EL OTOÑO
Esteban Calderón, Nov 28 2007, 01:44 PM
El caso es que hoy inauguro este Blog con la certeza de que siempre hubo cambios climáticos a lo largo de la historia y sin estar el hombre de por medio. Piensen mis queridos lectores, si no, lo incómodo que resultaría estar leyendo el periódico en el banco de un parque y que un impertinente y descarado velocirráptor escudriñase la página de deportes por encima de nuestro hombro. Molesto, ¿verdad? O el supuesto de que fuésemos a aparcar nuestro vehículo a la sombra de de un árbol y comprobásemos con desagrado que esa parte privilegiada de zona azul nos la ha birlado un orondo y retrechero tricerátops para hacer su siesta... Fastidioso, ¿no es cierto? Todo esto nos lo hemos ahorrado con el cambio climático. Y me late que igual que los dinosaurios, como otros bichos en otras épocas, se extinguieron por un motivo tal, creo que el hombre, como especie, también se extinguirá en un día no sé muy bien si cercano o remoto. En fin, reflexiones que el otoño trae.
Pero para mí el peor cambio climático es que transforma el carácter de las personas y las torna gélidas y duras como el mismísimo hielo. Desde luego, te dan el día bien dado. Y vuelvo a lo antedicho: deben ser cosas del otoño. Mas también de esa costumbre, muy humana, de buscar insistentemente los tres pies al gato. Ninguno de los grandes matemáticos de la historia ha podido demostrar, desde Pitágoras hasta John Nash, ese pintoresco genio de las matemáticas que encarnara genialmente Russell Crowe en la inolvidable película "Una mente maravillosa", que sean tres y no cuatro. Y, sin embargo, ¡cuánta pasión y énfasis ponen en convencer de lo contrario! Y es que en esta vida hay gente muy desocupada... ¡y muy tenaz! ¡Qué extraordinarios vendedores de seguros se pierden las empresas del ramo! ¡Qué elocuencia en convencernos para que contemos una vez más los pies al gato! Cuando, en realidad, se trata de una aporía, porque los gatos no tienen pies, sino patas, de suerte que resulta imposible contar los pies, con lo que queda reducida al absurdo semejante proposición. Lo peor de todo es que en otoño te pillan bajo de defensas, con la nariz moqueante y con las reservas de jalea real más extintas que los dinosaurios, y acabas por contarle, una vez más, los pies al gatito... ¡Dichoso otoño!
José Mª Balboa, Nov 28 2007, 10:27 PM
Esteban, bienvenido a esta academia filosofica-psiquiatrica-literaria que son los blogs.
Estoy de acuerdo con lo que dices del otoño, aunque bonito, es bastante triste, pero te recomiendo que mentalmente cambies de estación. Yo por ejemplo, en otoño pinto flores y en verano paisajes nevados. No es esa la mejor solución, pero a mi al menos me ayuda.
Un abrazo
Estoy de acuerdo con lo que dices del otoño, aunque bonito, es bastante triste, pero te recomiendo que mentalmente cambies de estación. Yo por ejemplo, en otoño pinto flores y en verano paisajes nevados. No es esa la mejor solución, pero a mi al menos me ayuda.
Un abrazo
Jose Eduardo Padilla, Nov 28 2007, 11:04 PM
Yo en otoño, pienso en Guinea y paso olímpicamente del señor invierno que viene a marchas forzadas.
malanga, Nov 29 2007, 02:28 PM
Pues, casi me da vergüenza confesar que yo adoro el otoño, si, esa estación en la que empiezan las lluvias . Pues si, también adoro la lluvia. Pero, lo que más me gusta es el paisaje después de la lluvia y para eso, es imprescindible que llueva antes.
Bueno, en realidad a mi me gusta el otoño, el invierno, la primavera y el verano y sobre todo me gusta el regalo de verlos pasar.
No hay que echarle la culpa al otoño de lo que no tiene culpa .
Una foto de un insólito otoño con reflejo de palmera.
Bueno, en realidad a mi me gusta el otoño, el invierno, la primavera y el verano y sobre todo me gusta el regalo de verlos pasar.
No hay que echarle la culpa al otoño de lo que no tiene culpa .
Una foto de un insólito otoño con reflejo de palmera.
Bienvenido, me ha gustado leerte.
Saludos.
causa