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JEP

Recuerdos alrededor del fuego

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Mi primer recuerdo de niño es el de un aire cálido y húmedo, con un denso aroma a tierra fértil, a hierba recién chapeada y a cacao en el puerto. Día de cielo plomizo amenazando lluvia y preñado de olor a papaya, aYlán-Ylán y a mango.
Solo son fotos fijas; ahora el suelo de teca de la cubierta del barco y en él un tren de madera de colores; ahora el trasiego de gentes y el chirrido de la pasarela de hierro y madera; ahora en brazos de mi madre, el verde pardo infinito del bosque a la orilla misma del puerto, como una muralla serpenteante entre las casas de Santa Isabel, mi ciudad de África y mi hogar.
Tenía unos seis meses y nunca he podido olvidarlo, a pesar de que mis siguientes recuerdos son de bastantes años después.
Entre uno y otros, apenas vislumbro vagamente la orilla de una carretera en Moka con el aroma de la hierba y el color verde rabioso salpicado de rocío, de unos helechos brillando al limpio sol.

Estamos en 1950 y las circunstancias que hicieron a mi familia arribar a esta isla perdida de África, tienen que ver con los desarraigos y calamidades de una pos guerra civil.
Sé que mi tía Pradito, por entonces con veinte años, vivía en casa y padecía tuberculosis. Eso, hizo que mis padres decidieran enviarme a pasar temporadas intermitentes en España. Aparece así el lienzo de mis recuerdos, con algunas zonas iluminadas, aisladas entre un resto de brumas inescrutables. Algunos recuerdos de Zamora con mi entrañable tía Cuqui, que me hizo más llevadera la separación de mis padres, y no mucho más.

Mi último episodio vital del que tengo recuerdos más precisos, es el de mi estancia en Madrid, en el colegio de los Escolapios, en él pasé interno dos cursos, ingreso y primero de bachillerato. No fue esa una época feliz de mi vida y recuerdo con alegría el final del curso de 1961, cuando mi madre vino a Madrid a recogerme, para volver esta vez, definitivamente a Guinea, a Santa Isabel, a África, a mi hogar.

Alguna vez he reflexionado acerca de la ausencia de recuerdos en una etapa tan dilatada de mi vida, de los seis meses a los nueve años, pero he superado hace tiempo esa curiosidad que llegó a obsesionarme. Obviamente no hay recuerdos que afloren con alegría y por lo que deduzco, están bien allí donde estén.

Ese día de finales de junio de 1961 en Madrid, era un día soleado, de aire limpio y brisa cálida, pero agradable. Mi madre, impecablemente arreglada, me recogió en el colegio, en la calle Donoso Cortés, con la sonrisa y la vitalidad que siempre iban con ella, recuerdo que fuimos de compras y tomamos un refresco en alguna terraza madrileña al aire libre.
Yo, rebosaba íntimamente de una alegría y euforia desbordantes, aunque no la exteriorizaba en absoluto. Era feliz de estar con mi madre, pero había perdido la naturalidad y los códigos de trato con ella, en cierto modo era una extraña con la que me costaba exteriorizarme. En ese momento eso era lo que menos me preocupaba, en realidad nada me preocupaba, por primera vez desde que yo podía recordar.
Dejaba atrás un lugar en el que solo tenía vivencias de soledad y frialdad, emocional y física. Madrid, con sus largos y fríos inviernos, habían marcado mis dos últimos años de existencia reciente, toda una vida a los once años, y el solo hecho de abandonarla me hacía inmensamente feliz.
Ante mi, se dibujaba un futuro fantástico en una tierra que no reconocía bien, pero que había añorado intuitiva e intensamente esos dos últimos años. Para mi era una tierra mítica, mágica y exótica, ignota para mi realmente y paradigma del lugar en donde estaban mi padre, mi madre y mis hermanos pequeños, en definitiva mi casa, y el contrapunto del lugar que estaba ese día abandonando. Eso era más que suficiente para desear ir a ella lo más rápido posible.
Si hay momentos cercanos a la felicidad absoluta en la vida, ese para mi fue uno de ellos, el primero del que recuerdo tener conciencia plena.

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por: Maite Caamaño Cubeiro en Oct 11 2007, 08:48 PM



Hola, José Eduardo:

Te he leído y entendido muy bien, puesto que a mí algo similar me aconteció en su día. Nací en Santa Isabel, un día cinco de Junio de 1.955 y permanecí allí hasta la edad de ocho años de una manera casi permanente, puesto que en muy poquitas ocasiones, en esos ocho años tanto mis padres como mi hermana en muy contadas ocasiones vuelvo a escribir volvimos a España.

Desde los ocho años hasta los once iba y venía, porque adorando a Santa Isabel por no tomarme la dichosa quinina que mis padres no sabían que yo no tomaba tonta de mí... día si, día también siempre estaba enferma. De ahí mis innumerables viajes de Santa Isabel hasta La Coruña y viceversa. Por fin a los once años me di cuenta de mi bobada y ya permanecí de continúo hasta la edad de trece años. Pero hete aquí que un mes antes de lo que todos sabemos mis padres nos enviaron con mis abuelos.

A la edad de quince años volví a mi Santa Isabel de mi alma y permanecí una larga temporada... corría el año 1.970, en ese mismo año me fui, creía que para siempre, ahora en Semana Santa se me ha dado la oportunidad de volver al lugar al cual pertenezco y me impregnaré de todo aquello... no dejando escapar nada a mi retina para que permanezca por siempre. No sé el porqué pero dentro de mí sabía que un día volvería y así espero que se cumpla. Volver al lugar que un día me vio nacer... son mis raíces, mis vivencias y, todos esos colores, aromas que circundan al lugar más adorado por mí.

Un fuerte abrazo.

give_rose.gif Maite






por: malé chillida en Oct 12 2007, 09:45 AM

Bienvenido broda wub.gif ...

Este "sitio" cada dia que pasa tiene más y más caché wink.gif.

No te cortes .... compartiremos contigo recuerdos anclados en el corazón que quiza .. solo quiza .... podamos echar a volar para que vayan donde añoran y regresen de nuevo, esta vez más libres ... más felices ... más enteros .

Te quiero tomach broda laugh.gif laugh.gif

por: malanga en Oct 15 2007, 12:43 PM

No voy a darte la bienvenida porque tu presencia es mas que notoria por aqui desde hace ya mucho tiempo, pero , si agradecerte estas confidencias más personales y más íntimas alrededor del fuego...
....pues, bien, recuperemos la conversación viendo como arden los leños....que bonita forma de construir la amistad.

Un abrazo, querido JEP

por: Augusto Pinto Benavides en Oct 15 2007, 02:44 PM


Yo nací allí y tú la conquistaste, sin embargo llegaste a Ella antes que yo, y cuando supe dónde estaba y qué era, Tú eras parte de lo que acabó enamorándome hasta el tuétano. Conocerte y conocerla, fue la juventud que aún hoy corre por mis venas cuando te leo y contemplo cómo sienten lo que sientes, y cómo te siento yo.
Lo bello sólo ha de conocerse para ser respetado, y esto encierra esa belleza que se muestra así de bella.
Gracias, Amigo mío, por tu bienvenida entonces y por tu presencia ahora.

Augusto

por: Maite Caamaño Cubeiro en Oct 20 2007, 07:47 PM



Bienvenido broda wub.gif ...

Este "sitio" cada dia que pasa tiene más y más caché wink.gif.


Malechita, tienes todita la razón, porque los últimos que han creado su blog, caray hi.gif besin.gif cómo le llegan a uno...! Estoy muy contenta, por ello no podía dejar pasar un día más sin decirlo.

Un abrazo para todos y, especialmente a todos aquellos que han creado en estos últimos días sus bellos blogs: Augusto Pinto, Hermelinda, y JEP. Creo que no me he olvidado de nadie. Sí... me había olvidado de causa y ella sabe el porqué, ahora te incluyo pero no te me desmandes eh... que te llamo a capítulo (es una manera de decir que no enmendar la plana a nadie)...!!!


Un abrazo para todos sin excepción.


give_rose.gif Maite



Sobre todo, gracias por vuestra compañia es como estar en Guinea en el casino de Santa.






por: Hermelinda en Oct 21 2007, 12:25 AM

Los recuerdos tienen memoria?..., pues claro que sí, ya no solo los recuerdos, sino la sensación que nos invade cuando cerramos los ojos, y cómo tú, nos transportamos directamente a nuestro día más feliz. Se vive por segunda vez,…y por tercera, y por las que haga falta, porque siempre sentiremos igual…que esa primera vez.

Cuando fui a Basilé (mis hermanos dicen que tengo un verdadero trauma) tenía 7 años recién cumplidos, mis padres me llevaron allí por prescripción médica, mi asma en Santa era cada vez más fuerte. Como todos los padres buscaron la mejor solución para mí, me pasé un año enterito allí, recibiendo los domingos la visita de mis padres y hermanos y guardando mis lágrimas cada vez que ellos se iban y yo me quedaba, (las guardaba un ratito, luego la almohada las recibía todas, sin escatimar).

Después de un año no hubo un buen resultado y decidieron enviarme a Madrid con mi tía, que dicho sea de paso, le cayó una joya en prenda, me llevó a hacerme todas las pruebas necesarias para conseguir la vacuna apropiada para curar mi asma. Yo solo quería ponerme bien para volver de nuevo a mi isla, me agobiaba en Madrid, extrañaba a mis hermanos, a mis padres, el olor de mi casa , mis amigas y tantas cosas…

Mi padre me calmaba diciéndome que cuando hubiera luna llenas saliera a la terraza, y que a la hora que él me dijera, yo la mirara y el también, así veríamos juntos la misma luna, en el mismo momento. Y así…viendo la luna de Guinea me pasé dos años soñando con volver. Y ese sueño, que siempre es posible si así lo deseamos con fuerza, hizo que me curara y volviera a ser feliz cuando cogí, de nuevo, el avión a tu isla, a mi isla, y a la de tantos que la queremos.

Comprendo y comparto lo que sientes.

Hermelinda

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