Si tuvieses el tiempo que quiero que tuvieras
ensortijado en tus dedos, parado, detenido,

me gustaría que gastaras tu tiempo entretenido
en darme las caricias que anhelo, si pudieras.

Rasgaría el celaje transparente de tu siesta,
cristales verdelinos, inmóviles perezas,
bodegones cuajados de cerúleas cerezas,
para llevarte a la danza, al girar de la fiesta,
a la vida vivida viviendo enamorada,
sintiéndote querida, sabiéndote adorada,
segura de las cosas que dejo a tu albedrío,
que entrego a tu querer, que abandono a tu brío…

De turquesa opalina y de perla irisada
construiré la corona de tu estar coronada.

Ramón Núñez