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manolo pizarro

LA MALDICIÓN DE BABEL

La maldición de Babel continúa con esto de las comunidades históricas, pero creo sería conveniente distinguir entre "lengua de cultura" frente a "lengua familiar". La clave es que según una lengua se hable o no en varios territorios o países, determina la diferenciación en que una lengua familiar, específica de un territorio y hablada como vehículo de comunicación interpersonal, se convierta en una lengua de cultura o aquella que ayuda a la comunicación ya no interpersonal, sino ínter-territorial. El español sirve actualmente para esa comunicación ínter-territorial, además se habla en varios estados y se va introduciendo como lengua de cultura en nuevos.

El valenciano y el catalán fueron utilizadas como lenguas de comunicación en un período muy corto de la historia y en un territorio aún más pequeño y fueron sustituidas, ya en sus primeros estadios, por el español como lengua de cultura en su literatura por su prestigio –al menos desde el siglo XV hasta, en cierta medida, la Renaixença del XIX–, en sus transacciones comerciales y en los estudios. No obstante, seria conveniente saber que el español sólo fue lengua oficial desde la República

Desde la inversión democrática que hemos sufrido en los territorios bilingües con la llegada de las autonomías, el valenciano y el catalán se han convertido en un arma que intenta retomar (lo veo inviable en el gallego-vasco) el espacio de los estudios y de la literatura (no así en el ámbito comercial: La Vanguardia sigue editándose en español, Planeta sigue siendo la editorial que más libros hace en español, los productos catalanes se etiquetan en español...). Aunque la presión insoportable sobre el español hace que este se desplace de los ámbitos antes mencionados, la estructura misma del mercado hace que estas lenguas no puedan avanzar en el terreno comercial. Es una obviedad que el mercado está cautivo desde hace más de un siglo y la burguesía catalana lo sabe, por ello la presión no creo que se desplace al mundo del comercio y con ello, nunca podrá convertirse ni el catalán ni el valenciano, en una lengua de cultura o de relaciones ínter-territoriales. Es una simple cuestión de sentido común.

En Cataluña ha funcionado perfectamente el desplazamiento académico, desde preescolar hasta la universidad y el asedio al español es constante. En Valencia casi lo mismo, existen zonas que denominan "Libres de castellano". No obstante esta guerra lleva implícita la derrota. Me explico. La obsesión del nacionalismo es convertir su habla vernácula en imposición imperial, su habla particular, en definitiva, en lengua de cultura, por eso asaltan los espacios académicos, porque entienden que es ahí donde reside el prestigio. El prestigio de una lengua es un concepto difuso y complejo, creo que poco explicado, los nacionalistas toman una parte de dicho concepto y trabajan sobre él, entendiendo por prestigio su imposición burocrática. Pero los datos del CIS, oleada tras oleada son tozudos, el español en Valencia y en Cataluña supera con comodidad al catalán o al valenciano como lengua materno-familiar y, aunque aumenta el número de conocedores de la lengua, no es cierto ni que aumente su uso inter-regional (el interestatal es imposible) ni su uso cultural (fiasco del doblaje industrial cinematográfico etc...), ni tampoco el comercial. No obstante, los tercos nacionalistas intentan a base de talonario imponer la maldición de Babel y mediante la subvención, la imposición, la asistencia a exposiciones internacionales, la presencia del dominio .cat y otras bobadas por el estilo, nunca harán que una lengua familiar se convierta en verdadera herramienta de comunicación internacional.

Si alguno pone en duda estos razonamientos, podría poner un ejemplo. "Según todos los “expertos”, la economía china será la más grande del mundo para el año 2020 o 2030". Me permito dudar de tal vaticinio, que en su día igualmente se dijo para el Japón. La prueba es que, en diferentes épocas del pasado, China ha sido una gran potencia y sin embargo nunca ha conseguido situarse a la cabeza del mundo. Tengo para mí que (al igual que en el caso del Japón) el gran obstáculo ha sido la lengua. El chino mandarín no ha conseguido ser un idioma de comunicación internacional fuera de su inmediata zona de influencia, es decir, se ha mantenido como una lengua familiar. Un primer paso necesario para esa hegemonía sería hacer que el mandarín o "putonghua" fuera la lengua realmente común en el inmenso territorio chino. Las autoridades lo están intentando a golpe de decreto y de prohibiciones, según todos conocemos. Pero, aunque tuviera éxito esa unificación, el chino no será un idioma realmente internacional, por lo menos hasta tanto no se adapte a una escritura alfabética. Esa tarea es casi imposible antes de un par de generaciones.

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