A MI AMIGA
A MI AMIGA
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Escrito por José Eduardo Padilla   


Mi hogar cuando por primera vez
Apenas aprendía a andar

 

Mi balcón cuando por primera vez
Apenas aprendía a mirar
También en la primera vez
Mi cómplice cuando aprendía a amar.

 

A veces lucias tu infinito verde pardo
A veces cielos grises y oscuros
Sofocantes y enfadados
Y a veces tus  tejados, como tambores
Batían al ritmo y el fragor de un tornado
Otras, lucias como un gran lienzo pintado
De carmines y blancos salpicados
Y siempre verdes, preñados de olores.

 

Santa Isabel de noches profundas
De indolente y calurosa negrura
Adornada de candiles de luz de ámbar
Como vibrantes luciérnagas lejanas
Y quedabas así en la bahía reflejada
Y engarzada desde lejos tu figura
Como perlas temblorosas en la noche oscura.

 

Santa Isabel de mañanas bulliciosas
De calles soleadas y acacias en flor
De olor a hierba recién chapeada
Y fragancias de cacao secado al sol
De acogedores soportales sembrada
Refugios del poderío de tu implacable sol
Y del capricho de tus tardes lluviosas.

 

Las mañanas y tus tardes competían
Para ofrendar a tus aires perfumados
Y confabuladas, las dos se sonreían
Bajo la mirada de tu noche espléndida
Las tardes, aromas a Ylán - Ylán traían
Y las mañanas a panecillos horneados
Yo nunca elegía, era tu aire y eras mía.

 

Tardes finalmente en calma y sosegadas
Por tus golondrinas cantadas
Partidas del sol entre tus nubes rasgadas
Como despedidas de un galán a su dama
A la espera de verte, hasta otra mañana.

 

Santa Isabel, siempre estoy en ti
Y ayer y mañana, porque nunca me fui
Solo es posible lo que hoy soy
Porque se gestó creciendo en ti
Y se que soy y he sido libre
Porque solo soy aquello que aprendí
Con mis raíces para siempre en ti

 

 

José Eduardo Padilla

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