Nadie sabe cómo ha logrado hacerse tan popular en tan poco tiempo. Hoy día, todos hemos oído hablar alguna vez de ellos, aunque muy pocos, o nadie, sepa todavía para qué sirven.
Yo también tengo el mío, que me mandó una amiga para que me diera suerte y lo tengo colgado en la cabecera de la cama.
Los vemos como adornos de bolsos, en los tiradores de los cajones, en los agarradores de las puertas, como amohadillas para alfileres, sujetos a tijeras, incluso se lo he visto a una chica colgando de una trabilla de los vaqueros.
Dicen que si te lo regalan es mejor, y que entonces tendrá dentro algo personal de quien lo ha hecho.
No se puede negar que están de moda y la variedad de modelos es enorme.
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