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NUNCA FUIMOS ÁNGELES

Esteban Calderón, May 5 2006, 10:09 AM

NUNCA FUIMOS ÁNGELES


“Nunca fuimos ángeles” es el título de una excelente película dirigida por Neil Jordan y protagonizada, entre otros, por Robert De Niro, Sean Penn y Demi Moore. Un cartel de lujo sin duda. Con él retomo este blog, abandonado hace ya demasiado tiempo, y en un tiempo —el pascual— que invita a hablar de ángeles. Veremos de qué índole. En un artículo anterior escribo sobre un viaje a Fermo, en la costa adriática. Siguiendo en dirección norte por esa misma y bellísima costa se llega a Porto Recanati, y desde allí, todavía dentro de la provincia de Ancona, a la cercana y pequeña —poco más de 12.000 habitantes— ciudad de Loreto, situada en lo alto de unos montes ubérrimos en olivares y viñedos.

Cuando uno llega a Loreto parece transportarse un poco a la Edad Media. Su mayor atractivo es la Basílica que construyó el genial Bramante para albergar la que, según la tradición, fue la primitiva de casa de la Virgen María, en Nazaret. Se trata de una casita de una sola estancia (una laura breve, es decir, lauretto, de donde viene el nombre Loreto a través del italiano), que los investigadores han confirmado que, efectivamente, corresponde cronológicamente al siglo I de nuestra Era. Y no es menos cierto que cuando uno visita Nazaret, comprueba que donde estuvo la casa de la Virgen, ya no hay tal, sino que sólo queda la cueva aneja. Mas me imagino que el lector se preguntará cómo fue a parar esta casita a esta ciudad italiana. Y aquí es donde toma cuerpo la tradición. Según esta, en 1291, ante la irremisible pérdida de los Santos Lugares a manos de los sarracenos, los ángeles levantaron dicha casa y la transportaron por los aires primero hasta Croacia y posteriormente hasta su actual ubicación en Loreto.

“Mas yo como escritor muy concienzudo,
incapaz de forjar una mentira,
confesaré al lector que mucho dudo
de la verdad del caso que le admira”,
como dice Espronceda en El Diablo Mundo. De suerte que ya sobre el terreno se pueden hacer averiguaciones que permiten saber que en el siglo XIII unos cruzados de esta zona de Italia marcharon a Tierra Santa y, ante el peligro de perder para siempre esta reliquia, y dado su poco tamaño, optaron por desmontarla piedra a piedra y trasladarla en barco a lugar seguro. El nombre de la familia de cruzados que tan piadosa tarea realizó no era otro que Ángeli, esto es, Ángeles. El avispado lector ya habrá deducido a estas alturas que la leyenda deformó la historia, de tal manera que el apellido Ángeli pasó a denominar un coro angélico que transportó por los aires la santa casa hasta el actual Loreto. De ahí que, como mi querido amigo Westy sabe bien, la Virgen de Loreto sea la patrona del arma de aviación.

Aquellos Ángeli, encabezados por Nicéforo Ángelo, dirían con razón: “nunca fuimos ángeles”. Pero cuando uno visita el lugar sale de allí convencido de que sí que realizaron una angelical tarea.


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