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Entradas en 12-July 07

ASI HABLAN LAS MUJERES

malé chillida, Jul 12 2007, 07:20 PM




Así hablan las mujeres
Pilar García Mouton, doctora en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid

Los hombres van al grano, las mujeres se extienden en los detalles; ellos tienen un estilo informativo, ellas emocional; a ellos les gusta llamar a las cosas por su nombre, ellas prefieren el eufemismo; ellos afirman, ellas preguntan; para ellos, hablar es sinónimo de problema, para ellas, de solución...

Lejos de la fisiología, la biología y la genética, el elemento que más contribuye a la incomprensión entre ambos sexos es la palabra. ¿Estamos condenados a no entendernos, debido a nuestras distintas actitudes ante el lenguaje?

Por mucho que diversos hallazgos científicos hayan contribuido a que se comprendan mejor determinadas diferencias entre hombres y mujeres (como la mayor facilidad de ellas para el lenguaje y de ellos para el pensamiento abstracto), independientemente de la fisiología, de la biología y de la genética, la fuerza que más contribuye a mantener aún en pie el ancestral muro de incomprensión entre ambos sexos es la palabra. Al menos, esto es lo que se desprende de diversos estudios como el que la filóloga e investigadora Pilar García Mouton acaba de publicar bajo el título Así hablan las mujeres. Las diferencias entre cómo se expresan unos y otras, su distinta actitud ante la comunicación, son responsables de numerosos conflictos entre géneros que irían desde las desavenencias conyugales más cotidianas hasta la discriminación de la mujer en el trabajo.

Pero no todo iban a ser malas noticias (¡menos mal!). Como se desprende de diversas investigaciones y también según Susana Campuzano, profesora del Instituto de Empresa que trabajó como directora de marketing para Chanel, "gracias a las mujeres, el ámbito público se beneficia de las ventajas de lo privado. Ellas, con su lenguaje persuasivo, son grandes negociadoras, vendedoras de ideas, conciliadoras y poseen una gran capacidad para motivar y apoyar equipos. Su inteligencia emocional es el complemento perfecto a la autoridad y poder genuinos del género masculino". Y es que, como explica la experta en asesoría política y económica alemana, Gertrud Höhler, "los hombres se comunican por motivos estratégicos; las mujeres, para establecer confianza".

MEJOR ENTRE ELLAS. Lo que es un hecho es que las mujeres se entienden mejor con otras mujeres y los hombres con otros hombres, y es por una sencilla razón: comparten los códigos de rol y lingüísticos de las personas de su propio sexo. Como relata García Mouton, "desde pequeñas, las mujeres están acostumbradas a hablar mucho entre sí. Hablan de sentimientos sin pudor, los destripan y los analizan, en general, con mucha mayor facilidad que los hombres. Verbalizan sus problemas y parecen resolverlos de alguna manera al contárselos a sus amigas. Para ellas, hablar es como pensar en común". En cambio, para el hombre, la comunicación suele tener una función eminentemente práctica, así que tienden a ser concisos y concretos y a no hablar de sus sentimientos, entre otras razones, porque tienen pocos recursos (falta de entrenamiento en la infancia, algo que a la mujer le sobra). En este sentido, resulta muy ilustrativa aquella encuesta francesa de cuyos resultados se desprendía que, en una relación, ellos valoraban el sexo, las caricias y hablar, por este orden. Para las mujeres, la preferencia era justo la inversa: hablar, caricias y sexo.

CORTOCIRCUITOS. Cuando esos hombres y mujeres que no comparten el mismo lenguaje se encuentran en el escenario laboral, los chirridos de esa maquinaria comunicacional mal engrasada se dejan oír hasta en Ganímedes porque, por una parte, se escucha a las mujeres esperando que hablen como tales y, si no lo hacen, se las reprueba por ello pero, por otra, se desconfía de su capacidad para dar la talla en un entorno donde están mitificadas cualidades masculinas como la autoridad, la decisión y la fortaleza y, por supuesto, el tipo de lenguaje que las refleja. Como comenta Ángeles Rubio Gil, socióloga del trabajo y psicóloga social, que ha publicado recientemente el libro Superando la soledad, "un hombre llega al trabajo y afirma, sea cual sea el puesto que ocupe. Una mujer llega y pregunta". Porque, explica esta experta, "hemos sido educadas para agradar y eso no casa bien con la idea de liderazgo que impera en las empresas. Se supone, por ejemplo, que para ser jefe de personal debes tener la apariencia de un capataz del siglo XIX. Y no es muy distinto en el ámbito académico. Yo misma he tenido que usar gafas, rizarme el pelo y usar ropa que me diese apariencia de ser más mayor simplemente para poder desarrollar mi trabajo. Igualmente, las mujeres nos parapetamos tras un estilo de hablar menos directo, más suave, para protegernos. Cuando no lo haces puede ocurrirte lo que una vez a mí: a modo de reproche, un superior me dijo que yo tenía dentro una psicología muy masculina, sólo porque llamaba a las cosas por su nombre y hacía preguntas directas".

ELLAS PREGUNTAN Y ELLOS CALLAN. Algo tan sencillo como una pregunta tiene un significado totalmente distinto. Según el psicólogo estadounidense John Gray, mientras ellas consideran las preguntas como puentes que se tienden hacia el otro para dar continuidad a la conversación, para ellos constituyen peticiones de información. De ahí que abunden las situaciones en que, ante una pregunta como "¿verdad, cariño?"– cuyo objetivo es simplemente dar entrada al otro en la conversación– el hombre responda con un escueto "sí", para ella, casi equivalente a un silencio. Resultado: la mujer interpreta ese mutismo como una agresión. Algo similar sucede en las discusiones. Mientras ellas cuentan sus problemas, en busca sólo de solidaridad; ellos tienden a entender la discusión como una demanda explícita de soluciones. Creen que se les está pidiendo una respuesta. Y la dan. A continuación, ellas los tacharán frecuentemente de insensibles, puesto que lo único que querían era consuelo, no opiniones.

MÁS EMOCIONALES vs MÁS FRÍOS. Si para el hombre lo importante en una conversación es el dato, para la mujer lo que verdaderamente merece la pena es la emoción. De ahí que, al hablar, sea más expresiva que los varones y se refiera sin pudor a su propio interior. Ellos, por su parte, no están acostumbrados a hablar de sentimientos y eso les causa problemas con las mujeres, porque ellas, en cambio, "reflejan afecto a través de la palabra y esperan que el cariño se les 'cuente' continuamente", explica la investigadora García Mouton. Esta distinta perspectiva es la causa de múltiples conflictos amorosos. Cuando una mujer se enamora, suele hablar al hombre con el mismo código con que lo hace con sus amigas más cercanas. A cambio, espera que él responda con un trato recíproco y le diga qué piensa y cómo se siente. Pero, ¡oh, decepción!, lo que encuentra es a un hombre que le contesta con su propio estilo de conversación, aséptico, informativo y mucho menos sentimental; un estilo que incluye silencios.

SUAVES E INDIRECTAS. Si –expone García Mouton– tuviéramos que resumir en dos palabras cómo quiere la sociedad que sea la mujer al hablar, éstas serían: expresiva y suave. Y eso se logra por múltiples medios: utilización de más adjetivos, superlativos, partículas intensivas, diminutivos y palabras expresivas, una entonación melódica o cantarina... Pero, además, la mujer ha desarrollado otros recursos para resultar poco o nada agresiva al hablar que, por cierto, han dado lugar a un buen número de tópicos, como evitar la discusión o el lenguaje directo y convertir el eufemismo y la indirecta en auténticas obras de arte. Hasta tal extremo se encuentra interiorizada esta cultura femenina del lenguaje rosa, que quienes diseñan la publicidad dirigida a la mujer se esfuerzan mucho por no defraudarla. Así, los anuncios de tampones y de compresas son el eufemismo en estado puro; por eso, no usan bragas, sino braguitas; no tienen la menstruación, sino el mes, y no follan, sino que hacen el amor. La fuerza de estos grilletes lingüísticos es tal que perduran a pesar de que parte de la liberación femenina haya consistido en empezar a llamar a las cosas por su nombre.

ELLAS HABLAN MEJOR. Matilde Hermoso, socia de la asesoría de comunicación El pie de la letra, no cree que hombres y mujeres estén más dotados para unas u otras cosas. Sin embargo, añade, "si admitimos que la comunicación es un ámbito profesional que requiere grandes dosis de intuición, capacidad para captar situaciones por encima de lo evidente, analizar el detalle y crear sinergias, parece claro que la mujer está históricamente preparada para moverse en él como pez en el agua. Prácticamente hasta anteayer, la mujer ha reinado en el mundo de las emociones y el hombre en el de las decisiones. Este determinismo educacional, cultural y social ha definido ámbitos de poder y fijado tipos de comportamiento que, en el caso femenino, han supuesto una evolución dominante en las áreas de expresión lingüística y sus miles de matices. Por decirlo de forma gráfica, y muy en general, creo que durante siglos, el hombre ha sido orientado a vencer y la mujer, a convencer. ¿Y qué otra cosa es la comunicación, el marketing, las relaciones públicas... sino vencer convenciendo?". Que las mujeres se expresan mejor cuando hablan es, desde luego, un hecho demostrado. Los sociolingüistas están de acuerdo en que ellas se preocupan más de cómo se expresan. Asimismo, se asume que tienden a copiar las costumbres lingüísticas de un nivel social superior al suyo. Por ejemplo, son muy receptivas a los neologismos, conocen más palabras para designar la misma cosa que los hombres y se convierten en maestras del eufemismo con tal de no utilizar palabras tabú (sexo, enfermedades, tacos...). Son más propensas a admitir cambios en su lenguaje si es para mejorarlo y hacen un esfuerzo extra, en caso necesario, para hablar correctamente en presencia de extraños. Una posible explicación a este hecho es que históricamente, la mujer ha sido la educadora de los niños, que aprenden a hablar a su lado y gracias a su corrección. Esto habría podido influir, por una parte, en su alta valoración del lenguaje; por otra, su labor correctora las habría acostumbrado a una reflexión continua sobre él y habría podido contribuir a refinar su sensibilidad lingüística.

ENSALADA DE TÓPICOS.
La mala fama que arrastran ellas respecto a su forma de relacionarse con los demás por medio del lenguaje no es gratuita, pero tampoco está fundada en la más diáfana objetividad. Las mujeres hablan, fundamentalmente, como la sociedad les exige que hablen, lo cual, paradójicamente, es también el origen de los rasgos más vilipendiados de sus fórmulas comunicativas. Ahí está, por ejemplo, el prejuicio de que las mujeres interrumpen más debido a su incontinencia verbal. Sin embargo, diversos estudios prueban que eso no es cierto y que es el hombre quien más interrumpe en las conversaciones.

Otro tópico bien asentado es que la mujer no sabe qué va a decir cuando empieza a hablar, por eso no acaba las frases y se le escapan los secretos antes de que le dé tiempo a pensar que no debería divulgarlos. Sin embargo, las frases sin terminar pueden ser una manifestación del espíritu colaborativo de la conversación femenina, una forma de animar al otro a entrar en el diálogo. En cuanto al secreto, no es que los divulguen más, sino que tienen más, porque la confidencia es característicamente femenina.

Muy conocido es también el tópico de que las mujeres nunca van al grano, sino que se explayan en los detalles, algo que desespera a gran cantidad de hombres. Sencillamente, las mujeres disfrutan narrando los acontecimientos y creen que, de esta forma, lo que cuentan tiene mayor interés, más intriga. No es que no sepan ir al grano. Es que no quieren (porque es aburrido). En opinión de la profesora Susana Campuzano, "dado que sus intervenciones son más descriptivas y largas en intensidad que las del hombre, se ve obligada a darle a su discurso todo tipo de entonaciones que lo hacen más rico y emocionante. Él tiene también esta capacidad para intervenciones cortas, por ejemplo para contar un chiste, pero se aburre cuando tiene que contar una historia larga y rica en detalles".



  Jose Eduardo Padilla, Jul 16 2007, 10:30 PM

CITA
Muy conocido es también el tópico de que las mujeres nunca van al grano, sino que se explayan en los detalles, algo que desespera a gran cantidad de hombres. Sencillamente, las mujeres disfrutan narrando los acontecimientos y creen que, de esta forma, lo que cuentan tiene mayor interés, más intriga. No es que no sepan ir al grano. Es que no quieren (porque es aburrido). En opinión de la profesora Susana Campuzano, "dado que sus intervenciones son más descriptivas y largas en intensidad que las del hombre, se ve obligada a darle a su discurso todo tipo de entonaciones que lo hacen más rico y emocionante. Él tiene también esta capacidad para intervenciones cortas, por ejemplo para contar un chiste, pero se aburre cuando tiene que contar una historia larga y rica en detalles".


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  malé chillida, Jul 17 2007, 12:33 PM

CITA(Jose Eduardo Padilla @ Jul 16 2007, 11:30 PM)
girl_devil.gif friends.gif besin.gif


JAJAJAJAJAJA ......... ejemmmm wub.gif besin.gif

  malanga, Jul 19 2007, 02:34 PM

Que poco me gustan los estereotipos sobre lo que se supone es un comportamiento masculino o femenino. Después de la gran revolución que han hecho las mujeres en el s.XX y con todo lo que queda por construir yo espero que aparezcan nuevas formas de relacionarse mas igualitarias que ayuden a destruir los tópicos y contribuyan a comportarnos como seres humanos decentes.
Porque yo pienso que no son sólo las mujeres las víctimas del machismo. También lo son los hombres cuando tienen que someterse a los estereotipos sobre el "macho" que circulan por ahí:
-Un hombre no llora, perder nunca, la sensibilidad es cosa de mujeres y mariquitas,el macho es duro,el macho es conquistador, el macho mide: el es el que la tiene más grande, el que ha atravesado más infelices con la chequera, con la espada, el que tiene el coche más poderoso, el macho no tiene miedo, el macho no siente el dolor….
En fin, como dice Daniel Samper:
" …un hombre normal dispuesto a fracasar y a lamentarse de ello: a derramar la leche, y a llorar sobre la leche derramada. Y a salir a comprar más leche, y a ponerla a hervir y, como en el tango de la Menegilda, a fregar, a barrer, a guisar, a planchar y a coser. No es un asunto de hormonas , sino de necesidades………..
………con el hombre normal, las aguas eróticas vuelven a recuperar su nivel normal. Es verosímil, incluso, que el hombre normal , pudiendo, esta noche no quiera, o queriendo, esta noche no pueda. El hombre normal puede encontrar más divertido leer un libro de poesía que acudir a un gimnasio….el hombre normal no piensa que le han mandado al mundo como quien va al "dineródromo, al polvódromo o al guapódromo".
No hay que ser macho.Es preferible ser hombre."
Yo no lo he dicho, lo ha dicho un hombre normal.

Muy interesante y un beso crujiente de los tuyos para ti

  malé chillida, Jul 19 2007, 06:06 PM

Creo que queda claro, pero por si las fly biggrin.gif ..... esto es el resultado de un estudio serio. Y creo yo que da luz a temas que por no hablar de ello generan incomunicación y estereotipos.

Malanga, love, ya te entiendo cuando dices que no te gustan los estereotipos sobre el hecho real de ser mujer o ser hombre. Pero como en tu tierra, << haberlas .. haylas>> ... diferencias me refiero y aunque alabo ( comprendo y comparto) tu interés en defender spre a quienes te parece que resultan más agraviados .... hay que reconocer que en eso de salir peor paradas ... somos ORO ( las mujeres, digo).

KSS prendita. Bienvenida de nuevo por estos lares.

 
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