Hoy , el día de la madre, quiero contaros como la mía desembarco en Santa Isabel. Esta es la historia de su primer día en la ciudad, quizá un poco exagerada por mi ,con el afán de divertir a todas las atribuladas madres que la lean. Durante estos años de ausencia me consta que muchas de mis amigas de entonces se han convertido en buenas madres y excelentes abuelas.
Para vosotras que habéis convertido una ciudad en una patria , encadenadas a la idea de regresar eternamente .
Un montón de malos entendidos, varias pérdidas, dos paseos y una ciudad recién descubierta....
Aquel primer día, mi madre había despertado en una isla en medio del Atlántico ahora ya africano. Atrás había quedado una larga travesía que la había llevado hasta allí desde su Galicia natal convirtiéndola, siguiendo los sueños de mi padre ,en “naveganta” involuntaria. A pesar de sus profundas raíces marineras no estaba en sus planes protagonizar experiencias marítimas de inciertos resultados, seguramente firmemente anclada a puerto. A pesar de todo, soltó amarras allá zarpó.
No sé si el calor , los nervios del desembarco o la urgencia de alimentar a cuatro bocas la hizo levantarse de la cama pronto y dejando a su hija mas pequeña durmiendo en la nueva cama ,de su nueva casa, de su nueva ciudad, salió a la calle preguntando donde estaba el mercado.
Todos hoy sabemos que preguntar por el mercado en Malabo es preguntar por el mercado negro.
Ella entonces ni se podía imaginar con lo que se encontraría.
Después de recibir las precisas indicaciones se dirigió con determinación a la que ella pensaba seria la necesaria escala para llenar su vacía despensa . Sola se lanzó a la aventura de su primera compra en Malabo.
Si, he dicho aventura ahora quizá lo pueda explicar mejor.
El simple y cotidiano gesto de ir a la compra se iba a convertir en un tremendo susto para ella. Y en una experiencia breve , intensa y un completo fracaso para las provisiones familiares...y si no fuera por su manifiesta fortaleza hubiera podido acabar en comprometido desmayo, “sofoco nervioso” o indisposición momentánea .
Después de un rato caminando comenzó a sentir una mezcla de olores intensos, muy fuertes, imposibles de identificar por su nariz gallega . Miraba a un lado y a otro y no veía a ninguna ama de casa parecida a ella misma por los alrededores , ni rastro de “xoubas,” ni una triste ni alegre merluza, ni una verde lechuga. Pensando que se había perdido volvió a preguntar por el mercado y le dijeron que allí mismo estaba.
Dudando de la respuesta siguió hacia delante hasta que paralizada por lo que estaba viendo salió despavorida buscando un lugar para refugiarse a toda velocidad. No está comprobado pero, aquel día seguro batió el record de velocidad vigente en aquellos momentos. La causa de aquella estampida fue la visión de una serie de “bichos “ no identificados estirados como espantapájaros de los campos de su antigua aldea ,secos y al viento que la miraban con un aire nada tranquilizador. Dispuestos visiblemente para la venta, mi madre no se quedo el suficiente tiempo para catar la mercancia
La verdad, sino me partiera de la risa imaginándome esta escena pensaría que esta forma de conocer a los monos había sido bastante cruel y por supuesto , marcó su militante actitud de autodefensa ante todo “ bicho” viviente, nunca mejor dicho durante los siguientes años.
Mientras, en casa, la niña que había dejado placidamente durmiendo, o sea yo, se había despertado . Recogió un pendiente que su madre había abandonado en la cama y salió a buscarla para dárselo.
Como no la encontró salió a la calle y seguramente animada por aquel nuevo escenario decidió dar un paseo antes del desayuno aprovechando la libertad de movimientos que da estar sin papá y sin mama . Aquello debió resultarle interesante por que siguió y siguió caminando por las recién estrenadas calles, hasta que se alejó tanto que no sabia donde estaba.
Podría decirse que se había perdido , si mas tarde no hubiéramos comprobado que era imposible perderse en aquella ciudad .
La madre volvió a casa después de aquel veloz, intenso y breve primer paseo por la ciudad. Lo que no sabia es que después de aquel primer, podríamos llamarlo soponcio , vendría otro mas .... ...abreviando....la niña no estaba!!!!!. Estaba apunto de comenzar el segundo soponcio sino fuera porque no había tempo para soponcios...de nuevo, otra carrerita, que “atleta” nos perdimos.!!!..... rápido!!, ya!!!!.... aviso a los nuevísimos vecinos, en grupos se organizan solidarios, se reparten por las calles próximas,...
Ya os lo dije era imposible perderse en Malabo. ..
... al poco rato una niña apareció paseando tranquilamente de la mano de un amigo inesperado, mucho mas alto, mucho mas negro , mucho mas sonriente que los que la buscaban desesperadamente... de aquella pareja insólita el mas alto, que esta vez resultó ser también el mas cabal la llevaba a la radio para informar de aquella perdida.... y poder devolverla felizmente a sus padres y de paso devolverles también la tranquilidad.
Mi madre al verme se recuperó repentinamente de dos soponcios en un día,
enfermedad momentánea bastante habitual en madres que superan un numero de hijos superior a dos .
Me abrazo hasta hacerme daño y cuando dejo de hacerlo para mi fortuna, yo abrí mi mano que hasta ese momento había permanecido cerrada en un puño y libere su contenido . Al verlo, ella se olvido de dos soponcios en un día y al mismo tiempo, creo que conseguí evitar que fuera víctima del tercero.
Había recuperado su pendiente, había recuperado a su niña, por un instante se olvido de los monos “petrificados” y sonrió a mi salvador como si fuera de la familia.
Así fue nuestro primer día en aquella recién estrenada ciudad para las dos como os dije al principio...resumiendo
Un montón de malos entendidos, varias perdidas, dos paseos y una ciudad recién descubierta.
...No tengo que decir que mi madre fue muy feliz allí y finalmente crió y educo a sus hijos felizmente , el otro día me dijo que le gustaría volver a ver como estaba todo ¿A que me suena esto?...
Con 89 años eso no va a ser posible, pero...
Hoy he querido acordarme de aquella historia de su/mi primer día... que ella misma me contó mas tarde...con humor.
Monchita- Malanga