Escrito por Francis Gracián
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En una isla viví gemela de otra lejana,
ésta llámase cubana; fernandina es donde ví el hibisco carmesí sobre la arena rendida, cuando en sensual acogida de olores y de murmullos, se dormían entre arrullos olas de luna encendida.
El flamboyán encarnado que custodiaba mi infancia, añadía en su fragancia un aroma enamorado. Algún flamboyán cubano cerca, tal vez, de un bohío, derramaba sobre un río besos, cual si fueran flores, para llevar sus amores de su terruño hasta el mío.
Rememoro aquel lejano tiempo viviendo el Edén, y añoro el color, también, del amanecer temprano. África me dio su mano y abrazó mi corazón, y en sus tambores el son me llevó hasta el mar Caribe, donde en la manigua vive un balele* que es danzón.
Atardecida mi alma se ha perdido entre habaneras; sus eternas primaveras me sueñan bajo la palma. Y a Cuba invoca y ensalma entre suspiros, mi pecho; y al momento, satisfecho, siente que la isla hermana ha tendido a la africana un lazo de amor estrecho.
Francis Gracián ---ooOOOoo--- 21-07-2009
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