Reunid vuestras guitarras, cantores, y en silencio sentaos en las piedras a contemplar la pira.
Van a arder los redondos agujeros y las cuerdas formaran tirabuzones, entre las negras cenizas del olvido.
No está el tiempo, cantores, para cantos.
Se ha terminado el presente interminable donde tenÃan su espacio vuestras voces pidiendo libertades al mañana. Ya es mañana. ¿Y donde los deseos?. ¿Y donde la esperanza?.
No está el tiempo, cantores, para cantos.
Y ahora, con las manos vacÃas de sonidos, ¡Todos en pie!. A empuñar los martillos por la rabia y a golpes de cincel labrad la idea, L. Duro, duro, más duro todavÃa, I.
No está el tiempo, cantores, para cantos.
Hay que seguir luchando dÃa a dÃa, B, para quizás construir por vez certera, E, la siempre palabra perseguida, R. Empaparos de sudor y de cansancio, T.
No está el tiempo, cantores, para cantos.
Un golpe por la paz y dos por la esperanza, A. Da tres por el amor y diez por la justicia, D. Ya solo queda dar tierra a los caÃdos en la lucha. Y volver a cantar.
Todas las voces, cantores, son el canto.
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POEMAS DE LA TRANSICIÓN. 1976
Ramón Núñez
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