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gudea de lagash

De un capítulo de "Hotel Montilla"

de un capítulo de: "Hotel Montilla" (Borrador)
gudea de lagash, Ayer, 04:52 PM




[/size]….- Cuéntame “bella Sara” como fue tu primera vez, en aquella habitación…
La escopetilla dejó el crucigrama que estaba haciendo <siempre hace trampa>, y se me quedó mirando con sus ojos de china, ahora mermados por la edad,
- ¡maravilloso! Fue algo maravill…. -
Mientras hablaba, sus ojos brillaban y a la piel de porcelana parecía subirle algo de lo que un tiempo fue “el color amapola”.
- Bueno… fue maravilloso. El me abrazó… yo le abracé; me besó…le besé… ¡Y luego a dormir hasta la mañana siguiente! – dijo haciendo aspavientos con las manos, mientras el crucigrama resbalaba de su regazo hasta el suelo.
- ¡huy! Casi me lo cuentas- le digo riendo.
- Solo te diré que al hotel llegamos a la hora en que mas castiga el sol, pero “pasamos la noche en la luna”.
Sigo la dirección de su mirada: la tiene puesta en la foto que se hicieron en recuerdo de su boda. La foto está tomada de medio cuerpo: ella radiante con su vestido estampado de flores azules, y el de uniforme. A ella le adorna un collar de marfil y un par de pulseras también de marfil. En la guerrera de “Ojos de Gato”la estrella azul de la Guardia Colonial me trae a la memoria a Rubén Darío, y su “Margarita de Baile”. Versos que me transportan a los sueños de mi infancia. Cuando era niña, entre Caperucita, Blancanieves y Pulgarcito, se colaba “Margarita de Baile” que mi padre recitaba con voz pausada hasta que me dormia…
[

size="4"]Margarita es tan linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar: tu acento.
Margarita te voy a contar un cuento.

Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,

un kiosko de malaquita
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú

Una tarde la princesa
vio una estrella aparece;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parece mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
A cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo:¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿que tienes en el pecho
que encendido se te ve?

La princesa no mentía,
y así dijo la verdad:
fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad.

Y el rey clama: ¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Que locura! ¡ Que capricho!
El Señor se va a enojar.

Y dice ella: No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.

Y el papá dice enojado:
Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver.

La princesa se entristece
Por su dulce flor de luz,
Cuando entonces aparece
Sonriendo el buen Jesús.

Y así dice: En mis campiñas
Esa rosa le ofrecí:
Son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí.

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.


Margarita está linda la mar,
Y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mi vas a estar,
guarda niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
A los ochenta y cuatro años no ha perdido ni un ápice de ese estilo que le acompañó a lo largo de su vida.: “con la elegancia se nace; no se hace…” – decía mi abuela, la que freía patatas a golpe de espumadera y se pasó la guerra protegiendo a sus polluelos, y a una maleta con las entretelas ocupadas con los restos de sus recuerdos. Hagamos memoria: la sopera, la foto del día de su boda, y el reloj de los Camaró. Pues si. Tenía razón, porque la escopetilla sigue conservando ese estilo, y parte de su belleza: el cutis de porcelana y la sonrisa de media luna. Sigue siendo caprichosa y muy mimosa, defectos que contrario a lo que se pueda pensar, le dan, curiosamente, un aire adolescente. Mimada por sus padres, después por “Ojos de Gato”, y ahora por sus hijos y nietos se puede decir que es “una persona con estrella”.
Y pasaron la noche en la luna, de eso no me cabe la menor duda, pero solo contaré que al ver el mosquitero que cubría la cama ella dijo riendo: <- mi velo de novia me lo hicieron las monjas de la Misión con un pedazo de gasa de mosquitero>…
Por deseo de la bella Sara pasaré página a esta parte de su vida, dejándola junto a “Ojos de Gato” en esa habitación del hotel Montilla de paredes bañadas de luz y penumbra.

En Ceuta a 29 / 05 / 09



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