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GERTRU FERNANDEZ

AMISTAD Y TRAICION



Un proverbio siciliano dice que los verdaderos amigos son los que te dicen que tienes la cara sucia. Y no le falta razón. Si uno es amigo de sus amigos y entiende que esa amistad implica, además de fidelidad, un compromiso que trascienda las circunstancias, lo suyo sería responder agradecidos si un amigo nos ofrece una pastilla de jabón y un jarro con agua limpia.

Pero esto no siempre es bien recibido. La sombra acecha como un monstruo, incluso detrás de nuestras amistades más preciadas, y existe la posibilidad de que al sugerir a un amigo que se lave la cara nos estampe el jarro en la cabeza o haga todo lo posible para que resbalemos con la pastilla de jabón. Después de todo, es bastante común que en algún momento de nuestra vida hayamos tenido un amigo que nos parecía estupendo, un amigo al que estuvimos a punto de condecorar casi con el lema de “aliado eterno”. Esa persona que no requería de nuestros esfuerzos para comprender y ser comprendido y con la que conversábamos con la misma confianza que nos hablaríamos a nosotros mismos y, de repente, este amigo nos traiciona.

En el momento más insospechado, nos sentimos traicionados y, al echar un vistazo a nuestro lado, ya no reconocemos a un colega sino a un charlatán o, peor aún, a un traidor que no duda en revelar nuestros secretos a los desconocidos, a un tramposo que nos engaña sin el menor empacho. Es entonces cuando empezamos a pensar que el supuesto amigo era, en realidad, un enemigo, sentimos que nuestra inocencia se ha visto traicionada, nuestro amor violado y caemos del estado de gracia en que nos hallábamos”.

Claro que si todos los amigos que nos llegan son como los que acabamos de leer, tener amigos más bien parece una desgracia. Aun así, conviene tener en cuenta que cualquier amistad que nos traicione nos brinda también la oportunidad para aceptarnos más a nosotros mismos, para profundizar en nuestra capacidad de restablecimiento o simplemente para cuestionarnos quién es nuestro amigo del alma y nuestro amigo de la sombra.

La amistad es el vínculo más universal, libre y gratuito que se puede establecer. Escogemos a nuestros amigos para que formen parte de nuestra vida privada y, a la vez, somos escogidos por ellos. En cualquier época, han sido las personas, por su propia voluntad espontánea, las que han decidido cómo comportarse con los amigos, y parece también que una de las condiciones indispensables para ello es la confianza. Es axiomático que los amigos no deben traicionarse los unos a los otros y, por ello, la confianza personal conlleva una calidad moral.

Aunque el ideal de amistad moderno está muy relacionado con la preocupación contemporánea (por no decir obsesión) de la libertad y la expresión individuales, hay quienes todavía se atreven al desafío de la amistad. Es indudable que al atreverse se exponen a ser vulnerables y a sufrir las inevitables incertidumbres que surgen de las interacciones personales. Pero si se atreven es porque cuentan también con lo que puede ayudarles a este enfrentamiento: la confianza. Contar con la confianza forma parte del núcleo de la verdadera amistad comunicativa y no hay normas ni contratos que nos aten a nuestros amigos más cercanos: simplemente tenemos que confiar en ellos y cuanto más próximos estemos a nuestros amigos, más posibilidades tendrán de traicionarnos. Pero si valoramos la amistad en nuestra vida daremos por supuesto que nuestro amigo jamás nos traicionaría, aun reconociendo que tiene toda la capacidad de hacerlo.

Después de todo, la amistad misma nos ofrece un espacio en el que descubrir nuestra verdadera singularidad. Pero si no admitimos que un amigo nos diga que tenemos la cara sucia, difícilmente llegaremos a descubrir la auténtica singularidad de nuestra alma que es lo que puede abrir nuestras puertas al infinito.

por: gudea de lagash en Jun 22 2007, 12:13 AM

Estoy "casi" totalmente de acuerdo contigo, querida Gertru: un amigo lo es de verdad, cuando valientemente y a sabiendas de perder al amigo, sea capaz de decirte la verdad por muy dura que esta suene. Un amigo lo es de verdad cuando acepta el reproche, o la critica constructiva de la persona en quien confía... pero amiga, discrepo en cuanto a lo de que nosotros elegimos a nuestros amigos, porque a mi entender: los amigos no se eligen. Se cruzan en nuestro camino, sin más, y si no dime: ¿cuantos de los amigos que a lo largo de tu vida "elegiste", siguen siendo incondicionales? Si tu respuesta es "mogollón", me alegro sinceramente por tí, porque en mi caso los que se han cruzado en mi camino siguen a mi lado, pero de los que elegí me quedan muy pocos, precisamente por decirles...: TIENES LA CARA SUCIA.
Un beso.
Gudea de Lagash 2570.gif 2570.gif 2570.gif

por: luperez en Jul 5 2007, 11:26 PM

Por desgracia he conocido ese tipo de amigo y amiga, que te pega por la espalda la puñalada trapera, a pesar de no haberles dicho ni siquiera, que tenían la cara sucia. Si hubiera podido ver la negrura de su alma, quizás no me habría equivocado con ellos de forma tan ingenua, pues a pesar de que despedían el hedor de la traición y del engaño, no lo asocié a tiempo con toda la porquería que guardaban dentro de sí.

Pero el destino también ha traído a mi lado otra gente maravillosa, que me hace seguir confiando en el ser humano.
Espero que mis amigos encuentren siempre en mí, lo que yo deseo encontrar en ellos.

Y para "los otros", una cápsula diaria de KELEDÉN 100 mg

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