único que nos regaló algunos ñames. Kutan capital del distrito del mismo nombre, es un pueblo mayor que el de Regala no solo por la superficie que ocupa sino por el contingente de su poblacion, los alrededores presentan agradable aspecto por los numerosos cultivos de coco y ñames, hay bastantes piezas de ganados lanar y cabrio, siendo sus habitantes mucho mas robustos que los que he visto en el norte de la isla. El Botuko de Kutan me ha producido la peor impresión posible paticipando de ella mis compañeros de viaje, hombre de edad avanzada ha vivido siempre apartado de nuestro trato añadiendose á su malas condiciones de carácter una desconfianza que hace dificilisimo su trato sin embargo podremos hallar en el un auxiliar para nuestra politica si alimentamos de cuando en cuando su avaricia que parece ser la principal pasion que le domina y á la cual supedita por lo tanto todos sus actos. Por la noche se desencadenó un fuerte tornado que concluyo en una lluvia torrencial que duró hasta cerca de la madrugada; mandé entrar todo el mundo el material en la tienda todo el tiempo que duró la tempestad. Kutan 1 Diciembre A las siete de la mañana hora á la que habia quedado citado el hijo del Botuko para reunirse a nosotros y emprender enseguida la marcha apareció nuestro guia al que habia yo encargado viniera con él, diciendome que habia hallado los Bubi muy sobrexcitados oyendoles decir que no solo maltratarian sino matarian al hijo del Botuko si acompañaba á los españoles á ver á Moka, al poco rato apareció el Botuko en persona repitiendome lo que me acababa de decir el guia. A todo eso habia yo mandado arriar la tienda y que se preparara todo para marchar en esta disposicion, empecé de nuevo á conferenciar con el Botuko; estrellandose toda la fuerza de mi raciocinio contra su mala voluntad, hasta que agotada toda mi argumentacion, le manifesté que tenia el firme proposito de seguir adelante con ó sin guia “por que el español era siempre el amigo de sus amigos pero que no retrocedia jamas en las opiniones”. No oculto á V.S. lo emocionado que me hallaba interiormente al tomar tal resolucion de la que dependia el éxito ó el ver malogrado la espedicion, los informes que habia adquirido el dia anterior en el campamento estaban en harmonia con la noticia que me habian ya dado en Santa Isabel, sobre el fracaso que habia sido siempre el resultado de lo que yo me proponia llevar á cabo citandome entre otras cosas las dos espediciones dirigidas la una por un ministro anglicano, Mr. Grifith y otra por el viajero austriaco Burmann compañeros de Lerote [sic], que se habian visto obligados á retroceder ante la actitud hostil de los Bubis. Por otra parte, la extraña manía de comunicarse familiarmente entre ellos nuestro interprete inglés, habia hecho que algunos de nuestros krumanes se enterasen de lo que ocurria cundiendo el panico que se apodera del salvaje cuando va en pro de lo desconocido sobrecojiendo hasta los mejores hombres de nuestra caravana entre ellos el que habia habilitado de ... por haber enfermado el que lo era antes. En caso de sorpresa no contabamos pues mas que con los blancos, dos ó tres negros quizás, dos carabinas winchester, dos revolveres, una escopeta de piston y unas cuantas municiones. La satisfaccion que proporciona al Gobierno de S.M. y á V.S. que tanto ha hecho ya en el buen espacio de tiempo que lleva al frente de esta colonia, que sera de nuevo coronada de éxito la mision con que me habia honrado me hicieron parecer ligera la responsabilidad que ocurriria al tomar tal determinacion. Al ver mi resolucion de seguir adelante uno de los hombres que acompañaban al Botuko se brindó á servirnos de guia hasta la misma residencia de Moka cuya proposicion me apresuré á aceptar saliendo en poco tiempo en direccion al pueblo de Moka despues de haber dado yo las instrucciones necesarias para poder preveer á toda eventualidad; antes de salir de aquel lugar tuve que dejar los enfermos. Desde Kutari al final de nuestro viaje no hicimos mas alto que en las inmediaciones de la aldea de Rioba para almorzar. La distancia que media entre Kutari y Rioba se recorre por un camino que escepcionalmente puede rivalizar con algunos de los vecinales que tenemos en muchos de nuestros peninsulares, situado a traves de un bosque. Al rebasar la altura del monte situado a espalda de Rioba, cambió por completo el paisaje y cree uno hallarse en nuestras hermosas provincias pirenaicas, valles magnificos rodeados de magestuosas cordilleras en que á mas no se vé un solo arbol en toda la extension que abarca la vista, teritorios aptos para ensayar multitud de cultivos, temperatura agradable; todo enfin hace que se pueda considerar esa parte del pais como un paraiso terrenal, cuyas condiciones climatologicas tienen que hacer forzosamente esas increibles a los fines africanos[¿]. Desde Riaba á la capital del monarca africano, el aspecto del pais es el mismo que imperfectamente acabo de describir el trazado inverosimil de la mayor parte de los caminos Bubis, estan hechos (si se me permite la frase) á despecho de las agujas, hace que añadido esto á la mucha elevacion que hay que subir forme esta jornada un trayecto penosisimo para la caravana. A las tres de la tarde oimos con la emocion que V.S puede imajinar la voz del guia que nos señalaba á cierta distancia una aglomeracion de chozas con la corte del misterioso Jefe que tanto anhelabamos ver. Al llegar á la puerta de la poblacion mandé hacer alto y envié un interprete con el cabo de policia Malanga para anunciar nuestra llegada y el objeto de nuestra visita. Al detenernos nosotros, se habian ido agrupando poco á poco alrededor nuestro buen numero de hombres y mujeres y criaturas que no cesaban de mirarnos con la mayor curiosidad y que habian huido primero al aproximarnos. Despues de algunos minutos de espectacion vimos una gran algazara, huir á los Bubis que nos rodeaban y apareció ante nosotros un personaje que se distinguia de todos no solo por sus formas herculeas, sino por el estraño disfraz que vestia; sombrero de anchas alas tejido en el pais rodeado de cuernos y plumas de aves y multitud de huesos cubrian ademas sus brazos, piernas y su cuerpo, multitud de adornos del mismo genero, que para el viajero africano no constituian solo el conjunto mas tipico y orijinal que se pueda imaginar, sino que aquellos adornos, aquellas piezas de esqueletos de pequeños animales, todos aquellos accesorios innumerables eran para mí otras tantas pruebas no solo del poder temporal sino de la autoridad relijiosa de aquel hombre que tenia ante mi vista.Este hombre era Moka y V.S. puede calcular la impresión que en nosotros hacia aquel ser cuya vida habia sido un misterio para nosotros y con el cual no habiamos podido ponernos aun en relacion. Haciendo caso omiso de nosotros se dirigió desde luego al guia que nos habia conducido hasta ellos “increpandole duramente por no haberlo verificado antes y habernos puesto tanta traba” al oir esto le alargué la mano que estrechó desde luego, despues de cuyo saludo le hicimos repetir el objeto de nuestro viaje pidiendole ademas sitio para acampar y manifestandole la alegria que tenia al verle; inmediatamente dispuso que se nos proporcionara la mas grande de sus cabañas para mi gente señalandome un sitio cerca para poder poner mi tienda de campaña, mandó ademas matar el mas hermoso cordero de una de las piaras que estaban pastando en las cercanias, siendo este el primer obsequio que recibimos pues los demas Jefes indigenas se habian solo hasta entonces dignado a aceptar nuestros regalos sin ofrecernos siquiera unos ñames. Aquella misma noche á la hora de cenar vino á vernos Moka á nuestra tienda no pudiendo el Botuko comer delante de nadie, le brindé á beber lo cual aceptó y dispuse que al dia siguiente á la hora que el comiese por la mañana y tarde le enviasen una parte de todo lo que constituia nuestro frugalisimo alimento: antes de retirarse celebramos una conferencia de la que pareció salir muy satisfecho por las señales evidentes que de continuo me prodigó, le dí ademas un pequeño regalo anunciandole que al dia siguiente le haria entrega de todo cuanto el Gran Botuko de Santa Isabel me habia dado para el al irse á descansar le hice que le acompañasen con luces de Bengala produciendo en él el efecto que puede facilmente V.S. concebir. Corte de Moka 3 Diciembre Persuadido por la experiencia que me ha dado la vida entre los pueblos salvajes de la impresión que producen en ellos todas las manifestaciones de la vida exterior procuré dar al acto de nuestra visita oficial y de la entrega de las banderas y regalos toda la solemnidad posible con los escasisimos recursos con que contabamos. Despues del almuerzo hice formar toda nuestra gente, dí regalos á cada uno de los krumanes y vanderas de las que se habian hecho en el campamento haciendose salvas de fusileria al llegar a la morada del Moka, despues de lo cual empezó nuestra entrevista de cuyos resultados he tenido ya la honrosa satisfaccion de someter a la superior consideracion de V.S. y al ilustrado criterio de S.M. Moka no supo como manifestar su agradecimiento por los objetos que le entregamos siendo de notar el istinto practico que revelaban cada una de sus preguntas y observaciones notandose en todo ello manifestaciones nada vulgares para una intelijencia que en realidad se halla sin cultivar. El soberano indijena de la isla fisicamente considerado se destaca todos y entre todos sin saber que es Moka se dintingue luego de sus subditos. Uno por uno fue examinando los objetos de nuestra industria que constituian nuestros regalos, fijandose en la materia de que estaban hechos, contando las partes de que se componian, preguntando el objeto á que se destinaban y abrumandome á preguntas que yo procuraba responder del modo mas comprensible á un burdo entendimiento; verdaderamente sorprende ver en un salvaje que jamas habia visto un blanco y para quienes las manifestaciones de nuestra civilizacion eran enteramente desconocidas, tal afan de indagar y tal espiritu de observacion. El final de cada una de sus interminables preguntas, era el pedirme siempre si de la amistad con nosotros podia el aguardar el que enseñaramos á los suyos la fabricacion de objetos iguales á aquel que constituia nuestros regalos. Corte de Moka 4 Diciembre Seguimos acampados descansando la gente de las penosas jornadas que habiamos recorrido y consagrado yo en union del R. P. Juanola y del Sr. Aguirre a recorrer en detalle la residencia del Botuko y á celebrar con este las conferencias necesarias, tanto para percatarle de la conveniencia suya en estrechar sus relaciones de amistad con nosotros como para satisfacer mi natural curiosidad y adquirir algunos informes comprovando estos respecto á la poblacion, lengua, usos y costumbres, relijion, adornos, alimentacion, genero de vida, organización domestica, social y politica, derecho y propiedad, comercio y en una palabra cuantos datos pueden constituir el material de conocimientos necesarios para poder formar juicio respecto a un pueblo tan orijinalmente curioso como es el Bubi y á cuyo estudio hacia tiempo me habia yo sentido verdaderamente inclinado por los caracteres propios que ofrece como lo demuestra el trabajo que tuve la honra de publicar durante una de mis estancias en Paris antes de mi ida á Alemania para seguir los trabajos del Congreso de Berlín en 1884 bajo el titulo de ………………………………………………….. Entre las observaciones propias y las series de noticias verbales y apuntes que conservo en mi poder tengo redactadas unas series de notas que no me atrevo sin embargo á publicar no solo por no dar extension á este diario si no porque creo que el juicio del explorador viajero que visita ó recorre un pais no puede desde luego ofrecer las mismas garantias (...) como la opinion madura y sensata de ciertas personas que residiendo por razon de sus cargos hace largos años en el pais estan en perfectas condiciones y disponen de medios que no están al alcance del que solo atraviesa una rejion rapidamente para poder apreciar las cosas tales cuales son. Dejo pues al cuidado de los funcionarios de la colonia española de los R.P. misioneros, y muy especialmente al virtuoso padre Juanola que por su larga residencia en el pais, por su clara intelijencia y por el sublime objeto de su apostolado está llamado á identificarse mas y mas con los indijenas de la Isla el cuidado de profundizar el secreto de su misteriosa existencia, no teniendo yo otro objeto si no el exponer en esta relacion de viaje sencilla y llanamente cuales fueron nuestros pasos y la forma modesta de realizar la mision que se nos habia confiado. De la impresión que me ha producido el pais nada tengo que decir por haberlo manifestado anteriormente ademas de ella como de sus curiosos habitantes pueden dar alguna idea las fotografias sacadas al efecto y que tengo el gusto de remitir a V.S. La familia de Moka es la unica que con sus servidores habita esta parte del pais siendo por lo tanto relativamente corto el numero de chozas ó habitaciones que componen el pueblo. Despues de algunas consideraciones Moka me afirmó el placer con que veria establecerse una mision en las inmediaciones de su residencia y no solo se contento con proponernos esto si no que me aseguró enviaria a ella tan pronto como estuviera establecida á sus propios hijos para educarlos según nuestras costumbres; realmente hora es ya de que la accion de España en este apostolado dominio hiciese sentir de un modo mas eficaz pues a pesar de mis numerosos viajes por paises exoticos no recuerdo haber visto vivir á hombres y tribus salvajes algunas en estado tan primitivo ni desnudos tan absolutos como los Bubis contrastando con esta impresión la sorpresa de mis compañeros de viaje y mia al ver que casi el unico articulo de cambio eran los fusiles de chispa que vimos en numero relativamente extraordinario en el curso de nuestro viaje. Corte de Moka 5 Diciembre Apremiado por las comunicaciones que habia recibido de V.S. en las que me manifestaba la necesidad de apresurar el regreso por el escaso personal con que contaba para el servicio de las colonias, dispuse la madrugada de este dia se hiciesen los preparativos necesarios para nuestra marcha. Despues de una ultima conferencia con Moka en la que acordamos y ratificamos lo anteriormente convenido, en medio de cordiales pruevas de afecto y simpatia no solo de él si no de toda su jente, emprendimos el mismo dia nuestro descenso hacia la Concepcion. Al pasar por Kutari recojimos los cuatro krumanes que me habia visto precisado á dejar al cuidado de aquel Botuko manifestandome ellos que habian sido peerfectamente atendidos en premio de lo cual se les dio algunos obsequios, contrastando por otra parte no poco la acojida que nos hicieron entonces con la forma que tuvieron de recibirnos a la ida. A las diez de la noche despues de una marcha forzada hasta el extremo de causar el asombro de los indijenas, llegamos a la bahia de la Concepcion donde mandé acampar hasta el dia siguiente. Bahia de la Concepcion 6 Diciembre En esta madrugada se levanto el campamento procediendose al embarque y efectuandose la travesia con mucha mayor rapidez que el viaje de ida aunque con las molestias consiguientes á verificarlo en una embarcacion que apenas tenia las dimensiones necesarias para contener parte relativamente escasa del personal y material que llevamos á bordo haciendose por extremo dificil de maniobrar en ciertos casos; vencidas estas dificultades tuvimos la fortuna de fondear en Santa Isabel en la tarde de aquel dia siendo recibidos por V.S., R. Padres Misioneros y personal de la colonia con manifestaciones tales de afectuoso entusiasmo que consideramos recompensadas con creces nuestras pasadas fatigas. Despues de un solemne Tedeum en accion de gracias por nuestro feliz regreso se celebro en la Casa del Gobierno una comida especial en la cual decidió V.S. disponer mi inmediato regreso á la Peninsula interrumpiendo la mision que debia continuar en el Continente, para dar cuenta al Gobierno de S.M. del resultado alcanzado por la espedicion. No entraré aquí en consideraciones sobre las consecuencias políticas y beneficios favorables que pueden deducirse como consecuencia de la mision que hemos tenido la fortuna de realizar y por cuyo resultado me permito felicitar sinceramente a V.S. No era solamente la incomunicacion con los indijenas la causa del estado poco halagüeño de la Colonia, sino que habia dos obstaculos de no escaso monto privavan de que el comercio ó la industria española pudiesen intentar empresa alguna de consideracion como no fuera á costa de grandes sacrificios y contando con capitales importantes estos dos obstaculos se basaban en otros tantos errores desvanecidos hoy a Dios gracias por nuestra propia informacion. Creian en la casi imposibilidad sino despues de obras costosisimas el disponer de terrenos aptos para al cultivo á causa de la exuberante riqueza forestal de gran parte de la isla, si bien esto es cierto, en muchos de los puntos del itinerario recorrido por nosotros, tambien lo es, que no existe inconveniente en muchas de las zonas que hemos visitado. No menos contraproducente era esta opinion respecto del pais que la que existía referente á sus habitantes formando un verdadero problema de difícil solucion para los escasos colonos que tienen tierras en explotacion el contratar el numero de krumanes indispensables para las faenas precisas por considerar á los Bubis fisica y moralmente incapaces de producir la mano de obra necesaria. Si esta apreciacion es justa respecto á los Bubis dejenerados por el alcolismo y multitud de enfermedades que mantienen las escasas relaciones de que hemos hablado, no lo es ni con mucho respecto á los indijenas del interior que segun lo comprueba la coleccion fotografica que he tenido la fortuna de sacar pueden ser bajo el punto de vista antropolojico favorablemente comparados á los pueblos mas robustos é intelijentes que he visitado en mis viajes a traves del Continente. De desear eso el Gobierno de S.M. penetrandose de las ventajas que puede reportar el atender á esta Colonia se preoucupe seriamente de su porvenir. Dios guarde á V.S. muchos años. Madrid 2 de Junio de 1894. [Acompaña el informe una relación del personal que participó y una hoja con detalles y observaciones del itinerario de la expedición] |
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Apéndice 9: “Noticias sobre Fernando Póo y territorios contiguos que contiene una carta del Sr. Ossorio, individuo de la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas, dirijida al Presidente de la misma Don Francisco Coello y transcritas por este Sr., en carta particular de 6 de Febrero de 1885, al Sr. Ministro Plenipotenciario de S.M. en Berlín”. A.G.A., África- Guinea, Caja 854.
“Si el comercio español, y principalmente el catalán tuvieran la menor idea del muy extraordinario que todas las naciones, menos la nuestra, hacen en esta costa, y de las riquezas que de ellas se extraen, de seguro sentirian en el alma de no haber pisado antes dichas regiones. Basta para tener una noción de ello saber los muchos miles de duros de mercancias que traen, la mayor parte en telas cada vapor inglés que llega semanalmente, sin contar los extraordinarios y lo que llevan á toda la costa los franceses, alemanes y portugueses, viendose también como vuelven cargados á Europa con los productos de un pais, al que tanto se teme y para el cual sirven de seguro, mucho mejor los españoles que los de otras naciones. Debe por lo tanto, procurarse que desaparezca el miedo, bien poco fundado que hay entre nosotros para venir á este pais y demostrar á los extrangeros que somos tan buenos, sino mejores que ellos, tanto para comerciar como para explorar el territorio y que si no vinimos antes ha sido por la falta de relaciones directas, nunca por falta de disposición y de valor. Hay sobre todo, que hacer conocer, y á los catalanes principalmente las ganancias que obtendrian si pusieran aquí factorias que es lo indispensable, tanto para que España aproveche las riquezas de estas tierras como para sostener el espiritu español. Los indígenas lo piden tambien diciendo mas de una vez que nuestra Nacion debe ser muy pequeñita y pobre cuando no tiene vapores ni factorias. El establecimiento de estas ultimas, es lo que puede darnos influencia en la costa, observandose hoy que apenas hay un negro que no hable el inglés, desconociendo casi por completo los demás idiomas. Yo creo que ha contribuido mucho para impedir el tráfico de los españoles en estos territorios, el tratado sobre la trata de esclavos hecho entre España y la humanitaria Inglaterra que sea dicho de paso, considera á estos individuos como bestias; con él se vieron los barcos de vela imposibilitados de aproximarse á dichas playas por temor de ser apresados, como ha sucedido á mas de uno, por los vapores de guerra ingleses que las recorren continuamente. Es preciso hacer saber que Fernando Poó no es tan malsano como dicen la mayor parte de los empleados que de allí vienen. Observando la higiene y alimentación debida y no la que hoy se acostumbra; trabajando además aquella fertilisima tierra, seria otra isla de Cuba. ¿Cómo han de tener salud aquí nuestros marinos si se hace trabajar á estos desdichados soldados en las mismas horas y en faenas iguales á las que desempeñan cuando están en Europa, sin tener para nada en cuenta la región en que ahora viven? Esto es no solo inhumanitario sino que dá tambien motivo para que los estrangeros nos digan que no tenemos conocimientos bastantes para saber las modificaciones que alli son necesarias: sus barcos de guerra estan tripulados y reglamentados, en realidad de otra manera. No encuentro mal la venida de tantos misioneros á estos paises, pero creo que nada perderia España, si algo de lo que se gasta en misiones se dedicara a otros objetos. Tampoco perderian acaso las almas de estas gentes á quienes la religión gusta muchisimo menos que el comercio, riñendo con los que tratan de alterar sus costumbres, aunque sea solo por consejos. Los Misioneros protestantes no vienen en comunidad como hacen los catolicos, ya sean españoles ó franceses. Cada uno se establece en su punto, y su sola misión es enseñar inglés y nada mas que inglés; así deberiamos hacer nosotros, limitandonos á poner escuelas y mas escuelas para hacer españoles y facilitar de este modo, las negociaciones que puedan tener lugar en lo sucesivo. Portugal, nación mucho menos importante que España, tiene linea de vapores magnificos que superan, mal que les pese, á todos los de otras Naciones. España debiera haberlos aprovechado, mucho tiempo hace para llevar su correspondencia y para todo: tienen grandes comodidades, y viages con mayor rapidez que los demás, tardando solo 23 dias desde Lisboa á Sto. Tomé. Parece mentira que el Gobierno español no se haya fijado alguna vez en la circunstancia de que ellos podian prestarle mejor servicio que los ingleses. En algun tiempo quisieron los vapores portugueses hacer escala tanto á la ida como á la vuelta, en Fernando Póo, pero consultado para este fin un Cónsul de aquella isla, negro bastante instruido, pero que era factor y muy ligado á los intereses ingleses, aconsejo, según el mismo y en dos ocasiones me ha dicho, á la Compañía portuguesa que ninguna utilidad les hacia tocar en nuestro puerto.” |
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WEBS DE ESCLAVISMO Y ABOLICIÓN
African American Odyssey Slavery--The Peculiar Institution http://lcweb2.loc.gov/ammem/aaohtml/exhibit/aopart1.html Chronology On The History Of Slavery And Racism 1830 To The End http://innercity.org/holt/chron_1830_end.html Enslave African Resistance and Revolts http://www.swagga.com/revolts.htm Freedom Destruction of Slavery http://www.inform.umd.edu/ARHU/Depts/Histo...edman/dospg.htm Informed ReSource Historical Documents Regarding Slavery http://www.bungi.com/cfip/slavery.htm Middle school links about the history of slavery http://www.middleweb.com/Amistad.html Spartacus Educational Home Page http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/USAslavery.htm Studies in the World History of Slavery, Abolition and Emancipation http://www2.h-net.msu.edu/~slavery/ The Slave Trade http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/slavery.htm BUBL LINK - 515 Internet Resources Slavery http://bubl.ac.uk/link/s/slavery.htm Africa y Esclavismo http://www.fordham.edu/halsall/africa/The%...%20of%20Slavery Africa and Slavery - African History on the Internet http://www-sul.stanford.edu/depts/ssrg/afr.../hislavery.html |
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Invitado_Julian Navascues_* |
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EDITORIAL
Un viaje útil 06/12/2006 El viaje de Zapatero a Senegal, acompañado de una importante delegación en la que figuraban tres ministros y una secretaria de Estado, no ha reportado todos los frutos que cabía suponer, pero no por ello hay que concluir que la visita -la primera en dos décadas de un jefe de Gobierno español a un país del África subsahariana- haya sido inútil. Forma parte de la estrategia socialista de intentar combinar vigilancia y pragmatismo a cambio de ayuda al desarrollo para reducir el fuerte flujo de ilegales. Era más o menos previsible que, a dos meses de las elecciones presidenciales y legislativas senegalesas, el presidente Abdulaye Wade se resistiera a suscribir un convenio de repatriación de sus conciudadanos que llegan irregularmente a España, debido a la fuerte crítica interna que suscitan acciones de este tipo, como se ha visto con los 5.000 devueltos casi clandestinamente por las autoridades españolas hasta septiembre. No hay que olvidar que las remesas de los senegaleses en el extranjero representan un 25% de los ingresos de un país en el que la pobreza afecta a un 44% de la población. Ambas partes han constatado su acuerdo sobre los principios que deben guiar la política de migración: estrechar el control fronterizo, combatir las mafias, apoyar un flujo legal y ordenado y más asistencia económica. El Gobierno de Zapatero ha triplicado en dos años, hasta 450 millones de euros, la ayuda al desarrollo del África subsahariana y elevado de 5 a 35 millones de euros los fondos para Senegal. Este país es el primer receptor de fondos españoles y está considerado como prioritario en materia migratoria. La mitad de los cerca de 30.000 inmigrantes que han llegado a Canarias clandestinamente son senegaleses. Las relaciones bilaterales se han visto marcadas por encontronazos, sobre todo la pasada primavera, cuando la avalancha de cayucos a España llegó a su punto álgido. Las visitas de los ministros de Interior y Exteriores sirvieron para limar diferencias. Habría sido un error que, sin la firma previa de un convenio de repatriación, Zapatero hubiese acordado con Wade, como éste quería, la fijación de antemano de un cupo de emigración legal (unos 4.000 en un plazo de dos años), tal como prometió el ministro Moratinos, quizás precipitadamente, en su visita a Dakar el pasado octubre. Ambos Gobiernos se han comprometido a lograr esa meta. Quizás lo más tangible haya sido la aceptación por parte de Senegal de prorrogar por otros seis meses el operativo de vigilancia en sus aguas de la agencia de fronteras europea, que, aunque modesto, ha servido para frenar algo el flujo clandestino. |
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Invitado_msonyxx_* |
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La expedición Argelejo.
Los detalles de la expedición Argelejo están descritos con minuciosidad por Cencillo de Pineda, una fuente secundaria que se ha convertido en un clásico del tema. Es inevitable, por tanto, remitir al lector a este libro si desease consultar todos los pormenores de la fatal expedición. Sin embargo, también es preciso advertir de la enorme parcialidad de esta fuente que constituye claramente un intento del cuerpo militar franquista de rehabilitar a sus “heroicos compañeros coloniales”. El propio Cencillo de Pineda era militar y el libro lo prologa José Diez de Villegas, a la sazón Director General de Marruecos y Colonias. El contenido del prólogo es un ejemplo de hispanotropicalismo descarado, con rancias frases justificativas de la colonización española que jalonan el texto: “España (...) fue siempre mucho más que una mera expresión geográfica. Fue un pueblo; un designio; una misión”. En la obra de Cencillo de Pineda la responsabilidad del fracaso de la expedición recae en el afrancesamiento y la incompetencia de la dinastía Borbónica, en concreto de Carlos III y sus ministros ilustrados, unida a la alianza anti-natura con Francia, cuando “Carlos III se dejó llevar por pueriles afectos de familia, y no por los intereses sagrados de la Patria, que le mandaban permanecer neutral y amigo de Inglaterra, porque esa sí que era la obligada política de España”. Sin embargo, a pesar de ello, “la vitalidad de la raza dejó sentir sus efectos por encima de nuevas dinastías y de su detestable política bélica familiar. El Brigadier Conde de Argelejo (...) ofrendó su vida a España, en acto de servicio, al cumplir una misión verdaderamente nacional, que aún perdura: la toma de posesión de los que hoy se llaman Territorios Españoles del Golfo de Guinea.”. Efectivamente, en 1948 –año de la edición del libro-, la colonización aún perduraba. Sumidos en plena autarquía, el gobierno de Franco redobló su presión sobre las colonias españolas en África y pasó a desarrollar en Guinea una política colonial económicamente depredadora y socialmente racista. Existe otra fuente a la que podemos recurrir en caso de desear exhaustividad. Se trata de la obra de Palau Claveras, cuyo interés radica en las transcripciones literales que hace a veces de la documentación original. Por lo demás hay que agradecerle, a pesar de sus errores cronológicos, que no escribiese el típico prólogo de rancio sabor castrense. No obstante, siendo conscientes de la parcialidad de las fuentes, podemos utilizarlas perfectamente para realizar un breve recorrido por los acontecimientos históricos de esta primera expedición española al África Ecuatorial. Llegados a este punto, parece imprescindible presentar a los principales protagonistas de la historia. El Ministro de Indias, José de Gálvez, nombró comisario regio y jefe de la expedición al brigadier, conde de Argelejo; su segundo era el teniente coronel de Artillería, Joaquín Primo de Rivera, que se había distinguido en la toma de Sacramento; como asesor técnico fue designado el teniente coronel de Ingenieros, Francisco de Paula Esteban y, finalmente, como jefe de la flota fue nombrado el capitán de fragata José Varela Ulloa. La flotilla española salió de Montevideo el 17 de abril de 1778, veintiocho días después de la ratificación del Tratado del Pardo, y llegó el 29 de junio a la isla de Príncipe donde, según la notificación de Floridablanca, ya debería estar esperándoles la flota lusa con el comisario real encargado de realizar la cesión. Sin embargo, éste no llegó hasta el 4 de octubre. Este considerable retraso supuso el que la misión perdiese su carácter secreto y la sorpresa, ligada a la rapidez, "pues en la isla fondearon durante la estancia española barcos negreros ingleses, franceses, daneses y portugueses, y siendo conocida tanto en Príncipe como en Santo Tomé la razón de la presencia española, el secreto ya no era tal, y bien pronto se manifestó el desagrado de los comerciantes británicos a la presencia española en la zona". Es decir, la expedición española había perdido sus dos única ventajas y bien pronto los portugueses de la isla de Príncipe les hicieron comprender lo comprometido de su situación. Las autoridades isleñas, lejos de tratar a España como nación más favorecida, hicieron que la estadía forzada de los militares españoles en la isla se convirtiera en un cúmulo de dificultades. Durante los tres meses que los españoles pasaron en Príncipe les sucedió toda clase de calamidades: muchos murieron de fiebres de las que enfermaron casi todos ellos; los víveres que necesitaban les eran vendidos a precios abusivos; los buques de guerra ingleses llegaron a bloquear la flota española y los habitantes de la isla los trataban con desprecio mofándose de su mala suerte. En 1799, Varela Ulloa, en una carta al ministro portugués Mello, denunciaba enérgicamente los malos tratos inflingidos por las autoridades portuguesas de la isla y, después de los agradecimientos de rigor hacia las pocas personas que les habían ayudado, terminaba diciendo: "No puedo decir lo mismo de Dn. Vicente Gómez Ferreyra, porque nos obligó a pagar los víveres a un precio exhorbitante contra lo estipulado en los artículos de la Paz. Este Caballero no consulta más que su propio interés, y por lo tanto fueron inútiles todas las reconvenciones que le hicimos sobre el particular el Brigadier Conde de Argelejos y yo. Algunas vejaciones recibimos también del Vicario de la Matriz y entre ellas la de habernos llevado 61 pesos fuertes por el entierro de un Guarda-marina, sin embargo de que los derechos prorrogados por la ley o costumbre de la Isla, no ascienden más que a 6.400 Reys. Me he hecho el desentendido en estos asuntos, con el fin de no faltar a la buena harmonía y correspondencia que debe haber entre las dos Naciones, pero me prometo de la justificación de V.E. que hará saber a los habitantes de Príncipe que los vasallos del Rey Católico no van a aquella Isla para ser tratados en los mismos términos que si fuesen unos piratas". Efectivamente, cansados ya los españoles, a primeros de septiembre, Argelejo solicita del gobernador la pronta entrega de las islas cedidas, éste se niega alegando que por órdenes de la Reina de Portugal la cesión sólo podía ser realizada por Esquivel. Ante el engaño evidente de los portugueses y las mentiras y excusas del gobernador, cuya actitud Argelejo calificó de "entretenida dolosa", se produce un bloqueo de la situación que lleva a Argelejo a pensar en tomar Príncipe por las armas o tomar Fernando Poo sin esperar la llegada del comisario portugués. El 6 de septiembre, y para intentar desbloquear una situación tan desairada, Argelejo, de acuerdo con Varela Ulloa, reúne a la Junta de Jefes de la expedición: Ramón Topete (comandante de la fragata “Soledad”), el teniente de navío José Grandellana (Comandante del “Santiago”), el segundo jefe de la expedición, Primo de Rivera, y el teniente coronel de ingenieros Francisco de Paula Esteban. En el acta de la reunión se reflejaba la preocupación de los expedicionarios, se hacía un pormenorizado relato de lo acontecido y se aludía a las “noticias adquiridas de la situación, estado y circunstancias geográficas de estas islas; a la falta de ejercicio de dominación de los portugueses en las cedidas a España”. También se mencionaban los rumores de guerra, el problema de los víveres y las enfermedades que comenzaban a menguar la expedición. En esta reunión, Argelejo puso sobre la mesa sus intenciones de tomar Príncipe y/o Fernando Poo sin esperar al comisario portugués, haciendo constar que “era su voluntad no esperar a las providencias de la Corte en aquel puerto, sino pasar a la isla de Fernando Póo y hacer un establecimiento con su artillería y fuerzas de tierra, con cuya operación se ponían las fragatas a mejor resguardo, como los demás efectos del Rey, y en mejor estado de defensa en el caso que pudiera ocurrir la guerra, y de poder ocultar nuestra flaqueza si enfermase considerablemente nuestra gente, lo que se puede temer”. Pero una decisión así debía tener necesariamente la aquiescencia del Comandante de la Marina, Varela Ulloa, que respondió negativamente aduciendo que en sus instrucciones se le mandaba expresamente: “ir a tomar posesión de las islas con asistencia del comisario portugués, y que, no habiendo llegado éste, sería contrario a las órdenes del Rey dar cualquier paso en aquel asunto sin esta expresa circunstancia”. Cencillo de Pineda toma posición claramente por Argelejo. Castro y de la Calle hacen un análisis más serio del comportamiento de ambos militares: "la oposición entre Argelejo y Varela Ulloa no lo era tanto por cuestión de táctica a seguir, sino que más bien refleja una oposición personal y de las dos armas, Ejército y Marina, que forman parte de la expedición”. Pero continúan la cita posicionándose al fin a favor de la actitud de Argelejo: “La respuesta de Varela podía ser criticable, pues pretendía obedecer las órdenes reales en la forma, sacrificando para ello el fin esencial de la misión: tomar la posesión y soberanía de las islas”. Sin embargo podemos interpretar la posición del comandante de Marina desde otros ángulos, teniendo en cuenta que disponemos de sus informes a la Corona sobre Fernando Poo y Annobón que redacta en la misma Guinea y en el mismo año de 1778. Parece claro que Varela Ulloa tenía “in mente” un plan más diplomático y algo más ambicioso que el de Argelejo y en él no pesaban tanto “las virtudes militares –patriotismo, lealtad, espíritu religioso y abnegación” , junto con el honor y el espíritu de conquista que, sin duda, habían presidido la educación de Dn. Felipe de los Santos Toro y Freyre, Brigadier y VII Conde de Argelejo. Varela debía temer, con razón, un enfrentamiento directo con Portugal que, en aguas africanas dominadas por éstos y por sus aliados, los ingleses, en nada les beneficiaba a las puertas de una guerra entre España e Inglaterra. La situación desfavorable estaba clara: burlas, dilaciones y engaños por parte de los colonos y autoridades portuguesas, amagos de ataque de la flota inglesa, posición de debilidad de los españoles ante sus necesidades de víveres, agua y atención sanitaria para los enfermos, desconocimiento del terreno y, algo mucho más grave, las comunicaciones con la Península eran muy difíciles dado el tiempo que costaba cubrir la travesía (más de tres meses) y los posibles riesgos de naufragio por turbonadas, ataque de los ingleses o de la piratería, muy abundante en estas aguas. Teniendo en cuenta todo lo anterior, Varela se muestra en su informe enérgico y contundente sobre qué hacer en Guinea: “El partido pues que se debe tomar en las circunstancias actuales, es pedir a los Portugueses la Isla de Príncipe, en la qual hay una Regular Población, y un mediano Puerto”. Y muestra su interés especial en potenciar desde allí el comercio con El Gabón –que era en realidad el país a colonizar que interesaba a la Corte española- e intentar, aunque fuese clandestinamente, llevar la trata más hacia allá, cuando dice a continuación: “Establecidos allí los españoles, se podría construir una Fortaleza en el Gabón que nos asegurase el comercio de aquel Río, y el de la ensenada de López Gonzalvo, que son las más ventajosas de la Costa. Se podría también enviar algunas embarcaciones a los puertos de Tuda [sic], sino está prohibido a los Españoles en los tratados de paz; y de todos modos no faltaría proporción para hacer un comercio clandestino, a que se prestan por su próspera utilidad los Ingleses, Holandeses y Dinamarqueses”. Finalmente, de la reunión de Junta de Jefes se sacó la conclusión de enviar el paquebote “Santiago” a España con información de todo lo sucedido, demandando auxilios y órdenes a seguir. El “Santiago” zarpó para España el día 27 de septiembre de 1778. La situación quedó desbloqueada por el momento, cuando el 4 de octubre llegó a Príncipe la fragata “Nuestra Señora de Gracia”, procedente de Pernambuco (a donde había arribado por equivocación), mandada por el comisario portugués, Frey Luis Cayetano de Castro. Que la Corte portuguesa era conocedora del estado de las islas lo demuestra la actitud del comisario portugués y sus instrucciones que le ordenaban “trasladarse a Anobón y desembarcar un destacamento de 40 soldados, al mismo tiempo que otros tantos españoles, convocando a los habitantes para que proclamasen soberano al Rey de España, (...) y que si aquéllos se retiraban al bosque intimados no tendrían obligación de volverlos a juntar, bastando hacer presente al Comisario español que a él correspondía reducir y civilizar a aquellas gentes”. Con respecto a Fernando Poo, sus órdenes le facultaban para que hiciera la entrega “en la ciudad de Príncipe o en cualquier otro paraje, sin más formalidad que pasar a manos del Comisario español un certificado en el que consta que la referida isla pertenecía desde entonces a los dominios del Rey de España”.Argelejo, por supuesto, se negó a un trasvase de soberanía tan poco comprometido y tan irregular y obligó al comisario portugués a marchar primero a Fernando Poo y efectuar todos los rituales de rigor. De acuerdo con ello, el 14 de octubre de 1778 salieron para Fernando Poo las fragatas españolas “Santa Catalina” y “Soledad”, y la portuguesa “Nuestra Señora de Gracia”. Llegaron el 24 y después de recitar el Acta de Posesión, Argelejo: “lanzó tierra al aire y quebró ramas de los árboles e hizo todos los demás actos posesorios diciendo en altas voces, de modo que todos los presentes lo entendieron, que en virtud de la comisión que tenía del Rey Católico (...) tomaba posesión de esta isla de Fernando Póo como perteneciente al Reino de España para que de hoy en adelante reconocieran sus habitantes a dicho Soberano como su Rey con pleno y supremo poder”. Mientras tanto, los habitantes de la isla habían huido al interior al verlos llegar y, según Varela, sólo se les presentó un adolescente de 15 ó 16 años el último día de estancia en la isla de la expedición. Argelejo se dio cuenta de inmediato que instalar un puesto militar, de almacenaje y suministro, sería excesivamente costoso (por lo menos en el lugar que habían escogido, la bahía que ellos mismos habían bautizado con el nombre de San Carlos, al sudoeste de la isla) para el Erario y, además, la expedición no poseía los medios materiales y humanos para realizarlo. Cencillo de Pineda, al citar el diario de Argelejo, señala que éste había desistido de instalarse en San Carlos “estimando que el punto escogido era pantanoso y húmedo y que las orillas de la ensenada estaban cubiertas de bosque impenetrable que requería se allanase en parte, careciendo para ello de operarios, puesto que de los 100 soldados que llevaba, 53 estaban enfermos y 22 convalecientes”. Podemos imaginarnos las discusiones entre los comisarios español y portugués hasta que Argelejo y Varela aceptaron la oferta alternativa del portugués “de entregarle Annobón con la obediencia del pueblo y con los edificios necesarios para cuartel, hospital, almacén de pólvora y víveres”. De nuevo se dirigían los españoles, sin saberlo, hacia otra trampa... Partieron de Fernando Poo el 25 de octubre y el 4 de noviembre estaban en Santo Tomé para repostar víveres, reanudando el viaje hacia Annobón el día 10. El 14 sucedió algo inesperado que, creemos, fue importante para el ulterior desarrollo de los acontecimientos: la muerte –probablemente a causa de la malaria inoculada en las costas africanas- del brigadier Argelejo. El 16 de noviembre el mando como Jefe Principal militar pasó a ser detentado por el teniente coronel Joaquín Primo de Rivera, de plebeya familia castrense. El 29 desembarcaron en la isla para tomar posesión de ella oficialmente a lo cual, y después de algunos enfrentamientos verbales, se negaron rotundamente los indígenas con estas palabras "nâo queriam, porque elles nâo conheciam outro Rey, senâo o de Portugal, e que este era seu Rey para os deffender, mas elles erâo senhores da terra, e do governo (...) e que de el Rey de Hespanha nunca ouviram fallar a seus avós, e que aquella terra Ihes fora dada por seu pay Adam; e que absolutamente nâo queriam brancos em terra mais que o padre, porque os queriam fazer captivos, sendo elles livres" y las mujeres se manifestaron “en procesión con crucifijos, Santos, calaveras y otros huesos humanos”. Los portugueses, ante las preguntas de Primo, contestaron con el mayor descaro que ellos ya habían cumplido y lo demás corría a cargo de los españoles. Lo demás, como es obvio, era la necesidad de reducir a los indígenas con las armas ya que éstos se mostraban irreductibles en su postura “reafirmada con gritos y alboroto creciente, y más tarde huyeron al bosque”. Una vez más los portugueses habían engañado a los españoles al prometerles que les entregarían la isla con la obediencia del pueblo. En un acto quijotesco que se explica por un orgullo militar excesivamente herido, Primo decide abandonar también Annobón, sin tomarla oficialmente68 (realmente no se “conquista” la isla hasta mediados del siglo XIX), y mandar a Varela Ulloa con la “Santa Catalina” a España para informar de todo lo ocurrido. Por su parte, el comisario portugués, Cayetano de Castro, vuelve a Bahía para reparar la nave “Nuestra Señora de Gracia”. La “Soledad”, con parte de la tripulación española, se quedará en Santo Tomé en espera de las instrucciones de Madrid, durante todo un año. Un año que iba a ser decisivo. Trasladémonos ahora a otro escenario: Madrid, la Corte, ¿qué estaba sucediendo allí desde la llegada del paquebote con noticias de la expedición? El 1 de enero de 1779, más de tres meses después de su salida de Príncipe, se tuvieron noticias del “Santiago” en la Corte. El teniente de navío, José Grandellana, remitió desde Cádiz a los ministros Gálvez y Marqués de González de Castejón unos pliegos conteniendo las comunicaciones de Argelejo y su Informe. En el Informe Argelejo, el brigadier hace hincapié en la desconexión entre la Corte de Lisboa y sus posesiones en el Golfo de Guinea y en la carencia total de soberanía de Portugal sobre las islas “a las que tenía en el más completo abandono”. Respecto al comercio practicado en la costa, desde Ouidah a Luanda, los portugueses no tenían establecimientos, ni eran reconocidos, ni comerciaban apenas, pues “como jamás han sido fomentados, ni protexidos, ni tienen sino tres o quatro embarcaciones como lanchas, en encontrándolos les quitan lo que llevan, y en la Costa hacen lo mismo los Negros”. Por la letra del Informe se supone que por lo menos la oficialidad de la expedición debía ser, ya por aquellas fechas, conocedora de la belicosidad de los descendientes de esclavos de Annobón y su renuencia a recaer en ese estado propio de la “civilidad”, pues Castro y De la Calle, citando indirectamente a Argelejo, manifiestan: “teniendo en cuenta que en ninguna de las islas se acata soberanía extranjera alguna, habrían de conquistarse, y en éste caso era más fácil atraerse a los pobladores de Fernando Poo, ‘por quanto se extrañan sólo por falta de cultivo, y no haber conocido civilidad jamás, ni unión republicana’, que a los de Annobón, ‘que habiéndola tenido, y reconocido, están hechos a sacudirla y extrañarse por elección’”. Enterado Floridablanca del contenido de las cartas y del Informe Argelejo, resuelve el 9 de enero de 1779 se les despache “el paquebot que ha venido y otra embarcación bien provista de todo lo que les falta para la posesión de las islas, con el fin de que fijen el pie y se establezcan en la de Fernando Poo, para desde allí tantear nuevas fundaciones en López Gozalvo y otros lugares de la costa”. Por lo tanto, las órdenes eran claras: establecerse en Fernando Poo en tanto que condición necesaria para abordar el continente. Mientras se hacían los preparativos, llegó a Cádiz el 12 de marzo la fragata “Santa Catalina”, con su comandante Varela Ulloa enviado por Primo de Rivera. El Informe Varela es mucho más preciso y contundente que el de Argelejo pues disponía de mayor información, resultado de sus expediciones tanto a las islas como a la costa del continente africano y su relación con los comerciantes extranjeros. Consta de dos partes bien diferenciadas, una con la descripción de la isla de Fernando Poo y otra con la de Annobón, con sus ventajas y dificultades con respecto al principal objetivo de la misión de desarrollar la trata de esclavos con la costa, e incluye una conclusión final en la que aporta a la Corona una solución alternativa. Este Informe es el primero de otros muchos que a lo largo del siglo XIX aconsejan al gobierno una colonización efectiva –a la manera inglesa- de la zona y que, prácticamente, no tendrían ningún eco hasta justamente el intervalo de la Dictadura de Primo de Rivera. Varela empieza su Informe de Fernando Poo con una precisa y detallada descripción geográfica y después de hablarnos brevemente de su casi invisible población, pasa a enumerar las posibles ventajas que ofrece dicha isla para el comercio con la costa vecina. A causa de su cercanía a Calabar, Camarones, Campo Benito y Gabón, se podría utilizar la isla para tres fines: comprar fácilmente esclavos, cera, marfil y palo de tinte en las costas del continente; convertirla en un centro suministrador de esclavos “recogidos” en las costas vecinas: “no sería difícil entablar en ella [refiriéndose a la costa] un comercio seguido, y obligar a los habitantes a que viniesen a Fernando Poo a vender sus esclavos en las grandes Canoas o Piraguas de que usan”, y, finalmente, hacer de Fernando Poo un punto necesario de referencia en cuanto a suministro de agua y víveres, papel que ya jugaba, de hecho, y que continuaría realizando en toda la fase de la llamada trata ilegal o “intérlope”. Lacroix es muy explícito al respecto: “Au fond du golfe de Guinée, la grande île de Fernando-Poo, San Thomé et ïle du Prince (...) servaient surtout de points de relâche pour y faire de l’eau et du bois. On y trouvait une main-d’oeuvre abondante pour toute les transformations à accomplir, loin de regards indiscrets. C’est pourquoi, à partir de 1820, la plupart des bâtiments avouant se rendre à la Côte d’Afrique, donnaient l’una de ces trois îles comme lieu de destination”. Varela añade que, de esta manera, podría desarrollarse un próspero comercio beneficioso para los colonos “que podrían enriquecerse por ese medio como lo han hecho hasta ahora los Portugueses en el Príncipe y Sn. Tomé”. No olvidemos que, a fines del XVIII, la isla de Bioko (Fernando Poo) estaba pasando por una epoca “dorada” para los indígenas porque los posibles países colonizadores –Portugal, Inglaterra, España- aún no podían o no sabían cómo aprovechar sus riquezas con los mínimos costes. Es decir, la isla, hasta la segunda mitad del XIX, fue predominantemente utilizada por los navíos privados y piratería en general para abastecerse de agua (era uno de los pocos lugares del Golfo donde se encontraba en abundancia), descansar, etc. Y habitualmente las tripulaciones que desembarcaban en sus playas, nunca se adentraban hacia el interior. Por lo tanto, lo que proponía Varela era que ese comercio, que ya se estaba realizando, fuese impulsado y regularizado por la administración colonial española. Evidentemente Varela barajaba todas las posibilidades y, dentro de ellas, las alternativas que veía más viables. Sin embargo, la conclusión que saca es tajante: “de ningún modo combiene el establecimiento en aquella isla”, y a continuación, enumera un cúmulo de dificultades que hace inviable el establecimiento en Fernando Poo junto con una denuncia de la inexistente soberanía portuguesa en las islas y los puertos costeros: -La ensenada de San Carlos (primitivo lugar de emplazamiento de los españoles), no se puede defender dada su longitud y sus especiales características físicas. -Para desarrollar un establecimiento sería tanto el bosque que se tendría que talar y acondicionar que se necesitaría mucho tiempo, muchos trabajadores y gran cantidad de dinero. -Y, con respecto a los indígenas, con mucha sensatez señala que “es muy difícil reducir y civilizar aquellos isleños acostumbrados a vivir en los montes; y que tal vez no gustaran de sugetarse a las leyes que quieren imponerles unos Europeos, cuya vandera nunca han visto en sus orillas”. De aquí se deduce, obviamente, que tampoco se podía contar con los isleños para los trabajos de infraestructura (desmontes, construcción, etc.) que era necesario efectuar. Su denuncia del engaño de los portugueses es tajante al mencionar los derechos de comercio con las costas africanas, cedidos por el artículo segundo de los tres reservados: “Voy a manifestar a qué se reducen estos pretendidos derechos, y haré ver palpablemente el fraude con que ha procedido en el asunto la Corona de Lisboa”. Y a partir de esta afirmación, procede a explicar la realidad, contraria a los intereses españoles, de cada uno de los puertos enumerados en el Tratado: “En Cabo Formoso no hay establecimiento de Europeos ni dependen de la Costa. Nunca van allí las embarcaciones del tráfico, ni se ha hecho comercio de esclavos en aquel parage, desde que se descubrió el Golfo de Benin”. Con respecto a Camarones, además de tener una barra muy peligrosa que obliga a cruzar con embarcaciones pequeñas, el comercio es tan despreciable “que apenas van allí los ingleses (aún siendo dueños del Nuevo y Antiguo Calabar) porque se necesitan 4 ó 5 meses para comprar 40 Esclavos”. Santo Domingo, sencillamente no existe. Finalmente, Varela señala que en el Gabón el comercio para los españoles sería más difícil por la competencia de franceses, ingleses y holandeses. Lógicamente, y haciendo cuentas, la conclusión que saca es la no conveniencia del asentamiento en Fernando Poo porque en las circunstancias del momento “es imposible que las utilidades del tráfico puedan sufragar para los gastos precisos del Establecimiento; pues suponiendo que por la extracción de cada esclavo se paguen 8 pesos fuertes, como se acostumbra entre los Portugueses, Dinamarqueses y Holandeses, se necesita una extracción anual de 562 Negros para reembolsar los sobresueldos que se han señalado al Gobernador; y a su Segundo; y los sueldos que gozan el Factor, el sugeto encargado del manejo y distribución de Caudales. Agregando a ese Cálculo los salarios de carpinteros y albañiles (...) debe ser aquel número mucho mayor, y como esto nunca llegará a suceder, resulta que en las circunstancias actuales, ha de ser perjudicado el Erario del Rey” . La parte del informe que Varela dedica a Annobón es bastante parecida a la anterior pero quizá su importancia radique en que, por un lado, contiene anotaciones muy interesantes y, además, en su recopilación final, desarrolla la propuesta alternativa de pedir la isla de Príncipe a los portugueses –como ya hemos visto. Tras empezar con otra detallada descripción geográfica de la isla de Annobón, sigue con el número de sus habitantes (1500) y las características de su rudimentario gobierno de dos jefes, uno civil, llamado Capitán Mor y el Sacristán que, a pesar de no ser sacerdote, atendía al edificio de la iglesia y convocaba al pueblo. Respecto a las costumbres de éste, el siguiente párrafo demuestra el gran sincretismo que había en la isla: “El pueblo profesa el Cristianismo; pero anda tan mezclada la superstición con el culto, que por una vana y ridícula Ceremonia, suelen quebrantar los preceptos más sagrados de la Ley. De aquí nace una relajación en las costumbres que parece casi increíble”. Respecto a la cuestión de la tan discutida soberanía de Portugal, reseña que los habitantes de Annobón siempre han rechazado a los portugueses: “Están obligados por ley y tradición que será perpetuada de padres a hijos, a no fiarse de los Portugueses (oxalá que nosotros huviéramos hecho lo mismo) y a noconsentirlos en la isla”. Por ello y por las noticias que obran en su poder, Varela dice contundentemente que: “Los derechos, acciones y posesiones de S. M. F. a esta Isla, son tan ambiguos y oscuros que no hallo voces con qué explicarlos. Por una parte me parece que se falta al respeto a un Ministerio sobrio e ilustrado como el de Lisboa, si se asegura que no existen; y por otra me consta que los Portugueses nunca se han establecido en Annobón, ni han sojuzgado a los habitantes”. De los derechos portugueses a comerciar con los puertos de la Costa y, haciendo recapitulación, denuncia: “no comprendo cómo los Portugueses se han ofrecido a conducirnos a los parages de la Costa que expresan los Artículos Reservados, considerándolos como unas dependencias de Annobón y Fernando Pó. En efecto ¿qué derechos pueden alegar al Río Camarones, y al Río Gabón? Qué establecimientos han formado allí? Qué tráfico han exercido en aquellos puertos? Qué tratados o combenciones han hecho con los habitantes? Yo estoy bien seguro de que no hay vestigio ni memoria de quanto han aparentado al tiempo de ajustar la paz, y me atrevo a sostenerlo aunque sea a expensas de mi vida”. Es decir, fundar el establecimiento en Annobón tampoco convenía y las razones que apunta son muy determinantes: es una isla improductiva; no tiene puerto idóneo para las embarcaciones del tráfico; resulta muy difícil “reducir y civilizar aquellos Negros, que prefieren a su misma vida la libertad e independencia”. Tampoco hay ninguna ventaja con respecto al comercio con la costa y por ello “no se han empeñado los Portugueses en ocuparla, y es muy probable que ya estarían en olvido todos sus derechos, si la guerra que hemos tenido en la América Meridional no les huviera presentado la bellísima ocasión de hacerlos valer”. Además los vientos dominantes de S y SW hacían muy difícil la navegación hacia España, por lo tanto las islas tampoco servirían de lugar de descanso y trueque en la arribada de Filipinas. Por otra parte, señala que los productos –fundamentalmente, pañuelos de algodón- que llevan los españoles “son poco interesantes para el tráfico de la Costa”. Y finalmente, expresa que el tráfico de esclavos sería más provechoso desde la isla de Príncipe por estar ya instalada como factoría de la trata. Por último, Varela hace una interesante y sensata recomendación antimilitarista a la Corte de Madrid, que, una vez conocidos los hechos de esta primera expedición, parece premonitoria: “que el gobierno no se confíe a Militares, los quales preocupados de ciertas ideas de honor, familiares en la Tropa, desprecian el Comercio, y a los que se executan en él. Me consta que Juan Ortoman [sic], Governador de Sn. Jorge de Mina, nunca ha tomado un fusil; y sin embargo en ningún tiempo ha florecido tanto el Comercio de los Holandeses”. Cuando Floridablanca leyó el Informe Varela, procedió a emitir los oficios pertinentes para la ayuda a los expedicionarios y pasó a pactar con la Corte portuguesa. El día 16 de marzo escribía al embajador portugués en España –Souza Coutiño-, enviándole una copia del Informe y una nota que decía: “en fuerza de lo acaecido se encontraba el Rey en derecho de exigir, con arreglo a la buena fe, se le ponga en pacífica posesión de dichas islas, o se le dé por la Reina Fidelísima un equivalente de ellas”. Por otra parte, exigía se dejase a los españoles establecerse en Santo Tomé o Príncipe interinamente. Floridablanca había decidido ser fuerte con la corte de Lisboa, pero no para pedir Príncipe, sino para que los portugueses le ayudasen a formar un establecimiento en el punto de menor fricción para las dos Coronas: Fernando Poo. Había aceptado –como mal menor- las ventajas que, según Varela, tenía esta isla y, posiblemente entendiera que no se podía hacer otra cosa con la isla más que utilizarla oficialmente como centro intermediario de la trata de esclavos con las costas vecinas. Se decidió que la embarcación de abastecimiento saliese, por mayor rapidez, desde Canarias y se contrató un navío de comercio de Tenerife, el “Santiago”. Sin embargo, a mediados de septiembre el barco aún no había salido, porque el 21 de junio los rumores de guerra entre Inglaterra y España se convirtieron en realidad. Dado el estado de guerra, el 14 de septiembre de 1779, Gálvez ordenó a la polacra “Santa Engracia” se trasladara a Canarias para proteger el navío “Santiago”. Los dos barcos zarparon finalmente hacia Guinea el 21 de noviembre. En Lisboa, la posición tajante de Floridablanca en su carta de marzo antes mencionada, había surtido efecto y la Corte –en nota del 6 de abril- dio “toda clase de facilidades para que tuviera lugar la cesión, a tal fin dispuso que la fragata “San Juan Bautista”, mandada por José de Souza, estuviera pronta a hacerse a la vela para Santo Tomé (...) para allí unirse a las fragatas españolas y proceder a Annobón y Fernando Póo para vencer la resistencia de los indígenas a cambios de dominio”. Desgraciadamente, los portugueses llegaron casi ocho meses antes que el navío de comercio “Santiago” a Sto. Tomé. En este puerto se encontraron el 20 de junio con el “Nuestra Sra. De Gracia" que volvía con el comisario portugués, Cayetano de Castro, de ser reparada en Brasil. Así empezaron dos meses de discusiones y enfrentamientos entre el comisario portugués y Primo de Rivera que se negaba a recibir la posesión de la isla de Annobón “alegando que no tenía arbitrio para hacerlo sin antes recibir la resolución de su Soberano”82. El 18 de septiembre, el comisario luso, cansado y temiendo las turbonadas del NE, regresó a Lisboa sin haber cumplido su misión. En las fragatas portuguesas iba también el correo en el que Primo le justificaba a Gálvez su decisión y le pedía ascensos para la tropa. El embajador de Portugal en Madrid entregó a Floridablanca la correspondencia de la expedición africana y éste ofició a Gálvez para que destituyera a Primo y designara en su lugar a una persona activa y dispuesta a tomar posesión de las islas “reduciendo las facultades e incumbencias del Jefe Militar a prestar auxilio al sugeto encargado, para lo cual bastará un Oficial de menor graduación que la de Primo de Rivera”. Gálvez y Floridablanca tuvieron en este punto algunas fricciones y la situación no se desbloqueó hasta el 18 de septiembre de 1780 (más de un año después) cuando Floridablanca cedió en cuanto a la destitución de Primo a cambio de la toma de las islas y del inicio del establecimiento en Fernando Poo. Gálvez trasladó todo esto junto con una reprimenda a Primo el mismo 16 de octubre. Pero las comunicaciones entre España y África se habían ralentizado todavía más por la interceptación de los británicos. Cuando las órdenes llegaron a su destino, habían ocurrido en África demasiados acontecimientos que harían inviable su cumplimiento. Retornemos a Guinea. ¿Qué había sucedido durante todo ese año en las islas africanas? A primeros de septiembre llegó a Santo Tomé la zumaca “Concepción” (fletada en España por la Real Hacienda), al mando del teniente de fragata Guillermo Carboner. Primo la despachó hacia Fernando Poo para un reconocimiento de sus costas con el fin de establecerse allí. El 12 de septiembre, Carboner llegó a una ensenada, situada en el sureste, donde entró. “Reconocí y puse el nombre de la Concepción. Aquí se vajó a tierra y se trató con unos 30 negros que se presentaron manifestando mucho agrado y confianza”. Carboner bordeó toda la costa de la isla hasta la ensenada de San Carlos, encontrando tres ensenadas al este (del Corral, de la Cruz e isla de los Pájaros) y cuatro al norte. También reseña en su informe el encuentro en la isla con un navío británico. Con las informaciones de Carboner, los jefes de la expedición decidieron instalar el establecimiento en la ensenada de la Concepción por tener agua en abundancia, leña y estar relativamente abrigada de las turbonadas. Después del intento fallido de reclutar trabajadores cualificados, Primo opta por comprar 60 esclavos de una embarcación portuguesa, para realizar las tareas de desmonte, desecación, construcción, etc. Todo ello fue notificado a Gálvez por Primo y Grandellana, ya que representaba la primera trata directa y oficial que hacían los españoles en el Golfo de Guinea. En febrero de 1780, los esclavos, exhaustos a causa de los duros trabajos de infraestructura de la colonia y atacados por la viruela, morían en masa o huían al monte. Pero todas estas noticias llegaron a Madrid un año después. Mientras tanto, el 29 de noviembre de 1779, la flota española se hizo a la vela para Fernando Poo, llevando víveres sólo para seis meses. A finales de febrero las enfermedades ya habían hecho mella en la tripulación y los trabajos no podían realizarse porque cincuenta esclavos estaban enfermos de viruela y seis ya habían muerto. El “Santiago” y la polacra “Sta. Engracia” llegaron, desde Canarias, el 20 de enero de 1780, a Príncipe. El primero quedó en la isla desembarcando los pertrechos ya que la ensenada de la Concepción aún carecía de almacenes; la “Santa Engracia” se dirigió a Fernando Poo, desde donde Primo la despachó, con correo, a la Península. Pero fue apresada por los ingleses. En este correo, se le comunicaba a Gálvez todos los infortunios ocurridos: las embarcaciones estaban atacadas por la broma (insecto que destruye la madera), las defunciones se elevaban ya a 85 y en el hospital había 54 enfermos, sin incluir los oficiales y cirujanos, también dados de baja “contando solamente con dos Sargentos y 21 hombres, únicos que hacían el servicio de guarnición” . Tan sólo le quedaban a Primo cuatro carpinteros negros paralizados por el miedo. Por otra parte, las medicinas enviadas desde Canarias habían llegado en mal estado y la actitud de los habitantes de la parte norte de la isla no era precisamente amigable. Solicitaba auxilios y el envío de dos compañías de tropa y operarios de todas clases para lo que ya proponía “que se escogiera negros de La Habana o de Cartagena de Indias, acostumbrados a malos climas”. El gobernador de Santo Tomé, Juan Manuel Azambuja, enterado de las desgracias de los españoles, se ofreció a socorrer a Primo con 60 hombres, pero la ayuda quedó en proyecto porque el 2 de agosto anterior había llegado el navío “Santiago” procedente de Fernando Poo, esparciendo tales rumores “que hicieron imposible formar el socorro con voluntarios por motivo del horror con que las noticias fúnebres del establecimiento tenían preocupados a estos pueblos”. En Madrid, conscientes de la desesperada situación en que se encontraban los restos de la expedición, el día 22 de agosto se había ordenado el flete de una embarcación neutral –con el fin de que no pudiese ser apresada por los ingleses hacia Guinea. Y el 16 de octubre –sin ningún otro conocimiento de lo que había ocurrido en África-, Carlos III ordenó al Virrey de Buenos Aires que enviase 50.000 pesos por medio de naves portuguesas que fuesen a Santo Tomé. De hecho, mientras se estaban cursando estas órdenes, se desencadenaba en Guinea la tragedia final: un motín contra Primo de Rivera por parte de la tropa cuyo único objetivo era dejar el establecimiento como condición imprescindible para sobrevivir. En efecto, durante el verano del motín, la situación de los pocos españoles que quedaban en Fernando Poo se hizo desesperada: los víveres estaban en mal estado y comenzaban a escasear; la harina había sido roída por las ratas. Casi todos los soldados que quedaban en el establecimiento estaban enfermos de escorbuto y todos temían la llegada de las turbonadas otoñales, famosas en el Golfo de Guinea por su violencia. Lacroix les dedica varios párrafos: “Bourrasques aussi violentes parfois qu’un cyclone, mais ne durent guère plus de deux heures, ces coups de vent éclatent au nord-est et tournent au sud-est pour finir au sud-ouest, d’oú leur nom de tornade (tourner) (...) On doit les recevoir presque à sec de toile, tant leur force est redoutable et tout navire qui n’a pas pris ses précautions à l’avance risque des averies majeures ou une perte totale”. Las circunstancias adversas para los españoles eran múltiples. Como afirma Palau Claveras, al realizarse el Sumario contra los amotinados “todos hasta el mismo Primo de Rivera coinciden en afirmar la trágica situación de los españoles sin alimentos o estos averiados, sin medicinas ni facultativos, con fiebres, con muertes cotidianas, con deserciones continuas de negros, sin ayuda de su metrópoli, angustiada que estaba con los apresamientos ingleses, y con la marcha absolutamente necesaria de la Bahía por el mal estado del amarre del único navío que les quedaba en condiciones de navegar”. En efecto, el navío “Santiago”, al mando del capitán francés Sicart, llegó el 19 de septiembre a Fernando Poo procedente de Santo Tomé. El barco estaba ya en mal estado al salir de Canarias –quizás por ello su armador lo regaló a la Real Hacienda sin más obligación que el coste del seguro-, y al llegar a la isla se encontraba en el siguiente estado: “tenía toda la proa podrida, por dentro y por fuera, así como el palo trinquete, su verga, el bauprés rendidos, los trancaniles abiertos dejando pasar a chorros el agua a la bodega, y deficientes los cables, siendo de opinión que el barco no podía resistir las primeras turbonadas”. Por lo tanto, el “Santiago”, la última esperanza de la tropa española de salir de la mortífera isla, casi no podía navegar. Primo de Rivera dio orden al capitán Sicart de volver a Santo Tomé para arreglar el barco y traer los socorros oportunos. Esta orden fue la desencadenante del motín pues los soldados –que querían partir hacia Santo Tomé- temieron verse nuevamente desamparados y olvidados durante otros seis meses. Además de las pésimas condiciones objetivas sufridas por los expedicionarios, el ambiente psicológico era de terror y paranoia colectiva a causa de la conjunción de otra serie de circunstancias más subjetivas. Los bubis, que habían rechazado la dominación española desde el principio, se volvieron más audaces conforme iba menguando la fuerza y cantidad de la tropa. Las descripciones de enfrentamientos entre ambos grupos son continuas; del memorial del sargento amotinado, Jerónimo Martín, se deduce que el miedo a un ataque de los bubis, una vez partido el navío, fue un factor determinante: “Señor, ya sabe VD. los negros que se nos han desertado al mato que pasan ya de 18, y éstos pueden ser espías para abrirles los ojos a los brabos de las pocas fuerzas que tenemos, y viendo se va el navío vendrán y se apoderarán de la población y de todos los efectos que tiene el Rey, y acabaremos de fenecer”. Por otra parte, y para empeorar las cosas, no parecía que el carácter de Primo fuese precisamente el de dar ánimos a sus subordinados. Cencillo intenta obviar el tema de las crueldades del jefe militar, pero Palau Claveras nos proporciona sustanciosos datos, aunque, como no podía ser de otro modo, justifica la actitud de Primo: “Difícil era la situación de Primo de Rivera como Comandante de un grupo de hombres valientes pero con la rusticidad propia de su inferior graduación (...) Había que conservar el prestigio de la autoridad (...) y conservar la rígida disciplina militar. Su mando no fue blando pues no podía serlo en aquella época, tiempo y circunstancia, pero no excesivamente duro”. ¿Qué entiende Claveras por “no excesivamente duro”? A continuación nos relata una serie de hechos, revelados por las declaraciones de los testigos –en el proceso que se les comenzó a incoar en Sto. Tomé- que desmienten su anterior juicio de valor: “A palos obligaba a salir de las chozas a los negros que eludían la asistencia a la Santa Misa”. También se le acusaba de haber echado a palos del hospital al soldado Andrés Pérez mientras le gritaba “¡Maulón!, tú lo que buscas es no trabajar” y a los pocos días moría. Al soldado León no le permitió curarse y murió con una cadena puesta en las piernas en trabajos duros. Y, por último, Félix García murió de “un palo a las partes porque no había ido a oir Misa”. A todo ello se unían las intrigas del cura de la misión, el padre Agustin de Couto, portugués reclutado en Santo Tomé. Según Cencillo y Palau Claveras, el padre Couto era claramente un quinta columnista de los portugueses que no sólo “excita al asesinato [de Primo] presentándolo como obra meritoria, sino que al ver el nulo resultado de la excitación a la violencia, debió sugerir a Jerónimo Martín la legalidad de erigirse en Comandante por incumplimiento de los deberes del cargo del Primer comandante”. Y según Cencillo, el padre Couto Manivesa “realizó entre la tropa una larga y reiterada labor de instigación, propaló rumores, vertió especies inciertas, produciendo los efectos deseados de relajar la disciplina”. El desencadenante final del motín fue producido por las noticias que llevó a Fernando Poo una canoa-correo enviada por Azambuja desde Sto. Tomé el 22 de septiembre. La tripulación portuguesa comunicó a los españoles que el paquebote “Santiago” –anclado en Santo Tomé- no podría llegar a auxiliarlos dado su lamentable estado y que los dos batallones demandados, con cirujano y subsistencias, no estaban aún preparados para salir. El 24 de septiembre de 1780, el sargento Jerónimo Martín y los cabos Borrego, Millán y Cañadas visitaron a Primo entregándole un documento conminatorio sobre la necesidad del navío. Parece que la única respuesta de Primo a tan sensata propuesta fue una carcajada, a la cual siguió este delirante diálogo sobre la marcha del navío canario “Santiago”, que nos muestra a un Primo de Rivera deprimido, airado y sin ningún control de la situación: “-Sr., aunque las fuerzas sean pocas, él se hace respetable a los que ignoran las faltas interiores, y no teniendo este parapeto de dicho navío, puede aparecer alguna embarcación enemiga y viendo la entrada franca puede hacer un desembarco y apoderarse de esta población, sin poder hacer nosotros oposición ninguna, lo que con el Navío mirarían muy despacio el aproximarse. “Cmte.- (enérgicamente)- El navío ha de marchar y aunque lo aprese el inglés no se pierde nada. “Sgto.- Sr., con que todo está perdido? No hay remedio?. “Cmte.- El remedio que hay es hacer un hoyo y enterrarse de cabeza, y así estas conversaciones vayan Vds. a tenerlas con los soldados en el cuartel que mi casa no es cuartel”. El apresamiento de Primo fue realizado en la noche de ese mismo día con un simple intercambio de palabras y sin violencia por parte del sargento Martin con la ayuda de los soldados Mariano Pechuán y Antonio Merino, cuando el Comandante se dirigía a su casa. Así, el 31 de octubre de 1780 la expedición dejó definitivamente Fernando Póo y el 16 de noviembre fondeaban en Santo Tomé. Pasarían 63 años hasta que el capitán de fragata, Juan José Lerena, tomara posesión por segunda vez, en nombre de la reina Isabel II, de la isla de Fernando Poo. El 22 de noviembre, con el nombramiento de fiscal que recayó en el teniente José Berjillas, se empezó a tomar declaración a los soldados. Hasta que partieron hacia Brasil el 30 de diciembre de 1781, los españoles pasaron un año y dos meses en Santo Tomé sin que les dejase de suceder penosos acontecimientos99. En concreto, en la madrugada del 23 al 24 de septiembre de 1781 el navío “Santiago”, anclado en un puerto “amigo” y con toda su tripulación a bordo, sufrió un intento de abordaje por parte de tres fragatas inglesas. Durante las muchas horas de combate, las autoridades portuguesas no intervinieron y sólo al amanecer y cuando los británicos huían, se acercaron dos lanchas del gobernador. El ataque está relatado con bastante minuciosidad por Fleitas: “Los intentos de asalto fueron repelidos con valor durante las horas que duró este acto de piratería (...) Los canarios oyen voces y golpes de remo alejándose del “Santiago”. Agonizaba la noche (...) De pronto sonó un cañonazo en el fuerte portugués que domina la bahía, a la vez que dos lanchas, enarbolando la bandera lusitana, se dirigen con rapidez al navío mercante canario para indagar sobre los hechos y tomar decisiones”. Los que realmente tomaron decisiones fueron los españoles que, después de comprar el navío “Nuestra Señora del Carmen” a los portugueses y cargar éste y el “Santiago” con los pertrechos, partieron rumbo a Bahía de Todos los Santos el 30 de diciembre de 1781. Llegaron a la ciudad brasileña el 24 de febrero de 1782, “todos enfermos y sin dinero por lo que acuden al crédito que habilitan los comerciantes Agustín José Barreto y Miguel José de Oliveira a un interés crecidísimo (...) El préstamo fue de 31.730 pesos (...), al 20%”. En Bahía estuvieron diez meses, sin que se sepa qué hicieron durante todo ese tiempo. El 12 de febrero de 1783 llegaron a Montevideo donde “Primo de Rivera entrega al Sargento Jerónimo Martin y demás reos al Tribunal del Virreinato para que se le siga la causa cuya memoria se había incoado en Sto. Tomé”. Sin embargo, Primo había tenido mucho tiempo para recapacitar y yaen este momento no consideraba tan culpables a sus hombres como a las circunstancias. Así, primero, en respuesta a un oficio de Gálvez (de 22-2-1782), escrita ya en Montevideo tan sólo dos días después de su llegada, se excusa de no haber aplicado castigo: “En este oficio me dice V.E. que S.M. espera que de resultas de la causa que se le estaba siguiendo al Sargento y sus secuaces, se le habrá impuesto la pena correspondiente a su enorme delito",y continuaba la carta explicando que no puso en ejecución el castigo por falta de oficiales competentes para formar un consejo de guerra ya que él, como afectado, había renunciado a presidir el consejo. Y, después, ya de regreso en Madrid, Primo eleva a S.M. un memorial con fecha 8 de marzo de 1785 en el que pide perdón para sus compañeros, exponiendo “que en consideración a los fuertes motivos que conoce llegaron a afligir el espíritu de estos reos para cometer el delito con el deseo de salir de aquella isla por los infinitos trabajos y miserias que experimentaban y en el ejemplo de las repetidas muertes y enfermedades que padecían, les perdona el agravio que en ello recibió”, y pidiendo a S.M. que, por lo menos, se dignase a “indultarlos de la pena de muerte a que tal vez pueda juzgárselos acreedores”. El indulto fue finalmente concedido. El coste de la fracasada aventura africana en vidas humanas, entre muertos y desaparecidos, ascendió a 281 hombres (contando, por supuesto, los 60 esclavos comprados por Primo). Sólo 26 hombres llegaron a Montevideo. Primo de Rivera fue nombrado en 1786 Gobernador de Maracaibo, ascendió a brigadier en 1791 y murió el 23 de septiembre de 1805. Floridablanca y Gálvez continuaron apoyando (desde la Compañía de Filipinas) la idea de crear una colonia mercantil en Guinea. No obstante, Floridablanca, recordando las recomendaciones de Varela, escribió a Gálvez lo siguiente: “Gálvez (...) piense en destinar persona inteligente y activa que cuide de formar y tomar posesión de aquellos establecimientos reduciendo al xefe militar a prestar auxilio (...) a cuyo fin se supone que S. Ex. Tendrá presente que los franceses, holandeses y daneses jamás pudieron establecerse en forma y sacar fruto de aquellas costas, hasta que se valieron de negociantes activos (...) y teniendo nosotros más necesidad de formarlos por la que tenemos de negros, será cosa ruborosa que no alcance nuestra constancia y conducta donde llegó la de aquellas naciones”. |
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EL “HAMBRE DE NEGROS” Y LA PARADOJA DE LAS ISLAS OLVIDADAS (1785-1820).
El premonitorio e inteligente comentario de Floridablanca a Gálvez que se acaba de citar revela, por una parte, los verdaderos problemas de fondo que los ilustrados debían enfrentar y, por otra, sus propios límites en la articulación y aplicación de soluciones modernizadoras. Estos límites que no pudieron superar, independientemente de lo que desearan sus voluntades, determinaron el fracaso de la mayoría o casi totalidad de sus objetivos africanos. Este fracaso vino a coincidir por azar con la crisis de finales del siglo XVIII. El citado comentario de José Moñino se mueve entre el deseo de emular las colonizaciones de los países del norte de Europa, en la línea de la conocida anglofilia de los ilustrados, y un premonitorio temor al fracaso. El deseo está patente en los consejos que da al ministro de Indias sobre cómo ocupar las islas africanas con “negociantes activos” que deberían encargarse de la administración política de la colonia, reduciendo a los militares a un papel subsidiario de apoyo y defensa. El temor es recogido en los últimos párrafos: “será cosa ruborosa que no alcance nuestra constancia y conducta donde llegó la de aquellas naciones”. Y, efectivamente, la constancia y conducta de los ministros de Carlos III, aún siendo requisitos políticos indispensables, no fueron suficientes para alcanzar sus principales objetivos en África, y el fracaso de la Corona española en Guinea fue estrepitoso. En realidad, las islas africanas no serían colonizadas oficialmente por España hasta 1858, con previas reocupaciones y ensayos en 1843, 1845 y 1856. Las preguntas obviamente, surgen de inmediato: ¿por qué no tuvo continuación el proyecto?; ¿por qué los sucesivos gobiernos españoles de la época, tardaron más de medio siglo en ocupar un puesto tan aparentemente ventajoso en África si tenían, como dice textualmente Floridablanca, gran necesidad de negros y de librarse del asiento?; ¿por qué la fuerte demanda de trabajo esclavo producida en la segunda mitad del siglo XVIII como consecuencia de la extensión y desarrollo del cultivo del azúcar en Las Antillas, no se convirtió en un factor de aceleración y potenciación de las políticas de los ilustrados con respecto a Guinea? En este punto sólo podemos analizar la historia de una ausencia colonizadora con la cuasi imposibilidad que el vacío entraña. Pero, además, los intentos de explicación de esta ausencia se hacen harto difíciles no sólo por la duración del periodo, sino también por las muchas variables de índole nacional e internacional que concurren en el complejísimo panorama que se extiende desde finales del siglo XVIII hasta la primera mitad del XIX, variables de vital importancia para el proceso de transición del capitalismo librecambista al imperialismo que tendría lugar a finales de siglo; complejo panorama internacional cuyo desarrollo condujo, por primera vez en la historia, a la introducción de toda la humanidad, de forma coercitiva, en un mercado en vías de mundialización, dirigido por los países más ricos. De todo este enorme entretejido de hechos, y en lo que compete a nuestra investigación, podemos entresacar dos tipos de factores diacrónicos: los que explican la fuerte demanda colonial, tanto de productos elaborados como de trabajo esclavo, que podría determinar la necesidad de ocupación de las islas; y los factores disuasorios, tanto internos como externos, que explican la ausencia de una oferta nacional suficiente para compensar tal demanda y, por lo tanto, la ausencia también de una sólida clase de “comerciantes activos”, esto es, tratantes negreros principalmente, que desease y pudiese llevar a cabo la colonización en África. Estos factores disuasorios, nada desdeñables, explicarían, en parte, un tan prolongado olvido. Transversalmente, tendremos que estudiar la política que desarrolló la metrópoli intentando adecuar la jurisprudencia colonial española de finales del XVIII a los requerimientos de un mercado que, ya por entonces, daba sus primeros pasos hacia la mundialización. En el análisis de los hechos concretos se muestran los límites de la posibilidad reformistas, sus luces y sus sombras. Cuba a fines del XVIII. Los orígenes de la sustitución. Un hecho que queremos resaltar desde ahora es la importancia que tuvo la isla de Cuba, tanto en las ausencias como en las presencias colonizadoras españolas en África Ecuatorial, hasta el punto que su historia es uno de los hilos conductores de todo un proceso colonial verdaderamente atípico ya desde sus mismos inicios. Cuba fue, sin duda, el motor de aceleración de una demanda casi exponencial de mercancías y de mano de obra esclava a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Fue todo un reto para la economía nacional. También fue el motor de la política liberalizadora ilustrada que, si bien no logró consolidar, aunque abrió canales para ello, una burguesía nacional, sí que cumplió con el papel de potenciar en sus orígenes a la oligarquía colonial cubana que, a finales de siglo, pasaría a depender casi totalmente del monocultivo del azúcar que, a su vez, dependía de la abundancia de trabajo esclavo y, por lo tanto, del mantenimiento y crecimiento paralelo del tráfico de negros. En esta situación y en este momento histórico, los hacendados y comerciantes cubanos condenaron a la isla de Cuba a sufrir una dependencia secular en el juego de fuerzas del mercado internacional. En este sentido, los planes ilustrados –y algunas de sus realizaciones, como el Tratado del Pardo- con respecto a las islas africanas, que tenían como principal objetivo satisfacer la demanda cubana, marcarían la colonización de Guinea Ecuatorial desde sus inicios con el sello de una dependencia marginal. Es decir, la característica esencial de la especialísima colonización que España realizó en Guinea vendría determinada por la dependencia que las islas africanas tenían de otra isla, Cuba, a su vez dependiente. Remoto, sutil, y ya, sin embargo, clarificante origen de la formación de los hoy denominados Cuartos Mundos. Una larga serie de circunstancias internas y externas impidieron a España consolidar su presencia en Cuba hasta los años veinte del siglo XIX. Consecuentemente, durante todo este periodo las islas africanas, subsidiarias de la antillana, fueron ignoradas por España. Esta larga ausencia fue aprovechada por Inglaterra que ocupó Fernando Poo a principios del XIX. Sus misioneros “instruyeron” a la población residente y a buena parte de la indígena en la lengua y costumbres británicas mientras sus comerciantes sacaban provecho de los recursos naturales de la isla. Cuando en 1820 la Administración española rescató el pleno control de la isla de Cuba, era prácticamente imposible, por la abolición de la trata, utilizar de la misma forma las posesiones guineanas y, además, ya no existía la necesidad real de una ocupación efectiva de las islas dado que los plantadores cubanos se abastecían ilegalmente de esclavos bozales en las factorías piratas, la mayoría de ellas en manos españolas, ubicadas en una amplia zona comprendida entre Sierra Leona y Liberia1. Sin embargo, cuando en 1840 (año en que Cuba se convirtió en la primera exportadora mundial de azúcar) los británicos, amparados por los tratados abolicionistas internacionales, destruyeron a cañonazos dichas factorías, el gobierno español empezó a contemplar la posibilidad de la ocupación, para lo cual hizo un primer intento-exploración en 1843, que no llevaría a cabo oficialmente hasta 1858. A partir de este momento, Cuba pasó, por decisión de la metrópoli, a tutelar económicamente a Fernando Poo. Los presupuestos de la isla se cargaron al Presupuesto General de la isla de Cuba con lo que la dependencia económica de Fernando Poo con respecto a la mayor de las Antillas fue total. Es inevitable, por tanto, que a lo largo de los siguientes capítulos, las referencias a la Gran Antilla sean constantes. Hasta por lo menos la década de los ![]() Aunque seguramente es cierta la teoría de la existencia de un crecimiento importante de la economía azucarera cubana previa a la ocupación británica, casi todos los especialistas vienen a converger en la importancia del año 1762 para el despegue de Cuba. Efectivamente, este fue el año en que, como ya hemos mencionado en el primer capítulo, el almirante Sir George Pocock y el conde de Albermale capturaron el puerto de La Habana y retuvieron la ciudad durante un año. En este periodo de tiempo, y con la ayuda de algunos hacendados criollos a los que venía muy bien un poco de libertad comercial y precios más asequibles, los británicos introdujeron en la isla casi 11.000 esclavos, cifra muy importante si tenemos en cuenta que hasta ese momento habían en la isla unos 50.000. De los 11.000 introducidos por los británicos, 3.262 eran negros bozales y el resto adquiridos en Jamaica. No sólo aumentó la trata en las Antillas sino que todo el comercio en general entre Cuba y las posesiones británicas americanas adquirió una mayor intensificación. Las facilidades que proporcionaban el libre comercio y el contrabando para obtener mano de obra esclava fueron decisivas para la multiplicación de los trapiches y el desarrollo de los ingenios. Antes de 1762, Cuba gozaba de una producción bastante diversificada y autosuficiente: ganadería extensiva, agricultura de subsistencia y el típico sistema de plantación caribeño con más tabaco que azúcar, aunque ya empezaban a extenderse los trapiches con todavía un reducido número de esclavos. El aumento de la producción de azúcar no fue debido a mejoras técnicas, sino a un aumento de la superficie cultivable potenciado por la presencia masiva de esclavos que proporcionaron a la oligarquía criolla fáciles beneficios. Fue la mayor oferta de esclavos a mejores precios y mayores facilidades el factor decisivo que espoleó la reconversión de la isla al monocultivo del azúcar, con lo cual se convirtió en un simple peón en el tablero de ajedrez del comercio internacional. La dependencia del azúcar la hacía enteramente dependiente de las relaciones globales de mercado. En este sentido, la tesis del profesor Tornero de que la reconversión agrícola de la isla fue, y continúa siendo, uno de los principales factores del subdesarrollo actual de la misma, devendría perfectamente plausible . La ocupación británica de La Habana también favoreció intensamente las transacciones legales y el contrabando entre norteamericanos y cubanos, contrabando que ya realizaban, en pequeñas cantidades, desde mucho antes: “En el siglo XVIII no se dio, quizá, otro caso de dos países tan cercanos entre sí que tuviesen productos tan diferentes como las Indias Occidentales y las colonias británicas de América del Norte. Las primeras producían azúcar, mieles de caña, ron, café, índigo y sal; las segundas, harina panificable, cereales, carne, pescado, maderas, ganado y caballos. Las colonias norteamericanas recibían con agrado los productos tropicales de sus vecinos del sur; los agricultores de las Indias Occidentales, a su vez, en ninguna otra parte podían hacer sus compras esenciales como en las colonias norteamericanas, en cuanto a rapidez y baratura”. El creciente comercio de Inglaterra entre sus posesiones continentales y las Antillas capturó en su órbita a Cuba. Ya en 1750 se daba un estrecho comercio entre las destilerías de ron americanas y las plantaciones de azúcar cubanas. En este año había 63 destilerías en Massachussets y más de 30 en Rhode Island, donde se transformaba la melaza del azúcar en ron, bebida que se convirtió en un medio de cambio obligado en las transacciones esclavistas en costas africanas. La producción de ron iba aumentando a mediados del siglo XVIII y, en un momento de fuerte demanda, la reconversión al azúcar de la isla de Cuba fue un motor importante para el despegue del tráfico de esclavos norteamericano que, desde entonces, se dedicó al contrabando con Cuba y demás Antillas utilizando el ron como primer producto de intercambio. La persistencia de las relaciones norteamericano-cubanas originaría a lo largo del siglo XIX la nada sutil sustitución colonial de España por los Estados Unidos en territorio cubano. Estas relaciones comerciales hicieron posible la captura económica de la isla por parte del imperialismo norteamericano mucho antes de que en 1898 instalase su presencia política y militar. Todos los analistas coinciden en considerar la revolución de las Trece Colonias como factor esencial en los orígenes de esta sustitución. Como ya hemos mencionado anteriormente, España entró en guerra en 1779 contra Inglaterra a favor de la naciente República norteamericana y este hecho, obviamente, produjo mayores y más libres contactos entre Cuba y sus vecinos y aliados, los norteamericanos. Como bien señala Roland T. Ely: “desde hacía tiempo había un comercio ilícito entre las Trece Colonias y la Gran Antilla (...) Los principales canales parecen haber sido principalmente Luisiana (perteneciente a España desde 1764 hasta 1802) y la vía directa entre el continente y Cuba. Estos contactos clandestinos preexistentes constituyeron la base de la expansión de ese comercio, sancionado por el gobierno español después de que entró en guerra contra Gran Bretaña”. Por su parte, el gobierno español ya hacía mucho tiempo que llevaba facilitando dicho comercio. Había caído de forma irremediable en la contradicción de tomar medidas liberalizadoras del tráfico colonial destinadas tanto a cubrir la demanda como a impulsar una oferta nacional hacia aquellos mercados, en un momento en que empezaban a ser ocupados por el país que iba a convertirse, sin que la Corona, en su ceguera antibritánica, pudiese llegar a imaginarlo, en su más terrible competidor. En este sentido, las medidas liberales aunque favorecieron a ciertos sectores económicos de algunas zonas de la geografía nacional, sirvieron fundamentalmente para enriquecer y potenciar una oligarquía esclavista cubana y, a la postre, beneficiaron al capital comercial norteamericano. La Corona apoyó siempre a esta oligarquía como la principal base económica de su presencia colonial en la isla. A este respecto, Tornero señala que, a partir de 1763, año en que se recobró el control de La Habana, tuvo lugar un pacto político-económico, de indudables repercusiones, entre la oligarquía criolla y el gobierno de la metrópoli: “se estableció un pacto tácito entre esa oligarquía y la corona, que será el leitmotiv de la política entre España y Cuba durante muchos años, por el cual el Estado español permitió mediante leyes y decretos (reglamentos de comercio (...), liberalización de la trata, medidas fiscales de apoyo al azúcar, permisos para que la isla pudiese traficar con el extranjero, mediante el llamado “comercio con neutrales”, etc.) que ese ‘poder’ criollo tuviese la posibilidad de emprender aquel camino económico que pasaba por el azúcar y la esclavitud (...) A cambio esa oligarquía se convirtió en la más firme defensora de los intereses españoles en Cuba”. El Decreto de Esquilache de 1765 sobre el libre comercio selló este pacto que tuvo su punto álgido en dos medidas tomadas por los ministros ilustrados en 1778. La más importante, sin duda, fue la promulgación el 12 de octubre del ya mencionado Reglamento de Aranceles para el comercio libre, pero no lo fue menos, para las esperanzas de la oligarquía criolla, la firma el 24 de marzo del Tratado del Pardo que teóricamente ponía fin a la ausencia oficial española en el África negra. La noticia de la firma del Tratado así como la presencia española en aguas africanas, se recibió en Cuba “casi al mismo tiempo que había fenecido la contrata del marqués de Casa Enrile, y el Gobierno había concedido algunos permisos a navíos españoles para introducir negros por el puerto habanero, los comerciantes de la capital habanera creyeron, llegada la oportunidad, de apoderarse del monopolio esclavista”. De hecho, la oligarquía cubana se apresuró a pedir la consiguiente autorización real para realizar el tráfico de esclavos con las islas, con la intención de formar una compañía a tales efectos8. Pero la guerra que mantuvieron España e Inglaterra desde 1779 a 1783 provocó una seria alteración del tráfico atlántico y, fundamentalmente, del tráfico entre Cuba y la metrópoli, al tiempo que contribuyó a hacer inviables los planes de los ilustrados con respecto a Guinea. Por lo tanto, las esperanzas de la oligarquía cubana de servirse de las islas para hacer el tráfico directo, se vieron defraudadas, lo que les incitó a volver, otra vez, su mirada hacia sus socios “naturales”, los norteamericanos. Las cifras son claras: entre 1781 y 1783, las importaciones de Estados Unidos sobrepasaron a las nacionales. Cuando, después de la guerra, la Corona española se encontró con un panorama nacional nada consolador, no tuvo más remedio que recurrir a la vieja fórmula del asiento extranjero para cubrir la cada vez mayor demanda de esclavos de sus colonias americanas y, al tiempo que rebajaba los derechos de importación y facilitaba el comercio libre mediante circulares ministeriales, realizar una contrata general en 1784, con la firma de Liverpool “Baker and Dawson”, que amplió en 1786 para la isla de Cuba a petición de los propios hacendados cubanos. Pero la contrata inglesa no fue capaz de abastecer suficientemente ni tan siquiera a los plantadores de Santiago de Cuba, que pronto volvieron a sus prácticas de contrabando con sus vecinos los jamaicanos. Como consecuencia de la doble presión de la oligarquía cubana, por una parte, que demandaba más libertad y mayores facilidades para el tráfico de esclavos y deseaba hacerse con su monopolio y, por otra, de los comerciantes nacionales que protestaban contra el monopolio extranjero, la Corona tomó dos medidas de extrema importancia: la primera fue denegar la solicitud de “Baker and Dawson” para una tercera contrata; la segunda, y más importante, puesto que contribuía de forma decisiva al imparable desarrollo del monocultivo de azúcar en Cuba, fue la promulgación el 28 de febrero de 1789 de una Real Cédula por la que se autorizaba por dos años el libre comercio de esclavos a los españoles “metropolitanos o de Indias”, pero también a los extranjeros. Con respecto a Cuba, decía que: “convenía (...) proveerla de negros bozales, con abundancia en el número y con equidad en los precios (...) permitiendo la entrada en este puerto, libre de derechos y de alcabala en la venta primera, a todo el que esclavos trajese, fuese cual fuese su nación o procedencia, así como el retorno directo de frutos o dinero en pago de los esclavos, rechazando S. M. toda idea de contrata, privilegio o gracia”. Es decir, se volvía a la política más flexible de los “registros sueltos” que, obviamente, se ajustaba más a los intereses de los dos grupos de presión. Esta política permitió a la oligarquía cubana mayores y más libres transacciones tanto con las posesiones británicas y francesas en las Antillas, como con los estadounidenses que, en definitiva, volvieron a ser los mayores beneficiados como apunta Tornero: “el comercio extranjero, sobre todo el estadounidense, domina en los intercambios cubanos, con breves interrupciones, desde 1797 hasta el final del periodo analizado [1840] (...) y concretamente entre 1797 y 1814 la isla ve cómo un aluvión de buques norteamericanos inundan sus puertos, al tiempo que, por esos mismos años las salidas del azúcar alcanzan sus cuotas más considerables”. Para hacer más exitosa, si cabía, su reconversión al monocultivo del azúcar, Cuba gozó de una coyuntura perversamente favorable. Una serie de factores externos determinaron que la economía azucarera cubana diese un salto de cualidad. Entre ellos hay que destacar, el agotamiento de las tierras de las colonias antillanas extranjeras y el proceso revolucionario de los esclavos de Saint Domingue (Haití). Una exagerada sobreexplotación de la tierra y la imposibilidad de renovación de espacios terminó, en un período de 50 años, con la capacidad productora de las colonias azucareras antillanas más importantes hasta ese momento: las británicas y las francesas. Pero un factor mucho más decisivo por sus repercusiones para el éxito de Cuba en el mercado internacional fue la rebelión de esclavos que se produjo en 1791, en la mitad francesa de la isla de Santo Domingo –Saint-Domingue- de la que en 1776 Adam Smith había dicho que era, sin duda, la primera exportadora de azúcar de las Indias Occidentales. Sin embargo, a partir de 1789 Saint Domingue se convirtió en un polvorín de anunciada explosión. En 1790 la isla, al contrario de Cuba, contaba con una población muy desigual y heterogénea: 31.000 blancos, 24.000 negros manumitidos y alrededor de 500.000 esclavos africanos, grupo con durísimas condiciones de vida y de trabajo que se reflejaban en los índices de mortalidad más altos de las Antillas. Los manumitidos estaban en una situación jurídica parecida a la de los emancipados, es decir, de facto, carecían de la mayoría de las libertades, pero un grupo de ellos, los mulatos, gozaba de buena posición económica y los más privilegiados de ellos habían sido educados en Francia. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y los principios de la Revolución Francesa les incitaron a luchar por una libertad que también consideraban extensiva a los de su raza 11. La revuelta de mulatos de 1790 fue aplastada por las autoridades coloniales pero, en 1791, se les unieron los esclavos y el resultado fue el nacimiento de la segunda nación independiente del Nuevo Mundo: Haití que, curiosamente, nacía ya marcada con el estigma de la miseria de los Cuartos Mundos mientras su vecina y pionera –los Estados Unidos se colocaba en el primer puesto de salida de los países industrializados y subdesarrolladores. Empezaban a surgir así, como si de un proceso de revelado se tratase, los nítidos contornos de la geografía de la globalización: el centro y las periferias. La revolución haitiana tuvo dos consecuencias favorables para la oligarquía cubana: por una parte, el aumento vertiginoso de los precios del azúcar y del café como consecuencia del colosal derrumbe de la economía haitiana, oportunidad que Cuba supo aprovechar magníficamente y, por otra, el flujo migratorio de colonos franceses que, huyendo de los amotinados esclavos, se dirigieron y afincaron en la parte oriental de la isla contribuyendo con sus aportaciones a una mayor diversificación de la economía cubana . Estos factores externos contribuyeron, como ya hemos dicho, a hacer de Cuba la primera exportadora de las Antillas y, consecuentemente, las presiones de la oligarquía criolla sobre la Corona española para que dilatase todavía más los términos del pacto eran constantes. A partir de 1789 y hasta 1804, se sucedieron toda una serie de disposiciones que confirmaban y ampliaban las facilidades para el comercio negrero. Las más importantes fueron, la Real Orden de 22 de noviembre de 1792 que confirmaba la Cédula de 1789, ampliando por otros seis años la libertad de comercio, facilitando fiscal y económicamente el tráfico, y otra R. O. de 24 de enero de 1793 por la cual se declaraba que todos los españoles que pudieran realizar el tráfico directo desde cualquiera de los puertos de España o América tendrían que hacerlo con una tripulación en la que el capitán y el cincuenta por ciento de los marineros fueran españoles, concediendo absoluta libertad de derechos y exención del derecho de extranjería para los barcos de propiedad extranjera, alquilados por españoles para realizar este tráfico. Precisamente el tráfico de esclavos y la propia esclavitud señalan los límites más claros de la posición ilustrada. Los ilustrados españoles no se cuestionaron expresamente ni el tráfico ni la esclavitud en un momento en que las ideologías abolicionistas tanto en Estados Unidos como, fundamentalmente, en Inglaterra iban preparando ya el terreno para la abolición del tráfico a principios del XIX y de la esclavitud a mediados del mismo siglo. Sin embargo, y a pesar de su no cuestionamiento, elaboraron un Código Negro que resultó ser, a fines del XVIII y en comparación con los franceses e ingleses, uno de los más benignos. En efecto, tres meses después de liberalizado el comercio por la R. C. de 1789, el 31 de mayo se publica la Real Cédula de Instrucción circular a las Indias sobre educación, trato y ocupación de los esclavos. Hasta ese momento regían las durísimas Leyes de Indias puestas en vigor por Carlos II en 1680 que, aunque contemplaban los muchos abusos de los hacendados, sin embargo, no los prohibían, creando así un vacío legal que propiciaba el reino de la arbitrariedad y hacía decir a Rafael María de Labra que, de este modo, se llegaban a constituir costumbres casi tan respetables como las propias leyes: “entre cuyos abusos no fue el menor el empleo de aquellos perros feroces para persecución de negros, que hicieron tristemente célebres a los españoles en Antillas”. La preocupación por evitar dichos abusos y por mejorar las condiciones de vida de la población esclava, no tanto ya en su vertiente ética o paternalista, sino en la racionalización y mejora de los recursos humanos laborales para su mayor rentabilización, fueron los fines de la Cédula de Instrucción de 1789 que ya en su preámbulo apuntaba, refiriéndose a los excesos arriba mencionados, que “...se habían introducido por sus dueños y mayordomos algunos abusos poco conformes y aún opuestos al sistema de legislación y demás providencias generales y particulares tomadas en el asunto” y explicitaba de forma clara los fines de la Instrucción: establecer una legislación más coherente y unitaria sobre la “educación y ocupación” de los negros “conforme a los principios y las reglas que dictan la religión, la humanidad y el bien del Estado, compatibles con la esclavitud y tranquilidad pública”14. Este último párrafo era, sin duda, tranquilizador para los propietarios de esclavos: podían gozar en paz de sus propiedades porque la Corona no tenía la menor intención de cuestionarse la institución de la esclavitud. Pero aunque su veleidad abolicionista fuese nula, sí que se disponía la Corona a mejorar notablemente las condiciones de vida de los esclavos de sus colonias y, por ello, la Instrucción de 1789 fue, con toda probabilidad, el más benigno y protector de todos los durísimos Códigos Negros vigentes en las potencias coloniales de la época. La Corona intentó introducir la declaración y regulación de las propiedades esclavas de los hacendados mediante los tan polémicos “registros de negros”: “los dueños de esclavos habían de presentar anualmente a la justicia de la ciudad o villa en cuya jurisdicción se hallase situada la hacienda, una lista firmada y jurada del número de esclavos, con distinción de sexos y edades, de la cual tomaría razón el escribano del ayuntamiento en libro particular”. Una tal Instrucción, que introducía un cierto control protegiendo a los esclavos y castigando a los hacendados que los maltratasen por encima de ciertos límites, en un momento de efervescencia de la demanda en el lucrativo reino de la arbitrariedad, fue objeto rápidamente de los ataques de la oligarquía cubana que veía amenazado su derecho de propiedad16. La lucha contra la Instrucción terminó con la victoria de la oligarquía colonial que obtuvo, en la práctica, su anulación, al pedir que no fuese ejecutada al pie de la letra “por lo que comprometía a la autoridad dominica, si bien debía tenerse en cuenta y observarse el espíritu de humanidad que respecto de los esclavos recomendaba a los amos”. Por supuesto, las recomendaciones no servían de nada cuando la desobediencia a la ley, consentida por la metrópoli, convertía en papel mojado las normas jurídicas que las sancionaban, y de los abusos que de ello se derivaba protestaba, cínicamente, el esclavista e “ilustrado” cubano, Francisco Arango y Parreño en 1796: “A pesar de la sabiduría y de la dulzura de la legislación española, ¿a cuántos excesos no queda expuesto un esclavo en la soledad de un plantío o una hacienda, donde un capataz grosero, armado de un machete y de un látigo, ejerce impunemente su autoridad absoluta? (...) ¿Cómo podrá llegar ante el juez, el esclavo azotado y extenuado por el hambre y por la demasía del trabajo?. Y si llega, ¿cómo se defenderá contra su amo poderoso que cita por testigos los cómplices asalariados de sus rigores?”. En esta lúcida exposición de la total indefensión de los esclavos, Arango mostraba lo mejor de su doble y cínico rostro esclavista. Su papel, en las discusiones que sobre el “comercio de neutrales” mantuvieron la oligarquía cubana junto con sus autoridades coloniales (que ya habían entrado a formar parte de los lucrativos circuitos del azúcar) y la Corona española desde 1793 hasta 1814, fue de total protagonismo. El tema era de una importancia vital para los cubanos, dado que la triple coyuntura bélica que soportó España a partir de 1793 fue absolutamente nefasta para sus intercambios coloniales o los paralizó totalmente, con lo que la Corona española fracasó no sólo en abastecer la demanda de Cuba sino también en mantener su control político y administrativo. En esta ausencia real y forzada de la metrópoli, el comercio con neutrales, que equivalía al comercio con estadounidenses, era la forma de supervivencia de una isla que tan sólo poseía azúcar y dependía de este comercio para todo lo demás, desde la importación de alimentos y materias primas a toda clase de productos manufacturados. Se considera la obra de Arango, Discurso sobre la agricultura de la Habana y medios de fomentarla, publicada en 1793, como la obra teórica intelectual que plasma las necesidades del interés comercial cubano que, en todo momento, intentará zafarse de las restricciones metropolitanas y cuyo objetivo económico más importante era la ampliación del espacio físico de sus exportaciones. La Corona española también alentó este comportamiento cuando, en 1793, iniciada la guerra, permitió mediante una Real Orden la entrada de harinas norteamericanas que pasó a prohibir en 1796. A pesar de ello, las autoridades de la isla permitieron que el comercio estadounidense continuase y, en 1797, una Junta reunida en La Habana y formada por el Capitán General, Comandante General de Marina, Intendente, Junta del Consulado y altos cargos de la Hacienda cubana, decidió oficialmente conceder por tres meses el permiso de navegación hacia su puerto a los buques norteamericanos. La reacción de España no se hizo esperar y el Consulado de Cádiz pidió rápidamente a la Corona que prohibiese al Consulado de La Habana dictar medidas comerciales, al tiempo que la Junta de Comercio de Barcelona decía con evidente exageración: “Nuestro tráfico con América ha sido (...) el termómetro de nuestra Marina, Agricultura e Industria (...) el pueblo ha mirado con razón a América como el mercado preciso de sus artefactos y con bastante cálculo para conocer su inferioridad con respecto a los extranjeros (...) no puede dejar de ver que compelida su venta por ellos en América, sin las restricciones que antes, serán desestimados los suyos y que este edificio fabril, que con tanta rapidez se consolida y se mejora quedaría sobremanera reducido”. A pesar de las protestas metropolitanas, las autoridades cubanas ampliaron por otros tres meses los permisos al tráfico norteamericano. De nuevo, la Corona, por R. O. de 20 de abril de 1799, prohíbe el comercio con neutrales. Su importancia había llegado a ser tal que, en 1798, de los 685 buques arribados a La Habana, 593 eran estadounidenses y sólo 5 españoles. El Intendente de La Habana exponía ante la Corte su pensamiento contrario a la prohibición y, textualmente, decía: “esta isla no puede subsistir sin el auxilio de los extranjeros (...) Esto es dar fomento a la utilidad del inglés con el contrabando que perdieron del todo con el auxilio que nos dan dichos americanos (...) pero lo cierto es que no están en el día con esta nueva orden en el caso de que la logren, pues hasta los negros no podían entrar para las labores, se escasearan porque son los que nos proveen de ellos con equidad”. Los párrafos anteriores nos muestran hasta qué punto el control del comercio cubano, fundamentalmente el tráfico de esclavos, motor de la plantación azucarera, estaba en manos estadounidenses. La publicación de la Real Cédula de 22 de abril de 1804, última medida importante del proyecto ilustrado, viene a sancionar esta situación y condiciona la política comercial de la metrópoli hasta casi mediados de siglo. En efecto, la Corona española se doblegó ante la realidad de los hechos consumados y decretó en 1804: “se continúe el comercio de Negros, y se prorrogue su introducción por doce años (...) para los Españoles, y por seis para los extranjeros (...) con la indispensable calidad de que los Negros que se introduzcan (...) hayan de ser precisamente bozales, quedando prohibida absolutamente (...) la introducción de negros que no sean bozales”. Aunque con esta última fórmula la Corona pretendía la erradicación del contrabando, lo cierto es que la Real Cédula fue muy bien acogida por la oligarquía cubana. Sin embargo, aún resonaban las palabras de Arango cuando, ante la guerra de 1793, denunciaba la incompetencia de la metrópoli como abastecedora mercantil de Cuba: “Pero prescindamos un instante de tan inevitables riesgos. Supongamos que no los hay y que en su lugar tenemos lo que es imposible aquí y mucho más en España, quiero decir, convoyes periódicos y oportunos. Pues ni aún así, podría hablando de buena fe, nuestro comercio la provisión de esta plaza”. Y, efectivamente, las tímidas prohibiciones de la metrópoli continuaron y también las fáciles y reiteradas desobediencias de la oligarquía colonial hasta bien entrado el siglo XIX. |
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