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> CRONICAS PERSONALES DE MOKA, CRONICA 1ª SERPIENTES(1)
Jose Eduardo Pad...
mensaje Jun 27 2004, 05:21 PM
Publicado: #1


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Mis padres eran muy dados a pasar en Moka el mayor tiempo posible, era como en la península irse a la “Sierra” el fin de semana o en vacaciones, a mi padre concretamente le servia de descanso y por cierto bien merecido.
Desde mis 13 años por tanto y hasta los 18, he pasado en Moka innumerables jornadas.

En ocasiones se trataba de simples fines de semana, de tarde de viernes a domingo por la tarde, pero en otras eran auténticas temporadas, por ejemplo en Navidades he llegado a pasar 15 o 20 días seguidos.

Las circunstancias eran también muy diferentes, porque en ocasiones nos reuníamos allí muchas familias como los Chillida, los Albiol y otros, recuerdo excursiones de 10 o 12 personas con Cogollor, Ramon Izquierdo, Agustín Izquierdo y otros muchos “adultos”, así como niños de varias edades, madres et... excursiones en grupo al Lago, a las Cascadas etc....
En otras ocasiones sin embargo subía mi familia exclusivamente, para un fin de semana o para bastantes días.

También variaba la ubicación, cuando nos reuníamos varias familias, solíamos parar en las casas que había cerca de la cooperativa y llenábamos tres casas completas de gente, más los que iban y volvían en el día. En cambio cuando subía mi familia sola, recuerdo preferentemente vivir esos días en la casa de “Amilibia”, con su tejado abovedado.
En otra ocasión recuerdo estar en la casa de “Barleycon”, que estaba muy cerca , casi al borde del mismo poblado de Bioko.

Las anécdotas, vivencias y experiencias pasadas en Moka, son para mi por tanto, muy diversas, en función de las circunstancias y de los años que tuviera en cada momento, pero tienen algo en común, para mi son “especiales” y las recordaré mientras viva.

Al principio, supongo que con unos 13 años, recuerdo que aquello era un “muermo”, imaginad para un chaval, tener que renunciar al “mundillo” de Sta. Isabel, para enclaustrarse en Moka y sobre todo si iba solo, cosa relativamente probable, adiós piscina del casino, adiós cine Jardín, adiós pesca en el puerto, adiós playa etc...
Todavía si a mi amigo Augusto no le habían castigado entre semana (30% de posibilidades) y le dejaban venir, la cosa cambiaba totalmente, pero si no, aquello era un panorama desolador.

En cualquier caso y a pesar de ser muy jovencillo al principio, había dos opciones, o aburrirse como un mico, acabando por pelearme con mis hermanos y con el primero que pasara o, (y esa fue mi opción) : mirar, investigar, explorar.............................

La verdad es que al siguiente de mis hermanos le llevo 4 años, con esas edades hay mucha diferencia de cerebro entre un chaval de 13 y otro de 9 años, razón por la cual mis hermanos eran eso: hermanos, pero no “colegas” con los que compartir experiencias para no aburrirse.

Me gustaría contar historias al azar según surjan en mi memoria.

La primera se podría englobar en un imaginario y abultado capitulo de : “SERPIENTES” .

Recuerdo que era un día espléndido de sol típico de Moka (de la Moka soleada vamos), debía de ser en Diciembre, el bosque y toda la vegetación en general, era una explosión de colores vivos e intensos de mil matices y gamas de verde.
No se si fue al principio de una de mis incursiones, al final, o cuando, si recuerdo que era de mañana y relativamente temprano, el aire no podía estar mas limpio.

Yo circulaba sin prisa por la típica trocha de Moka de no más de 50cm. de anchura a nivel de suelo y recuerdo que transcurría paralela al bosque cerrado, a unos 5 o 6m. de este, como casi siempre la hierba húmeda te llegaba a la altura de la cintura o más y ya estaba algo cansado, buscaba aunque parezca mentira, un sitio con un poco más de anchura para hacer dos cosas importantísimas, una fumarme un “coronas” y otra no menos importante, orinar.
Para la gente que no conozca África en general, Moka en particular y aquél paraje, más en particular todavía, esto puede parecer una exageración, pero os aseguro que no era fácil pararse sin más , no había sitio material para dejar la escopeta, hacer pipi y sentarse a fumarme un pito.
Aceleré un poco la marcha porque solo con pensar en orinar, las ganas se me acentuaban y lo mismo digo de mi “coronas”, iba abriendo brecha a través de la hierba, como un barco las aguas, rozándome con ramas y montando un pequeño estrépito yo solito, sobre todo en un lugar virgen y silencioso como aquel .

Bueno, por fin vi que me acercaba hacia un ligero ensanchamiento como a 10m. de distancia, en cuanto lo alcancé y sin más, apoyé la escopeta en un tronco cercano a la derecha de la trocha y después empecé a orinar, (lo primero era lo primero).
Como aquello iba para largo porque estaba “lleno” y mientras disfrutaba de esa especie de “orgasmillo”, dejé posar la mirada por los alrededores, escudriñando el “bicoro”, porque a veces había frambuesas que estaban de muerte de buenas.

En ese momento ¡ LA VI !.....................................

A no más de metro y medio de mi y sin animo de ironías, a la altura de mi cintura, estaba la serpiente más bonita que he visto en mi vida.
Del color verde más intenso que os podáis imaginar, brillante, preciosa y...............inmóvil, como una escultura.
Tendría no más grosor que un dedo pulgar y aproximadamente 1,5 metros de larga, era difícil calcular su longitud porque su cuerpo estaba enroscado en varias ramas y se veía a tramos.

Evidentemente si no es porque me detengo, hubiera sido imposible verla, porque su color era idéntico al de la vegetación en la que estaba.
Otra reflexión que me hago es que probablemente la sorprendí por lo acelerado que iba en ese momento y el animal optó por permanecer inmóvil como defensa ya que el encontronazo conmigo era inminente.
Y mi última reflexión fue, ¿qué hubiera pasado si no me detengo y sigo a ese ritmo?, porque estaba claro que mi trayectoria invadía su espacio.
Todo esto pensaba yo mientras la observaba, tan inmóvil como ella o “más”, os recuerdo que entre ella y yo no había mas de metro o metro y medio.

Sus ojos eran pequeños y negros y seguía inmóvil.
Yo por supuesto había interrumpido mi orinada de la forma más brusca que os podéis imaginar, pero es que además se me habían cortado las ganas “misteriosamente”.
Mi sensación era de lo más extraña porque no era “miedo” la definición de lo que sentía, no sabría explicarla, lo que si sabia era que “no me podía mover", y desde luego menos aún "sin pensarlo”.

No sabría decir cuanto tiempo duró aquel “duelo de miradas”

El desenlace es que el animal, suave y sigilosamente empezó a deslizarse hacia arriba hasta encontrar una rama más sólida y muy despacio desapareció.
Yo igual de despacio me abroche el pantalón, cosa que por no moverme ni había intentado hasta entonces y estuve un buen rato “quietecitó” y pensando.
Cuando me calmé seguí por la trocha hasta encontrar otro claro por pequeño que fuese a empezar otra vez.
Eso si, no iba con dos ojos, mentalmente mi cuerpo era solo ojos en todas las direcciones.

P.D.Después me enteré y más adelante lo he confirmado, que era una mamba verde, una de las mas venenosas no ya de Guinea sino de Africa y del mundo.

27-06-04

José Eduardo padilla


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Jose Eduardo Pad...
mensaje Jul 3 2004, 10:33 AM
Publicado: #2


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CRONICAS PERSONALES DE MOKA
CRONICA 2ª SERPIENTES(2)

Mis otras dos experiencias con serpientes en Moka son dos, una real y otra mental, (lo explicaré).

La real ocurrió unas Navidades en las que estábamos en Moka solamente mi familia, en la casa de Amilibia, la del techo en bóveda, en la bajada final a la zona de Gaesa, en plena cuesta.

Recuerdo que fué el dia de Reyes y yo debía tener 14 o 15 años.
Me levanté al alba, porque aunque ya era "mayorcito", no obstante el morbillo de ver los regalos de los Reyes era aún bastante intenso.Despues de cotillear y comprobar que me habian traido todo lo que pedí, que fundamentalmente consistia en un monton de maquetas de la casa Revell, de aviones y barcos, decidí irme otra vez a la cama porque era casi de noche y el resto de mi familia dormia placidamente.

Como ya me había espabilado, no conseguí retomar el sueño, así que decidí lavarme las cara, asearme y desayunar lo más en silencio posible.
Me preparé uno de mis cafés con leche y galletas, "hasta que la cucharilla se tenia en pié de espeso".
Luego cojí "mis cosas" importantes, a saber mi escopeta de aire comprimido, mi caja de perdigones y poco más.
Salí de la casa procurando hacer el menor ruido posible.

El dia era otro de los dias paradisíacos de Moka en época seca, los sentidos se disputaban cual de ellos disfrutaba más.
El aire fresco de mañana, era un regalo para la piel y el sol tibio se agradecia,(quién se lo creeria en "Africa").
Con la primera luz del dia, el aire no podía estar más limpio y se veía hasta cualquier distancia por lejana que fuera, con una nitidez irreal.
Olia a Planeta Tierra y Bosque, a naturaleza, a pureza sin mancillar, algo único.
Y los sonidos.......................esa era otra historia, tengo grabados en mi mente un sin fin de cantos de pájaros distintos en Moka, el rumor del bosque y la hierba alta, el zumbido repentino de un "colibrí", las voces de los niños bubis que parecian estar a dos metros, cuando eran al menos uno o dos kilómetros, en fin no existía un ruido molesto o disonante, era.............................................................................."música".

Como siempre por la mañana temprano, la hierba alta y toda la vegetacón de Moka, rezumaba rocio y yo llevaba unas chirucas y pantalon largo, que en breve estaria empapado hasta la cintura.
Pensé adonde ir, no queria alejarme mucho pero si dar una "vueltecita", tenia una o dos horas hasta que mi familia se despertase y quería estar entonces en casa porque al fin y al cabo era el dia de Reyes y la experiencia me decia que a veces perdia la noción del tiempo en mis "correrias".

Justo detrás de la casa de Amilibia, separada de esta por unos pocos árboles que no dejaban verla desde la carretera, había una pradera y una trocha estrecha que yo habia seguido mucha veces y tengo entendido que llegaba hasta la gran caldera de San Carlos nada menos, de hecho mucha tardes al caer el sol llegaban por esa trocha dos o tres cazadores bubis, con caza abundante y a mi me causaban gran admiración.

Decidí ir una vez más un rato por la trocha, hasta que calculara que la familia se hubiera desperezado.

Comencé a atravesar la pradera y efectivamente a empaparme los pantalones hasta la cintura.
A pesar de la profusión de sonidos de la mañana, el afine sonoro de esta sinfonia era tal, que se oia "todo", incluyendo sonidos lejanos, a media distancia y próximos.
El roce de mis pantalones con la hierba era un sonido más, que marcaba el ritmo a mi voluntad, el roce de la correa de la escopeta con la culata, cualquier cosa que emitiese un posible sonido..............................se oía.

Ensimismado con esta música y ya un poco en actitud mental de rutina, de repente oí algo nuevo que hasta entonces no habia percibido, un siseo a nivel de suelo, como a dos metros de mi y siempre a la misma distancia, a pesar de mi marcha.

Me desconcerté y no sabia que hacer, si aminorar o forzar el ritmo, pero evidentemente aquello era un ser vivo, pero ¿de que tipo?.

Mientras pensaba en ello ...............................................................................................................! apareció ¡

Era una serpiente preciosa, negra azabache, del grosor de un brazo femenino a la altura de la muñeca y de un metro y medio o dos de larga.
¡ Le habia estado dando la vara durante veinte metros o más ! y optó por una maniobra extraña de exhibición.
En ese lugar concreto yo aún no habia alcanzado la trocha, si no que iba atravesando la pradera arbitrariamente.
El animal comenzo a "navegar" a media altura, sin tocar el suelo, deslizandose y flotando sobre la hierba alta, como un catamarán sobre las olas y haciendo eses a una velocidad bastante considerable en la misma dirección que llevabamos "los dos".

Yo flipaba, lejos de sentir temor, mantuve las distancias y seguí mi ritmo detrás de ella.

Fué una maravilla, la situación pudo durar unos 10 o 15 segundos (os invito a cojer un reloj y cronometrar lo que eso es), yo "no queria que terminase".
A pesar de mis deseos, en un momento dado, el animal decidió pasar olimpicamente de mi y con toda la elegancia del mundo, viró a la derecha en rumbo de alejamiento y como un submarino se sumergió en la pradera.
Durante unos instantes más, pude seguir con la vista el movimiento de las hierbas que delataban su trayectoria y "oir" el roce de su cuerpo con la pradera.

Me detuve para verla alejarse y darle una despedida como se merecía, con todos los honores, no recuerdo si continué con mi pequeña gira o decidí volver a casa, pero fué suficiente para llenar ese dia de sensaciones bellas.

Otro dia os cuento lo de la experiencia mental con serpientes en Moka.
Besos :ph34r:


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Invitado_Guest_*
mensaje Jul 6 2004, 08:33 PM
Publicado: #3





Invitado






CRONICAS PERSONALES DE MOCA
CRONICA 3ª SERPIENTES(3)

Esta pequeña aventura con serpientes en Moka, yo la definiria como "virtual" o "mental", pero no por ello (sino todo lo contrario) , menos intensa.

Fué en una de las muchas ocasiones en las que nos reuniamos un montón de gente en las casas de al lado de la cooperativa, Los Chillida, Los Albiol, Los Trujillo ......., nos podiamos reunir entre 10 y 15 adultos y no se cuantos chiquillos de entre 5 y 17 años, incluido yo (mas o menos 16-17).
De hecho llenabamos tres casas consecutivas sin esforzarnos mucho y de las maravillosas noches en la fogata de la "casa de la palabra", espero poder contaros detalles en otra ocasión.

No se como fué para mi el resto de ese dia, pero si tecuerdo que a eso de las 5 de la tarde, decidí que me apetecia ir a "dar una vuelta".
Para los no cazadores, os diré que la última hora de la tarde y el crepúsculo, es un buen momento de caza, porque los animales se trasladan a sus lugares de pernocta y siempre hay "movimientos".
No disponia de más de una hora aproximadamente porque sabeis que en Guinea el crepusculo es muy corto y la noche se hecha encima sin darte cuenta.

Elegí para mi batida, un pequeño monte por otra parte muy cercano a las casas, aproximadamente a 300m. no más de distancia.El monte era muy coqueto, parecia una media naranja perfecta colocada boca abajo y no se me ocurria un llugar más cercano, por el poco tiempo de luz que quedaba y porque no habia ido nunca.
Se veia que tenia zonas de hierba alta y masas de arboles con algunas ramas viejas sin hojas,asomando por las copas , eso me gustaba porque bajo las copas y en la hierba podria tranquilamente esperar al acecho de que algun bando de palomas se posase sin que se me viesen y si se lo hacian en las ramas secas, serian un buen blanco.

Me dirigí hasta donde acababa la carretera, seguí unos 100metros por un inicio de trocha y cuando llegué a la altura de la base del monte, comencé a subir por su ladera abriéndome camino como podia.

Habia bastante silencio y como ya no habia camino preestablecido, tuve que abrirme paso através de hierba, bicoro y maleza, organizando un pequeño alboroto , tronchando ramas, pisando en falso etc...
El monte era muy pequeño y en poco tiempo no obstante, llegué cerca de su cima y encontre mi refugio perfecto para........................................................................esperar.

El silenció que yo habia roto, volvió y me acomodé en la cama de hierba que habia hecho, pisoteando y aplanando un poco el suelo, comencé a escudriñar las copas de los arboles, esa era siempre la mejor de las fases, cuando todo está por ocurrir y esperas con avidez que surjan palomas, faisanes o cualquier cosa.
Realmente lo emocionante es demostrarte a ti mismo que eres capaz de sorprender al animal, cazarle o no es otra cuestión que en gran parte depende de la suerte, pero la experiencia hasta que eso ocurre, la diriges tú y eso es lo que al final queda y recuerdas intensamente.

Me enfrasqué en estos y otros pensamientos, no se cuanto tiempo............................................
De vez en cuando, era consciente de que algo "no era normal", a esas horas generalmente los animales se hacen notar, mas cerca o mas lejos, en mayor o en menor cantidad, pero se oyen, "los percibes".

En esta ocasión, el silencio era casi turbador y para más enfasis, no se movia ni una brizna de aire, el ambiente"pesaba", te sentias como suspendido en el tiempo, no pasaba absolutamente "nada".
Además, a esas alturas, la luz empezaba a escasear y más, debajo, al abrigo del bosque, las hojas de los arboles, vistas desde abajo, dibujaban extrañas siluetas contra la mortecina claridad del cielo, no obstante decidí apurar un poco más el tiempo porque al fin y al cabo estaba a 10minutos de las casas, pero mi cabeza ya pensaba en la cena y en la velada del fuego nocturno en la "casa de la palabra".

Oí un pequeño chasquido, en agún lugar "de arriba" y comencé a escudriñar la maraña de ramas y hojas que tenia sobre mi cabeza.
Aquello tampoco era normal, porque cualquier pájaro grande o pequeño que se hubiera posado, producia otro tipo de alteración en los arboles, no un "chasquido",generalmente se debia de oir un aleteo, agitación de hojas en la zona y bamboleo por pequeño que fuera de las ramas cercanas.

Procuré estar alerta y auxiliarme de la "visión lateral" para percibir mejor cualquier movimiento extraño.
No conseguia ver nada.

Las hojas de los arboles vistas desde abajo y más con poca luz, a veces producen formas extrañas confundibles con "siluetas familiares" sobre todo de aves y la única forma de asegurarse es con paciencia y mirando "la forma", no directamente sino con la vista un poco desviada para captar el menor movimiento, esta técnica me habia servido en mucha ocasiones.

La puse en práctica y "si percibí" un "descuelgue brusco" de "algo", estaba confundido, aquello era nuevo para mi y desde luego estaba casi seguro de que no era un ave, pero no tenia ni la menor idea de "que " podia ser, porque tampoco era una ardilla ni nada para mi "familiar"y que ademas no se movia nunca "asi".
Aquello además era un "reto" para mi y me intrigaba un montón, por una parte la escasez de luz ya era alarmante y por otra me resistia a irme sin saber que puñetas era "eso".

No tuve mucho que pensar porque aunque el monte era pequeño y las casas estaban cerca, a la venida habia tenido que improvisar mi propia trocha durante 100 metros por lo menos y eso con luz vale pero casi de noche era una torpeza intentarlo.
Muy a mi pesar tuve que emprender la vuelta porque hasta no alcanzar la falda del monte no podia estar tranquilo y era relativamente facil, desorientarse y además estaba comenzando a invadirme una extraña sensación de "descontrol" que me empezaba a vencer.

Después de producir una cierta dosis de adrenalina y comenzar la bajada como una moto, por fin reconocí a duras penas la trocha de venida y en un momento llegué al final de la carretera asfaltada y como consecuencia a "casa",
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Jose Eduardo Pad...
mensaje Jul 6 2004, 09:00 PM
Publicado: #4


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CRONICAS PERSONALES DE MOKA
CRONICA 3ª SERPIENTES(3)

POSDATA


No se si fué esa misma noche a lo largo de la larga velada en la fogata de "la casa de la palabra", o quizá al dia siguiente, pero en cualquier caso fué al poquito tiempo de ocurrir lo que os contaba en esta cronica.

A mi me gustaba escuchar, al amor de la lumbre nocturna, las charlas de los "mayores" y capté una conversación en la que entre otros participaba mi padre, hablando de la fauna de Moka.
Cual no seria mi estupefacción cuando oí relatar que el monte pequeño que se veia desde las casas era conocido como "EL MONTE DE LAS CERASTER" y que era bastante peligroso andar por alli, que no se les ocurriese dejar acercarse a los niños o algo así.

Mi cabeza empezó a dar vueltas, a revivir cada detalle de mi pequeña excursión reciente y desde luego empecé a "tener muy clarito" que era lo que yo "casi" habia visto.

(Os diré para el que no le resulte familiar la cosa, que las CERASTER son una de las especies de serpientes mas peligrosas y venenosas de Africa, como después discretamente me ocupé de indagar.
No solo eso, sino que sus costumbres de caza consisten en "acechar a sus presas preferentemente en las horas de crepúsculo", descolgándose por sorpresa desde las ramas altas de los árboles y sorprendiéndo de improviso a sus victimas).

Creerme , me recorrió un escalofrio, que me guardé solo para mi y desde luego dí gracias al universo y a la madre naturaleza por su protección y por permitirme vivir la experiencia sin percances.
Pero fué una buena experiencia personal, sin duda.

Esa era una de las caracteristicas de mi relacción con Moka, "nunca tuve sensación real de peligro".

(después de irnos de Guinea muchas veces he reflexionado acerca de ello, de los peligros que ,vistos desde la perspectiva del tiempo, podria pensarse que corria un chaval como yo con 14-17 años, que podia pasarme jornadas de un montón de kilometros de marcha yo solo, en el quinto infierno, en medio del bosque o de la nada, ¿imprudencia?, puede ser pero no lo cambiaria por nada del mundo ).

Solamente una vez senti en Moka, no "sensación de peligro", sino de "miedo", pero esa será otra historia a contar.

(La CRONICA 3ª la escribí sin registrarme, con lo cual no puedo editarla y tengo que recurrir a esta Posdata)
:ph34r:


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ISABEL DIEZ ABAU...
mensaje Jul 6 2004, 10:11 PM
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Aqui tienes tu "cerastes" o víbora del Gabón, segun he leido su mordedura es siempre mortal. Los nativos la llaman "la cuatro pasos", pues su víctima no daría ni uno más después de su mordedura. Gracias por tus cronicas, sigue escribiendo. :ph34r:
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Jose Eduardo Pad...
mensaje Jul 6 2004, 10:46 PM
Publicado: #6


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Muchas gracias Isabel, no se me habia ocurrido completar estas cronicas con imágenes, eso seria una pasada, pero a duras penas encuentro tiempo para escribirlas sin más.
:ph34r:


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Jose Eduardo Pad...
mensaje Aug 14 2004, 01:35 PM
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CRONICAS PERSONALES DE MOKA
CRÓNICA 4ª
AIRE – AGUA – TIERRA - FUEGO

1ª PARTE

No soy capaz de recordar con exactitud la fecha concreta, pero sé que tenía 16 años porque mi padre ya me dejaba usar el rifle del 22 y la escopeta de cartuchos.

Debió de ser en el verano de 1966, yo ese curso 6º de Bachillerato lo había estudiado interno en un colegio de Madrid y al acabar allá por finales de Junio, fui a Guinea a pasar nada menos que tres meses de felicidad que me prometí intensos, me había pasado desde las Navidades del 65 en que también fui a Sta. Isabel, deseando con toda la vehemencia de que era capaz, que llegara Junio para volver a ser "yo".
Tuvo que ser en esos días de “sequilla” en los que a veces y con suerte, se podía estar en Moka una temporada, sin que lloviera continuamente.

También sé que estábamos en las casas de al lado de la cooperativa y que subieron los Chillida , los Trujillo y posiblemente alguien más de los adultos, amén de toda la chiquillería correspondiente, Mariasun, Malé, Carmen Trujillo, Pipe, Reynaldo, Falin y Quique y quizá alguien más que no recuerdo.

........................................................................................................................................................................
(Para los que podáis pensar que lo que sentimos a nuestra edad actual es más nostalgia que otra cosa, de nuestra infancia y juventud en Guinea, os aseguro que no es tan simple, yo como os cuento viví la experiencia de separarme de Guinea “temporalmente” “con 16 años”, sabiendo que al menos podía volver en vacaciones y ya con esa edad “era consciente” de que aquello podía tener un final aunque deseaba con todas mis fuerzas que no fuera así.

Viví la desesperanza del otoño y el invierno eternos de Madrid añorando Guinea cada minuto y a mis amigos y mi gente que quedaban al otro lado del mundo
Viví en mis carnes la sensación de abandonar “mi tierra” y la ignorancia e incomprensión hacia ella de la gente con la que me encontré en la península, buena gente sin duda, pero con la que apenas tenía nada en común y muy poco por tanto de lo que hablar salvo a costa de hacer un verdadero esfuerzo por mi parte y guardar para mi solo mis verdaderas raíces y sentimientos, era como ver por obligación una película que no te interesa ni te gusta y de la que además eres protagonista obligatorio.
En definitiva no, no es “solo” nostalgia acorde con los años que podamos más o menos tener todos ahora, eso seria un sentimiento compartido con cualquier ser humano de cualquier lugar, es que nos enamoramos profundamente de Guinea, nosotros en nuestra infancia o juventud, nuestros padres en su madurez o en su vejez, todos por tanto, cada uno en su etapa vital fuera cual fuera esta.
Y no solo eso sino que se nos arrebató a todos el derecho básico de “permanecer” allí en paz, en
la tierra que amábamos, el de “volver” a ella e incluso el de “ser parte de ella”en el futuro.
Por tanto, no es un sentimiento propio de la madurez, yo “sentí ” esa nostalgia y esa desesperanza, con 16, con 17 y con 18 años, en plena juventud..

Merece la pena que os cuente una anécdota.

Al poco de llegar a Sta. Isabel en esa ocasión, yo estaba en esa fase del sueño previa al despertar en la que en parte eres consciente de que estas durmiendo.
Estaba soñando que estaba en Madrid y por supuesto de mala gana, recreando no se que situación pero no agradable.
En esto mis sentidos que ya estaban vagando entre el mundo real y el de los sueños, percibieron un sonido para mi “fantástico”.
¡ era el tintineo de la camioneta del pan que venia a traerlo a las casas cercanas!
(os lo comenté en este foro en ¿quién recuerda?).
En décimas de segundo regresé totalmente a la realidad y me levante como un autómata, aturdido y tratando de “situarme en lugar y tiempo” , cuando por fin comprendí donde estaba, os aseguro que fue el despertar mas maravilloso de mi vida, me sentía eufórico, lleno de vida y ganas de quemar energías y experiencias, salí del dormitorio, y me senté a la mesa, el desayuno estaba preparado y yo era el ser más feliz del universo.
Iría a buscar a Augus, posiblemente, al Casino y es posible que a pescar al puerto o al pantalán después de comer, ¡ que más daba ¡ , ¡ cualquier cosa!..................................................................)

.....................................................................................................................................................................


Yo ya llevaba en Sta. Isabel bastantes días y esperaba como un regalo, la ocasión en la que se decidiera subir unos días a Moka.
Desgraciadamente en esa ocasión , a mi amigo Augusto no le dejaron subir por alguna trastada que debió hacer entre semana y estaba “castigado”, así es que partí a Moka con mis padres un viernes inmediatamente después de comer y con bastante apatía por que no pudiese venir mi amigo, la situación mental cambiaba por completo.
Habíamos hecho a lo largo de la semana un montón de planes a cerca de por donde ir de caza, que munición teníamos, las posibilidades de explorar lugares por donde no hubiéramos ido antes , (por primera vez disponíamos del rifle y la escopeta), y mil detalles más que en definitiva que quedaron truncados......................................................................................................................................... esta vez.

Tratamos de “negociar” con sus padres y mantuvimos la esperanza hasta el último momento, pero no hubo levantamiento del castigo.

También recuerdo perfectamente que la noche anterior en Moka, había sido perfecta.

Entre las dos casas que usábamos las familias que habitualmente subíamos, se construyó una “casa de la palabra” de la que ya os hablaré en otra ocasión pero que consistía básicamente en una sencilla construcción exterior con tejado de chapa, un hogar para hacer fuego en el centro y rodeada de bancos de madera., por lo demás al aire libre y sin paredes

Las veladas nocturnas eran inolvidables y esa noche yo estaba aún haciéndome a la idea de que Augusto no había podido subir y mi humor no estaba para fiestas, así es que me dediqué a la preparación y mantenimiento del fuego, corté ramas, troncos y preparé el petróleo para encenderlo que era lo más difícil porque la madera como siempre estaba verde y húmeda.
A mi me encantaba encargarme de eso, era todo un rito y el resultado era fantástico.

Pasaron las horas al amor de la lumbre, yo disfrutaba con la tertulia de los adultos, mi padre, Rafael Chillida, Felipe Trujillo y seguramente alguien más como por ejemplo en alguna ocasión Enrique Gori.
Las madres generalmente iban y venían o se entretenían en interminables partidas de cartas, Robin, Cinquillo, Canasta, La escoba etc..
Los padres en cambio preferían el fuego y las tertulias acerca de multitud de cosas, teniendo en cuenta que a las 6 de la tarde era noche cerrada, imaginaros la cantidad de horas nocturnas que había por delante

Embelesado con el fuego y el espectáculo de la noche de Moka, mi mente de vez en cuando, abandonaba la atención a la charla y le daba vueltas a como emplearía el día siguiente, que rumbo tomaría aunque fuera yo solo, ya me había resignado y de todas formas no seria mi primera correría en solitario.
Desde luego no quería dejar de pasar por “uno” de mis “rincones favoritos” y eso ya condicionaba la ruta.

Me desperecé un poco del abotargamiento del fuego y me fui a darme una escapada nocturna por la carretera y de paso fumarme un “coronas” ya que por entonces “oficialmente” yo no fumaba en público.

A poco que te separases unos metros del resplandor del fuego, la noche era increíble.
No es amor subjetivo de Guineano, a mi siempre me ha seguido enamorando la naturaleza a lo largo de mi vida estuviera donde estuviera y os aseguro que un cielo nocturno como aquél, no lo he vuelto a ver en mi vida.
El cielo era como un vino espumoso de negro azabache con miríadas de burbujas centelleantes y vivas, según ibas acomodando la vista surgían nuevas estrellas de la nada, de todas la intensidades, brillos y colores, agrupadas en racimos o aisladas y como música de fondo, el rumor de la gente feliz charlando a escasos metros , el chisporroteo del fuego y alguna “nieva”, animal nocturno que nunca llegué a ver pero que emitía un ronroneo metálico y agudo que formaba parte de la noche de Moka.

Vista desde la negra oscuridad de la noche a escasos metros de distancia, la casa de la palabra, parecia sin embargo, lejana, sacada de una ilustración de algún libro de exploraciones del siglo XIX, era fantasmagórica, una visión inolvidable.

Estando con esos pensamientos, decidí que improvisaría la ruta a seguir el día siguiente sobre la marcha, cuando me levantara por la mañana y eso si, lo haría temprano para sacarle a Moka el máximo de jugo.

Me uní al grupo en torno al fuego con la intención de prolongar la velada un rato más hasta que el cuerpo aguantase, no podía dejar de vivir cada momento, a primeros de Octubre, vuelta a Madrid.
¡ Tenia que presentar mis respetos y despedirme a la vez de Moka por si acaso , como a un amigo que hace tiempo que no ves y no sabes hasta cuando no podrás volver a verlo, tal vez esta fuera la última ocasión .......................................................................................................................................en mi vida.

14-Agosto-2.004


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Jose Eduardo Pad...
mensaje Aug 15 2004, 12:37 AM
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CRONICAS PERSONALES DE MOKA
CRÓNICA 4ª
AIRE – AGUA – TIERRA - FUEGO

2ª PARTE
.........................................................................................................................................................................
Hay una frase genial de John Lennon:

“La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”

Se me ocurre que viene al caso porque aunque la motivación primigenia de mis correrías por Moka era la caza, os aseguro que visto desde ahora, el total de piezas dignas de mención abatidas por mi a lo largo de aquellos años se pueden contar con los dedos de una mano.
Sin embargo las experiencias que viví persiguiendo ese objetivo han marcado “mi vida”.
.........................................................................................................................................................................

Me levanté muy temprano, debían ser la siete de la mañana o algo así, mi madre que ha tenido siempre el sueño ligero, se asomó a la puerta de su cuarto y me preguntó que a donde iba tan temprano y si tardaría mucho.
Le dije que no iría muy lejos, pero que si tardaba no se preocupara, que llegaría sobre las dos o dos y media y que por favor no se intranquilizase ni mirara el reloj continuamente si era algo más tarde.
Me dijo que tuviera cuidado con el rifle y volvió a la cama, yo terminé de desayunar y como por entonces no tenia ni que afeitarme, me lavé la cara y las manos, cogí mis cosas que había dejado preparadas la noche anterior y sin más salí de la casa., pensé en coger alguna camisa de manga larga o un jersey fino pero sabia que al final iba a acabar con él al cuello y decidí que no.

Cerré la puerta suavemente y llegué a la bifurcación de la carretera que accedía a la cooperativa, allí había una mesa de piedra con unos bancos y me detuve a revisar si me faltaba algo vital.
Tabaco, mechero, reloj, el rifle , un cargador de diez balas puesto y otros dos más, uno de cinco y otro de diez balas, un buen trozo de cuerda y la canana de cartuchos para engancharme cosas si hacia falta, me coloqué todo lo mejor que pude en los bolsillos para ir cómodo y después de fumarme un cigarrillo cogí la carretera que bajaba hasta la casa del gobernador y Gaesa ya que uno de mis lugares favoritos estaba en esa dirección y desde luego iría a “estar en el” un rato, luego Dios diría.

Absorto en esa decisión caminaba despreocupado, sin prisas, dándole vueltas a la ruta a seguir y aunque yo por entonces no había oído la frase de John porque entre otras cosas seguramente no la había escrito, algo hizo que dejara de pensar en “que quería yo empeñarme en hacer” esa mañana,...............................
.....................................................................................................................ese algo era Moka en si misma.

Súbitamente percibí “todo lo que me rodeaba”, yo iba a la altura del poblado de Malabo que se extendía a derecha e izquierda de la carretera, las casas de madera y nipa alineadas, los caminos entre las casas de tierra roja monte arriba, las mujeres con sus preparativos y palanganas, hombres sentados a las puertas de las cabañas algunos fumando sus pipas, niños jugueteando y gallinas de acá para allá, todo limpio, auténtico y familiar para mi, a pesar de que habiendo venido de Madrid hacia no mucho, era capaz de percibir su “exotismo”, hecho este nuevo ya que un año antes sin ir más lejos lo habría visto como “normal”, de forma que el sabor y el olor de esa Africa tan singular que tenía ante mi vista, me parecían “nuevos”, recién descubiertos.

Moka me daba la bienvenida.

Me hubiera quedado allí un buen rato pero solo aminoré la marcha escudriñando cada rincón.
Cuando ya creí haber visto todo en el poblado esa mañana, súbitamente apareció un colibrí casi al borde de la carretera y se puso a libar en unos macizos de flores que había a no más de tres o cuatro metros, aquello fue demasiado, cuanto tiempo sin ver uno, el pájaro más especial y bello del mundo y de Moka, también me daba la bienvenida.

Ahora soy consciente de que no dejé de ver “señales“a lo largo de toda esa mañana.

El pájaro, usando las alas como un helicóptero que es una de sus exclusivas capacidades, permanecía suspendido, como parado en el aire mientras libaba las flores, su cuerpo era verde-esmeralda, azulado, metalizado y brillante, con algún toque rojo, una maravilla de diseño de la naturaleza, su cuerpo no seria mayor que una aceituna gorda y permanecí observándolo un rato hasta que tan instantáneamente como había aparecido desapareció como una flecha.

Enfilé la cuesta de bajada hasta Gaesa.

El bosque reclamaba su sitio a la carretera y a veces ibas casi bajo una bóveda de ramas y vegetación, la carretera estrecha y coqueta parecía sobrevivir de casualidad y con permiso de los árboles .
Al final, se veía el claro de la zona de Gaesa y las casas cercanas a la del gobernador.
Era cuesta abajo y me negaba a ir con prisas, dejé atrás la casa de Amilibia.
Aún allí, me llegaban nítidamente las vocecillas de los niños del poblado y el rumor humano que había dejado atrás ya hacia un buen trecho.
Siendo época de lluvias en teoría, yo creo que a parte de los bubis del poblado y el personal de Gaesa, no había nadie más por allí, ni cerca ni lejos

Era un día soleado como solo los había en Moka, la mañana estaba nueva y el aire limpio y cristalino estaba en calma salvo la ligera y justa brisa para hacer feliz a cualquier mortal.
El cielo limpio era azul claro y no había ni rastro de nubes, las plantas desde los más humildes helechos hasta las copas de todos los más grandes árboles lucían los brillos y destellos de millones de gotitas de rocío que realzaban la belleza y nitidez de su imagen, no hay cámara de fotos en el mundo, capaz de registrar con justicia una visión como aquella.

Yo podía oír cualquier cosa que emitiese sonidos en un radio de doscientos o trescientos metros, por esa razón, en Moka era muy difícil calcular distancias en función de tu oído.

Podía distinguir veinte o treinta sonidos de pájaros y aves diferentes y por encima de todos ellos oí algo familiar que mi padre me había enseñado a ver, porque no era fácil hacerlo.
Se trataba de silbidos, no uno sino decenas de silbidos rítmicos, lejanos y acompañados de vez en cuando de sonidos guturales, todo ello daba la sensación de venir de muy lejos y así era efectivamente.
En seguida capté que era una bandada de loros.
Aunque parezca increíble, los loros vuelan tan sumamente altos, que a pesar de oírlos y tener más o menos una idea de su posición, al mirar en la dirección que crees correcta, la claridad del cielo y la gran altura de sus vuelos, te impide verlos con facilidad.
El truco es usar las manos a modo de visera sobre los ojos y tratar de mirar directamente, no a la posición que tu sentido de la orientación te diga sino un poco adelante o hacia atrás, de esa forma es más fácil percibir su movimiento porque las zonas laterales del ojo humano tienen esa característica.
Después de poner en práctica esa técnica, por fin los vi, era un bando de veinte o treinta loros, volando en formación en V, ¡ que maravilla! y ¡ que envidia ¡.
Los cuerpos eran como diminutos puntos negros en el cielo y su velocidad era impresionante, a pesar de la gran altura a la que volaban, si me despisto unos instantes más, no los hubiera visto.
Los animales a primeras horas de la mañana, emprenden vuelo en grupo en busca de comida y regresan a última hora de la tarde.
Yo me imaginaba lo que ellos “estarían viendo” y de ahí mi envidia.

Seguí ruta, de momento iba por la carretera y me estaba librando de empaparme los pantalones y que diablos, eso tampoco me hubiera preocupado demasiado.
Después de desvanecerse el sonido de los loros nos quedamos solos los “sonoros” de tierra incluido yo, el sonido de las botas en el asfalto, el roce de la correa del rifle con la canana al cinto y mil sonidos más que yo producía me hacían pensar que desde luego estaba siendo escuchado por quién y por lo que fuera, en doscientos metros al menos a la redonda.
El concierto de pájaros continuaba y no es que estuvieran cerca, de hecho aún no había visto ninguno, pero “estaban allí”.



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Os puedo decir que en algún año de los 90,pusieron en televisión una serie de dos o tres capítulos, creo que fue en la 2ª cadena, sobre Iradier.
En el segundo capítulo hablaban de la llegada de Iradier a Fernando Poo y de cómo alucinaron los expedicionarios con la isla.
En un momento dado hablaban de la majestuosidad del pico y pusieron unas imágenes panorámicas que juraría estaban tomadas en Moka o en la zona alta del pico, estas imágenes iban acompañadas de grabación de sonido real.
Estando como os podéis imaginar viendo las imágenes como un poseso, de repente me llegó el sonido y reconocí de inmediato dos o tres cantos de pájaros, que además son de los mas especiales y particulares de Moka, un escalofrió me recorrió la espalda y se me hizo un nudo en la garganta.
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Olía a Moka, no se si era la suma de miles de fragancias de plantas diferentes o unas pocas en particular pero era olor a Africa, aquella Africa de las tierras altas, otro buen regalo para los sentidos.

Cuando me quise dar cuenta ya estaba en la explanada final, casi en Gaesa, a mi derecha quedaba la coqueta iglesia de Moka y al fondo se veía la casa del gobernador.
Sin dudarlo me encaminé al final de la carretera, me apetecía ir a las Cascadas pero era una de las cosas que habíamos barajado Augusto y yo en Sta. Isabel y me pareció una “traición” ir yo solo, además quería pasar a ver “mi rincón”, así que de momento iría allí y luego ya veríamos.

La carretera moría bruscamente justo en la casa del gobernador y a partir de ahí, continuaba con el mismo trazado un camino de los más anchos que había en Moka, tengo entendido que en sus orígenes, se podía ir por él en Land Rover hasta Bantabaré o Concepción.
El tramo recto final de carretera asfaltada discurre en dirección Sur con una leve desviación al Este, el camino en cambio giraba bruscamente al Nor-Oeste, describía una curva al Sur y finalmente enfilaba al Este otra vez en dirección a Bantabaré.
Como Las Cascadas también se situaban al Sur de Gaesa pero más al Oeste, decidí que después de hacer un alto en “mi lugar”, para lo cual tenia que bajar por el camino, trataría de encontrar una ruta alternativa si era posible en dirección a las cascadas, seguiría trochas si las había y si no
improvisaría, ya vería......................................................................................................................

Mientras comenzaba a bajar por la empinada cuesta del camino, la idea se iba consolidando y me satisfacía plenamente, me parecía algo arriesgado pero tampoco era mi deseo llegar hasta las cascadas, simplemente ir hacia esa dirección por otra ruta hasta que me cansara.

En sus primeros tramos, el camino tenia dos perspectivas opuestas totalmente, a su margen derecho asomaban praderas de hierba alta diseminadas y grupos de bosquecillos próximos, siempre con una orografía movida de subidas y bajadas, en su margen izquierdo sin embargo, el terreno subía bruscamente en cortado y el bosque era espeso , tupido y las ramas de los árboles daban sombra invadiendo al camino acá y allá.

Como a quinientos metros del inicio, el camino se encontraba y atravesaba a un viejo amigo, el río Iladyi, en ese tramo el río era lo mas parecido que os podáis imaginar a un río asturiano o cántabro, las aguas cristalinas se habrían camino entre rocas y piedras oscuras de todos los tamaños y formas, cruzarlo por tanto era muy fácil.
En este punto de cruce entre camino y río, ocurría lo mismo que os contaba antes, si mirabas a tu derecha, el río retozaba en curvas y se escondía entre bosquecillos y praderas hasta perderse de vista en una carrera cuesta abajo, si mirabas a tu izquierda sin embargo, la muralla vegetal a duras penas te dejaba ver unos cuantos metros del río pero si te dejaba “oír” y allí detrás estaba “mi sitio”.

Cuando atravesabas la muralla vegetal unos metros, aparecía un lugar que a lo largo de mi vida me ha servido en multitud de ocasiones, cuando he tenido la necesidad de pensar en algo sedante y que me permitiese dejar la mente libre.

Imaginaros que el río desciende por una pendiente considerable, pero que aún así su lecho se encuentra estructurado por una serie de pozas y remansos en forma de escalinata, de forma que es como una sucesión de estanques, de remansos y caídas contenidos por piedras redondeadas.

Ahora imaginad que si miráis hacia arriba ya no veis el cielo azul claro de hacia un momento, sino que veis una cúpula vegetal formada por una maraña de hojas y ramas, que tamizan la luz y que dibujan un encaje oscuro sobre fondo claro, si miráis río arriba este se vuelve a perder en un recodo tras otra muralla vegetal, si miráis río abajo, apenas se percibe el lugar por el que habéis entrado a poco que hayáis avanzado al interior.
En definitiva, estáis en una “catedral natural”.

Pues este era el sitio que no quería dejar de saludar, pensar en él me había ayudado muchas veces a reírme hasta de mi mismo, cuando las nimiedades más estúpidas me habían intentado amargar la existencia en Madrid y su invierno y yo ahora ....................................................................“estaba allí”.

El lugar tenia otras características que me disponía a disfrutar, para ello avancé a veces por las piedras a veces por las orillas, hasta situarme en una diminuta pradera que encontré al borde del agua , me recosté en un tronco, dejé el rifle apoyado donde pude y encendí un cigarrillo.

Mi mente efectivamente se quedó en blanco, el cigarrillo hacia tiempo que se había acabado y en mi cabeza solo sonaba el gran concierto del Iladyi, bajo esa bóveda natural, el resto de sonidos de Moka que hasta antes de entrar en “la sala” eran multitud, habían dejado de oírse por completo, la cúpula vegetal hacía las veces de aislamiento acústico y a la vez amplificaba los sonidos de su interior

La cantidad de sonidos diferentes que el agua era capaz de producir en su recorrido era infinito.
Chorreras chapoteando en las balsas , remolinos buscando estrechos pasos por donde salir, suaves lenguas de agua cayendo con suavidad y lamiendo rocas y orillas, todo ello amplificado por la bóveda como el concierto en directo más increíble que hayáis podido presenciar.

Yo no tenia prisa y no veía ningún motivo para emprender la marcha, pero como siempre hasta entonces en ese día, .................................................................................................Moka tomaba decisiones por mi.

Súbitamente salí de mi letargo, un gran pájaro volaba por encima de mi cabeza bajo la bóveda siguiendo el trayecto del río, yo estaba tumbado boca arriba paralelo al río de forma que el sentido de la corriente iba de mi cabeza a mis pies pendiente abajo, el pájaro siguió una trayectoria desde algún punto detrás de mi hasta posarse en los últimos árboles ya lindando con el camino.
Aunque las ramas de la bóveda eran altas, el animal pasó a no más de tres o cuatro metros de altura sobre mi cabeza y evidentemente no me vio, yo era una estatua y además estaba en “trance”, jamás había visto un pájaro tan grande y tan cerca de mi cabeza.

Pero yo si pude observarle a la perfección, era un faisán de cuerpo azulado, oscuro, metalizado y plumas rojas en su cola. Era curioso porque los faisanes generalmente se delatan con su canto estrepitoso pero en esta ocasión el pájaro había salido de la nada y en silencio, a saber el tiempo que podía llevar a escasa distancia de mi seguramente y también seguramente sin verme porque de hecho el vuelo no era precipitado sino tranquilo y pausado, un “paseo” “como los míos”.
Yo no quería mover ni un músculo, además estaba cómodamente tumbado y veía perfectamente los árboles en los que se posó, aunque no a él directamente, así era el bosque, desde luego al menor movimiento que hiciera yo lo notaría, solo tenia que esperar y a la distancia que estaba seria fácil con el rifle abatirle a poco que intuyera su silueta.

Al cabo de un buen rato, vi un alboroto de ramas y esta vez si, el pájaro lanzó al aire su canto espectacular y desapareció en alguna dirección que me era difícil averiguar desde donde estaba.

Me incorporé y me dirigí a la entrada de “mi lugar favorito”, donde el río atravesaba el camino, para tratar de deducir hacia donde habría ido el faisán, al ritmo que fui llegué rápido y desde allí traté de imaginar el trayecto que podría haber seguido.
Entre las alternativas posibles, yo en su caso habría ido en la misma dirección que llevaba cuando me sorprendió su vuelo ya que las otras opciones por la orografía de la zona no me convencían, eso suponía que el animal habría atravesado las praderas que estaban justo enfrente y que ladera arriba acababan en un macizo boscoso que me pareció un buen destino.
Sin pensarlo más, salté la valla de troncos y alambres oxidados que franqueaba el paso a la pradera y comencé a ascender por ella procurando aprovechar cualquier posibilidad que me brindara el paisaje, para no ser visto desde el bosque del fondo, mi situación era bastante expuesta porque el trayecto no era corto, pero confiaba en que el faisán no me había visto previamente y por tanto, si guardaba silencio y con suerte, tenia alguna posibilidad de no atraer su atención , yo daba por hecho en cualquier caso, que............................................................................................................................................................................................................................................................................................................”tenia que estar allí”.


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Jose Eduardo Pad...
mensaje Aug 16 2004, 10:12 PM
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CRONICAS PERSONALES DE MOKA
CRÓNICA 4ª
AIRE – AGUA – TIERRA - FUEGO

3ª PARTE



En el momento que comenzaba a atravesar la pradera, me di cuenta de que el día había cambiado sutilmente, desde mi izquierda avanzaba como un manto vivo de algodón de blanco intenso, una masa de niebla espesa y delgada que acariciando el suelo verde de la pradera avanzaba lenta pero inexorablemente.
No tendría más de cuatro o cinco metros de espesor pero daba la impresión de que en su interior seria imposible distinguir nada, no podía dejar de mirarla, era otro más de los espectáculos naturales que esa mañana Moka me mostraba, aquella masa blanca deslizándose sobre la pradera contrastaba con el azul intenso del cielo soleado de la mañana, dos cosas aparentemente opuestas y sin embargo mostrándose a la vez delante de mi vista , la belleza del paisaje y el contraste de la luz era para mi sobrecogedora.
La niebla seguía avanzando y pensé que en cierto modo venía en mi ayuda, era el escondite perfecto que me permitiría definitivamente llegar al bosque de más arriba sin riesgo de ser visto y efectivamente en poco rato me alcanzó.

La luz que se percibía en el interior de aquel manto era algo excepcional, parecía irreal,artificial y fantasmagórica, por supuesto que se distinguían las cosas pero es que además como su espesor no era mucho, mirando hacia arriba percibías el azul del cielo y el resplandor del sol, la piel agradecía el frescor de la humedad y por si esto fuera poco, me estaba resultando facilísimo no ser visto, era un regalo sin duda.

Seguí subiendo por la pradera hasta llegar a la linde del bosque, la decisión ahora seria por donde internarme en el, escudriñé con la vista tratando de distinguir algún hueco en la muralla vegetal que me invitase a entrar.
Estaba dilucidando esa cuestión cuando volví a escuchar el canto del faisán, pero esta vez el sonido venia de “casi allí mismo”, había acertado en mis deducciones, el pájaro estaba muy cerca así es que el único problema era llegar hasta él sin hacer ruido y sin ser visto.
Al poco rato volvió a oírse el canto del faisán, pero esta vez no era del mismo pájaro, era “otro” faisán más alejado y que respondía al “mío”.
El sonido venia en la misma dirección que yo traía pero más alejado es decir que “mi pájaro” de alguna forma iba en su busca desde hacia un buen rato.
Me quedaban unos cien metros para llegar al bosque, aparentemente no veía ningún punto por donde entrar especialmente, así es que me tumbé y apoyando el rifle en una piedra apunté a la base del bosque y con la ayuda de la mira telescópica, enfoqué tratando de descubrir un posible acceso.

Deslicé la mira de izquierda a derecha muy despacio y lo que vi de improviso fue ya demasiado, una pareja de fritambos estaba como a tres o cuatro metros del bosque comiendo hierba tranquilamente, sino es por la mira no los veo ni de broma, la niebla me lo hubiera impedido y yo además iba pendiente de otro asunto, mi faisán.
En mi vida había visto a estos animales tan de cerca y con la seguridad sobre todo de que ellos no me veían a mi, no tenia más que apretar el gatillo, pero quise disfrutar del momento y seguir observándolos, eran una pareja sin duda, estaban pegados uno a otro y mordisqueaban la hierba con las orejas inquietas, siempre alerta, caminaban muy despacio y siempre paralelos al bosque que era su defensa en caso de peligro.
Los estaba observando en una posición ya algo forzada, demasiado girado a la derecha, así es que me volví a acomodar con el mayor sigilo y volví a enfocar la mira.

Los localicé otra vez, estaban más cerca que antes del bosque y a los pocos instantes estiraron el cuello y a paso ligero desaparecieron bajo los árboles sin darme tiempo a saborear más la escena ni a plantearme la opción de disparar o no.
Estoy convencido de que su decisión de irse no fue a causa mía, pero después me he alegrado de no haber tenido ni siquiera la duda de que hacer.

Yo ya había detectado una zona que me pareció buena para entrar en el bosque así es que me dirigí a ella sin más dilaciones entrando con mucha precaución para no hacer el más mínimo ruido, cosa bastante difícil de conseguir en cuanto di los primeros pasos bajo los árboles, circular bajo el bosque sin pisar nada que haga ruido es algo milagroso.
Llevaba el rifle en las manos y miraba alternadamente al suelo y a las copas de los árboles tratando de percibir el menor movimiento, también me di cuenta de que lo que desde atrás parecía un bosque, no era mas que una franja de árboles más o menos ancha que tenia detrás otra pradera similar a la anterior, esta vez con caída descendente es decir los árboles se situaban en la coronación de una prominencia longitudinal y en su punto más alto.
Cuando me estaba dando cuenta de eso, el faisán revoloteó y sobrevoló esta nueva pradera siguiendo la misma trayectoria de siempre y lo vi desaparecer entre la neblina.

La cosa empezaba a complicarse, aquello ya era el juego del ratón y el gato aunque no estaba yo seguro de cual de los dos era mi papel.

Por primera vez miré el reloj, eran las nueve y media y ya me habían sucedido un montón de cosas y aunque no me causaba demasiada intranquilidad, la verdad es que no sabia en que dirección iba con exactitud, tenia una cierta idea, pero si me preocupaba que la niebla me hubiera desviado en parte, de todas formas era aún tan pronto que cualquier desvío solo me costaría en definitiva una caminata extra y nada más.

Atravesé la franja de árboles por tanto y comencé a descender por la nueva pradera a la búsqueda del faisán, por un momento la niebla aclaró en parte y tuve una visión con algo más de perspectiva de en donde estaba.
La pradera nueva descendía suavemente con menos pendiente que la subida anterior, hasta cerca de la siguiente masa de árboles que estaba a unos doscientos o trescientos metros, subiendo en lo que desde allí parecía un pequeño repecho antes de llegar a los árboles, aquel bosque del fondo si parecía ser mas espeso aunque su profundidad estaba desdibujada a la vista por la niebla.

Me encamine a la pradera y sin vacilación ni prisas, comencé a subir rutinariamente, no necesitaba excesivas precauciones `porque la hierba es más silenciosa de transitar y además la niebla me ocultaba.
A estas alturas, mis pantalones estaban absolutamente empapados pero la temperatura era perfecta, sobre todo en marcha.
Cuando acabé de recorrer el tramo más suave de la pradera, pude comprobar que lo que de lejos parecía un pequeño repecho final, no era tan corto y desde luego su pendiente era considerable así es que lo ataqué con más decisión para subirlo sin pausa, cuando lo culminé, el bosque parecía accesible desde el mismo sitio en que estaba, la pradera que acababa de atravesar comenzaba a reverdecer con el sol ya que la niebla de mi espalda se estaba difuminando y continuaba su viaje hacia el Este.

Me planteé sin más observaciones entrar bajo la espesura, había huecos pero también bastante bicoro bajo , enredaderas, zarzas y ramas así es que cogí el rifle con las dos manos y subí los brazos como quién se dispone a vadear un río, con el cuerpo ladeado para avanzar mejor, comencé a penetrar apartando el follaje como podía y como no, intentando hacer el menor ruido posible, hacía ya un buen rato que mi faisán no daba señales de vida.
Lo que os voy a relatar en el párrafo siguiente, ocurrió yo calculo, en no más de 2 o tres minutos de reloj, pero las ideas, reflexiones y sensaciones que pasaron por mi mente, podrían llenar un libro.
........................................................................................................................................................
En centésimas de segundo, me sentí en caída libre como un pesado fardo cayendo desde un avión.
Mi cerebro no sabía que pasaba, todo era en esos primeros “instantes”, más rápido que mi pensamiento.
Instintivamente separé más las dos manos que sujetaban el rifle y comprobé que fue efectivo, el rifle funcionó como una percha y debió engancharse en los dos extremos, con la bendita maraña , en cambio mis pies y piernas pataleaban como una marioneta colgada a modo de cucaña sin control.
“Poco a poco empecé a comprender la situación, me tranquilicé porque por arriba me sentía afianzado, así es que miré hacia abajo como pude, vi claridad bajo mis pies y un vacío, con un poco más de control, comencé a mover voluntariamente las piernas tratando de topar con algún punto sólido sobre el que “hacer pie”.
Algo sin embargo venia a complicarme la vida, sencillamente un ataque de risa, de esa risa que es más fuerte que tú y que en este caso era risa de mi mismo, tuve primero que hacer las paces conmigo y relativamente pronto noté un buen tronco bajo mis pies en el que me apoyé.

“Cómodamente instalado”, traté de reconocer con calma “la situación”.

El terreno por el que hacia décimas de segundo yo circulaba, estaba a mi derecha a la altura de mis ojos, a mi izquierda había un barranco impresionante, por la claridad que se veía debajo.
Bueno, la cosa no era tan trágica, ahora que “mandaba yo”, no tenía más que “pensar” y “actuar”.
Efectivamente, apoyándome en mi pierna derecha que estaba sobre un tronco fuerte que ya había inspeccionado, giré el cuerpo a la derecha para apoyar los dos pies y conseguir más estabilidad.
Lancé el rifle con la mano derecha al borde del barranco por el que venia y me sujeté con las dos manos fuertemente a otras ramas a la altura de mi cintura, me apoyé en la tierra con las dos manos y tomé un impulso con las piernas como quién sale de la piscina por el bordilla, no voy a decir que fue muy fácil, pero lo hice con más o menos seguridad.

Por fin, estaba exactamente en el mismo sitio que hacía dos minutos, pero desde luego el rato transcurrido había sido “bastante intenso ”.

Habían pasado dos-tres minutos máximo.
.......................................................................................................................................................

Definitivamente, la risa que tuve que controlar para actuar con energías, volvió y en esta ocasión no le impuse condiciones.
Una de las cosas que me hacían carcajearme era “la rapidez con que había pasado todo”, yo lo veía como en cámara rápida, como una película de Charlot, aunque por otra parte era consciente de que podía haber sido un percance bastante grave, pero no estaba dispuesto a darle más vueltas.

En cualquier caso desde luego, se imponía un alto en el camino.
Se me ocurrió que si Moka me había estado lanzando llamadas y dirigiendo mis pasos toda la mañana, desde luego esto era una señora llamada, descansaría un rato y a fe que me fumaría el cigarrillo más deseado de mi vida.

Descendí el tramo de más pendiente que un momento antes subía, miré hacia atrás y comprendí la situación, el manto de niebla que hacia un momento actuaba de telón de fondo del bosque comenzaba a disiparse y desaparecer también en dirección Este, dejando las cosas claras.
Yo había subido a otra especie de borde de cráter parecido al que remataba la pradera anterior y la niebla de fondo me había confundido, impidiéndome ver la perspectiva y la caída de un poco más adelante.
El sol hacía acto de presencia y en una zona llana en mitad de la acusada pendiente, decidí parar, además el lugar era perfecto para descansar, una especie de atalaya natural dominando las laderas.
Me senté en el suelo y comencé a quitarme lentamente las botas y los calcetines, encogiendo y estirando los pies que agradecieron la tibieza del sol , un pequeño placer impagable.
Me quité la camisa, que después de mi batalla, estaba empapada y bastante maltrecha, extendiéndola en la hierba para que se secara, encendí un coronas y me tumbé con las piernas abiertas, cara al sol.
Dios mío, a aquella sensación años más tarde le puse un nombre.................................LIBERTAD

No recuerdo disfrutar del cigarrillo, ni tampoco otra cosa que la tibieza del sol en mi cara y mi cuerpo, la sensación de paz y relajación, mis ojos estaban cerrados, no porque el sol me cegara, sino por la paz que me envolvía.
Los sonidos de Moka regresaban poco a poco, en orden y en armonía, como volviendo a saludarme desde que un buen rato antes nos despidiésemos por la niebla y los acontecimientos.

Lo que a continuación os contaré, espero tener el arte de saber hacerlo porque no me resulta fácil, aún así lo intentaré
....................................................................................................................................................

Sentí la necesidad imperiosa de incorporarme como cuando uno vuelve la cabeza sin motivo aparente, con la sensación de estar siendo observado por alguien o algo que reclama tu atención intensamente y sin palabras.

Lo hice parsimoniosamente y abrí los párpados despacio, estaba sentado, con las piernas estiradas pero sueltas y los brazos caídos con las manos sobre mis pantalones.
Como quién comienza a asimilar las primeras escenas de una buena película, comencé a percibir lo que se aparecía ante mi vista.

Frente a mi, una sucesión de praderas de intenso verde, descendían interrumpidas a capricho por masas de bosquecillos de distintos tamaños y formas, más allá y bastante abajo un bosque mas denso de verde más sutil y difuminado, compitiendo para dejarse ver, con las masas algodonosas de nubes blancas aquí y allá.

Más alejadas aún, franjas horizontales de neblinas blancas, lentas y perezosas dejaba entrever sin duda ninguna unos retazos de mar gris azulado y profundo hasta encontrar juntos al fin al mismísimo cielo azul claro.

A mi izquierda mi gran pradera acababa e un bosque vibrante y verde infinito que se recortaba en el cielo, ingrávido, como si ninguna atadura le esclavizase al suelo, estaba vivo, podía si quisiera irse de allí, pero ¿por qué iba a hacerlo?, ese era “su sitio”.

A mi derecha, la silueta del bosque recortaba en el cielo el borde del cráter en suave caída , yendo a encontrarse con el resto del bosque, ya más tranquilo finalmente.

Yo no tenia sensación de calor ni de frío, mi cuerpo era como un coche que aparcas y está a tu disposición en el momento que decidas, pero que no reclama tu atención ni tu presencia.
Podía “estar” en cualquier sitio que mis ojos percibieran.
Podía diferenciar cada sonido como si no hubiera ningún otro, todos y cada uno a la vez.
Era consciente del estado en que estaba y podía abandonarlo cuando quisiera.
Fui y vine a cualquier sitio que quise, escuché y vi todo lo que había.
Yo era igual de importante que cualquier otro ser de los que percibía, animal o vegetal y ellos me estaban viendo lo mismo que yo a ellos.
Teníamos conocimiento mutuo de quienes éramos y donde estábamos.
Yo estaba donde debía estar y donde quería estar, éramos como un solo ser vivo, nos comprendíamos.

...........................................................................................................................................................


Oí el nítido canto de mi faisán y sin tardar más de lo perfecto un segundo canto armonioso y fugaz.

Sabía lo que debía hacer, mensaje entendido.

Lo siguiente que recuerdo es la algarabía de los niños de Malabo y el alivio cuando después del repecho de la carretera, enfilé la desviación llana de la carretera a las casas de la cooperativa.

De lo que pudiera pasar y de cómo y por donde regresé no os puedo dar cuenta porque no tengo en absoluto ningún recuerdo.

Me llegó el parloteo de la gente en las casas.
Las madres andaban atareadas de acá para allá con bandejas y recipientes con comida y bebida, estaban preparando un pic-nic en grupo.
Rafael Chillida y Felipe trujillo estaban sentados en sillas sobre la hierba con alguna cerveza supongo, Reinaldo, mi hermano Manolo y Chito deambulaban por la carretera y me veian venir.
Eran las dos y cuarto

Hogar, dulce hogar.........................................................................................................................................

16-Agosto-2004



P.D.
........................................................................................................................................................
Santo Cielo.................................... de que iba yo a hablar cuando llegase a Madrid y con quién.
A quién le iba a interesar lo que yo contase, en el remoto caso de que me decidiese a hacerlo.
Por donde empezaría a contar estas cosas a gente cuya proeza de ese verano en el mejor de
los casos seria haber ligado en Benidorm o Torremolinos y haber ido a media docena de “guateques”.
De todas formas eran buena gente, lo intentaria...........................................................................
........................................................................................................................................................


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Es nuestra, está viva y es por Guinea
Abrazos
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gertru
mensaje Aug 17 2004, 12:07 PM
Publicado: #10


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PARA J.EDUARDO PADILLA,¿LA SERPIENTE KE VISTE...PUEDE SER ESTA? ES LA" MAMBA"
BESOS. :ph34r: :ph34r:
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Jose Eduardo Pad...
mensaje Aug 17 2004, 08:37 PM
Publicado: #11


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Para Gertru

Si Gertru, era exactamente esa.
Cuando mis hijos tenian 6 u 8 años, un dia los llevamos al zoo de Madrid.
Allí entonces habia un serpentario muy bueno..
En el recinto donde se sacaban las entradas, previo a la sala de exposición, habia una jaula de paredes de cristal y la estrella era una mamba verde, enroscada en un tronco.
Durante el tiempo que duró la cola de espera, no movió ni un musculo, hasta el punto que pensé si estaria disecada.
Cuando ya ibamos a acceder a la sala, observé que se habia desplazado un poco y que estaba viva.
De todas formas era bastante más pequeña que la que yo ví.
besos y gracias por tu foto. :ph34r: :ph34r:


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Jose Eduardo Pad...
mensaje Mar 11 2006, 02:47 PM
Publicado: #12


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Ayer, hablando con Armando Ligero, me contó que estaba viendo un video precioso de la serie de televisión "Otros Pueblos".
Esa serie se emitió en TVE en los años ochenta.
Entonces, también salió un artículo en una revista de cuyo nombre no me acuerdo, sobre Guinea.
El periodista se apellidaba Pancorbo.
Desde entonces tengo guardada una fotocopia de el texto que os adjunto.
Me sorprendió y me llenó de emoción la descripción que Pancorbo hacia de Moka, más viniendo de una persona no vinculada en el pasado, a Guinea.
Me dice Armando que colgará el video para que lo podamos bajar.
Os dejo este comentario de los años ochenta, que desde entonces he guardado.
Dada mi debilidad por Moka, me hizo pasar un rato de regocijo.
Entonces no existia "Cronicas" y cualquier cosilla sobre Guinea, la guardaba como oro en paño.
Saludos
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malanga
mensaje Mar 15 2006, 08:08 PM
Publicado: #13


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Moka ,sin duda, es un lugar para perderse , pero, despues de comprobar la claridad de tus recuerdos es tambien un lugar para encontrarse. Buena suerte en ese feliz encuentro con el paraiso de tu infancia.
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J.L.PEREZ DEL CA...
mensaje Mar 15 2006, 09:24 PM
Publicado: #14


José Luís
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QUERIDO JOSE EDUARDO:

VERÁS QUE, POCO A POCO, ME VOY INCORPORANDO... EN EL MÁS AMPLIO DE LOS SENTIDOS, YA QUE HASTA HACE MUY POCO ESTABA "POR LOS SUELOS".

EL PERIODISTA AL QUE ALUDES ES, CON TODA SEGURIDAD, LUIS PANCORBO. DESCONOCÍA QUE HUBIESE ESTADO POR "AQUELLOS LARES".

ESTOY PREPARANDO "MI" VERSIÓN DE LA PRIMERA VEZ QUE SE LLEGÓ HASTA EL FONDO DE LA CUEVA DE BANTABARÉ.

EN LA DISCUSIÓN CORRESPONDIENTE PODREIS LEERLA EN BREVE.

ESPERO...! unsure.gif unsure.gif unsure.gif


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http://www.macoelanba.org/


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fernando el afri...
mensaje Mar 16 2006, 01:02 PM
Publicado: #15


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Querido José Eduardo :

Tienes alma de escritor. Por cierto en algunas de las excursiones que hice en los bordes de la caldera pero por arriba, Ruiché y Balachá, ya que iba todos los meses a pagar en las fincas de Antonio Dionisio Dos Santos cercanas al lugar. Me encontré muchos faisanes que por cierto su carne no es muy buena, pero si noté que parecía no habían visto la presencia humana, no se asustaban ni se escapaban, por lo que era muy fácil matarlos. Me fijé que los cazadores que iban con nosotros, normalmente el de la finca y alguno del poblado de Las Palmas, no apreciaban tampoco la carne del faisán, por eso no los matan, salvo para utilizar el plumaje.

Volviendo al tema es lástima que tanto escritor oculto, no se expandan como una explosión y nos llegue en forma de novela costumbrista, paisajista e histórica. Podríamos hacer por ejemplo una novela de un blanco nacido en la Isla, que se enamora de una nativa y las autoridades le ponen dificultades enormes`para casarse, y sus encuentros tienen que realizarse en poblados, tales como Moka, Baney, Riaba, etc., Cada uno de nosotros podría escribir un capítulo y el siguiente no solo escribir el suyo sino también corregir el anterior, o las mujeres repasarlo para darles la sensibilidad tan natural en ellas.

Un abrazo para todos

Fernando El Africano
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