Hola, vengo de soñar con el calor de tus noches, con la luna y con el mar.
Â
Â
Soñé contigo y soñé que una flor roja es color, que un pájaro es pensamiento, que una palmera es amor. Siento Guinea, te siento.
Â
Cuando recién llegado la nostalgia hervÃa, no pude comprender. Pasaron años, meses, dÃa a dÃa, y te llegué a querer. Te quiero a ti y también quiero a la ceiba, a tu canción, a tu sol, a tus mujeres, la playa y todos los seres que en ti nacen, mueren, son. Ya tienes a quién contar tus risas, penas y amores, ya tienes con quien bailar entre el girar de tu falda. Tu vestido es de colores, dos colores, verde y grana.
Â
Tu fiesta tiene sabor de la danza milenaria de la faena diaria, del sonido de tantán. RÃe y canta sin temor, que la palma yo te daba y la palma te darán.
Â
En tus rÃos bebo y veo los frÃos, las noches del Pirineo. Tu calor, rey del dÃa, tiene el dorado color del vino de AndalucÃa.
Â
Del alba quiero cantar la luz naciente, la estrella que se va. Del dÃa quiero contar el sol caliente, la flor que morirá. De noche quiero mirar luna riente que el sueño alumbrará.
Â
La ceiba me forma techo, la palmera de espaldar.
Â
Tu lluvia, gota a gota va cayendo y a la tierra va diciendo cuentos que el viento contó. El viento, noche y dÃa va trayendo perfumes que fue cogiendo de flor que nadie cortó.
Â
La ceiba me forma techo, la palmera de espaldar.
Â
Tras la fiesta, en la choza se oye el grito del amor, con la moza, descansa quieto el tambor.
Â
El aire bordado está de silencio.
Â
Adios. Me voy a soñar con el calor de tus noches, con la luna y con el mar.
Â
Ramón Núñez Diácono 1960
2 diciembre 2006
|