¿QUIEN VA A MORIR EN LA GUERRA?
¿QUIEN VA A MORIR EN LA GUERRA?
Escrito por Moncho Nuñez   


Hay un niño, un trozo de niño,
estampado contra lo que queda de pared

y su madre le mira, sin ojos,
incrustada en la pared de enfrente.


La bomba se equivocó, dijo la tele,
y cayó directa en la casa, el techo,
la mesa y la sopera,
por un pequeño error, según dijeron,
un coronel y un general de cuatro estrellas,
pues iba destinada a un ministerio,
a una comisaría o a un  cuartel, según dijeron.


Él era un funcionario,
toda la vida creando regadíos,
llevando el agua desde el pozo
hasta la arena
para hacer huertas. Estaba trabajando
y la bomba lo convirtió
en azulado humo evanescente.
Nadie se disculpó.
La bomba, esta sí, como otras tantas
había alcanzado su destino.


Él era un policía,
y tenía muy claras instrucciones;
debía procurar, por cualquier medio,
impedir los saqueos que se producirían,
casi seguro, en el barrio de su comisaría,
en cuanto terminaran los primeros bombardeos.
No tuvo tiempo. La explosión le entró por la boca
y reventó su cuerpo en mil pedazos.


Él había sido, hasta hace un mes,
aprendiz de auxiliar de camellero,
y toda su ambición se reducía
a conducir mañana en el desierto
una de esas inmensas caravanas
que recorren las rutas, como siempre
transportando las sedas, los perfumes,
mercancías y ensueños orientales.


Ahora era soldado a las afueras de Bagdad,
y debía, según dijo su cabo,
defender a su patria hasta la muerte.


Vio venir el misil desde muy lejos,
sobre todo por la estela incandescente.
Su cabo y él cumplieron. Ni siquiera
pestañearon al ver la luz enorme
de la muerte.

Mientras,
en una playa pequeña de mi tierra
está saliendo el sol ensangrentado
sobre las negras espumas de la mar.

 

Moncho Nuñez

 

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